Capítulo 37

HOOOLA.. Acá esta el argumento de la nove para las nuevas lectoras: http://www.twitlonger.com/show/gsi0dh :) gracias por leer chicas. Firmen y recomienden la nove. Besos. Buenas noches ♥ Mañana más.

Acalló la respuesta con los labios, estrechán­dola en un abrazo desesperado. La idea de que se fuera no debería haberlo afectado. Debería haberle dado igual. Pero le importaba mucho... aunque no supiese con seguridad por qué. Lo único que sabía era que necesitaba retenerla cerca de momento.

Capítulo 37

—No te marches. Al menos por mí —le dijo al tiempo que le acariciaba una mejilla—. Haz lo que tengas que hacer por Soler. Lo entende­ré. Sin resentimientos.

—Eso lo dices ahora. Además, está afectando a mi forma de trabajar —Lali rió—. Espera a que venga Cande Vetrano. No tendrá piedad. Cuan­do termine contigo, Ricardo Soler te parece­rá un angelito.

—Creía que no íbamos a hablar de trabajo — murmuró Peter con los ojos clavados en la boca de Lali, acariciándole el labio inferior con un pulgar. No quería pasarse el día discutiendo si debía quedarse en Buenos Aires o salir de su vida para siempre.

—Dejaré de hablar de trabajo si me dices adonde me llevas.

—Tiene que ver con el agua y con la comida.

—¿Es una adivinanza?

Peter miró hacia atrás y se reincorporó a la circulación. Giró a la izquierda y se encaminó hacia el puerto. Había estado en el embarcadero de San Clemente del Tuyú un millón de veces de pequeño y co­nocía muy bien la zona. Aunque su padre des­cargaba lo que pescaba en el puerto vecino, el Increí­ble Lanzani siempre atracaba en el puerto de San Clemente del Tuyú.

—Allí está el embarcadero de los turistas — Peter encontró sitio para aparcar—. Y este es el de los pescadores. Estos edificios tienen casi cien años. Antes se concentraba aquí la industria pesquera, pero ya no. La pesca está de capa caída y están pensando en transformar la zona para construir apartamentos y un parque. Algu­nos prefieren que se conserve como ha sido siempre. Por los pescadores y toda la historia.

—¿Me estás hablando del proyecto Marat? —preguntó ella.

—No. Pero podría serlo. Es algo parecido. El sector inmobiliario está arrasando con toda la propiedad portuaria. Para ellos no es más que un negocio. Para la gente que vive del mar, es su vida. Dentro de nada será imposible imaginar que en Buenos Aires había pescadores —Peter hizo una pausa—. Pero ya basta de charlas. Lo boni­to es venir de madrugada, sobre las seis y me­dia. Cuando se subasta el pescado. Es muy di­vertido.

—Quizá podamos venir algún día —comentó Lali.

Salieron del coche y echaron a andar hacia el embarcadero de San Clemente del Tuyú. Peter recordaba haber jugado allí de pequeño con sus hermanos. Agarró una mano de Lali y le enseñó un arco en el que estaba tallada la cabeza de Neptuno.

—Hay quien dice que Buenos Aires se desarrolló gracias a la industria pesquera. Pero la pesca ya no da casi dinero. Creo que, cuando mi padre se dio cuenta de que ninguno de sus hijos quería seguir sus pasos, se llevó una desilusión. Fue entonces cuando compró el pub —Peter hizo una pausa para cambiar de conversación. Por fin, apuntó hacia una caseta antigua repleta de turistas—. Ahí comían los pescadores y los tra­bajadores del muelle. Todavía se come de mara­villa. Pero vamos ahí —añadió, señalando hacia una línea de barcos amarrados al embarcadero,

—¿Vamos a montar en barco? —preguntó Lali.

—Pero no en el Increíble Lanzani. Ese está en el otor puerto. Mi hermano Bruno acaba de ca­sarse y el padre de Amy les ha comprado un barco de regalo de bodas. Bruno quería hacer un viajecito y me ha pedido que vayamos con ellos.

Cuando Bruno y Amy lo habían invitado, Peter se había mostrado reticente. Pero habían insistido y, de repente, les había dicho que sí, convencido de lo mucho que disfrutaría compartiendo un día de verano en el mar con Lali. Aunque presentarla a la familia era un paso im­portante, tenía sus motivos para hacerlo.

En esos momentos, Lali era una fantasía para él, una mujer que ocupaba un espacio secreto e inaccesible en su vida. Compartían una pasión increíble. Pero si de verdad quería entender lo que estaba pasando entre los dos, tendría que integrarla en su mundo, hacerle un hueco en la familia.

Continuará...