domingo, 1 de julio de 2012

Capítulo 35


hola hola :) DISFRUTEN! La foto es de la genia de @cutenesslyp :)  El amiguito de Peter ama a Lali (? jajajajaja BUENO! + comentarios = + capítulos. 

-Mejor que bien. -Deslizó los dedos por debajo del vestido y le metió la mano entre los pechos. Los acunó con su palma caliente y empezó a rozarle el pezón con el pulgar-. Por cierto...
-Mmm... -Lali abrió los ojos.
-Yo nunca haría nada que tú no quisieras. Nunca te haría ningún daño. - Y con la mano libre empezó a desanudarle el vestido tras la nuca-. A menos que me lo pidieras con mucho cariño, claro.

Capítulo 35

El nudo se deshizo y los tirantes del vestido se escurrieron por los hombros de Lali. Peter la miró a los ojos y encontró exactamente lo que quería encontrar. Ahí estaba, en sus párpados ligeramente caídos, junto a la chispa que destellaba como una lla­ma. Le frotó suavemente el pezón y sintió que se endurecía entre sus dedos. Ella se pasó la lengua por los labios y él la besó, saboreando el deseo en su boca. El deseo de ella hacia él. El deseo de él hacia ella. El mismo deseo que lo había tenido despierto aquella noche. El mismo deseo que le había provocado una tre­menda erección.
Deslizó los tirantes hacia abajo y el vestido cayó hasta las caderas. Peter se inclinó un poco hacia atrás para contemplarle los pechos. Perfectos. Suaves. Con forma de pera y el pezón co­mo una pequeña frambuesa. El que sostenía le llenaba la mano y él lo sobaba con dulzura. Notó cómo ella tomaba aire, cómo aguantaba su lascivo escrutinio.
¿Cómo podía haber pensado que una noche con ella le bas­taría? Después de una noche la deseaba aún más que antes, cuan­do sólo había sido una fantasía. Ahora sabía que era mucho me­jor que una fantasía. Mejor que nada de lo que había tenido hasta entonces. Y sabía que, mientras ella estuviera a su alcance, iría por ella.
Lali le agarró la camiseta para arrancársela de los vaqueros. Él se la quitó por la cabeza y, antes de que la camiseta tocara el suelo, las manos de ella ya se habían posado en su torso. Le aca­riciaban los costados y los hombros y le recorrían el pecho. Lali se inclinó hacia delante y le besó la nuez. Aquella lengua húme­da y caliente le provocó un escalofrío en todo el cuerpo y se pu­so tan erecto que hasta pulsaba.
Los dedos de Lali le peinaban el vello del pecho, trazando un reguero de fuego hasta la cintura de los pantalones. Le de­sabrochó el botón, metió la mano dentro de los vaqueros y lo in­vitó a salir. Ésa era una de las cosas que a él le gustaban de Lali: no le daba ninguna vergüenza ir por lo que quería.
Peter miró hacia abajo, por entre los pechos de Lali, y vio su pene descansando en la suave mano de la mujer. No sabía có­mo iban a ir las cosas entre ellos, pero en aquel momento tam­poco le importaba. Sentía el bombeo desbocado de la sangre en las venas, en la cabeza y en la entrepierna. El deseo se le había ins­talado como un nudo en el estómago. Entonces cubrió la mano de Lali con la suya y empezó a moverla arriba y abajo, hacien­do resbalar el suave prepucio acompasadamente.
Sabía que llegaría el momento en que no podría tocarla, cuan­do ella no estuviera ya allí. Pero ahora sí estaba y él la deseaba como nunca había deseado algo. Deseaba el dolor en la tripa y las fuertes palpitaciones en el vientre. Deseaba tener aquella sen­sación de ser arrollado por un tren fuera de control, de ser aplas­tado por algo que no podía ni quería detener.
La besó en la boca, en las mejillas y el cuello. Le desabro­chó el vestido por detrás y la prenda cayó ondeando a sus pies. La tenía de pie ante él sin nada más que las braguitas de seda azul. Lali frotó su vientre plano contra la punta del erguido pene y a él casi se le doblan las rodillas. Aunque sabía que le aguardaban cosas mejores, deseó que aquel momento durara pa­ra siempre.
-Hazme el amor, Peter -le susurró ella.
Él le tomó las manos y se las apoyó en sus hombros.
-Estas chicas de ciudad... -dijo mientras la levantaba del charco formado por el vestido amontonado en el suelo-. Siempre vais con prisas. -Volvió a bajarla muy lentamente, deslizándola por todo su cuerpo. Los pezones se rozaron y la estrechó aún más contra su cuerpo. Pezón con pezón, ingle con ingle, y la erec­ción oprimida contra el muslo y la entrepierna de Lali-. Tene­mos todo el día. Y toda la noche.
-¿No tienes que ir a ningún sitio? -preguntó ella, con la boca a la misma altura que la suya-. ¿No te reclama el deber?
-No. Hoy ya he hablado con Adam y he dejado a su perrita con mi madre. -Presionó las caderas contra ella-. Éste es el único sitio donde quiero estar.
Peter hubiera permanecido así más rato, pero ella se deshi­zo de sus brazos y él, dolorosamente erecto, vio cómo se alejaba.
 -¿Adónde crees que vas?
-No te muevas. -Lo miró por encima del hombro y son­rió-. Ahora vuelvo.
Peter miró hacia abajo, a la erección que asomaba por sus pantalones como un madero a la deriva, y se preguntó qué de­monios se proponía aquella mujer. ¿Acaso no acababa de pedir­le que le hiciera el amor? Se sacó la cartera y la tiró sobre la me­sita del café.
-¡Haz algo útil! -le gritó ella desde el comedor-. ¡Quíta­te la ropa!
El sheriff se quitó las botas y metió los calcetines dentro. Mientras se bajaba lo pantalones oyó una guitarra acústica y un violín. Dejó caer los vaqueros junto a las botas y levantó la vista. Lali reapareció y se dirigía hacia él, con los pechos balanceán­dose ligeramente a cada paso. Desde la otra sala, Dwight Yoakam cantaba algo sobre un viaje salvaje. Mierda, ya no podría volver a escuchar a Dwight sin pensar en Lali acercándosele con sólo las braguitas puestas.
