Holaaaa :) Despues subo uno más si hay firmas, creo que quieren un poco de accion en la nove, pero lo bueno se hace esperar. La accion se viene en el cap 15 creo. jajaja Disfruten y firmen que despues
subo uno más! BESOS. ♥
CAPÍTULO 8
—¿Y tu familia?, ¿cómo
es? —inquirió Peter.
Insegura de si le estaba
preguntando simplemente por educación, o para distraer su atención del
inminente despegue, Lali respondió con vaguedad:
—Normal.
Cerró los ojos cuando el
avión empezó a deslizarse por la pista, rogando en silencio porque Peter no se
hubiese molestado por su aspereza. El aparato levantó por fin el vuelo, y Lali
sintió que el estómago le daba un vuelco y la frente se le perlaba de sudor.
—Toma otro sorbo —le
recomendó Peter, tomándole la mano otra vez y apretándosela suavemente en un
intento por tranquilizarla.
Sin embargo, ese
contacto disminuyó la efectividad del alcohol, porque apuntaba a una intimidad
entre ellos qué estaba completamente fuera de lugar entre empleada y patrón.
Estaba allí porque era la niñera de Dylan, y no debía dejarse llevar por tontas
fantasías románticas que sólo podían acabar de una manera: dejándola con el
corazón roto y con la sensación de haber sido utilizada. Lali se esforzó por
recordarlo, pero, igual que no podía calmar los rápidos latidos de su corazón,
tampoco conseguía reunir la fuerza de voluntad suficiente para apartar su maño
de la de Peter.
El avión en el que
viajaban era tan pequeño, que uno notaba bajo el trasero cada bolsa de aire, cada
pequeña turbulencia, y el mirar por la ventanilla sólo aumentó la sensación de
mareo de Lali.
—Gira la cabeza—le dijo Peter
de pronto.
—¿Qué?
Peter puso la mano libre
en su nuca. Lali dio un respingo y sus hombros se tensaron más de lo que ya lo
estaban, pero Peter no dio muestras de haberlo advertido, y comenzó a
masajearle un trapecio.
—Estás muy tensa —le
dijo—. Esto te ayudará a relajarte.
Aunque Lali empezó a
protestar, la sensación de aquellos habilidosos dedos sobre su piel era
demasiado placentera, y pronto mandó el orgullo al diablo. Peter soltó su mano
para masajear a la vez el otro trapecio.
Lali exhaló un profundo
suspiro, notando cómo cada músculo de su cuerpo se distendía, y de repente le
pareció que la sensación de estar flotando a miles de metros por encima de la
tierra firme no le daba ya tanto miedo. Se arqueó, y cerró los ojos, con la
impresión de que si se descuidaba se escurriría del asiento.
—Es muy agradable —tuvo
que admitir.
Unas risitas a sus
espaldas la sobresaltaron, y casi se derramó la bebida encima. Al parecer Dylan
no tenía miedo en absoluto a volar. Acababan de pasar una bolsa de aire, y el
niño había reaccionado como si estuvieran subidos en la montaña rusa de un
parque de atracciones.
Peter sonrió. Su hijo no
había vuelto a hablar desde el día en que llegara Lali, pero volver a oírlo
reír era una buena señal.
Cuando aterrizaron en el
aeropuerto de Savannah había en la pista varios miembros de la familia,
esperando para recibirlos. Lali estaba aliviada de volver a tener suelo bajo
los pies, pero la entusiasta bienvenida a la que fueron sometidos, con abrazos
y chillidos de alegría, se le antojó casi tan asfixiante como la humedad del
aire mezclado con el olor dulzón de los caros perfumes que llevaban las
mujeres.
Dylan, repentinamente
tímido, le rodeó con ambos brazos una pierna. Lali se agachó para tomarlo en
brazos, y el pequeño se aferró a ella como si fuera un salvavidas.
—¿No me digas que este chico
tan guapo es mi sobrino? —exclamó de pronto una rubia yéndose derecha hacia
ellos—. ¡Pero qué mayor estás! ¡casi no te reconozco! ¿No vas a darle un beso a
tu tía? —le dijo tendiéndole los brazos.
Por sus facciones no
había duda de que debía ser hermana de Peter, aunque a diferencia de él, sus
ojos no eran verdes.
A pesar de su vacilación
inicial, finalmente Dylan fue con ella.
