Capítulo 18

Holaaaa! Como estan? Yo estoy en mis dias de bajon total... :|  Bueno, capítulo cortito pero se vienen buenas cosas. Otra cosa, siempre aviso a algunas chicas por twitter cuando subo nove.. si hay alguna que no quiere más que le avise, hablame. @siempreconlyp Disfruten y espero sus comentarios!

—Tranquilícese, ¿quiere? —le gritó el chico mientras el señor Espósito se alejaba. Se volvió hacia Peter y le entregó la pizza—. Son dieciocho con noventa y cinco… sin contar con la propina, claro.

—Ten —le dijo Peter tendiéndole un billete de veinte.

El chico le dio las gracias, y Peter regresó dentro con Lali.

Capítulo 18

Cuando hubo cerrado la puerta tras él, miró a Lali a los ojos, y sin saber muy bien qué decir después de lo ocurrido, balbució simplemente:

—Huele bien la pizza, ¿verdad?

Lali inspiró profundamente, expiró temblorosa, y se quedó mirándolo largamente antes de murmurar sonriente:

—Mi héroe…

Peter pensó que quizá debería reírse, porque seguramente ella lo había dicho sólo de broma, pero aquellas dos palabras le hicieron sentir una punzada de orgullo. Nunca había sido el héroe de nadie, y sería un mentiroso si dijese que no le gustaba la idea de serlo por una vez a los ojos de alguien.

—Tu padre acabará por aceptarlo, ya lo verás.

Ella sacudió la cabeza, pero la sonrisa no se había borrado de sus labios.

—No, no lo hará, pero no me importa. Ya no. Ahora sólo me alegro de que el momento del enfrentamiento haya pasado, aunque debo decir que podría haberlo hecho sola. Me he enfrentado sola a él varias veces durante todos estos años.

—Lo sé —murmuró él, moviendo incómodo la caja entre sus manos. La verdad era que no podía explicar qué le había llevado a haber hecho lo que había hecho; ni siquiera él mismo se lo explicaba; sólo sabía que había sentido una fuerte necesidad de defenderla, de protegerla. Nunca le había pasado nada igual—. No podía quedarme ahí plantado sin hacer nada y dejar que te llevaras todos los golpes por algo que para empezar fue idea mía.

Lali se rió.

—Bueno, no me arrastraste por el pelo hasta el altar ni nada de eso —replicó—. Como le he dicho a mi padre, ya soy mayor, y ahora soy yo quien decido, Peter. Si no hubiera querido casarme contigo, no lo habría hecho.

Peter inspiró profundamente cuando ella se acercó. El olor a especias y salsa de tomate de la pizza era bastante intenso, pero aun así pudo apreciar el aroma a jazmín del gel de baño que todavía desprendía la piel de Lali. Aquello le hizo recordar lo que había estado haciéndole en la bañera y pensar lo que le gustaría estar haciendo en ese momento con ella, y al instante su cuerpo se puso rígido de excitación.

—Sólo pretendía ayudar —le dijo con voz ronca.

—Lo sé —murmuró ella. Dio un paso más hacia él, y mirándolo con esos enormes ojos negros, añadió—: Por eso quiero darte las gracias. Nadie me había defendido nunca, y me ha gustado.

Volvió a sonreírle, y el corazón le palpitó con fuerza a Peter, que se preguntó por qué sus sonrisas tenían aquel efecto sobre él.

—No dejaré que él… ni nadie… te hable así —murmuró sintiendo que se le había hecho un nudo en la garganta.

—Eso también lo sé —le dijo Lali poniéndole una mano sobre la mejilla—, y es… maravilloso saber que puedes contar con alguien, que no estás sola. No es que necesitase que la caballería viniese en mi auxilio, pero me sentí aliviada cuando saliste en mi defensa.

—¿De veras?

—De veras.

Se puso de puntillas, y lo besó con tanto ardor que a Peter le temblaron las rodillas y tuvo la sensación de que su sangre se hubiese convertido en lava. Cuando despegó finalmente sus labios de los de él, dio un paso atrás, le sonrió, y agarró la caja de la pizza.

—Venga, héroe, vamos a comer.

Mientras la seguía por el pasillo en dirección a la cocina, Peter no pudo evitar que sus ojos descendieran con avidez hasta su bonito trasero, pero refrenó sus pensamientos. Si quería un héroe, lo sería para ella… aunque eso significara comer pizza cuando lo que estaba deseando era devorarla a ella.

Continuará..