Capítulo 18

Chicas, ponganse las pilas y firmen. Hay muchas visualizaciones pero nada de firmas :( Gracias a las chicas que firman y a las que siempre me hablan por Twitter. Si hay firmas subo más novela hoy :)  Mi twitter es @siempreconlyp , por si alguna chica quiere que la avise cuando suba. Besos. Disfruten!

—Peter Lanzani.

El corazón se le aceleró al oír su voz, tan sua­ve y profunda.

Capítulo 18

—¿Señor Lanzani?

—¿Quién habla?

—Mi nombre es lo de menos. Tengo algo que le puede interesar... sobre Ricardo Soler. ¿Podemos quedar en algún sitio?

—De acuerdo —contestó él tras pensárselo unos segundos—. Hay un local en San Clemente del Tuyú. El Pub de Lanzani.

—¿Pub de Lanzani?

—Es de mi padre. Allí podremos hablar. Con­fíe en mí. ¿Como la reconoceré?

—Yo lo reconoceré a usted. Hoy a las tres de la tarde —dijo Lali—. No falte —añadió y colgó acto seguido. Respiró profundo. El pub de su padre seguía sin ser terreno neutral, pero, si hubiese protestado demasiado, Peter podría haber sospechado algo. El Pub de Lanzani era un lugar tan bueno como cualquier otro para hacerle frente.

Pero, ¿qué le diría? Lali se frotó la cabeza, tra­tando de borrar la confusión que ofuscaba su cerebro. Fuera lo que fuera, tendría que asegurarse de dejarle claro cuál era su posición. No iba a meterse en el asiento trasero del coche más cercano y repetir lo que habían compartido en la limusina la otra noche. Sería educada y le recomendaría que se mantuviera alejado de Ricardo Soler. No prestaría atención a su in­creíble cuerpo ni a su sonrisa, ni al modo en que la miraba, como si sólo quisiera arrancarle la ropa y devorarla.

—Puedo hacerlo —murmuró Lali—. No sólo es un trabajo. Es una aventura.

Peter aparcó frente al pub a las tres menos cinco. Salió del coche y miró de un lado a otro de la calle por si su contacto lo esperaba afuera.

Sabía que era una mujer, nada más.

Como periodista de investigación, había pa­sado muchísimas horas localizando personas que podían estar dispuestas a confesarlo todo, convenciendo a ex secretarias, vecinos cotillas y hasta parientes para que delataran a quienes consideraban culpables de algún tipo de irregularidad. Sospechaba que esa mujer sería una empleada, una ex novia si tenía suerte.

Subió las escaleras de dos en dos y empujó la puerta. Por suerte, el pub estaba casi vacío. Un par de clientes habituales jugaba a las cartas con Pablo en un extremo de la barra. Y una pareja comía en una de las mesas. Aunque el pub funcionaba muy bien, ya había pasado la hora punta de comer y quedaba mucho para la hora de las copas.

—Hola, papá —lo saludó Peter. Pablo sol­tó las cartas, pero su hijo levantó una mano—. Ya me sirvo yo.

Pasó al otro lado de la barra, sacó una botella de agua de la nevera y luego se sentó a esperar en una banqueta. Ni siquiera tenía la certeza de que la mujer fuese a aparecer. Muchos de sus contactos acababan dando marcha atrás en el último momento, preocupados por su seguridad si llegaban a hacer algún comentario. Pero Peter había aprendido a tener paciencia. Una buena historia solía llevar su tiempo.

Peter se giró al oír que se abría la puerta, pero era su hermano Thiago. Este lo saludó con la cabeza y se sentó en un taburete a su lado.

—Hola, Peter.

—Thiago —murmuró aquel.

—Esperaba encontrarte aquí —Thiago se llevó una mano al bolsillo y sacó un trozo de papel. Se lo entregó a Peter—. Ahí tienes.

—¿Qué es esto?

—Lali Espósito. Se aloja en el hotel Eliot. Habitación 312.

—No te he pedido que la encontraras —dijo Peter y le devolvió el papel.

—No hacía falta. Ya que vais a casaros, pensé que querrías saber dónde estaba.

—Maldita sea, no voy a casarme con ella — Peter se puso de pie.

—Eso dices, pero yo lo tengo claro —Thiago se encogió de hombros. Agarró el papel, pero, en el último segundo, Peter se lo arrebató. Son­rió—. Lo sabía.

—¿Has venido por alguna razón o sólo para atormentarme?

Thiago metió la mano en otro bolsillo de la chaqueta y sacó un fajo de papeles:

—Una lista con los nombres de las personas que han dejado de trabajar para Soler en el último año. Me lo pediste hace unas semanas, ¿recuerdas?

—¡Vaya! No pensé que pudieras conseguirlo tan rápidamente —dijo Peter, olvidada la irrita­ción de instantes antes.

—Hay diecisiete nombres. Secretarias, subdi­rectores de departamento y un tipo de contabili­dad.

—Gracias, hermano. Te debo una.

—Te mandaré la factura —dijo Thiago sonrien­te mientras se levantaba—. Tengo que irme. Nos vemos.

Peter miró a su hermano caminar hacía la puerta. La abrió, se paró y vaciló, amagando hacia la izquierda y la derecha, para esquivar a un cliente que entraba. Por fin se esquivaron y la mujer se quedó mirando a Thiago boquiabier­ta.

—¿Lali? —preguntó Peter, desconcertado. Se levantó de la silla, parpadeó convencido de que estaba teniendo una alucinación. Pero era ella. Lali Espósito estaba en el Pub de Lanzani. ¿Qué diablos hacía allí? ¿Le había hablado del pub?, ¿había ido a buscarlo?

Suspiró. Estaba preciosa. Con el pelo castaño hacia atrás, recogido en un moño detrás de la nuca. Llevaba un traje de negocios conservador que ocultaba sus formas, pero volvió a dejarlo sin respiración, como la primera vez que la ha­bía visto con aquel vestido dorado.

Lali cerró la boca al verlo. Luego frunció el ceño y miró de nuevo hacia la puerta.

—Mi hermano gemelo, Thiago —explicó Peter mientras se acercaba a ella—. La gente dice que nos parecemos, pero yo no lo veo. ¿Qué haces aquí? No esperaba volver a verte.

Lali cruzó los brazos y miró a cualquier parte menos los ojos de Peter.

—Teníamos una cita. A las tres en punto.

Continuará...

Y llego lo que ustedes tanto esperaban... EL ENCUENTRO!  :) jajajajaja Espero que les guste. FIRMEN chicaaaaaas! :)