Ahora Peter se estaba comportando como un grandísimo hipócrita, pero eso cambiaría pronto. Cuando comprobase que ella no era una periodista del corazón, tendría que disculparse y ella le perdonaría. Lo único que esperaba era que no tardara demasiado. Lali no era una mujer paciente.
Y Adam... En el poco tiempo que
llevaba en Gospel, Lali había llegado a tomarle cariño y
aquella rabia del niño le dolía casi
tanto como a su padre.
Capítulo 43
El micrófono detecta el sonido de un corazón roto
Mientras Lali corría por Main
Street, el cable del discman iba rebotando contra su
sudadera gris. Las gafas le protegían los ojos del sol matutino y a través de los auriculares se compadecía de su dolorido corazón. Con la coleta saltando y
balanceándose en su cabeza, Lali se llenaba los pulmones de aire
fresco de montaña.
Peter no la había llamado. Ni
la noche anterior ni aquella mañana. Lali no llevaba bien
las esperas y menos cuando se sentía
como si toda su vida pendiese de un hilo. Había esperado hasta las nueve y media de la mañana para ponerse
los pantalones de deporte y salir a
hacer footing
rumbo a la casa de Peter.
Estaba
enamorada de él y estaba segura de que el sentimiento era recíproco. Había
tenido que esperar tres años y hacer más de
mil quinientos kilómetros para encontrarlo. Podrían solucionar sus problemas porque ella no pensaba
rendirse, pero cuanto más se acercaba
a casa de Peter, más se le cerraba aquella especie de nudo que notaba en el estómago. Cuando entró en el pueblo, no estuvo tan segura de si
presentarse en su puerta sería la postura más inteligente, pero ya había
esperado más que suficiente. Tenía
que saber a ciencia cierta qué pensaba y qué sentía el sheriff. Y exactamente cuán importante era ella para él.
Dobló la esquina en el
Hansen's Emporium y bajó el ritmo. A media
manzana de allí había una pequeña multitud delante del Cozy Corner Café, y parecía que hubiera un equipo de
rodaje, fotógrafos y un montón de
curiosos.
Reconoció inmediatamente el
ajado sombrero vaquero de Peter entre la multitud. Dejó
caer los auriculares alrededor de su cuello y notó un nudo en el estómago. Cuanto más se acercaba, más se tensaba.
La voz de Peter se elevó por
encima del caos.
-La señorita Suarez no hará
comentarios -dijo.
El gentío se agitaba mientras los periodistas
gritaban preguntas sin respuesta, los
fotógrafos disparaban sus cámaras y las videocámaras rodaban. De pronto, Lali oyó el llanto de Adam y sus desesperadas súplicas de que se marcharan
todos y dejaran en paz a su madre. La multitud rodeaba la camioneta de Peter y Lali se coló entre los inquietos reporteros. Por
encima del hombro de uno de los
fotógrafos, vio que Peter metía a Eugenia y Adam en su camioneta y cerraba
la puerta. Lali empujó hacia
delante y se zafó de la melé.
-¡No he sido yo! -gritó,
agarrando a Peter por el antebrazo.
Él tenía las mandíbulas
apretadas y sus ojos destellaron al verla.
-Aléjate de mí-le advirtió,
librándose de su mano-. Y aléjate de
mi hijo.
Peter se abrió paso con
dificultad entre la gente para rodear la camioneta y sentarse al volante. Puso en marcha el motor y, si los reporteros no se hubieran apartado
rápidamente, con seguridad se los habría llevado
por delante.
Mientras la camioneta se apartaba del bordillo, Lali vio
que Eugenia
estaba completamente pálida, tan blanca que ni todo el maquillaje del mundo hubiera podido ocultar su conmoción. Captó por un instante la cara de Adam con las
lágrimas resbalando por las mejillas, y sintió un punzada en el corazón
por el niño. Y también por ella. Todo
había terminado. Había perdido a Peter.
Ahora ya nunca la creería.
Cuando miró a los reporteros
tomando ávidamente fotos de la camioneta, la invadió una incredulidad entumecedora. Levantó las manos como si así pudiera pararlo todo:
los disparos de las cámaras, la grabación de las cintas, la huida de Peter...
Y de repente todo acabó. La gente se dispersó y se quedó sola en la acera, anclada en el sitio exacto donde Peter le había
dicho que se alejara de él. El sitio donde
su vida se había venido abajo.
Se volvió hacia la gente que
tenía a su espalda, algunos en la puerta de los comercios y otros saliendo del
Cozy Corner. Reconoció las caras de los habitantes de Gospel, así como el confuso
asombro de sus ojos.
