domingo, 15 de julio de 2012

Capítulo 50


Hice un cambio en la disposición de los caps... 2 caps para el final! Creo que mañana se termina :) Disfruten y comenten! Besos y gracias por los comentarios ♥ 




-No -dijo ella, sacudiendo la cabeza-. Nunca lo sabrás, porque eso significaría que tendrías que creerme sin pruebas. Significaría que tendrías que tener fe en mí, pero tú jamás la ten­drás, porque jamás te he importado de verdad.
-Te equivocas. -Apartó la mirada y añadió-: Me has im­portado.
-No lo suficiente. -Miró por última vez al hombre que amaba con todo su ajado corazón-. Y yo me merezco algo más que un hombre al que no le importo lo suficiente.

Capítulo 50

Myron Lambardo cogió el puro Swisher Sweet con sus re­chonchos dedos y se lo sacó de los labios. Exhaló hacia el techo una nube y varios anillos de humo. Si tenía que pasar un día más escondido en el establo de Paris, metido en su Winnebago, aca­baría desquiciado. Igual hasta se ponía violento con alguien.
Se incorporó sobre el codo y observó el rostro de Paris. Bajo las sábanas de su cama yacía el cuerpo desnudo de ella junto al suyo. Era una mujer agradable y le importaba más de lo que le había importado ninguna otra, salvo su madre, por supuesto.
Paris cocinaba como nadie y, hasta hacía dos días, había sido virgen. La primera noche que ella entró en la Winnebago, hicie­ron  el  amor y a él todavía le costaba creer que hubiera sido su pri­mer hombre. Lo había escogido a él y eso había hecho que se hin­chara como un pavo. Era una pena que él no fuera la clase de tipo que se queda mucho tiempo en un mismo lugar, porque de lo contrario podría llegar a formalizar algo con ella.
-Me encantaría que pudieras ir al baile mañana por la noche -le dijo Paris, que se ponía mimosa al mirarlo-. Reparten ser­pentinas de colores y decoran la casa solariega. Es el Baile del Día de los Fundadores. Todo el mundo se pone vestidos muy ele­gantes y hasta contratan una orquesta. Podría enseñarte a bailar country.
Paris sabía que Myron no podía dejarse ver por el pueblo, pero a él le pareció muy tierno que ella quisiera bailar con él. Aunque fuera esa mierda de música country.
-Me temo que tendré que irme pronto de aquí.
Paris frunció el entrecejo.
-Yo no quiero que te vayas.
-¿Crees que puedo seguir escondido en tu establo toda la vida?
Ella sonrió.
-Me encanta tenerte aquí. Es divertido tener que escabu­llirme para venir.
-Ya, pero no puedo quedarme mucho más. La cuestión es que he estado pensando en irme a México. Ya que la WWF no va a patrocinar combates de lucha mini, y Lali Espósito ha hecho creer a todo el mundo que soy maricón, no creo que tenga demasiado futuro en este país. He estado pensando en hacerme un nombre en México. Siempre he soñado en convertirme en un gran luchador, reconocido y premiado. A esos tipos siempre los res­petan.
Ella volvió la cara y el enano notó sus lágrimas.
-Te echaré de menos, Myron.
Él se metió el puro en la boca y frotó el hombro de Paris.
 -Yo también te echaré de menos. Eres una buena mujer.
-No tan buena. No estoy orgullosa de haberme enfadado y llamado a todos esos reporteros.
-Si no lo hubieras hecho, no nos habríamos conocido.
-Eso es cierto -sollozó ella-. Y tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Peter desvió el Chevy hacia el arcén de la carretera y aparcó a la sombra de un tupido pinar. Eran casi las ocho de la mañana, y encendió el radar para cazar a los infractores. No pensaba cazar demasiados. A esas horas de la mañana la carretera solía estar tranquila, pero siempre había algún rezagado que llegaba tarde al trabajo y se saltaba el límite de velocidad. Comunicó por ra­dio su posición a la oficina y se recostó en el asiento con sus ejemplares de People y Weekly News of the Universe. Los había comprado en el M&S aquella misma mañana y abrió People por la página de la entrevista que Eugenia les había concedido. Cuando aún no había llegado a la mitad, estaba tan asqueado que la lan­zó al asiento de atrás. Eugenia había hecho de todo menos dar la ca­ra, y había declarado que él había raptado a Adam y se lo había llevado a vivir a Gospel. Pintaba a Peter como un cabrón, mien­tras ella salía airosa y oliendo a perfume de rosas. Se preguntó cuánta gente creería las patrañas de Eugenia.
