jueves, 3 de mayo de 2012

Capítulo 47


Disfruten y firmen :) Si hay firmas, antes de irme a dormir subo uno más! besos ♥



—Contrólate —se dijo—. Sigue siendo el enemigo. Y por mis santas narices que no voy a rendirme.

Capítulo 47
Quedaba mucho día y Lali se sentía agotada. Estaba sentada en el despacho, descalza, miran­do por la ventana un cielo tristón. Un relámpago anunció la proximidad de una tormenta de vera­no. Si estuviese en casa en esos momentos, ha­bría llamado por teléfono para avisar de que estaba enferma, se habría acurrucado en la cama y se habría dado una fiesta de autocompadecimiento.
Recordó la noche del viernes y después, la semana que había pasado con Peter Lanzani. Al enterarse de quién era, había tomado concien­cia de lo peligroso que era seguir viéndolo. Pero, por más que lo había intentado, no había conseguido resistirse. Era demasiado dulce, atractivo, encantador, y la hacía sentirse la úni­ca mujer sobre la tierra,
Pero las cosas habían cambiado. Desde que se habían cruzado con la señora Navarro, ya no podía pensar en Peter como un hombre al que deseaba. Volvía a ser el enemigo... responsable de arruinar su prestigio profesional. Tenía que estar preparada para ello.
De ese modo, por lo menos, se acallarían las confusiones. Sabría de verdad que quería de Peter. Hasta lo había presionado, contándole que seguían con el proyecto, para que informase al respecto. Quizá no hubiese sido un movimiento inteligente desde el punto de vista laboral, pero estaba harta de tener la amenaza del reportaje so­brevolando. A veces era mejor afrontar un problema de cara que tratar de imaginar cómo solu­cionarlo si llegaba a darse.
—Es lo mejor —se dijo mientras se frotaba una sien. Luego descolgó el auricular y marcó un número familiar.
—Relaciones Públicas Dilan Scott —dijo la recepcionista.
—Con Cande Vetrano, por favor —Lali forzó la voz para que la mujer no la reconociese. Esperó a que su amiga respondiese—. Hola Cande. ¿Qué se cuece en Chicago?
—¡Lali! ¡qué alegría! Estaba esperando que me llamaras. He ido a tu casa, he regado las plantas y he recogido el correo. Todo está bien, aunque alguien te ha robado los geranios que tenías a la entrada. ¿Qué quieres que haga con el correo? Tienes una tarjeta de tu madre.
—No sé —dijo Lali—. Guárdalo todo de mo­mento.
—De acuerdo —Cande se quedó callada unos segundos—. ¿Te pasa algo, Lali? Te noto mal.
Se mordió el labio inferior. En otras circuns­tancias, no habría dudado en sincerarse con Cande. Pero estaba enredada en un lío que afec­taba al trabajo y quizá no fuese la persona más indicada. Después de todo. Cande era una em­pleada leal de Dilan Scott y quizá no fuese la observadora más objetiva.
—No sé. Empiezo a pensar que no debería haber aceptado este trabajo.
—¿Estás loca?, ¿cómo ibas a negarte? Dilan está entusiasmado desde que vio el cheque por los adelantos de los honorarios. No deja de ha­blar de lo increíble que eres y el futuro tan brillante que tienes. Como te descuides, te pone una placa con tu nombre en el vestíbulo.
—Pero no estoy segura de poder con esto, Cande.
—¿Tan mal están las cosas? ¿Qué ha hecho Soler? No le habrá encargado a nadie un abrigo de cemento, ¿no?
—¡No! —exclamó Lali—. No es un mafioso. Al menos no lo creo. Ni siquiera es por él... Oye, si me surgiera una emergencia familiar, quizá pudiera convencer a Dilan para que me rele­ves. Buenos Aires te encantaría.
—Lali, ¿qué es lo que pasa? Puedes contár­melo.
Aunque ya sí estaba dispuesta a hablar, no estaba segura de cómo explicarle lo que le ha­bía pasado. Había salido de Chicago decidida a dar un giro a su vida, a dejar de soñar con el amor perfecto y evitar hombres que no estuvie­ran disponibles. Pero había tenido una aventura de una noche con un hombre perfecto y dispo­nible. Ese había sido su error.
Era una situación complicada. Peter y ella se parecían demasiado, los dos tenían empuje y decisión en el terreno laboral. Aunque se com­penetraban de maravilla en la cama, la pasión no bastaba para construir una relación duradera. Y luego estaba el montón de mujeres con las que había estado Peter.
—Es que... no sé. Quizá tengo nostalgia.
—¿Y por qué no te vienes? Te pasas el próxi­mo fin de semana aquí y vuelves a Buenos Aires el do­mingo por la noche. Y me hachas una mano.
—¿Con el trabajo?
—No, estoy lijando el suelo de casa y es una pesadilla. Llevo una semana cubierta de polvo.
—Creo que sí. Me vendrá bien acercarme — contestó Lali. Luego se quedó callada unos segundos—. He... he conocido a un hombre. Peter Lanzani. Es periodista. Periodista de investigación para un canal de televisión.
—¿Y?
—Y nada. Solo estoy un poco confundida.
—Espera. No me digas esto; está trabajando en una historia sobre Soler ¿verdad? — Cande gruñó—. No sé cómo te las arreglas para enamorarte del peor hombre posible.
Lali se revolvió en la silla. No podía explicar­le su atracción hacia Peter Lanzani por teléfono. Cande necesitaba verlo para comprender a qué se enfrentaba.

Continuará...

6 comentarios:

  1. me encanto el capi!!! :D
    pero no me gusta que esten separados.. :(
    que le dira Cande a Lalita?

    otro capi prontito! :P

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  2. :D Idem a lo que posteo Lalita Pasion!!!! :D

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  3. re adicta soy... más nove!!

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  4. Lali ya sabe q está re metida!

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  5. dfkewuhekfhkuewkkfw que le lleve una foto asi ve a Peter y se muere de amor como nosotras! jajajajaja ♥ ojala todo se resuelva pronto :D @LuciaVega14

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