lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo 28


hola, hola :) Si hay firmas subo más novela hoy. Disfruten y firmen mucho chicas. gracias gracias! besito


Lali se tumbó sobre el césped y se cubrió la cara con el informe, protegiéndose del sol. Necesitaba relajarse, olvidarse de cualquier preocupación durante un rato. El murmullo del agua re­sultaba relajante. Pero las imágenes que acudían a su cabeza no eran de cascadas bucólicas y ár­boles mecidos por el viento. Más bien, veía cuer­pos desnudos, ropas arrugadas, lugares turísticos a través de las ventanas tintadas de una limusina. Esa vez se permitió recrearse en el recuerdo.
—¡Qué sorpresa!


Capítulo 28
La voz parecía salida de la nada y, al princi­pio, Lali pensó que formaba parte de su ensoñación. Pero luego se dio cuenta de que se había quedado dormida en el parque. Se quitó el in­forme de la cara y vio una figura formidable de pie ante ella. Aunque el sol le impedía verle la cara, no le cupo duda de quién era. Lali se in­corporó y echó el informe a un lado.
Lo miró. Peter deslizaba los ojos por su cuer­po. Llevaba un traje de negocios, no podía decirse que fuese una indumentaria atractiva. Pero entonces se dio cuenta de que tenía la blusa abierta y la falda subida hasta los muslos.
¿Puedo sentarme? —preguntó Peter mien­tras ella se cerraba la blusa y estiraba la falda.
Lali trató de no hacer caso a la violencia con que le latía el corazón, ¿Por qué tenía que ser tan encantador? Aun vestida con aquel traje de trabajo, Peter la hacía sentirse la mujer más sexy del planeta.
—No, pero puedes seguir ahí de pie. Me he olvidado la crema protectora y me das sombra.
—Siempre soñé con ser árbol de mayor — bromeó él mientras se sentaba y ponía una bol­sa sobre el regazo de Lali.
—¿Qué es esto?
—La comida. Llamé a tu despacho y tu ayu­dante me dijo que estarías en el parque.
—¿Te dijo dónde encontrarme? —preguntó estupefacta.
—Nada más decirle que era un viejo amigo de la universidad, que había venido a Buenos Aires en viaje de negocios. También le dije que tenía una voz muy bonita y que María era mi nombre fa­vorito. Qué quieres, he desarrollado cierta habi­lidad como periodista de investigación.
—No me puedo creer que te lo haya dicho —insistió Lali. Apartó la bolsa y se levantó, ocultando el informe bajo un brazo, antes de que Peter pudiera verlo—. Tengo que irme —añadió camino de la acera, luego se giró y lo encontró sonriendo.
Pero la sonrisa desapareció de inmediato. Peter se puso de pie y fue hacia ella.
—Cuidado con...
Lali metió el pie entre los radios de una bicicleta tirada sobre el césped. Perdió el equilibrio. Nada podría evitar el golpe... hasta que una mano firme la sujetó por un hombro. Cuando le­vantó la cabeza, Peter estaba a su lado.
—Ten cuidado —dijo al tiempo que le pasa­ba una mano por la espalda—. Venga, come conmigo —añadió justo antes de retroceder para recoger la bolsa del césped,
—No vas a aceptar un no por respuesta, ¿ver­dad?
—Soy un chico simpático, a las mujeres les cuesta oponerme resistencia —Peter se sentó y dio un golpecito en el césped a su izquierda— No sabía qué te apetecería. Como el otro día pediste una ensalada, he pensado que debías de ser una de esas mujeres que comen como los gorriones.
—Justo. Has dado en el clavo —respondió con ironía ella, pensando en los suculentos postres que se tomaba a menudo—. Entonces, ¿qué?, ¿me has traído una ensalada? —añadió mientras abría la bolsa.
—No, te he traído un sándwich, y una cerve­za —dijo Peter al tiempo que sacaba un paquetito triangular y una botella. Lali desenvolvió el sándwich—. Ya verás, está buenísimo: tiene va­rios tipos de carne y queso. En Buenos Aires, hacemos unos sándwiches riquísimos.
—Alta cocina —bromeó ella—. Nada que ver con las vulgares pizzas de Chicago.
—Pensaba que, ya que estás aquí, te gustaría conocer algo de la ciudad —respondió Peter encogiéndose de hombros.
¿Y qué otros platos debo degustar según tu experta opinión? —preguntó Lali antes de dar un sorbo de cerveza. Peter le acercó una servi­lleta para que se secara los labios.
—Tenemos nuestras famosos asados Buenos Aires. Y luego en mi casa la llama­da cena de hervidos, plato tradicional irlandés. Como resulta que soy irlandés, me alimenté a base de hervidos.
—¿De veras?
—La verdad es que no —contestó Peter tras una pequeña pausa—. De pequeño no comíamos muy bien. Lo más parecido a una cena de hervidos era nuestra sopa de agua de salchichas.
Lali ya estaba al corriente de las precarieda­des que había sufrido de pequeño. Pero era distinto oírselo contar de su boca. Notaba que le costaba abrirse. A pesar de su encanto y de que había triunfado profesionalmente, no parecía que a Peter le gustara mostrarse vulnerable, menos con ella.

Continuará... 

9 comentarios:

  1. sigo sosteniendo que tienen que fugarse juntos jaja, mas novelaaaaaaaaa!

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  2. Lo mejor!!!! Porfiiis subi mas noveee!!! Con una sola no da para un dia!! Son muy cortos los caps!!! La mejor nove laliter!!!:D

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  3. Estooooo es lo mas!!!!! Pofiiiiiisssss mas noveeeee!!!!! Sobretodo con los tweets de ayer!! Para subir el animo!!! la ilusion! :D

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  4. me gusta mucho la nove. más capis, please!

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  5. me encanto el capiii! más más más GENIA!

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  6. Ya recomende la noveee!! :D Porfiii subi mas de uno!! O mas largos!!! :D Soy fri!!

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  7. No quiero que lali exponga la vida privada de Peter, no es justo buu:(
    Tienes tw si es así avísame por ahí soy Ruthy_lu

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  8. y no yo tampoco me mostraria vulnerable con alguien que te quiere sacar del medio... ajajajaja yo tampoco quiero que Lali cuente lo de Peter u.u ojala no lo haga!!!! pobrecito mi vida lo que tuvo que pasar ♥ @LuciaVega14

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  9. esta en todos lados ese chico jajajajaja encima como consiguio la informacion JAJAJAJA me muero!!

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