Cogió entonces el Weekly News of the Universe y pasó un artículo sobre un «vampiro chupasangre» hasta llegar al de los extraterrestres que escribía Lali. Soltó varias carcajadas y pen­só que era divertido, hasta que siguió leyendo y descubrió a Dennis Taylor, el sheriff travestido de un agreste pueblecito.
-Joder! -masculló, mientras leía la historia sobre sí mis­mo vestido con un body rosa de marabú.
El artículo contaba que el sheriff siempre hacía apuestas so­bre a cuántas inocentes turistas podría llevarse a las montañas con la excusa de «enseñarles el lugar más bonito de la tierra». El she­riff del relato no apostaba a huesos rotos, sino a corazones rotos.
Dobló la revista y la dejó caer en el asiento contiguo. Estaba obsesionado con Lali, no había otra explicación. Especialmen­te después de haberla besado el día anterior. Casi no había pensa­do en nada más que en la textura de su lengua y el sabor de sus labios. El corazón se le había desbocado, drenándole la sangre de la cabeza para enviarla a su entrepierna, y esos breves instantes en que volvió a tenerla entre sus brazos, sintió que lo invadía una so­brecogedora sensación de... justicia. Fue como si hasta la última célula de su cuerpo le susurrara un sí y, al final, se le erizó el vello.
Creyó que con el paso de los días la añoraría menos, pero lo cierto es que le ocurría todo lo contrario. Añoraba su largo pe­lo enredándose entre sus dedos; añoraba contemplarla durmien­do junto a él. Un día, había cogido un melocotón del M&S y lo había olido casi sin darse cuenta de que en realidad buscaba la esencia de la piel de Lali. Aquella misma mañana, al abrir la ne­vera para sacar un paquete de gofres, se había acordado de ella desnuda en la mesa de la cocina, de él penetrándola, de aquellos ojos brillantes que lo miraban llenos de deseo. El recuerdo le ha­bía oprimido el vientre y ruborizado el rostro, y había tenido que meter la cabeza en el frigorífico para enfriarse un poco. Adam había entrado en la cocina y le había preguntado qué ha­cía. Él había contestado que estaba limpiando la nevera.
«Nunca te he importado de verdad», le había dicho Lali, pero estaba equivocada. Estaba enamorado de ella. Ya había esta­do enamorado antes, pero no de aquella manera. Por primera vez en su vida, el amor que sentía por una mujer era total y arrolla­dor, y se moría por notar el tacto de su mano en la suya. La que­ría en cuerpo y alma, y ese amor se le había metido tan dentro que no podía imaginarse una vida sin ella. Tenía que hacer algo al respecto. Cada día que pasaba sin ella era peor que el anterior y, en el asiento del Chevy, con la luz de la mañana atravesando el parabrisas, vio claro lo que tenía que hacer. Tenía que creerla. Y no sólo por él, sino también por ella. Tenía que creerla sin ne­cesidad de pruebas ni testimonios. Tenía que escuchar el dictado de su corazón y su alma, donde residía el amor incondicional y la fe en el prójimo. Al final acabó creyéndola simplemente por­que la amaba.
Entonces se disparó el flash del radar digital y Peter se in­corporó para ver pasar a todo gas una pequeña Winnebago con matrícula de Las Vegas. Se caló el sombrero hasta las cejas y puso en marcha el Chevy todoterreno. Pisó el acelerador y el vehícu­lo salió disparado a la carretera mientras Peter informaba por radio. Encendió las luces de servicio y, en menos de treinta se­gundos, se colocó detrás de la Winnebago.
No sabía qué le iba a deparar Myron Lambardo. Esperaba no tener que protagonizar una larga persecución y que Myron no se resistiera al arresto. A Peter no le apetecía tener que pelearse con un enano para reducirlo. Y mucho menos con un enano que sabía hacer martinetes.
La Winnebago aminoró la marcha y se arrimó a un lado de la carretera. Peter aparcó detrás y puso en marcha la cámara de vi­deo que llevaba en el capó del coche. Cuando se acercó a la ven­tanilla del conductor, el cristal se abrió y vio por primera vez a Myron el Triturador. Tenía que admitir que se parecía realmente a Patrick Swayze, pero en pequeño.
-¿Puedo ver su permiso de conducir, por favor? -le pidió, mientras echaba un vistazo al interior del vehículo. De repente, sus ojos se detuvieron en la mujer que iba en el asiento del pasa­jero-. ¿Paris?
-Hola, Peter.
Miró fijamente a aquella mujer que conocía desde que tenía memoria.