No sabía cuánto tiempo había
permanecido allí plantada, mirando fijamente al cabo de la calle, ni cuánto tardó en volver caminando a Timberline Road. Tenía los pies como dos plomos, las manos
heladas y el corazón tan maltrecho que hasta le dolía respirar.
En lugar de entrar en casa, se
dirigió a la puerta trasera de Rochi y llamó. No sabía ni qué
había escuchado su amiga ni qué pensaba de todo aquello, pero tan pronto Rochi abrió
la puerta, Lali rompió a llorar.
-¿Qué te pasa? -le preguntó su
amiga, haciéndola pasar a la cocina.
-¿Has hablado con Peter?
-Desde que me pedisteis las
botas de montaña, no.
Lali dejó las gafas de sol
sobre la encimera de la cocina y se secó las mejillas.
-Cree que le he contado a la
prensa sensacionalista lo de Adam -dijo.
Rochi le dio un Kleenex y Lali
le contó toda la historia, empezando por el momento en que se había despertado en el dormitorio de Peter con Adam a los pies de la cama. Cuando hubo terminado,
Rochi no parecía siquiera sorprendida.
-Bueno,
me alegro de que ya estén todas las cartas sobre
la mesa -dijo, sacando dos copas de
vino del armario-. Un niño pequeño no tendría que haber vivido nunca entre
tanto secreto.
-¿Ya lo sabías?
-Pues claro. -Abrió la nevera,
llenó las copas con un cartón de vino blanco y le
ofreció una a Lali-. Peter es un gran padre, sobre todo tomando en cuenta que no tiene ninguna ayuda, pero
a veces lo protege tanto que por fuerza acabará haciéndole daño.
Lali aceptó la copa y miró el
vino. Aún no eran ni las doce, pero le daba igual.
-Creo que ahora Peter me odia.
-Recordó cómo la había mirado y añadió-: No; sé que
me odia. Cree que vine aquí para informar a un periódico.
-Entonces levantó la vista-. ¿Tú me crees?
-Por supuesto que te creo. Sé lo
que sientes por Peter y, además, dudo que me hubieras
dicho que trabajas para el Weekly
News of the
Universe si estuvieras aquí de incógnito
para remover la mierda de Adam.
-Gracias. -Lali bebió un sorbo
de vino.
-No me des las gracias. Soy tu amiga.
Lali miró a Rochi, su camiseta Garth Rules, la enorme hebilla
del cinturón y sus Wrangler ajustados.
-Me alegro -dijo. Había tenido que esperar cuatro
años y hacer más de mil quinientos
kilómetros no sólo para encontrar a Peter,
sino para encontrar también a Rochi.
Salieron de la cocina y se
trasladaron al minúsculo comedor, donde Lali
le habló de sus sentimientos por Peter.
-Yo no quería enamorarme de él
-aseguró-, pero no pude evitarlo. Sabía que me haría
daño, y me lo ha hecho.
Le contó de su matrimonio con Pablo
y la verdadera razón de su ruptura, y mientras lo
hacía pensó que debería sentirse mejor,
aliviada, pero no era así. Simplemente se sentía más dolida y hundida.
Wally
vino a comer y luego se fue en la bici a casa de Peter, después de que Rochi comprobase que podía quedarse allí sin problemas. Mientras Rochi había estado al
teléfono, Lali había permanecido inmóvil en su
silla, forzando el oído para escuchar la
voz de Peter en el auricular. Pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se había ido a la salita.
Durante las horas siguientes,
ella y Rochi acabaron con el vino y con una caja de Donuts.
-Me parece que estás como una
cuba -le dijo Rochi, al ver que su amiga no paraba de
llorar.
-Normalmente tengo borracheras muy divertidas -sollozó
Lali-, pero estoy emocionalmente desequilibrada.
-Me sorprende que aún seas capaz
de articular algo como «emocionalmente
desequilibrada».
Cuando Lali llegó a casa a
trompicones, se le hacía una montaña ordenar sus
pensamientos. Las ideas chocaban en su cabeza y se revolvían en una sensiblería lacrimógena. Consiguió llegar a su dormitorio, donde encontró su casco de
plástico y los boxer que Peter le había dado
la mañana después de hacer el amor por
primera vez. Se puso el casco y los boxer, y seguidamente se hizo un favor a sí misma y se durmió.
Cuando despertó, tenía la cabeza como si se la hubieran golpeado
con un bloque de hormigón.
Se incorporó en la cama, pero
sintió náuseas y corrió al baño. Cuando se sentó en el frío suelo de baldosas,
con los boxer de Peter y en posición de rezo
ante el blanco altar de porcelana, se
enfureció. Consigo misma y con Peter. Una cosa era cierta: seguramente no tenía que haberle mentido durante
tanto tiempo, pero su mentira tampoco
había sido tan grande. Al menos no tanto como la de Peter.