—Lali, permite que te
presente a mi hermana Imogene y a mi hermano Jacob —dijo Peter—; su esposa
Larissa… y mi primo Reid y su esposa Tina. Ella es Lali, la niñera de Dylan —le
dijo a sus parientes.
Imogene le lanzó una
mirada furibunda.
—Peter, sabes que odio
que me llames Imogene. Sólo me llamaban así papá y mamá cuando iba a caerme una
regañina… y la mayoría de las veces por algo que Jake y tú habíais tramado.
Peter la abrazó
riéndose, y Lali, que había pensado que los Lanzani serían unos estirados, se
sintió agradablemente sorprendida de haberse equivocado.
Aunque Peter le había
presentado a todos los adultos, había también un par de niños entre la
«comitiva de bienvenida». Peter levantó a uno en cada brazo, y les dijo que en
cuanto deshiciera el equipaje les daría un regalo especial que les había
llevado.
—A Crofthaven —le dijo
Peter al chófer del coche que su tío les había enviado.
No le hizo falta dar más
indicaciones, porque la mansión familiar de los Lanzani era más que conocida en
Savannah.
—Me ha sorprendido que
Dylan haya accedido a irse con Genie en su coche —comentó Peter—.
Verdaderamente parece que está progresando.
—Yo también lo creo
—dijo Lali—, aunque no me extraña que se sienta a gusto con tu hermana; parece
muy agradable.
—Lo es —respondió Peter
con una sonrisa de orgullo de hermano mayor—. En realidad todos mis parientes
lo son. Lo malo de vivir tan lejos de ellos es que me pierdo muchos
acontecimientos familiares… o lo bueno, según se mire —matizó con una sonrisa
maliciosa. Al ver la expresión confundida de Lali, le aclaró—: no es que no los
quiera, entiéndeme; es sólo que pueden ser un poco… absorbentes a veces, y
detesto todas esas fiestas aburridas en las que tienes que ir vestido de
pingüino, como la que da mi tío Abraham el cuatro de julio por el inicio de su
campaña. Si mi padre no me lo hubiese pedido expresamente, no habría venido.
Lali asintió en
silencio. Ella también había tenido que ir a esa clase de fiestas, y tampoco le
gustaban.
—¿Y cómo conseguiste
marcharte de Savannah y que siguieran hablándote? —inquirió curiosa—. Porque
imagino que a tus padres no les haría gracia que te fueras a tantos kilómetros
de ellos. Quiero decir que… como parecéis una familia tan unida y todo eso…
Después de haber hecho
todo lo posible aquéllos tres días por no quedarse a solas con Peter, ésa era
la primera vez que estaban juntos sin que Dylan estuviera presente. Dado el
estado alterado de sus hormonas, había pensado que empezaría a balbucear como
una tonta si, por manos del diablo, aquello llegaba a ocurrir, pero se
sorprendió al ver lo cómoda que se sentía. Tan cómoda como se había sentido con
él aquella primera noche, cuando habían cenado los tres viendo la tele.
Lo cierto era que, el
que la tratase como a una amiga en vez de como a una empleada, la halagaba y la
inquietaba a partes iguales. Si no tenía cuidado, aquello podía derivar en algo
peligroso para su puesto y su corazón.
—Bueno, de vez en cuando
me reprochan que no venga a verlos más a menudo, pero mis padres siempre me han
dejado tomar mis propias decisiones —contestó Peter.
—Vaya, qué suerte…
—murmuró Lali, sin poder evitar un matiz de cierta envidia en su voz.
—Además, el estar lejos
de mi familia me hace apreciarla aún más, y aunque sólo fuera por Dylan sería
incapaz de romper del todo mis lazos con ellos. Un niño necesita saberse parte
de un árbol con raíces, no una semilla que el viento lleva de un sitio a otro.
Aquellas palabras
hicieron que a Lali se le encogiera el corazón. Así era como ella se había
sentido siempre, como una semilla que el viento había arrojado de un lugar a
otro. Envidiaba la posibilidad que Peter había tenido de haber hecho lo que
había querido con su vida y haber contado con el apoyo incondicional de sus
padres. Era afortunado, y Dylan también.
—¿Y qué me dices de tu
familia? —inquirió Peter.
Lali bajó la vista.
—No todos los padres son
tan comprensivos como los tuyos.