-Pero... ¿qué haces aquí?
-Me voy del pueblo con Myron.
Paris nunca había tenido sentido del humor, pero esta vez seguramente estaba tomándole el pelo. Myron le tendió el carnet de conducir y Peter lo cogió. Era la misma foto que había visto al revisar los archivos de tráfico.
-Myron me enseñará a luchar. Mi nombre artístico será Dulce Cosita -añadió Paris, emocionada.
Peter levantó la vista del permiso de conducir.
-Ya veo que estás de broma.
Ella apretó los labios.
-¿Tanto te cuesta admitir que un hombre me quiera?
Peter se sintió transportado a la dimensión desconocida. O a uno de los relatos de Lali. Aquello no podía estar ocurriendo.
-Yo no he dicho eso, Paris.
-Myron me quiere. Estamos enamorados y nos vamos a ca­sar nada más llegar a Las Vegas.
Parecía hablar en serio, pero ¿de verdad hablaba en serio?
-Pues tendréis que esperar. Tu prometido ha violado una orden de alejamiento.
-Pero me voy del país por voluntad propia -dijo Myron-. Nunca volveré a molestar a Lali Espósito. Esa tía me arruinó la vida. Hasta que conocí a Paris iba sin rumbo. Ahora soy un hombre nuevo.
-Ya. -Peter observó a la mujer que parecía Paris pero que ni por asomo actuaba como ella-. ¿Eres consciente de que te has liado con un acosador?
-No es un acosador. -Paris sonrió a su prometido y le to­mó la mano. Se la veía arrobada. Incluso enamorada-. Sólo es perseverante.
-Pues su perseverancia lo va a llevar a la cárcel.
Las pobladas cejas de Paris se arrugaron.
-No te atrevas a arruinarme esto, Peter Lanzani -saltó ella-. He estado esperando toda la vida a alguien como Myron. Alguien que pueda amarme. Sabe Dios que ya he desperdiciado bastante tiempo esperándote.
-¿A mí? -Peter retrocedió un paso.
-¿Creías que te hacía todos esos pasteles y tartas porque sí? ¿Nunca te diste cuenta de que eras el único del pueblo para el que cocinaba? -Paris se rió con amargura concentrada-. Seguro que ni te enteraste. Sobre todo desde que llegó esa Lali Espósito. Estás obsesionado con ella. Con su pelo y su culito delgaducho.
-Mira, Paris... -empezó Peter, pero se detuvo porque no supo seguir. Siempre había pensado que ella le cocinaba porque era su hobby, pero estaba en lo cierto con lo que había dicho de Lali-. ¿Tus padres ya lo saben?
-Tenía pensado llamarlos desde Las Vegas.
-Una cosa -intervino Myron-. Si me devuelve el permiso, me largaré de este estado sin volver la vista atrás.
Aunque no le gustaba nada dejarlo ir impune, Peter escuchó sus argumentos.
-Por lo que a mí respecta, Lali Espósito y yo estamos en paz -continuó Myron-. Me arruinó la vida, pero si no hubiera sido por ella, jamás habría conocido a Paris. La semana que viene a estas horas, estaré en México iniciando una nueva vida con Pa­ris, y usted jamás volverá a verme.
La alternativa era llevarlo de vuelta al pueblo, ponerlo ba­jo custodia, hacerlo comparecer ante el juez y celebrar una vis­ta queLali le había dicho que no quería. Peter le devolvió el carnet.
-Más le vale que no nos veamos nunca más. Y ni se le ocurra volver a molestar a la señora Espósito. -Miró a Paris-. ¿Estás se­gura de lo que haces?
-Pues claro. -Volvió a mostrarse entusiasmada, y su rostro se enterneció al mirar a Myron-. Nunca había sido tan feliz. Por fin tengo una oportunidad para hacer mi vida fuera del restau­rante de mis padres y formar una familia propia.
Peter pensó que seguramente había presenciado mayores desaciertos, pero no pudo recordar ninguno.
Paris se puso su enorme bolso sobre la falda.
-Te iba a mandar esto por correo -dijo, y sacó un fajo de sobres cerrados y le entregó uno-. Pero ya que estás aquí...
Peter lo cogió y retrocedió.
-Buena suerte, Paris.
-Mientras esté conmigo no va a necesitar la suerte -asegu­ró Myron, y encendió su Winnebago y volvió a la carretera.
Peter se quedó en el arcén hasta que el vehículo se perdió de vista. ¡Joder, qué locura de mañana! Volvió al Chevy. Paris Fern­wood se iba a casar con Myron el Triturador y Micky el Duen­de Mágico, y se iba a convertir en luchadora. No podía imagi­nársela peleando con nadie.
Abrió el sobre que Paris le había dado. Esperaba que se tra­tara de una inscripción al club del postre del mes. Sin embargo, encontró una nota sensiblera sobre cuánto amaba a Myron Lambardo. ¡Por Dios! Y, en lugar de puntos, las íes llevaban co­razoncitos. 