-Nunca había escuchado música country -le informó Lali-. Quiero ampliar mis horizontes. Experimentar cosas nuevas.
Él la agarró y la estrechó contra su pecho. Se tomó a pies juntillas sus palabras y consideró un deber proporcionarle nuevas experiencias. Mientras Dwight cantaba sobre una mujer que se frotaba la mano en el muslo, Peter se frotó contra los muslos de Lali y recorrió con las manos aquel delicioso trasero cubierto sólo por las braguitas de seda. Sintiendo los senos de Lali con­tra su pecho, Peter le oprimió la pelvis y la besó provocando una larga, intensa y húmeda maraña de lenguas y bocas entrela­zadas y jadeantes. Después deslizó la mano por el costado del fe­menino cuerpo hasta la parte delantera de sus braguitas. Estaba mojada y, cuando le tocó el punto más caliente y húmedo, Lali emitió un torturado gemido.
Lali volvió a deshacerse del abrazo, pero esta vez no lo abandonó.
-Siéntate -le ordenó.
No esperó que él obedeciera y le plantó las manos en el pe­cho, empujándolo hasta sentarlo en el sofá. Se puso de pie entre sus piernas abiertas y se bajó las bragas deslizándolas por los muslos. Mientras ella las echaba hacia atrás con el pie, él paseó la mirada por sus piernas hasta el pubis. Aquella misma ma­ñana había estado imaginando aquella entrepierna, con el resul­tado de que había empotrado el tractor en la pared del establo de su madre.
Sólo con mirarla se le hacía difícil respirar.
-Necesito un sombrero de fiesta -anunció Peter.
-¿Qué?
-Tengo un preservativo en la cartera.
Lali la cogió de la mesita y sacó un envoltorio dorado.
 -Pensaba que no habías venido por sexo.
Él sonrió.
-Bueno, los tíos siempre tenemos la esperanza.
Lali levantó una ceja mientras retiraba el preservativo del envoltorio y lo sostenía entre los labios. Y, ante los atónitos ojos del sheriff, se lo colocó con la boca.
-¡Ay, Dios! -gimió Peter mientras ella le ampliaba los ho­rizontes, proporcionándole una experiencia completamente nueva para él.
Cuando ella se le subió al regazo, él ya estaba muy cerca del punto sin retorno. Lali colocó la punta del pene en posición y se sentó lentamente sobre él hasta tenerlo hincado en lo más pro­fundo. A pesar de la fina capa de látex, su vagina ardiente envol­vió la erección de Peter como si estuviera hecha a medida para él. Ella se estremeció y él sintió todas y cada una de las ondula­ciones de aquel ajustado conducto. Ella se le agarró a los hom­bros y se echó hacia atrás. Tenía los labios abiertos, la cabeza la­deada y las mejillas sonrosadas. La nitidez de sus ávidos ojos se concentraba en él como si fuera el único hombre de la tierra que podía darle lo que ella necesitaba.
Ella susurró su nombre y él le puso las manos en la espalda. Le besó los pechos y, cuando ella tensó sus apretados músculos, Peter tuvo que hacer un esfuerzo para no alcanzar el clímax antes que ella. Intentó pensar en otra cosa, pero hasta la última célula de su cuerpo estaba concentrada en ella. En cómo se sen­tía en su interior. En la calidez de sus músculos contraídos. En el latido punzante y sordo que le oprimía las ingles.
Lali se enderezó y pegó su frente a la de Peter, que respi­ró el aire de los pulmones de aquella mujer que se movía arriba y abajo, envolviéndolo con un ritmo lento y regular que encen­día aún más su deseo febril. Le agarró las nalgas y la empujó ha­cia abajo con fuerza, instándola a moverse más rápido.
En aquel momento pensaba que no podía haber nada mejor que estar dentro de Lali pero, con la siguiente penetración, cambió de opinión. Sintió un ardor mucho más intenso. Y la humedad, como en su boca, pero todavía mejor. El calor le reco­rrió la piel como un fuego desbocado. Lali gimió y lo estrujó con fuerza, palpitando y contrayendo los músculos vaginales. Las fuertes contracciones de aquel orgasmo le arrancaron a Peter una eyaculación abrasadora, dejándolo sin resuello.
Alcanzó las profundidade pero, ya cuando se vaciaba por última vez en su interior, se percató de por qué de repente se había sentido tan arro­pado.
Se había roto el preservativo.
Lali apoyó la cabeza en el hombro de Peter mientras la música llenaba el silencio, roto sólo por sus jadeos al respirar. No había imaginado que el sexo con Peter pudiera ser aún mejor que la primera noche. Pero se había equivocado. Puede que aho­ra fuera mejor porque ella estaba más relajada, más a gusto con su propio cuerpo y el de su amante, más cómoda para ser ella misma.
Esperó a recuperar el aliento y entonces bromeó:
-Creo que me has arruinado todas las expectativas de estar con otros hombres. -Al ver que él no decía ni palabra, separó la cabeza y lo miró a la cara. No tenía precisamente el aspecto de un hombre disfrutando de su placer-. ¿Qué ocurre?
-Levántate -repuso él, lacónico.
Nada más levantar las rodillas, él la agarró por las caderas y la puso de pie. Sin mediar palabra, recogió sus vaqueros y se fue al baño.
Lali lo miró hasta que la puerta del baño se cerró y la bur­buja de dicha que la envolvía explotó como un globo. Estaba de pie en medio del salón, y de pronto se sentía desnuda e indefen­sa. ¿Qué había pasado? ¿Qué había ido mal? ¿Qué había hecho?
Recogió su vestido y se lo puso por la cabeza. No sabía ni qué había pasado ni qué había hecho mal. Todo había sido mara­villoso hasta después de terminar, hasta que ella había hecho aquella broma picante. Quizás había sido eso. Quizás a él le ha­bía sonado a compromiso. Se ató los tirantes en la nuca. Tenía que ser eso. Lo había puesto de mal humor. Ahora seguramente se iría. Pensar que saldría por la puerta le heló la sangre.

