domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 1

Pronto aparece Lali. :) 








CAPITULO 1


La sala de prensa era el ejemplo perfecto de un caos controlado. Los fines de semana siempre eran una locura, con los empleados más jó­venes del canal trabajando mano con mano con los dinosaurios de la plantilla. Peter entró en su despacho. Se alisó la camisa; no solía llevar esmoquin y, cuando lo hacía, le resultaba muy in­cómodo.
Se miró al espejo. Lo cierto era que causaba sensación entre las mujeres. ¿Qué tenían los esmóquines y las pajaritas que hacían derretirse al género femenino? No tenían nada de especial. Eran como unos vaqueros gastados y una cami­seta, ¿no?
Frunció el ceño. Lástima que no se tratara de un simple acto de sociedad. Aunque habría unas cuantas mujeres bellas en la fiesta de re­caudación de fondos de esa noche, Peter asistía por asuntos de trabajo. Y él nunca mezclaba el placer con los negocios.
—Mírate.
Peter se giró hacia la izquierda y vio a Vanesa Gregory, apoyada contra una de las paredes del despacho, con una sonrisa ancha y los ojos chispeantes de buen humor. Vanesa era su fotógrafa favorita, o la diosa de la cá­mara, como le gustaba llamarse. Descarada y valiente, a menudo se veía obligada a hacerse hueco a codazos entre una multitud de com­pañeros gráficos másculinos para conseguir la mejor foto, plantando la cámara frente a la cara del interrogado para cazar los matices ex­presivos de su reacción. En los casos de inves­tigación difíciles, Vanesa era la colaboradora perfecta.
—No te rías —la advirtió Peter.
—Estás estupendo —dijo ella entre risas. Se acercó a ajustarle el nudo de la pajarita—. Pero me parece demasiado elegante para el noticiero de las once —añadió apuntando al esmoquin.
—No es para eso. El noticiero es mañana — contestó Peter—. Estoy trabajando en una historia.
—Espero que no me necesites para esa histo­ria. Sabes que no me pongo...
—Vestidos —completó Peter—. Sí, lo sé. La última vez que te pusiste un vestido fue el día de tu boda.
—Exacto —Vanesa le sacudió una peque­ña pelusa del hombro—. Y le he prometido a Ronaldo que me pondría un vestido en nuestras bodas de plata. Todavía faltan quince años.
—Tranquila —dijo él—. De momento sólo tengo una pista. Ricardo Soler, el explota­dor inmobiliario de nuestro querido barrio, cele­bra una fiesta de recaudación de fondos. Pienso colarme y echar un vistazo a los invitados.
—¿Todavía sigues con ese rollo? Como el jefe se entere de que estás detrás de Soler, te cortará la cabeza. ¿O has olvidado el dinero que Soler gasta en publicidad en nuestra cade­na?
—Tiene seis restaurantes de comida rápida y una tienda de coches, que no representan más que una parte de su volumen comercial. Ade­más, la política de la emisora establece que los departamentos de ventas y noticias son independientes.
—Eso dicen, pero WBTN no existiría sin el dinero de la publicidad. Y acabarías teniendo que retransmitir tu historia desde una azotea.
—Sé que tengo una historia —insistió Peter—. Lo presiento. Voy a acorralarlo y veré qué pasa. Total, ¿qué puede hacer? Estará rodeado de un montón de ricachones ansiosos por trepar un peldaño en la escala social. Tendrá que compor­tarse.
—¿Estás loco? Te echarán en cuanto...
—¿No crees que el público tiene derecho a saber qué pasa? Tres constructoras se pasan siete años de juicios para conseguir esos terrenos. Soler llega y consigue el contrato en cues­tión de semanas. Quiero saber cuánto ha paga­do y quién se ha llevado el dinero.
—Esos tipos saben cubrirse las espaldas.
—Acuerdos inmobiliarios oscuros, negocia­ciones secretas y un montón de dinero pasando de unas manos a otras. Antes o después se rela­jarán y cometerán un fallo. Soler consigue los contratos con demasiada facilidad. Mi cuña­do Rafael Gusmán es contratista y hasta él está convencido de que Soler no es trigo limpio.
—¿Eres consciente de que el dueño de este canal es un viejo amigo de Ricardo Soler? Desde luego, es una buena manera de acabar en el paro.
—Me he convertido en el corresponsal de in­vestigación con más audiencia de Buenos Aires en menos de un año —Peter rió—. No me van a despedir.
—Pero quizá no te ofrezcan los telediarios del fin de semana. Y sabes que el encargado del fin de semana será el que sustituirá a Barto cuan­do se jubile dentro de dos años.
Los rumores se sucedían desde hacía sema­nas, pero Peter trataba de no hacerles caso.

Continuará ... 

1 comentario:

  1. BUENISIMO EL CAP!!!!!! Me encanto igual de a poco espero ir entendiendo mas la nove! :D muchas gracias por subirla @LuciaVega14

    ResponderEliminar