miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 34


Uno más por hoy :) no se lo pierdan el capítulo de mañana. :x jajaja besitos, buenas noches!




Cancela todas mis citas para esta tarde —le dijo.
—¿Adónde vas? —preguntó la ayudante.

Capítulo 34
Lali sabía lo que tenía que hacer y la pers­pectiva no le agradaba. Cada vez que pensaba que podría olvidarse de Peter Lanzani, surgía al­guna razón para volver a verlo. Quizá, en el fon­do, se alegrase de que Soler hubiese filtrado la historia. Quizá, inconscientemente, quería volver a ver a Peter una vez más.
Mientras bajaba en el ascensor, se preguntó cómo habría reaccionado al ver el artículo publicado. ¿Estaría furioso... o decepcionado? Esta­ba convencida de que le echaría la culpa a ella. Y, aunque tendría que aceptar que estuviera en­fadado, necesitaba dejarle claro que no había querido hacerle daño. Sabía que era un buen hombre que intentaba hacer bien su trabajo. No se merecía que el pasado se le volviera en con­tra.
Una vez en la calle, paró un taxi y entró.
—A WBTN, el canal de televisión. Está en el Congreso. No sé exactamente...
—Conozco el sitio —dijo el conductor. Se in­corporó a la circulación y apretó el acelerador. Lali se recostó en el asiento y trató de pensar qué le diría a Peter cuando estuviese frente a él. Quizá no fuese tan buena idea. Al fin y al cabo, no tenía por qué disculparse. ¿No era él quien decía que no había reglas?
Quizá no fuera más que una excusa para vol­ver a verlo. Lali no podía negar que había estado pensando en él. Y no cualquier tipo de pensamientos. En concreto, no había parado de imaginar escenas en las que los dos aparecían con muy poca ropa y menos inhibiciones toda­vía.
Era como si se hubiese vuelto adicta a esa cla­se de fantasías. No podía evitarlas y, sin embar­go, era consciente de lo peligrosas que podían ser. Necesitaba tocarlo, saborear su boca, desli­zar las manos por su cuerpo. Estar con Peter la hacía sentirse traviesa, sensual, más viva de lo que jamás se había sentido antes con ningún hombre. Y, aunque los cinco sentidos le decían que se mantuviera alejada, el instinto la empuja­ba a buscarlo.
Intentó dejar la cabeza en blanco, pero las fantasías siguieron perturbándola, aumentándole el ritmo de los latidos, la temperatura de la sangre. Cuando el taxi se paró frente a los estu­dios de televisión, estuvo a punto de pedirle al conductor que diera la vuelta y la llevase de re­greso a su despacho. Pero le pagó, se apeó del coche y, lentamente, atravesó la entrada de los estudios.
—Necesito ver a Peter Lanzani —le dijo a la recepcionista.
—¿Tiene una cita?
—No. Pero, si está aquí, dígale que Lali Espósito quiere verlo. Supongo que estará esperándome.
La recepcionista pulsó unos botones y habló por el micro de los cascos que tenía en la cabeza.
—Lali Espósito quiere verte —dijo—. De acuerdo, en seguida sale —añadió al cabo de unos segundos, dirigiéndose a Lali.
Un minuto después, se abrió una puerta y apareció Peter. Lali sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo. No sabía cómo se las arreglaba para estar más atractivo cada vez que lo veía. En esos momentos llevaba una camisa azul, con el botón del cuello desabro­chado y las mangas subidas, y unos pantalones a la medida que acentuaban su cintura estrecha.
Peter se paró a unos diez metros de ella. Te­nía el pelo enmarañado, como si se hubiese estado pasando la mano por él, y Lali tuvo que contener las ganas de acariciarlo con sus pro­pios dedos.
—Hola —acertó a decir ella.
—¿A qué has venido? —preguntó Peter, enarcando una ceja.
—¿Podemos hablar en privado?
—No creo que tengamos nada que decirnos —contestó él. Era evidente que estaba enfadado.
—Has visto el artículo del Exprés, ¿verdad?
—Yo y todos mis compañeros.
—¿Podemos hablar, por favor? Necesito ex­plicártelo.
Peter asintió con la cabeza, se dio media vuel­ta y traspasó una puerta. Lali lo siguió. Cruzaron un pasillo largo, Lali varios pasos por detrás, has­ta que Peter empujó una puerta. La sujetó para dejar que Lali pasase primero y entro en una ha­bitación sin muebles, con las paredes enmoquetadas. Un cristal daba a la sala de control.
—¿Qué es esto?
—Una sala de grabación —Peter cerró la persiana que había frente al cristal y se giró ha­cia Lali—. Di lo que has venido a decir —mur­muró.
—Lo siento —se disculpó ella—. Sé que crees que he sido yo, pero no es verdad. Tenía la información, pero no creo que la hubiera utiliza­do. Tengo ciertos principios, al margen de lo que puedas pensar ahora.
—¿Quién ha filtrado la historia? —quiso saber Peter.
—No puedo decírtelo.

Continuará... 

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho! y obvio que el deseo va a ir aumentado y no me imagino lo que pasara ahí sólitos!
    Mas nove Mas nove Mas nove... (8)

    Andre
    @Complicidad_lyp

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  2. Por fin me puse al día! Me encantaaa, están solos... qué pasará?
    más noveee

    @jeissymori

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  3. que rastrero Soler! encima ahora Lalita tiene que cargar con la culpa... y Peter va a perder prestigio! :(
    espero que puedan solucionarlo :P

    otro capi prontito!!! :D

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  4. esa descripcion de Peter hfkewufhkuwe me encantooooo jajajaja ojala le crea auqneu noo creo que se la haga tan facil a Lali pero ojala qe si! :D @LuciaVega14

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  5. me tenias que ver en google buscando el significado de la palabra enmoquetada ajajajaja hasta que solita me di cuenta(? jajajajaja

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