sábado, 19 de mayo de 2012

CAPÍTULO 8


Holaaaa :) Despues subo uno más si hay firmas, creo que quieren un poco de accion en la nove, pero lo bueno se hace esperar. La accion se viene en el cap 15 creo. jajaja Disfruten y firmen que despues
subo uno más! BESOS. ♥ 
  


Para Lali, tras haber sufrido el afán de protagonismo de sus padres, que habían aprovechado cada ocasión para exhibirla ante los medios, era una elección que no podía menos de admirar.

CAPÍTULO 8
—¿Y tu familia?, ¿cómo es? —inquirió Peter.
Insegura de si le estaba preguntando simplemente por educación, o para distraer su atención del inminente despegue, Lali respondió con vaguedad:
—Normal.
Cerró los ojos cuando el avión empezó a deslizarse por la pista, rogando en silencio porque Peter no se hubiese molestado por su aspereza. El aparato levantó por fin el vuelo, y Lali sintió que el estómago le daba un vuelco y la frente se le perlaba de sudor.
—Toma otro sorbo —le recomendó Peter, tomándole la mano otra vez y apretándosela suavemente en un intento por tranquilizarla.
Sin embargo, ese contacto disminuyó la efectividad del alcohol, porque apuntaba a una intimidad entre ellos qué estaba completamente fuera de lugar entre empleada y patrón. Estaba allí porque era la niñera de Dylan, y no debía dejarse llevar por tontas fantasías románticas que sólo podían acabar de una manera: dejándola con el corazón roto y con la sensación de haber sido utilizada. Lali se esforzó por recordarlo, pero, igual que no podía calmar los rápidos latidos de su corazón, tampoco conseguía reunir la fuerza de voluntad suficiente para apartar su maño de la de Peter.
El avión en el que viajaban era tan pequeño, que uno notaba bajo el trasero cada bolsa de aire, cada pequeña turbulencia, y el mirar por la ventanilla sólo aumentó la sensación de mareo de Lali.
—Gira la cabeza—le dijo Peter de pronto.
—¿Qué?
Peter puso la mano libre en su nuca. Lali dio un respingo y sus hombros se tensaron más de lo que ya lo estaban, pero Peter no dio muestras de haberlo advertido, y comenzó a masajearle un trapecio.
—Estás muy tensa —le dijo—. Esto te ayudará a relajarte.
Aunque Lali empezó a protestar, la sensación de aquellos habilidosos dedos sobre su piel era demasiado placentera, y pronto mandó el orgullo al diablo. Peter soltó su mano para masajear a la vez el otro trapecio.
Lali exhaló un profundo suspiro, notando cómo cada músculo de su cuerpo se distendía, y de repente le pareció que la sensación de estar flotando a miles de metros por encima de la tierra firme no le daba ya tanto miedo. Se arqueó, y cerró los ojos, con la impresión de que si se descuidaba se escurriría del asiento.
—Es muy agradable —tuvo que admitir.
Unas risitas a sus espaldas la sobresaltaron, y casi se derramó la bebida encima. Al parecer Dylan no tenía miedo en absoluto a volar. Acababan de pasar una bolsa de aire, y el niño había reaccionado como si estuvieran subidos en la montaña rusa de un parque de atracciones.
Peter sonrió. Su hijo no había vuelto a hablar desde el día en que llegara Lali, pero volver a oírlo reír era una buena señal.
Cuando aterrizaron en el aeropuerto de Savannah había en la pista varios miembros de la familia, esperando para recibirlos. Lali estaba aliviada de volver a tener suelo bajo los pies, pero la entusiasta bienvenida a la que fueron sometidos, con abrazos y chillidos de alegría, se le antojó casi tan asfixiante como la humedad del aire mezclado con el olor dulzón de los caros perfumes que llevaban las mujeres.
Dylan, repentinamente tímido, le rodeó con ambos brazos una pierna. Lali se agachó para tomarlo en brazos, y el pequeño se aferró a ella como si fuera un salvavidas.
—¿No me digas que este chico tan guapo es mi sobrino? —exclamó de pronto una rubia yéndose derecha hacia ellos—. ¡Pero qué mayor estás! ¡casi no te reconozco! ¿No vas a darle un beso a tu tía? —le dijo tendiéndole los brazos.
Por sus facciones no había duda de que debía ser hermana de Peter, aunque a diferencia de él, sus ojos no eran verdes.
A pesar de su vacilación inicial, finalmente Dylan fue con ella.
