Capítulo 62

Nueva adaptacion hecha por mi amiga @Frilaliter http://frilaliterlover.blogspot.com.br/ :) Super recomiendo. Bueno, aqui tienen el ultimo cap, hoy a la noche subo el epilogo.. y mañana una nueva adaptacion (? jaja BESOS ♥ 

—La otra noche, en el ascensor, me dijiste que te estabas enamorando de mí. Y luego, en la furgoneta, dijiste que querías casarte conmi­go. Si me hubiera marchado, siempre me habría quedado la duda.

—En realidad no dije que quería casarme contigo —Peter sonrió mientras le pasaba el pulgar sobre el labio inferior.

—Pero...

—Dije que tendría que casarme contigo.

—Ah —Lali sintió que el alma se le caía a los pies. No habría final feliz. Abatida, se dio la vuelta y echó a andar.

Capítulo 62

—Te quiero, Lali —dijo él. Esta frenó y, muy despacio, se giró hacia Peter.

—¿Sí?

—Y voy a pedirte que te cases conmigo... en cuanto esté seguro de que aceptas.

—¿Sí?

—Sé que no themos tenido una relación convencional —Peter se encogió de hombros—. Pero te prometo que, si me dejas, te haré feliz el resto de la vida. Puede que no hagamos todo bien o en el orden debido, pero creo que es parte del encanto de nuestra relación. Nunca sabemos qué va a pasar a continuación.

—No tengo trabajo —dijo Lali—. Voy a dimi­tir.

—Estupendo. Yo también estaba pensando en dimitir.

—¿Sí?

—Creo que tengo que empezar con algo que no se apoye tanto en mi imagen. El Globe me ha ofrecido un puesto como periodista. Ganaré bastante menos, pero sé que merecerá la pena. Si te quedas conmigo, merecerá la pena. ¿Pue­des vivir en Buenos Aires? Porque, si no puedes, nos vamos los dos a Chicago.

Lali sonrió. El corazón se le salía del pecho. Peter la amaba y quería que formase parte de su vida... para siempre. Tenía ganas de ponerse a dar saltos y gritar, pero se limitó a lanzarse con­tra su pecho de nuevo.

—Iré donde tú vayas. Y si nos quedamos en Buenos Aires, seremos felices aquí.

—No sabes cuánto he intentado esquivar la maldición de los Lanzani. Pero me he dado cuen­ta de que no es ninguna maldición —Peter la agarró por la cintura—. Es como hacer realidad tu mayor deseo.

Lali lo abrazó con fuerza. Luego se dio cuen­ta de que una multitud de curiosos los miraban desde las ventanas del pub. Les sonrió, levantó un pulgar hacia arriba y todos empezaron a aplaudir de nuevo, armando un escándalo que se oyó a través de las ventanas.

Peter se giró a saludarlos también. Luego agarró la mano de Lali y la condujo hacia el coche.

—¿Adonde vamos? —preguntó ella.

—A casa... a la cama. Ya va siendo hora de que empecemos a hacer las cosas como es debido.

—El caso es que a mí me gusta cómo las es­tamos haciendo hasta ahora. Hace una noche estupenda... Y nunca he hecho el amor al aire li­bre. ¿Se te ocurre algún sitio de Buenos Aires donde podamos intentarlo?

Peter gruñó y la besó con fuerza. Luego son­rió.

—Creo que me voy a acostumbrar muy rápi­do a tenerte al lado todo el tiempo.

FIN (?