Tendría que haber confiado en ella y haberla creído, pero no lo había hecho, y
ella no tendría que haberse enamorado de él.
Se sentía como el día en que Pablo le había
dado los papeles del divorcio, como si le hubieran propinado una patada en el pecho, sólo que esta vez era
aún peor. Esta vez, había sido culpa suya, porque esta vez podía haberlo evitado.
Sabía desde el principio que no tenía ningún futuro con
él y, aun así,
había dejado que ocurriera. Bueno, quizá «dejado» no era la palabra justa, pero
sí podría haberlo evitado. Haber escapado en'
dirección contraria y haberle dicho que no la noche del Cuatro de Julio. Tendría que haberse protegido el corazón de sus sonrisas y de su voz profunda cada vez que la
llamaba «cariño». Tendría que haber
huido de aquellas manos que le estremecían la piel y le aceleraban el
corazón. Tendría que haber evitado aquella mirada que parecía envolverla y
acariciarla como sus manos. Tendría que haber
opuesto resistencia, pero no lo había hecho. Había corrido hacia él aun a sabiendas de que debía hacerlo en la dirección contraria. Y ahora lo estaba pagando con
el corazón destrozado.
-¿Qué voy a hacer? -susurró.
Una parte de ella quería marcharse. Hacer las maletas y
largarse. Huir de aquel lugar. Gospel no era su hogar.
Se tumbó en el suelo y apoyó
la mejilla en las frías baldosas. Sin
embargo, otra parte de ella se rebelaba ante la idea de huir. Ya la habían hundido antes, pero esta vez no se iba a
privar de la vida. No dejaría que el dolor volviera a quitarle lo mejor que
tenía. No era la misma que cuando
llegó por primera vez a Gospel. No se iba a quedar tirada en el
suelo. Le habían roto el corazón y le dolía
horrores, pero iba a seguir viviendo con la cabeza bien alta.
Levantó la cabeza y la
habitación empezó a girar, así que volvió a tumbarse. Sí, iba a seguir viviendo con la cabeza bien alta. Tan pronto pudiera levantarse del suelo del baño.
Continuará...
me encantaaaaa. maaaaaaaaaaas
ResponderEliminarPobre Lali Se Que Ella No Los Llamo Pero quien lo Hizo Mas Nove Quiero Saber Que Piensa Peter'
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
MAS MAS MAS GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminarpobre lali U.u
ResponderEliminarpobre lali... las cosas van pesimo para lali... ojala se soluciones rapito :)
ResponderEliminaraaaaaaaaaai que se arreglen
ResponderEliminarhaay no pobree lali... jummm quien fue el chismoso que les dijo lo de adam & eugee jajaja mee encanto la ultima parte fuee gracioso ;) me encantaa la novee... :DD!
ResponderEliminar@maaff_lazaro
me duele a mi como peter trata a lali
ResponderEliminarbeso
Pobre Lali no se merece que Peter la trate tan mal.
ResponderEliminarMasi_ruth
Qué feo lo que le está pasando a Lali, es horrible como la está tratando Peter.
ResponderEliminar@jeissymori
A mi me parece que los llamo la propia euge...
ResponderEliminarMas novee :)
@lau_pj
Quien habra sido?La famosa camarera del bar? Pobre Lali,le va a costar horrores remontar esto y q Peter le crea!Ojalá interceda Rochi!
ResponderEliminarpobre lali, para mi es la forra de eugenia, seguroooooooo, para mi que es mentira lo de cabre y quiere quedarse con peter (? JAJAJAJ ni idea... @ConEllosSiempre
ResponderEliminarPobre Lali!
ResponderEliminar¿Cómo se habrán enterado los reporteros?
Espero mas!
Un beso
AI AI AI, ME ENCANTAAAAAAAAAAA! Espero el cap en el que hablen Lali y Pitt! Quiero saaber que va a pasaaaaaaaar :)
ResponderEliminarBuenisima la noveee :)
MAS MAS MASSSSSSSSSS.
hayy mueroooo
ResponderEliminarmasss noveee ♥
pobre lali !! ella no llamo a la prensa y tiene que pagar con todo esto !! ojala todo se solucione pronto
ResponderEliminarespero el proximo
que mal yo se que no lo hizo lali y estoy segurisima que fue la camarera del bar PARIS
ResponderEliminarQuien le conto a la prensa lo de Adam??? capaz qeu fue Eugeniaa, ya quiero que Peter sepa la verdad. pobrecita Lali @LuciaVega14
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