—Lali, permite que te presente a mi hermana Imogene y a mi hermano Jacob —dijo Peter—; su esposa Larissa… y mi primo Reid y su esposa Tina. Ella es Lali, la niñera de Dylan —le dijo a sus parientes.
Imogene le lanzó una mirada furibunda.
—Peter, sabes que odio que me llames Imogene. Sólo me llamaban así papá y mamá cuando iba a caerme una regañina… y la mayoría de las veces por algo que Jake y tú habíais tramado.
Peter la abrazó riéndose, y Lali, que había pensado que los Lanzani serían unos estirados, se sintió agradablemente sorprendida de haberse equivocado.
Aunque Peter le había presentado a todos los adultos, había también un par de niños entre la «comitiva de bienvenida». Peter levantó a uno en cada brazo, y les dijo que en cuanto deshiciera el equipaje les daría un regalo especial que les había llevado.
—A Crofthaven —le dijo Peter al chófer del coche que su tío les había enviado.
No le hizo falta dar más indicaciones, porque la mansión familiar de los Lanzani era más que conocida en Savannah.
—Me ha sorprendido que Dylan haya accedido a irse con Genie en su coche —comentó Peter—. Verdaderamente parece que está progresando.
—Yo también lo creo —dijo Lali—, aunque no me extraña que se sienta a gusto con tu hermana; parece muy agradable.
—Lo es —respondió Peter con una sonrisa de orgullo de hermano mayor—. En realidad todos mis parientes lo son. Lo malo de vivir tan lejos de ellos es que me pierdo muchos acontecimientos familiares… o lo bueno, según se mire —matizó con una sonrisa maliciosa. Al ver la expresión confundida de Lali, le aclaró—: no es que no los quiera, entiéndeme; es sólo que pueden ser un poco… absorbentes a veces, y detesto todas esas fiestas aburridas en las que tienes que ir vestido de pingüino, como la que da mi tío Abraham el cuatro de julio por el inicio de su campaña. Si mi padre no me lo hubiese pedido expresamente, no habría venido.
Lali asintió en silencio. Ella también había tenido que ir a esa clase de fiestas, y tampoco le gustaban.
—¿Y cómo conseguiste marcharte de Savannah y que siguieran hablándote? —inquirió curiosa—. Porque imagino que a tus padres no les haría gracia que te fueras a tantos kilómetros de ellos. Quiero decir que… como parecéis una familia tan unida y todo eso…
Después de haber hecho todo lo posible aquéllos tres días por no quedarse a solas con Peter, ésa era la primera vez que estaban juntos sin que Dylan estuviera presente. Dado el estado alterado de sus hormonas, había pensado que empezaría a balbucear como una tonta si, por manos del diablo, aquello llegaba a ocurrir, pero se sorprendió al ver lo cómoda que se sentía. Tan cómoda como se había sentido con él aquella primera noche, cuando habían cenado los tres viendo la tele.
Lo cierto era que, el que la tratase como a una amiga en vez de como a una empleada, la halagaba y la inquietaba a partes iguales. Si no tenía cuidado, aquello podía derivar en algo peligroso para su puesto y su corazón.
—Bueno, de vez en cuando me reprochan que no venga a verlos más a menudo, pero mis padres siempre me han dejado tomar mis propias decisiones —contestó Peter.
—Vaya, qué suerte… —murmuró Lali, sin poder evitar un matiz de cierta envidia en su voz.
—Además, el estar lejos de mi familia me hace apreciarla aún más, y aunque sólo fuera por Dylan sería incapaz de romper del todo mis lazos con ellos. Un niño necesita saberse parte de un árbol con raíces, no una semilla que el viento lleva de un sitio a otro.
Aquellas palabras hicieron que a Lali se le encogiera el corazón. Así era como ella se había sentido siempre, como una semilla que el viento había arrojado de un lugar a otro. Envidiaba la posibilidad que Peter había tenido de haber hecho lo que había querido con su vida y haber contado con el apoyo incondicional de sus padres. Era afortunado, y Dylan también.
—¿Y qué me dices de tu familia? —inquirió Peter.
Lali bajó la vista.
—No todos los padres son tan comprensivos como los tuyos.
Peter la miró sin comprender.
—¿Qué quieres decir?
De naturaleza introvertida, Lali no era muy dada a hablar de su vida privada, pero quizá fuera la amabilidad que había en la mirada de Peter lo que la impulsó a confiarse a él.
