lunes, 9 de abril de 2012

Capítulo 5

Espero que les guste :) 







Lali desvió la mirada de inmediato, pero cuando volvió a girarse, descubrió que el hom­bre seguía observándola. Luego, él miró el re­loj, fingió bostezar y Lali no pudo evitar sonreír. Dio otro sorbo de champán, contemplando al desconocido sobre el borde de la copa.

Dulce Maldición - Capítulo 5

A diferencia de Jaime Ferrer, el otro hombre sí que era despampanante. El pelo negro, bien cuidado, lo tenía peinado hacia atrás. Sus cejas oscuras resaltaban el color indeterminado de los ojos, de un matiz tan poco corriente como atractivo. Era más alto que la media, de complexión elegante, y llevaba un esmoquin que acentuaba la envergadura de los hombros y su estrecha cintura.
Cuando subió a la cara, el hombre sonreía abiertamente. Asintió con la cabeza, como si su­piera lo que estaba pensando Lali. Y luego echó a andar hacia ella. Lali contuvo la respiración, sin apartar la vista de los ojos del desconocido, con el corazón un poco acelerado.
—Cariño —dijo al llegar a la mesa—, te he estado buscando por todas partes.
Estiró un brazo y, vacilante, Lali le agarró la mano que le había ofrecido. Se sorprendió cuando se la llevó a los labios y le besó cerca de la muñeca. Tragó saliva.
—Te estaba esperando, corazón —dijo ella—. Has tardado.
—Espero que no mucho. ¿Me perdonas?
—Por supuesto —Lali recogió los zapatos y se puso de pie—. Gracias por tus consejos, Jaime. Diviértete en la fiesta.
El desconocido le colocó la mano en el codo y echó a andar hacia la salida más cercana. Cuando llegaron al vestíbulo, se paró.
—Ya estás a salvo.
—En realidad no estaba en peligro —dijo Lali—. A no ser que te puedas morir de aburrimiento.
—Con un tipo así, nunca se sabe. No me apetecía verte saltar por la barandilla para librar­te de él.
—Gracias por salvarme.
—No hay de qué. Bueno, ¿has venido sola o te ha abandonado tu acompañante? —preguntó el hombre—. ¿O habías venido con ese hombre?
—Estoy sola —contestó Lali—. Por trabajo.
—¿Y cuándo terminas ese trabajo?
—Tal que ya —Lali sonrió. De pronto, ya no tenía ganas de volver al hotel. Acababa de cono­cer a un hombre atractivo, guapo y simpático, cosa poco habitual para ella—. ¿Y tú qué? Supongo que también habrás venido aquí por al­gún motivo, aparte de para rescatarme del apasionante señor Ferrer.
—Lo cierto es que me he colado. La orquesta sonaba bien y decidí entrar a ver el ambiente. Pero la gente me parecía demasiado estirada... hasta que te vi —el hombre la miró de arriba abajo—. ¿Te han dicho ya que estás increíble con ese vestido?
—Por supuesto —contestó ella, siguiéndole el coqueteo—. Todavía no sé tu nombre.
—No, nada de protocolos. Y nada de hablar de trabajo. Ni de dónde somos. La conversación sobre el tiempo también queda descartada.
—De acuerdo —respondió Lali, intrigada por el juego que le proponían—. Podemos hablar de arte, música, literatura. Pero tengo que lla­marte de alguna forma.
—Corazón sonaba bien —dijo él con una sonrisa diabólica.
—Entonces llámame tú «cariño» —replicó Lali. Aunque la conversación tenía un tono provocador, no pudo evitar soltar una risilla. A juz­gar por la expresión de su rostro, era evidente que el desconocido se estaba tomando la situa­ción con la misma alegría que ella.
—Cari en diminutivo —precisó él—. Venga, cari. Están tocando nuestra canción. ¿Bailamos? —añadió justo antes de quitarle los zapatos de la mano, lanzarlos por detrás del hombro y en­caminarse hacia las escaleras.
Lali se quedó mirándolo unos segundos, los ojos clavados en sus hombros anchos. ¿Por qué no disfrutar de aquel apuesto desconocido una noche y dejarlo estar? Había pensado en tener una aventura con un hombre y, desde luego, ese estaba a la altura de sus expectativas. Y si se hacía a la idea de que no cabía la posibilidad de mantener una relación duradera, no volverían a hacerle daño.
—¿Vienes, corazón? —le preguntó él al ver que seguía parada.
Lali sonrió antes de ponerse en marcha y dar­le alcance.
—¿Ya has olvidado mi nombre? Yo soy cari­ño. Tú corazón.

Continuará ... 

YYYY .. qué opinan acerca del encuentro? jaja :) 

1 comentario:

  1. Ahhhhhhhhhh me encantooo me morí!! La risa que me dio este cap por algunas cosas está buenisima! Jajajajaj porque es común encontrarte un hombre guapo en una fiesta de trabajo y ya jdfbcndj con el jajajaja típico(? AMOOO LA NOVEE ME ENCANTA ~@LuciaVega14

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