miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 38


Hola hola, sorry pero no pude subir más temprano.. me colgue con la entrevista de los Teens y despues tuve una noche de amigas JAAA! Bueno, les dejo cap un poquito tierno (? jajaja Disfruten. BESOS ♥  + comentarios = + capítulos.


-Quiero enseñarte el lugar más bonito que he visto nunca -le susurró suavemente. Sus tiernos besos la hicieron desear más, pero, cuando su lengua atrapó la de Peter, él se retiró-. Creo que te gustará.
Eso significaba, o eso supuso Lali, que no era el mejor mo­mento para confesar al sheriff que ella no era precisamente una gran amante de la Madre Naturaleza.
Peter se calzó su mochila: una versión aumentada de la de Adam. Aun así, Lali se maravillaba de cómo había logrado em­butir en ella una tienda de campaña para dos.

Capítulo 38

Él le dio la mano y se pusieron en marcha. La primera hora fue fácil. Siguieron el sendero del Iron a través de la espesura de los pinos. Él se paraba a mostrarle flores que podrían interesar­le para su artículo de la imaginaria revista del noroeste. Cerca del cristalino riachuelo crecían jacintos silvestres, brezos y laureles alpinos. Peter arrancó una margarita silvestre y se la puso detrás de la oreja. Parecía pasárselo tan bien ayudándola que ella no tu­vo agallas para decirle que no habría ningún artículo de fauna y flora. Tomó unas cuantas fotos de flores y también unas cuantas de él.
La segunda y la tercera hora no fueron tan fáciles. El bosque se hizo más espeso y el sendero empezó a serpentear y ondularse por la ladera de la montaña. La densa vegetación cubría el suelo y hasta parecía tragarse las rocas y los troncos caídos. Las ardi­llas parloteaban mientras cruzaban corriendo y desaparecían entre el follaje. Los pájaros canturreaban en las copas de los árbo­les y sus gorjeos eran transportados por una brisa con fragancia a pino.
A Lali le dolían las pantorrillas y se le estaba haciendo una ampolla en el talón. Cuando trepaba, tenía que cargar su peso ha­cia delante para no desequilibrarse.
Peter le dijo el nombre de los picos de diferentes montañas y le contó la vez que había ido a cazar cabras montesas a las Mon­tañas Blancas. Lali se estropeó una uña y él le ofreció su cortau­ñas para que se la arreglase.
-Eres un caso -le dijo, y se rió.
Cuando el sendero se estrechó, la hizo pasar delante. Ella echó de menos ver las piernas y el trasero del sheriff, y cuando de­caía la conversación, volvía a preguntarse qué sentiría Peter por ella. Trató de imaginarse su vida con él y no pudo, pero tampoco pudo imaginársela sin él. No se habían hecho ninguna promesa. Nunca hablaban del mañana, pero ella se preguntaba en qué cam­biaría su relación cuando Adam regresara de visitar a su madre. El niño volvería a casa aquel domingo y ella estaba segura de que eso lo cambiaría todo, aunque no sabía cómo exactamente.
Peter la ayudó a mantener el equilibrio sobre las rocas y los troncos caídos para cruzar un torrente. Hicieron un alto junto a un enorme risco para que Lali recuperase el aliento, así que descargaron las mochilas y las apoyaron contra la roca. Mientras ella comía unos cacahuetes y bebía de su cantimplora, Peter se quitó el sombrero y se mojó la cabeza. El agua le chorreó por el cuello y le empapó la camiseta. Se sacudió como un perro moja­do, salpicándolo todo de gotas transparentes. Y a continuación sacó el tema de Adam. Lali continuó sentada, inmóvil, espe­rando escuchar los planes de Peter. Se dijo que fueran cuales fueran, a ella le parecerían bien.
-Parece que le gustas -comentó él mientras se sentaba a su lado y se frotaba una manzana roja contra la manga. Una ráfaga de aire le alborotó el pelo mojado y le secó las puntas, avivando su color castaño dorado-. Pero cuando vuelva a casa, ya no po­dré seguir pasando la noche contigo. -Dio un mordisco a la manzana-. Si yo lo hago, no creo que pueda decirle a mi hijo que no traiga chicas a casa cuando sea mayor. Además, la sema­na que viene empiezo a trabajar otra vez. Quiero buscar tiempo para estar contigo, pero no será fácil. -Dio el último mordisco y tiró el corazón-. Y no me refiero sólo a buscar tiempo para un revolcón en cualquier lado.
Lali soltó un suspiro que ni siquiera sabía que estaba aguantando.
-Bueno, podemos planear cosas divertidas para hacer con Adam -propuso convencida-. Es un muchacho divertido y a mí no me importaría salir por ahí con él.- Lo miró a los ojos. Eran del mismo verde oscuro que las hojas de los pinos que tenía detrás-. Y tú tienes una hora para comer, ¿no?
-Sí -sonrió él-. Al menos tengo eso.
Lali le pasó las manos por la camiseta mojada y entrelazó los dedos detrás de su cuello. Se acercó a él y sus pechos rozaron el pecho húmedo y fresco del sheriff.
-¿Y qué pasaría si tuviera que ir a tu oficina para poner una denuncia por algo? ¿Me dejaría pasar tu secretaria?
-Depende de cuál fuera tu denuncia.
Lali le besó los labios.
-Pues a lo mejor de que me siento sola -le susurró-. O qui­zá de que echo de menos a cierto vaquero y su gran... -Deslizó la mano hasta la bragueta del pantalón y lo acarició por encima de la tela hasta que notó su reacción.
-¿Su gran qué...?
-Ego -respondió ella, y empezó a atormentarlo con la len­gua y la boca.
Peter la apoyó de espaldas sobre la roca y la besó con ardor. Con fuerza, le dio un chupetón húmedo y tan caliente como el sol que les iluminaba. La tenía sujeta, con las caderas contra las suyas. Hope le pasaba los dedos por el pelo húmedo y él hundió la cara en su cuello.
-Me encanta tocarte aquí -le susurró junto a la garganta-. Adoro tu piel suave y tu aroma fragante.
-A mí también me gustas -le correspondió ella, sintiéndose halagada, y le metió las manos por debajo de la camiseta para frotarle la espalda.
Él la miró a la cara, con la respiración algo forzada.
-Lo siento, cariño. Ahora mismo no te puedo mostrar mi gran ego. -Le apartó las manos y le besó la frente-. Más tarde. Bajo las estrellas.
Lali dio un respingo.
-¿Bajo las estrellas? ¿Has traído una tienda de campaña?
-No, pero he traído mi saco de dormir. Estaremos un poco justitos. -La sonrisa maliciosa que le curvó los labios sugería que tenía la noche planeada desde mucho antes de preparar la mochila-. Pero creo que nos apañaremos.
Lali se sentó de golpe.
-¿Y qué pasa con los bichos?
-Sólo te tragarás unos pocos. -Lali parpadeó y él se rió-. Pero si ni siquiera te enterarás. Estarás dormida. Y si te entra un escarabajo, lo masticas y ya está.
Lali no quería tragarse ningún bicho ni comerse ningún es­carabajo mientras dormía. Tampoco quería comportarse como una cría, pero la había puesto nerviosa.
-Lo del escarabajo era broma -aclaró él, sin conseguir cal­marla demasiado.
Subieron hasta una cima y contemplaron el minúsculo lago verde acunado entre las montañas a cientos de metros por deba­jo de ellos. Les llegaron voces, pero no vieron nada entre el den­so mar de esmeraldas arbóreas. Lali se sentía casi como si estu­viera en la cima del mundo.
-Escucha -susurró Peter.
-No oigo ninguna voz -replicó ella.
-No son voces. -Peter guardó silencio un momento y le tomó la mano-. ¿No lo oyes?
Ella oía la brisa silbando entre las copas de los árboles, el canto de los pájaros y puede que hasta el torrente que habían cruzado.
 -¿Qué tengo que oír?
-Es difícil de explicar, pero Rochi dice que es como escu­char a Dios. Yo diría que es más como escuchar un latido o como escuchar la belleza en lugar de verla. -Se encogió de hombros-. Para cada persona es diferente, pero lo sabrás cuando lo oigas. Te sientes como si cayeras al vacío, y no puedes hacer nada para evi­tarlo.
Continuaron subiendo. Ahora el sendero parecía cincelado en la roca. Lali escuchaba con atención, pero no oía a Dios. Tampoco escuchaba la belleza ni nada parecido, pero cada vez estaba más agotada. No cesaban de cruzar torrentes y bordear charcas en aquella zona de tundra. Llevaba la coleta llena de en­redos, estaba segura de que se había quemado la nariz y la uña li­mada le había quedado más corta que las demás.
Justo cuando iba a pedir un alto para descansar, salieron a la orilla cubierta de nieve del lago Sawtooth. El agua era de un azul tan cristalino, que pudo ver el fondo del lago en la misma base del pico granítico que se erigía sobre ellos.
-Este lago tiene setenta y seis metros de profundidad -in­formó Peter-. Pero está tan limpio que podrías atravesarlo a pie plano.
Lali guardó silencio unos instantes, mientras observaba el reflejo de la nieve perpetua, que en el lago adquiría el color del más puro zafiro. A pesar de que la belleza que la rodeaba era realmente asombrosa, Lali no escuchó a Dios.
-Esto es lo que quería enseñarte. Es el lugar más bonito que he visto en mi vida. -Le tomó la mano y la apretó levemente-. Me recuerda a ti -añadió.
Fue entonces cuando Lali lo oyó. El corazón se le hinchó como un globo y se le aceleró el pulso. Sintió que caía al vacío, tal como él le había explicado. Y se enamoró perdidamente de Peter Lanzani, sin que pudiera hacer nada para remediarlo.

