+ y ahi tienen a Lali ☺ +
Peter echó una carrerita hasta el aparcamiento donde tenía el coche. Con un poco de suerte, conseguiría lo que quería pronto y podría pasar el resto de la noche del sábado en el pub de Lanzani, relajándose con una copa de Guinness y seduciendo a alguna mujer bonita. Peter sonrió. Quizá hasta se dejaba puesto el esmoquin. Seguro que conseguiría llamar la atención de un buen puñado de bellezas.
—Primero el deber, luego el placer —murmuró
mientras arrancaba
Capítulo 3
Cuando recogieron las mesas y la orquesta empezó a tocar, Mariana Espósito
estaba lista para irse a casa... o volver al hotel, que era su casa en esos
momentos. Se apoyó en la barra y pidió su primera copa de champán. Luego, hizo
una mueca de dolor, martirizada por el calzado que había elegido. Aunque los
zapatos hacían juego con el vestido, no eran para una larga velada de pie.
Había llegado al aeropuerto de Buenos Aires esa misma tarde, procedente
de Chicago, intrigada por la razón por la que la habían llamado. Ricardo Soler
se había puesto en contacto personalmente con su jefe en la empresa de relaciones
públicas Dilan Scott para solicitar sus servicios. Según Don Dilan, Ricardo Soler
estaba dispuesto a pagar un adelanto jugoso sin dar explicaciones del motivo
por el que la quería.
Y no iba a negarse. Ese trabajo podía ser su billete hacia la directiva,
a un paso de la vicepresidencia. Aunque no le habían dado ninguna pista, Lali
sospechaba la razón por la que la habían elegido. Soler era un pez gordo del
sector inmobiliario y el año pasado ella había llevado un gran escándalo sobre
una constructora inmobiliaria de Chicago.
Estaba especializada en momentos críticos. La gente la llamaba cuando las
cosas se ponían feas y ella se encargaba de arreglarlas. Durante el vuelo, Lali
se había leído todo lo que había podido reunir sobre Inversiones Soler, empresa
en poder de centros comerciales, moteles y restaurantes de comida rápida. Ricardo
Soler tenía contactos políticos y, a pesar de sus orígenes humildes en un
barrio de clase trabajadora en Buenos Aires, su negocio subía como la espuma.
Para Lali, había sido un alivio recibir una oferta para trabajar fuera de
Chicago, aunque echaba de menos su casa nueva y a su mejor amiga, Cande Vetrano.
Trabajaban juntas en la agencia y solían hablar de montar su propia empresa.
Pero tenía una hipoteca que pagar y, por el momento, trabajar para Dilan era un
paso adelante que no podía dejar de dar.
Esperaba que Soler estuviese hundido en una buena crisis a la que
hincarle el colmillo o algún problema político espinoso que pudiese solucionar.
Resolvería lo que tuviese que resolver y unos meses después volvería a Chicago
con una experiencia sobresaliente para su currículo. Luego, exigiría el
ascenso.
—¿Lali?
Se giró y encontró a Ricardo Soler frente a ella. Era un tipo atractivo,
de cuarenta y pico, con el pelo gris por los lados y modales impecables.
Llevaba un esmoquin a medida, probablemente de uno de los mejores diseñadores
en moda masculina. Si no hubiese sido un cliente, y no hubiese estado casado, Lali
podría haberlo considerado una opción. Pero ella nunca mezclaba el placer con
los negocios.
—Una fiesta estupenda —dijo ella—. Ha hecho un trabajo excelente como
anfitrión, señor Soler.
—Yo no he hecho nada —Soler esbozó una sonrisa forzada—. Contraté a una
persona para que organizara la fiesta y mi mujer se ocupó del resto. Mire,
tengo que irme. Tengo que tomar un avión. Una emergencia con un grupo de
inversores de Japón. Sé que no hemos tenido oportunidad de hablar y voy a estar
fuera los próximos días. Pero quiero que el lunes llame a mi secretaria. Le
programará citas con los principales miembros de la directiva.
—Perfecto. Necesito saber todo lo que pueda. Si me dice en qué quiere
que trabaje, quizá pueda preparar las entrevistas y la siguiente vez que nos
veamos...
—Ya hablaremos de eso el martes —atajó él.
—De acuerdo.
—Si necesita algo, llame a la señora Navarro. Buenos Aires es una ciudad bonita en diciembre. Salga, haga turismo
—dijo, se dio media vuelta y se marchó.
Lali se quedó extrañada. No entendía por qué la había hecho ir ese día
para acudir a la fiesta. Miró a su alrededor y decidió que esperaría a que Ricardo
se fuera. Luego daría la noche por terminada. Dio otro sorbo de champán
mientras estudiaba las parejas que bailaban en la pista. La decoración de la
sala de baile del hotel Copley Plaza se asemejaba a los jardines de Versalles.
Había fuentes, cenadores con flores fragantes, pequeñas luces blancas que
creaban el más romántico de los ambientes. Suspiró.
Tenía más razones para alegrarse de dejar Chicago. Acababa de romper
oficialmente su compromiso con el fiscal Daniel Martín. Después de dos años de
salir juntos y cuatro meses de compromiso, había creído que por fin había
encontrado al hombre de sus sueños... hasta que lo encontró desnudo, acostado
con una morena de aspecto exótico y grandes pechos de silicona. Jamás había
imaginado que la engañaría de ese modo y su única excusa había sido que no
estaba preparado para el compromiso.
Lali se había organizado la vida en torno a ese hombre, había planeado su
futuro con él y, de pronto, todo había terminado. Dio otro sorbo de champán y
miró a los invitados. Quizá fuera hora de tranquilizarse, dejar de perseguir el
amor a la desesperada y disfrutar de un poco... de lujuria. Había dado un
primer paso hacia su independencia comprándose una casa a su nombre nada más.
—Sé exactamente lo que necesito en estos momentos —murmuró Lali—. Una
aventura de una noche, agradable y muy apasionada.
Continuará...
Qué creen que va pasar ahora? mmmm. jajaja :) Hasta mañana chicas!
Me ha llamado mucho la atención esta nove, se ve q va a estar muy buena!! Espero q la sigas subiendo.
ResponderEliminarEsta Muy BUENA La Nove
ResponderEliminarAhhhhhhh si es lo que yo creo me encanta!!!! :D @LuciaVega14
ResponderEliminarAiii que INTRIGA! Muy Buunea la Nove♥
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