jueves, 19 de abril de 2012

Capítulo 21


  • Sorry por no subir otro cap ayer! Bueno, acá les dejo el cap de hoy. Si hay firmas a la noche subo otro. Disfruten. Besos.
  •             

—¡No voy a salir contigo! —gritó Lali.
—¿Quién ha dicho que esto sea una cita?

Capítulo 21
—¿Es que no hablo suficientemente claro? — Lali esbozó una sonrisa sarcástica—. ¿Eres Peter Lanzani, periodista de investigación, o Peter Lanzani, mulo con incapacidad auditiva?
—No creo que el hecho de que estemos tra­bajando en bandos opuestos tenga nada que ver con que comamos juntos. Sé separar el trabajo de mi vida privada. ¿Tú no?
—Por supuesto —mintió Lali, volviendo ha­cia el sofá—. Pero no me apetece en estos momentos.
—Ni siquiera lo has intentado —Peter la siguió dentro—. Soy un hombre agradable, buen conversador. También soy ingenioso y guapo. Y modesto. Cena conmigo. Si te aburres, puedes volver al hotel. Al fin y al cabo, tienes que cenar, ¿no?
—Estoy cansada. Iba a llamar al servicio de habitaciones.
Peter se encogió de hombros, se sentó en el sofá, estiró los brazos sobre el respaldo y cruzó una pierna sobre la rodilla contraria.
—Tampoco es mala idea. ¿Me dejas ver el menú?
—Si no te levantas del sofá y te marchas de mi habitación ahora mismo, llamaré a seguridad para que te echen —le advirtió Lali con los bra­zos en jarra—. Pero antes avisaré a los medios de comunicación para que vengan y graben cómo te expulsan. Y quizá hasta añada algo so­bre tu debilidad por los látigos, la ropa interior de cuero y los tacones altos. ¿Verdad que es odioso que los periodistas se conviertan en el centro de la noticia?
—Llevas tres días en la ciudad —Peter son­rió—. Todavía no tienes contactos. No conoces a nadie, así que no vendrá ningún medio. Bue­no, ¿qué?, ¿dónde está el menú? A mí con una hamburguesa me vale. ¿A ti qué te apetece?
¡Le reventaba que siempre estuviera un paso por delante de ella! Si debía tomarlo como una indicación de cómo iba a controlar la situación, más valía que se montara en el primer avión de vuelta a Chicago. Suspiró, se pasó la mano por el pelo.
—No te vas a marchar, ¿verdad?
—No —contestó él. Lali se acercó a la mesa, agarró el menú y se lo lanzó. Peter lo agarró al vuelo—. Bueno, ¿qué tal te ha ido el día? —pre­guntó mientras ojeaba la carta.
—No pensarás de verdad que voy a contestar a eso, ¿no?
—Sólo intentaba darte conversación.
—Pues te seré sincera. Ha sido un día ajetre­ado. He estado mirando el seguimiento de los medios de comunicación a Ricardo Soler. Juegas fuerte. Tu reportaje sobre el proyecto Marat era implacable. Y no te has molestado en contrastar todos los datos —Lali reposó las manos sobre el regazo, lo miró y trató de con­vencerse de que no era tan guapo como recordaba—. ¿Sabes? Todavía me quedan dos pre­guntas.
—Eso era el sábado por la noche —contestó él.
—No recuerdo que pusiéramos un límite de tiempo, ¿no? Así que pregunta número cuatro: ¿qué tienes que puedas utilizar contra Ricardo Soler?
—No pienso contestar.
—Tienes que hacerlo. Y ser sincero, ¿recuer­das? Ese era el trato —Lali no pudo evitar sonreír. Por fin tenía la sartén por el mango. Al menos, momentáneamente.
Permaneció callado unos segundos antes de responder.
—Pidamos la cena primero. Luego te cuento. ¿Qué vas a querer tú?
Una ensalada César y una copa de vino tinto —contestó Lali tras examinar el menú—. Por cierto, Ricardo Soler me cubre los gas­tos de alojamiento y manutención. No sé si te causa algún dilema ético, pero te aviso por si acaso. Estás comiendo a su costa.
—Pagaré yo —Peter agarró el auricular y lla­mó al servicio de habitaciones—. Sí, queremos dos filetes a la plancha con patatas asadas, cre­ma de plátano de postre y una botella de su me­jor champán. Ah, y un cóctel de gambas y unas ostras —añadió antes de facilitar el número de su tarjeta de crédito.
—Quería una ensalada —dijo Lali.
—Lástima. Pago yo, así que tendrás que co­mer lo que he pedido.
—No hay quien te aguante.
—Y todavía no me conoces —contestó Peter—. Bien, querías saber qué cosas tengo contra Soler. Sé que la adjudicación del pro­yecto Marat no ha sido transparente. Sobor­nos, primas en negro, enchufes. Ese proyecto es muy apetitoso. Tres contratistas han intentado conseguirlo durante años y no han podido. De pronto llega Soler y se lo lleva. Huele mal.
—¿Qué pruebas tienes?
—Ninguna... todavía. Pero las hay. Solo ten­go que encontrarlas. Ahora, cambiemos de tema.
—Siguiente pregunta —dijo Lali—. ¿Qué...?
—No —interrumpió Peter—. Ya te he dicho qué puedo utilizar contra Soler y qué prue­bas tengo. Dos preguntas, dos respuestas.
Frustrada, Lali se levantó y fue hacia el dor­mitorio.
—Voy a cambiarme. Cuando vuelva, será un placer si te he perdido de vista.

Continuará... 

5 comentarios:

  1. Genial genial genial... más más más!!! :)

    ResponderEliminar
  2. Masssss porfiii!!! Uno por dia no es suficiente!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Excelente!.. Me encanta esta nove, y me encanta que la tenga loca a Lali!!. se hace la dura pero no puede mas...

    ResponderEliminar
  4. jajajajaj siempre está un paso delante de ella!! Jajajaja me encanta este cap por Peter y morí cuando se describia y dijo modesto(? Jajajajaja @LuciaVega14

    ResponderEliminar