Disfruten y comenten chicas! Mañana estoy en mi casa y puedo subir más capítulos. 6 capítulos para el final. COMENTEN!!
Cruzó
los pies y se fijó en la arruga que le recorría la pernera del pantalón. Y pensó que por mucho que
anhelara a Lali y por mucho que la deseara, la
desconfianza era aún mayor. Aunque no podía concebir a la Lali
que él conocía como la Lali que trabajaba para la
asquerosa prensa sensacionalista, sabía que era la misma persona y que había
puesto la lealtad a su trabajo por encima de él. Había
podido elegir entre dos opciones: el deseo
de informar de una jugosa historia o el deseo por él. Y no lo había elegido a él.
Se acercó al rincón del
despacho y recogió su sombrero del perchero. Ahora no le quedaba más salida que olvidarla. Y lo haría.
Después de encargarse de su problema con Myron el Triturador.
Capítulo 47
A las tres en punto de aquella
misma tarde, Myron Lambardo estaba sentado en un taburete del Cozy Corner,
tomando patatas fritas y un sándwich de
beicon, lechuga y queso. Había comido en
garitos peores, pensó. Y peleado también.
Del viejo jukebox salía una mierda de música country y se preguntó si tendrían algo más duro, como Metallica.
Salvo por el cocinero, que había ido a la
trastienda a tomarse un descanso, y la
camarera de la larga trenza, el local estaba desierto. Paris. Myron había leído el nombre en su pechera y le había
parecido bastante exótico. Tenía manos grandes, huesos anchos
y tetas grandes. Justo el tipo de mujer que
le gustaba cepillarse. Había mucho
donde agarrarse. Paris había vuelto a llenarle el vaso de Coca-Cola y no lo
miraba como si fuera un monstruo.
-Gracias, Paris -le dijo, y decidió iniciar una
conversación para obtener, quizás, algún tipo
de información-. ¿Te llamas Paris
por la ciudad francesa o por la de Tejas?
-Por ninguna. A mi madre le gustaba el nombre.
-A mí también. Suena exótico.
-Bebió un trago de CocaCola y prosiguió-. ¿ Cuánto hace que vives aquí?
-Toda la vida. ¿De dónde es
usted?
-De todas partes y de ninguna. Soy luchador
profesional y viajo mucho.
-¿Es luchador? -A Paris se le
abrieron los ojos
como platos, súbitamente emocionada-. ¿Conoce a La Roca ?
-Claro -mintió él-. Somos
íntimos.
-¿De veras? Es mi luchador
favorito.
Era el luchador favorito de
todas las mujeres. La Roca
era famoso y, por un breve tiempo, Myron también había
alcanzado un poco de fama. Mientras había
sido Micky el Duende Mágico, la gente se
había mostrado interesada en hablar con él. Hasta había disputado algunos combates en garitos de más alto
nivel y tenido citas con chavalas de estatura normal. Luego, aquella zorra de
reportera, Lali Espósito, lo
convirtió en RuPaul y todo se esfumó.
Con veintiséis años, ya era
pasado. Quería recuperar la fama. Un
artículo. Lo único que tenía que hacer Lali era escribir un artículo para resarcir su reputación. Sólo quería
que le diera eso y luego la dejaría en paz.
-¿Pelea en la WWF ?
-No, pero es mi sueño
-reconoció, terminándose el sándwich.
La actual ola de lo «políticamente correcto» que se extendía por el país había
acabado con la lucha libre de enanos. Además, la WWF
estaba demasiado preocupada por las posibles reacciones en contra para patrocinar combates, como si lo que él hacía fuera menos digno que lo que hacen los hombres
de talla normal. Últimamente había estado pensando en irse a México, donde la «mini» lucha libre tenía mucha difusión-.
¿Has pensado alguna vez en luchar?
-¿Yo? -Paris se rió y se llevó la mano al corazón-. Yo no podría luchar.
Myron se fijó en su mano y sus
enormes pechos.
-Claro que sí, cielo. Me
apuesto lo que quieras a que estarías
fantástica con las mallas. -Miró el rostro ruborizado de Paris-. A mí me encantaría luchar contigo alguna vez.
-Uy, no, no. -Paris miró por encima de Myron y éste
apreció una arruga de preocupación en su
frente-. Oh, no, aquí viene Peter
-dijo.
Myron miró por encima del hombro
al alto vaquero que bajaba de un Chevy de sheriff.
-Frijolito mío -dijo-, tienes que esconderme. -De un
brinco se puso de pie sobre el taburete,
saltó detrás de la barra como un
saltador de obstáculos y aterrizó al lado de la camarera-. Si te pregunta por mí, no le digas que estoy
aquí.