Continuará...

23 comentarios:

  1. jodeme que viene un lanzani-esposito aaaaaaaaaa

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  2. Lina (@Lina_AR12)1 de julio de 2012, 21:25

    Todo bien q se rompio el preservativo,pero ël podria haber actuado diferente,lo paralizó el miedo a tener otro hijo pero actuar así te hace sentir la peor!
    Sube otro por favor!

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  3. chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan dale subite el otroooo no seas mala (? @ConEllosSiempre

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  4. Me gusta :D
    Peter ella no se puede quedar embarazada :)

    Mas nove
    @Teen_Angels94

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  5. oh oh.... y ahora quien podra defenderlos ;)

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  6. naaa un hijito pero que bravo peter haha

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  7. hay no :(
    masssssssssssssssss porfis!!

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  8. quiero el proximo cap.... como se comportara peter

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  9. porque igual dudo que lali tome las pastas :/

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  10. chann !!! ahora que pasara??? me encanto el capítulo !!
    espero el proximo
    besos

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  11. AAAAAAH, POR FIN LLEGUE!!!!!!! me encantaa!! pero yo creo que Peter tendria que saber el SECRETO de Lali!!! Buenisimaaaaaa :)

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  12. Y ahi ella le dice que esta operada y que no puede tener hijos =/
    Que onda Peter con los preservativos? Ya es la segunda vez que se rompe ¬¬ jajajaj

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  13. aaaaaaaaaaai quiero mas nove♥

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  14. QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE
    QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE
    QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE
    QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE QUIERO MAS NOVE

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  15. Quiero mas y que peter se entere que ella no se puede embarazar

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  16. seguro se le cruza por la cabeza el dia q eugenia quedo embarazada por eso salio corriendo
    quiero otro cap
    beso

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  17. Peter seria muy piña cómo se dice en Perú si vuelve hacer padre debido a un descuido pero cómo es con Lali sería algo lindo.
    Desde el lunes no podré firmarte seguido, empezaré a trabajar y se me complicará pero te leeré desde el celu.
    Masi_ruth

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  18. aaaay noo! Pero Lali no puede tener hijos, debería decírselo a Peter. Este Peter... es la 2da vez que se le rompe el preservativo, pobre.
    Espero el sgte. capi!!

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  19. what the fuuuuuuck!!!!!??????

    M A S S S S S S S S ! ! !

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  20. que lastima que Lali no le dijo la verdad a Peter sobre su operacion sino esto se podria haber evitado, encima pobrecita piensa que es culpa de ella, mas le vale no tratarla mal porque le corto las kfwelfhrwl ¬¬ jajajaja muy buena la noveeee @LuciaVega14

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