Continuará...

14 comentarios:

  1. Jajaja me muero!
    Ya no queda nada, se tiene que arreglar todooo :)

    Mañana el final, buenísimo genia!

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  2. Decime q en la carta le cuenta la verdad sobre q fue ella quien llamó a la prensa,aunq igual él debería confiar en Lali sin pruebas,pero bueno dado q la evidencia apuntaba a ella un poquito de ayuda no viene mal,no?
    Una duda...dos cap y despues otra?porq se acaban todas las noves!Y nosotras las lectoras desesperamos!Gracias por tu tiempo!

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  3. quiero.saber.el.final.no.hay.nada.mas.que.decir @conellossiempre

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  4. y se fue no mas paris, jaja
    bueno espero le crea a lali
    besotes @ari_stafe

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  5. ajajaa Buenisimoo pff espero quee ahi lee confiese quee fue ella quien llamo a los reporteros :DD!! jajajaja quee hondaa me mori de risa con la historiaa de myron & paris :3 jajajaja es buenisimaa la novee me encantaa (:

    @maaff_lazaro

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  6. JAJAJAJJAAJAJAJAJJA ESTUVE TENTADA TODO EL CAPITULO . osea el enano desvirgo a paris encima la muy yegua llamo a los perioditas #muerteaparis.


    ppsta que leia li dell enano y me tentaba

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  7. ojala en la carta le cuente la verdad !! y que laliter vuelvan a estar juntos y sean felices para siempre.. no quiero q se termine me gusta mucho la novela
    espero el proximo
    besos

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  8. Buenisimo El cap Quiero Mas Que Pasara
    @DaniiVasqueez

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  9. Decime que en la carta tambien le dice que fue ella quien informo a los periodistas de la historia de Euge! Aunque si ella no se merece nada por lo que dijo en la entrevista! ¿Como pudo decir que Peter rapto a su hijo? Es una HDP! La odio (la Eugenia de la novela) jsjsjsja
    Ahora que Peter vuelva a casa de Lali y le diga toda la verdad o lo que sea para volver con ella y asi todos puedan vivir felices y contentos :D jaja
    Espero el proximo!
    Besos
    Giada

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  10. espero Ya el siguiente capitulo me muero por saber que dice la CARTA :D

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  11. jajajaja espero que en esa carta admita que fue ella la que llamo a los reporteros, lo bueno es que Peter antes de esto estaba decidido a creerle a Lali por el amor que le tiene! <3 @LuciaVega14

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