Peter la miró sin
comprender.
—¿Qué quieres decir?
De naturaleza
introvertida, Lali no era muy dada a hablar de su vida privada, pero quizá
fuera la amabilidad que había en la mirada de Peter lo que la impulsó a
confiarse a él.
—Soy hija única —le
explicó—, y mis padres, al contrario que los tuyos, creían que tenían derecho a
decidir por mí. Cargaron sobre mis hombros todas sus esperanzas, esperaban que
hiciera realidad sus sueños, y los he decepcionado al haberme negado a seguir
por la senda que me marcaban y elegir mi propio camino. Desde entonces no
quieren volver a saber de mí.
—No puedo creer que haya
unos padres que no estén orgullosos de una hija tan encantadora y con tanto
talento como tú —replicó Peter, frunciendo el ceño—. Si hubieran perdido una
hija, probablemente recapacitarían y se darían cuenta del tremendo error que
han cometido.
Su expresión era tan
solemne y la indignación de su voz tan sincera, que los ojos de Lali se
humedecieron de emoción y a punto estuvo de soltar una lagrimilla. Se preguntó
a quién conocía que había perdido a una hija, y en qué trágicas circunstancias
habría ocurrido para que hubiese reaccionado así.
Todo aquel hablar de
familias había conseguido ponerle la sensibilidad a flor de piel y reabrir
viejas heridas. Era una tonta por haberle dejado entrar en esa parcela de su
intimidad, y una desconsiderada también. Peter tenía suficientes problemas como
para cargarle además los suyos.
—Claro que comprendo que
estén enfadados conmigo por haber dejado mi carrera musical —comenzó, en un
intento por quitar hierro al asunto—, porque después de todo el dinero que se
gastaron en mis estudios…
Sin embargo, en ese
momento estaban atravesando la verja de entrada a Crofthaven, y Lali se quedó
tan impresionada con lo que vio, que no terminó la frase.
—¿Es aquí donde
creciste? —le preguntó a Peter boquiabierta.
—No, gracias a Dios
—contestó él divertido—. Yo pertenezco a la rama «pobre» de la familia. La casa
de mis padres está a unos kilómetros de aquí, y es bastante menos opulenta.
Los jardines que
rodeaban la mansión ocupaban una extensión tan vasta, que Lali se dijo que
seguramente debía necesitarse a toda una legión de jardineros para mantenerlos.
La casa en sí, una mansión de estilo georgiano, parecía sacada de una de esas
películas sobre las plantaciones del Sur durante la Guerra Civil, y le daba a
uno la impresión de que de repente fuese a salir de ella Escarlata O'Hara
seguida de Rett Buttler.
—Es impresionante
—murmuró.
—Lo es —asintió Peter—,
pero no es oro todo lo que reluce. Mis primos, que sí crecieron aquí, tienen
mejores recuerdos de la casa de mis padres, donde pasaron muchas temporadas,
que de ésta. Después de la muerte de su madre, su padre prácticamente se
desentendió de ellos, enviándolos a caros internados privados, y su infancia y
su adolescencia estuvo marcada por la soledad. El dinero no da la felicidad, y una
casa no es necesariamente un hogar.
Lali no podía estar más
de acuerdo. En ese momento, mientras escuchaba a Peter, vio por el rabillo del
ojo algo moverse a su izquierda, y cuando giró el rostro en esa dirección
sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Debajo de un enorme roble,
había una mujer vestida con ropajes antiguos. Estaba demasiado lejos como para
distinguir mucho más que el color oscuro de su pelo y la ropa de otros tiempos,
pero no había duda de que aquella mujer que parecía tan apenada estaba
apuntándola con un dedo.
Continuará...
Me encanta maaaaaaaaaas
ResponderEliminarQue lindo que se vieneee!
ResponderEliminarMas nove :)
Me encantaaa :)
ResponderEliminar¿quien sera la mujer?
espero el proximo cap!
un beso
Juli♥
@amorxca
más más más más más más !
ResponderEliminarMe encantaaaaa.. quiero accion Laliter jajaja otroo Juli !
ResponderEliminarMe Encanta=)
ResponderEliminarEspero El Proximo Cap!!!
Que lindo que puedan decirse las cosas y que se sientan tan cómodos hablando el uno con el otro =3 me encanto @LuciaVega14
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