-Creo que viene por algo que he hecho yo.
Myron se agachó y se apretó
debajo de la barra. Ojalá Paris tuviera
razón y aquel sheriff no lo estuviera buscando a él. Había oído muchas historias de gente que había echado
hongos en las cárceles de pueblos como
aquél, y todos los luchadores que conocía sabían la historia de Tiny Ted, a quien arrestaron en Oklahoma y un grupo de policías borrachos lo obligó a bailar
como una marioneta cantando una canción
de cuna. Algo así tenía que ser todavía más denigrante que verse transformado en drag queen.
Myron escuchó cómo se abría y
se cerraba la puerta, y el ruido de
unas botas contra el suelo de linóleo.
-Hola, Paris -saludó un hombre a
pocos metros del escondite de Myron-. ¿Qué tal
estás?
-Bien. ¿Qué te pongo, Peter?
-Nada. Fuera hay una
minicaravana Winnebago con matrícula
de Las Vegas, y estoy buscando al propietario. Se llama Myron Lambardo y mide poco más de un metro veinte.
¿Lo has visto?
-¿Por qué? ¿Es peligroso?
-Sólo quiero hablar con él.
Se hizo un silencio, y Myron
contuvo la respiración.
-Ha estado aquí, pero se marchó
-dijo Paris finalmente.
Y si no fuera porque estaba
escondido, Myron la hubiera besado.
-¿Cuánto hace de eso?
-Cerca de una hora.
-¿Has visto hacia dónde iba?
-No -contestó ella. Y como no
podía besarla, Myron le metió la mano por debajo de la
falda tejana, le acarició las corvas y le dio una palmadita en la pantorrilla.
-Bueno,
si vuelves a verlo, no dudes en llamar a mi oficina. Paris guardó silencio
durante otro largo instante, dudando entre
darle una patada al enano o delatarlo. -Pero
¿qué ha hecho? -preguntó al cabo.
-Ha violado una orden de alejamiento.
-¿De quién?
-De la señora Espósito.
-Ah. -Esta vez sí le dio una
patada.
-¿Qué ocurre? -preguntó el
sheriff.
-Nada.
Acabo de aplastar un bicho. -Myron le rodeó las piernas con el brazo para que
no pudiera darle más patadas. Ella se
quedó quieta.
-Si ves que se acerca a la Winnebago , llámanos.
-Lo
haré.
Los tacones se alejaron y la
puerta se abrió para volverse a cerrar.
-¿Se ha ido? -susurró Myron.
-¡Quita la mano de debajo de mi
falda!
Myron
deslizó lentamente la palma por la suave pantorrilla de Paris hasta llegar a la rodilla.
-Tienes una piel magnífica.
Paris retrocedió un paso y lo
miró desde arriba como si realmente
fuera un bicho.
-Has
venido persiguiendo a Lali Espósito.
-«Persiguiendo»
es una palabra muy fea. -Myron se levantó y
se subió a la barra. Se sentó en el borde mirando a Paris, con lo que casi consiguió ponerse a su altura. -Sólo
necesito que haga una cosa por mí.
-¿Qué cosa? ¿Tener un hijo?
-¡Qué diablos! No. Odio a esa
mujer.
A Paris se le arquearon las
cejas.
-Ah, ¿sí?
-Sí. Me ha arruinado la vida.
-Y a mí también. Desde que
llegó al pueblo, todos los hombres le
van detrás.
-¿A Lali? Si está en los huesos.
-Ya, eso lo dices por decir.
-No. A mí me gustan las chicas
rellenitas y con curvas. -La repasó de arriba abajo con la
mirada-. Las chicas como tú.
Continuará...
Me mato el Cap
ResponderEliminarEs un Pervertido.
Mas mas mas
jajaja
ResponderEliminarme encanta el enano zarpado
jajaja
senora esposito
peter se sigue haciend el que no quiere la cosa
bien que quiere ir tras de lali
me encanto el capitulo !!! peter que se deje hacer el que no le importa lali, esta haciendo todo lo posible para protegerla :)
ResponderEliminarespero el proximo
ay Peter la defiende, falta que la escuche y le crea y listooo :)
ResponderEliminarMAS NOVEEE!!!
hay ni vida lo esta buscando para defenderla
ResponderEliminarbeso @Ari_StaFe
Peter Se Hace El Duro Pero En Verdad La Protege Mucho Mas Nove
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
aah re violin era el enano jajajaja
ResponderEliminarmaaaaaas besoss
@foreverlaliterr
Enano mañoso ojalá Peter se de cuenta que lo engañaron.
ResponderEliminarMasi_ruth
a la miercoles ahora hay algo entre el enanito y Paris :O @LuciaVega14
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