domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 3

+ y ahi tienen a Lali ☺ +







Peter echó una carrerita hasta el aparcamiento donde tenía el coche. Con un poco de suerte, conseguiría lo que quería pronto y podría pasar el resto de la noche del sábado en el pub de Lanzani, relajándose con una copa de Guinness y seduciendo a alguna mujer bonita. Peter sonrió. Quizá hasta se dejaba puesto el esmoquin. Se­guro que conseguiría llamar la atención de un buen puñado de bellezas.
—Primero el deber, luego el placer —mur­muró mientras arrancaba

Capítulo 3

Cuando recogieron las mesas y la orquesta empezó a tocar, Mariana Espósito estaba lista para irse a casa... o volver al hotel, que era su casa en esos momentos. Se apoyó en la barra y pidió su primera copa de champán. Luego, hizo una mueca de dolor, martirizada por el calzado que había elegido. Aunque los zapatos hacían juego con el vestido, no eran para una larga velada de pie.
Había llegado al aeropuerto de Buenos Aires esa misma tarde, procedente de Chicago, intrigada por la razón por la que la habían llamado. Ri­cardo Soler se había puesto en contacto personalmente con su jefe en la empresa de re­laciones públicas Dilan Scott para solicitar sus servicios. Según Don Dilan, Ricardo Soler estaba dispuesto a pagar un adelanto jugoso sin dar explicaciones del motivo por el que la quería.
Y no iba a negarse. Ese trabajo podía ser su billete hacia la directiva, a un paso de la vicepresidencia. Aunque no le habían dado ninguna pista, Lali sospechaba la razón por la que la ha­bían elegido. Soler era un pez gordo del sector inmobiliario y el año pasado ella había llevado un gran escándalo sobre una construc­tora inmobiliaria de Chicago.
Estaba especializada en momentos críticos. La gente la llamaba cuando las cosas se ponían feas y ella se encargaba de arreglarlas. Durante el vuelo, Lali se había leído todo lo que había podido reunir sobre Inversiones Soler, em­presa en poder de centros comerciales, moteles y restaurantes de comida rápida. Ricardo Soler tenía contactos políticos y, a pesar de sus orígenes humildes en un barrio de clase trabaja­dora en Buenos Aires, su negocio subía como la espu­ma.
Para Lali, había sido un alivio recibir una oferta para trabajar fuera de Chicago, aunque echaba de menos su casa nueva y a su mejor amiga, Cande Vetrano. Trabajaban juntas en la agencia y solían hablar de montar su propia em­presa. Pero tenía una hipoteca que pagar y, por el momento, trabajar para Dilan era un paso adelante que no podía dejar de dar.
Esperaba que Soler estuviese hundido en una buena crisis a la que hincarle el colmillo o algún problema político espinoso que pudiese solucionar. Resolvería lo que tuviese que resol­ver y unos meses después volvería a Chicago con una experiencia sobresaliente para su currículo. Luego, exigiría el ascenso.
—¿Lali?
Se giró y encontró a Ricardo Soler frente a ella. Era un tipo atractivo, de cuarenta y pico, con el pelo gris por los lados y modales impeca­bles. Llevaba un esmoquin a medida, probablemente de uno de los mejores diseñadores en moda masculina. Si no hubiese sido un cliente, y no hubiese estado casado, Lali podría haberlo considerado una opción. Pero ella nunca mez­claba el placer con los negocios.
—Una fiesta estupenda —dijo ella—. Ha he­cho un trabajo excelente como anfitrión, señor Soler.
—Yo no he hecho nada —Soler esbozó una sonrisa forzada—. Contraté a una persona para que organizara la fiesta y mi mujer se ocu­pó del resto. Mire, tengo que irme. Tengo que tomar un avión. Una emergencia con un grupo de inversores de Japón. Sé que no hemos tenido oportunidad de hablar y voy a estar fuera los próximos días. Pero quiero que el lunes llame a mi secretaria. Le programará citas con los princi­pales miembros de la directiva.
—Perfecto. Necesito saber todo lo que pue­da. Si me dice en qué quiere que trabaje, quizá pueda preparar las entrevistas y la siguiente vez que nos veamos...
—Ya hablaremos de eso el martes —atajó él.
—De acuerdo.
—Si necesita algo, llame a la señora Navarro. Buenos Aires es una ciudad bonita en diciembre. Salga, haga turismo —dijo, se dio media vuelta y se marchó.
Lali se quedó extrañada. No entendía por qué la había hecho ir ese día para acudir a la fiesta. Miró a su alrededor y decidió que espera­ría a que Ricardo se fuera. Luego daría la noche por terminada. Dio otro sorbo de champán mientras estudiaba las parejas que bailaban en la pista. La decoración de la sala de baile del ho­tel Copley Plaza se asemejaba a los jardines de Versalles. Había fuentes, cenadores con flores fragantes, pequeñas luces blancas que creaban el más romántico de los ambientes. Suspiró.
Tenía más razones para alegrarse de dejar Chicago. Acababa de romper oficialmente su compromiso con el fiscal Daniel Martín. Des­pués de dos años de salir juntos y cuatro meses de compromiso, había creído que por fin había encontrado al hombre de sus sueños... hasta que lo encontró desnudo, acostado con una morena de aspecto exótico y grandes pechos de silicona. Jamás había imaginado que la engaña­ría de ese modo y su única excusa había sido que no estaba preparado para el compromiso.
Lali se había organizado la vida en torno a ese hombre, había planeado su futuro con él y, de pronto, todo había terminado. Dio otro sorbo de champán y miró a los invitados. Quizá fuera hora de tranquilizarse, dejar de perseguir el amor a la desesperada y disfrutar de un poco... de lujuria. Había dado un primer paso hacia su independencia comprándose una casa a su nombre nada más.
—Sé exactamente lo que necesito en estos momentos —murmuró Lali—. Una aventura de una noche, agradable y muy apasionada.


Continuará... 

Qué creen que va pasar ahora? mmmm. jajaja :) Hasta mañana chicas! 

4 comentarios:

  1. Me ha llamado mucho la atención esta nove, se ve q va a estar muy buena!! Espero q la sigas subiendo.

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  2. Esta Muy BUENA La Nove

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  3. Ahhhhhhh si es lo que yo creo me encanta!!!! :D @LuciaVega14

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  4. Aiii que INTRIGA! Muy Buunea la Nove♥

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