Hola chicas, les dejo nuevo capi :) Pronto se viene el encuentro... Lo bueno se hace esperar. Si hay firmas subo más hoy, si no.. hasta mañana! besos
—¿Qué he hecho?
Capítulo 16
Lali estaba sentada en su despacho de Inversiones Soler, mirando el
horizonte por la ventana. Se levantó de la mesa y se fijó en tráfico que
congestionaba las calles abajo. Aunque Buenos Aires era una ciudad bonita, no
era Chicago. Suspiró. Sólo llevaba fuera de casa tres días y ya sentía
nostalgia.
Tras romper con Daniel, había tomado algunas decisiones importantes.
Había visto una casa vieja en Chicago y, sin pensárselo dos veces, se la había
comprado. Había sido un primer paso hacia la independencia. Desde que había
salido de la residencia de estudiantes en la universidad, había vivido de
alquiler, a la espera de que el hombre ideal apareciera, se casaran y compraran
una casa juntos.
Pero, de pronto, tenía una hipoteca que pagar ella sola y una casa vieja
que necesitaba un tejado nuevo. Conseguir un ascenso de puesto y un aumento de
sueldo la ayudarían a pagar las facturas. Si hacía un buen trabajo con Ricardo Soler,
Don Dilan tendría que reconocerle su valía.
La casa no había sido el único cambio. Una vez más, pensó en Peter Lanzani.
Su pequeña aventura también había formado parte del plan... Plan del que cada
vez se arrepentía más.
Se apartó de la ventana. ¿Por qué no podía quitarse a Peter Lanzani de
la cabeza? Sí, había sido una noche de sexo del bueno, de acuerdo. Increíble
incluso. Pero tenía que creer que lo realmente especial había sido la
espontaneidad con que había actuado. No estaba acostumbrada a hacer el amor en
el asiento trasero de una limusina.
Después de lo que había pasado, se había quedado satisfecha con el
resultado. Había obtenido justo lo que quería... en un principio. Pero luego no
había dejado de rememorar aquel acto apasionado. En ningún momento había
imaginado que tendría tantas ganas de volver a verlo.
Se sobresaltó al oír que llamaban a la puerta. Lali respiró
profundamente. Estaba muy tensa. ¿Sería un efecto secundario de aquel arrebato
lascivo?
—¿Sí?
—El señor Soler quiere verla, señorita Espósito —la informó María, la
ayudante que le habían asignado, tras asomar la cabeza por la puerta—. En su
despacho.
—Gracias, María.
Lali se alisó la falda, sujetó el cuaderno entre el brazo y el costado,
salió de su despacho y recorrió el pasillo hasta el ascensor. Una vez dentro,
se apoyó contra la pared y miro cómo iban cambiando los números de las plantas.
Así era como las mujeres normales se volvían desvergonzadas, musitó. Sólo podía
pensar en sexo, sexo y más sexo. Si hubiese habido algún hombre atractivo en
el ascensor, a saber qué habría ocurrido.
—Necesito un hobby —dijo—. Algo para distraerme. Cerámica o kickboxing.
Podría apuntarme a clases de canto. Siempre he querido aprender a cantar... Y
no estaría mal si dejara de hablar conmigo misma —añadió al ver la cámara de
seguridad situada en una esquina del ascensor.
Las puertas se abrieron y Lali avanzó a paso ligero hasta el final del
pasillo. La secretaria de Ricardo Soler se levantó al verla llegar.
—Hola, señorita Espósito. ¿Quiere que le traiga algo?
—Un café si es tan amable, señora Navarro —contestó Lali—. Con leche, una
cucharada de azúcar —precisó antes de llamar a la puerta, empujarla y entrar.
Ricardo Soler la recibió tras una mesa imponente, impecablemente
organizada. Apuntó hacia una silla.
—Buenos días, Lali. Supongo que la señora Navarro te ayudó ayer a
instalarte.
—Sí. Tengo despacho, una ayudante y he conocido a algunos de sus hombres
de confianza —Lali hizo una pausa—. Parece que el departamento de relaciones
públicas lo está haciendo muy bien. Así que sigo sin entender para qué me
necesita
Soler se apoyó contra el asiento y
se cruzó de brazos.
—Hay una operación en marcha que puede generar un poco de revuelo y
necesito a alguien con experiencia para manejar la situación cuando estalle.
Alguien de fuera, objetivo, para que nos guíe.
—¿Qué clase de operación? —preguntó Lali, advirtiendo la tensión del
rostro de Soler.
—Estoy trabajando en un proyecto de desarrollo en el puerto.
—El proyecto Marat —dijo ella.
—Como sabes, sacar adelante un proyecto inmobiliario de esta magnitud
puede resultar casi imposible. Hay un sinfín de trámites y papeleos y, si no
llevo el asunto de forma expeditiva, se puede generar cierta inseguridad entre
los inversores y perdería el proyecto. Estaba a punto de renunciar a él cuando
se me ocurrió una forma de llevarlo a cabo.
—¿Y? —preguntó Lali, disimulando el malestar que empezaba a sentir—. ¿O
quizá debería no preguntar?
—Creo que es mejor que lo sepas todo. Digamos que, si infrinjo la ley o
no, depende de la interpretación que se haga de dichas leyes. Tuvimos que hacer
algunas cosas que no eran totalmente éticas. Y algunos medios de comunicación
están detrás de mí desde que conseguí el contrato para mi primer centro
comercial. Si los detalles de esta operación salen a la luz, mis inversores se
retirarán y acabaré en la ruina. Inversiones Soler quebrará y dejará sin trabajo
a centenares de personas. Vi cómo llevaste el caso de soborno para la
adjudicación aquella de Chicago. ¿Puedes hacer lo mismo con nosotros?
Continuará...
sghfdkjsjlapvmn se pone cada vez mejorrrr!
ResponderEliminarGenial, espero el próximo :)
:O channnnnnn!!! @LuciaVega14
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