—Soy hija única —le explicó—, y mis padres, al contrario que los tuyos, creían que tenían derecho a decidir por mí. Cargaron sobre mis hombros todas sus esperanzas, esperaban que hiciera realidad sus sueños, y los he decepcionado al haberme negado a seguir por la senda que me marcaban y elegir mi propio camino. Desde entonces no quieren volver a saber de mí.
—No puedo creer que haya unos padres que no estén orgullosos de una hija tan encantadora y con tanto talento como tú —replicó Peter, frunciendo el ceño—. Si hubieran perdido una hija, probablemente recapacitarían y se darían cuenta del tremendo error que han cometido.
Su expresión era tan solemne y la indignación de su voz tan sincera, que los ojos de Lali se humedecieron de emoción y a punto estuvo de soltar una lagrimilla. Se preguntó a quién conocía que había perdido a una hija, y en qué trágicas circunstancias habría ocurrido para que hubiese reaccionado así.
Todo aquel hablar de familias había conseguido ponerle la sensibilidad a flor de piel y reabrir viejas heridas. Era una tonta por haberle dejado entrar en esa parcela de su intimidad, y una desconsiderada también. Peter tenía suficientes problemas como para cargarle además los suyos.
—Claro que comprendo que estén enfadados conmigo por haber dejado mi carrera musical —comenzó, en un intento por quitar hierro al asunto—, porque después de todo el dinero que se gastaron en mis estudios…
Sin embargo, en ese momento estaban atravesando la verja de entrada a Crofthaven, y Lali se quedó tan impresionada con lo que vio, que no terminó la frase.
—¿Es aquí donde creciste? —le preguntó a Peter boquiabierta.
—No, gracias a Dios —contestó él divertido—. Yo pertenezco a la rama «pobre» de la familia. La casa de mis padres está a unos kilómetros de aquí, y es bastante menos opulenta.
Los jardines que rodeaban la mansión ocupaban una extensión tan vasta, que Lali se dijo que seguramente debía necesitarse a toda una legión de jardineros para mantenerlos. La casa en sí, una mansión de estilo georgiano, parecía sacada de una de esas películas sobre las plantaciones del Sur durante la Guerra Civil, y le daba a uno la impresión de que de repente fuese a salir de ella Escarlata O'Hara seguida de Rett Buttler.
—Es impresionante —murmuró.
—Lo es —asintió Peter—, pero no es oro todo lo que reluce. Mis primos, que sí crecieron aquí, tienen mejores recuerdos de la casa de mis padres, donde pasaron muchas temporadas, que de ésta. Después de la muerte de su madre, su padre prácticamente se desentendió de ellos, enviándolos a caros internados privados, y su infancia y su adolescencia estuvo marcada por la soledad. El dinero no da la felicidad, y una casa no es necesariamente un hogar.
Lali no podía estar más de acuerdo. En ese momento, mientras escuchaba a Peter, vio por el rabillo del ojo algo moverse a su izquierda, y cuando giró el rostro en esa dirección sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Debajo de un enorme roble, había una mujer vestida con ropajes antiguos. Estaba demasiado lejos como para distinguir mucho más que el color oscuro de su pelo y la ropa de otros tiempos, pero no había duda de que aquella mujer que parecía tan apenada estaba apuntándola con un dedo.  

Continuará...

7 comentarios:

  1. Me encanta maaaaaaaaaas

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  2. Que lindo que se vieneee!
    Mas nove :)

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  3. Me encantaaa :)
    ¿quien sera la mujer?
    espero el proximo cap!
    un beso
    Juli♥
    @amorxca

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  4. más más más más más más !

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  5. Me encantaaaaa.. quiero accion Laliter jajaja otroo Juli !

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  6. Me Encanta=)
    Espero El Proximo Cap!!!

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  7. Que lindo que puedan decirse las cosas y que se sientan tan cómodos hablando el uno con el otro =3 me encanto @LuciaVega14

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