Continuará...

14 comentarios:

  1. awwwwwwwwwwwww!!
    yo tambien quiero conocer su
    graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan.. ego
    JAAJAJAJAJAJAJAAJ

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  2. asjkfhzsdg
    Me encantooooooooooo :)
    Mas, mas, mas, mas, mas!
    Buenisimo el cap!

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  3. aaaaaaaaai que tiernos

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  4. Yo quiero MAS Mas Quiero Saber Que Piensa Peter Y Tambien Quiero Conocer Su GRAN EGOOOOOO.
    Besos
    @DaniiVasqueez

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  5. Lina (@Lina_AR12)4 de julio de 2012, 0:42

    Me mataron lentamente!Pero el q a la defensiva está con respecto al futuro,ella se arriesga +.Adam estara encantado de estar con Lali!

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  6. son tan tiernos !!!!!! yo tambien quiero saber que siente peter aunque creo que es más que obvio pero bueno.
    espero el proximo
    besos

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  7. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    M A S N O V E ! ! !

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  8. Hermoso el capítulo!!!!... CAPITULÓN!!! Se enamoro!!! jajaja

    Cuando puedas subí mas nove please

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  9. Quiero más, me muero de curiosidad!!

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  10. Awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww ME MORIIIIIIIII ME ENCANTO EL CAP LA NOVE TODOOOOOOOO @LuciaVega14

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