lunes, 9 de julio de 2012

Capítulo 43

Todavía no volvi a mi casa...  vuelvo el sabado! Pero creo que ahora puedo subir 1 cap diario :) La nove tiene 53 capítulos ... 10 capítulos para el final! Disfruten y COMENTEN. Mi twitter es @siempreconlyp Besos ♥ 



Ahora Peter se estaba comportando como un grandísimo hipócrita, pero eso cambiaría pronto. Cuando comprobase que ella no era una periodista del corazón, tendría que disculparse y ella le perdonaría. Lo único que esperaba era que no tardara de­masiado. Lali no era una mujer paciente.
Y Adam... En el poco tiempo que llevaba en Gospel, Lali había llegado a tomarle cariño y aquella rabia del niño le dolía casi tanto como a su padre.

 Capítulo 43

El micrófono detecta el sonido de un corazón roto

Mientras Lali corría por Main Street, el cable del discman iba rebotando contra su sudadera gris. Las gafas le protegían los ojos del sol matutino y a través de los auriculares se compadecía de su dolorido corazón. Con la coleta saltando y balanceándose en su cabeza, Lali se llenaba los pulmones de aire fresco de montaña.
Peter no la había llamado. Ni la noche anterior ni aquella mañana. Lali no llevaba bien las esperas y menos cuando se sentía como si toda su vida pendiese de un hilo. Había esperado hasta las nueve y media de la mañana para ponerse los pantalo­nes de deporte y salir a hacer footing rumbo a la casa de Peter.
Estaba enamorada de él y estaba segura de que el sentimien­to era recíproco. Había tenido que esperar tres años y hacer más de mil quinientos kilómetros para encontrarlo. Podrían solu­cionar sus problemas porque ella no pensaba rendirse, pero cuanto más se acercaba a casa de Peter, más se le cerraba aque­lla especie de nudo que notaba en el estómago. Cuando entró en el pueblo, no estuvo tan segura de si presentarse en su puer­ta sería la postura más inteligente, pero ya había esperado más que suficiente. Tenía que saber a ciencia cierta qué pensaba y qué sentía el sheriff. Y exactamente cuán importante era ella pa­ra él.
Dobló la esquina en el Hansen's Emporium y bajó el ritmo. A media manzana de allí había una pequeña multitud delante del Cozy Corner Café, y parecía que hubiera un equipo de rodaje, fotógrafos y un montón de curiosos.
Reconoció inmediatamente el ajado sombrero vaquero de Peter entre la multitud. Dejó caer los auriculares alrededor de su cuello y notó un nudo en el estómago. Cuanto más se acercaba, más se tensaba.
La voz de Peter se elevó por encima del caos.
-La señorita Suarez no hará comentarios -dijo.
El gentío se agitaba mientras los periodistas gritaban pre­guntas sin respuesta, los fotógrafos disparaban sus cámaras y las videocámaras rodaban. De pronto, Lali oyó el llanto de Adam y sus desesperadas súplicas de que se marcharan todos y dejaran en paz a su madre. La multitud rodeaba la camioneta de Peter y Lali se coló entre los inquietos reporteros. Por encima del hombro de uno de los fotógrafos, vio que Peter metía a Eugenia y Adam en su camioneta y cerraba la puerta. Lali empujó ha­cia delante y se zafó de la melé.
-¡No he sido yo! -gritó, agarrando a Peter por el ante­brazo.
Él tenía las mandíbulas apretadas y sus ojos destellaron al verla.
-Aléjate de mí-le advirtió, librándose de su mano-. Y alé­jate de mi hijo.
Peter se abrió paso con dificultad entre la gente para rodear la camioneta y sentarse al volante. Puso en marcha el motor y, si los reporteros no se hubieran apartado rápidamente, con segu­ridad se los habría llevado por delante.
Mientras la camioneta se apartaba del bordillo, Lali vio que Eugenia estaba completamente pálida, tan blanca que ni todo el maquillaje del mundo hubiera podido ocultar su conmoción. Captó por un instante la cara de Adam con las lágrimas resba­lando por las mejillas, y sintió un punzada en el corazón por el niño. Y también por ella. Todo había terminado. Había perdido a Peter. Ahora ya nunca la creería.
Cuando miró a los reporteros tomando ávidamente fotos de la camioneta, la invadió una incredulidad entumecedora. Levan­tó las manos como si así pudiera pararlo todo: los disparos de las cámaras, la grabación de las cintas, la huida de Peter... Y de re­pente todo acabó. La gente se dispersó y se quedó sola en  la ace­ra, anclada en el sitio exacto donde Peter le había dicho que se alejara de él. El sitio donde su vida se había venido abajo.
Se volvió hacia la gente que tenía a su espalda, algunos en la puerta de los comercios y otros saliendo del Cozy Corner. Reco­noció las caras de los habitantes de Gospel, así como el confuso asombro de sus ojos.
No sabía cuánto tiempo había permanecido allí plantada, mi­rando fijamente al cabo de la calle, ni cuánto tardó en volver ca­minando a Timberline Road. Tenía los pies como dos plomos, las manos heladas y el corazón tan maltrecho que hasta le dolía res­pirar.
En lugar de entrar en casa, se dirigió a la puerta trasera de Rochi y llamó.  No sabía ni qué había escuchado su amiga ni qué pensaba de todo aquello, pero tan pronto Rochi abrió la puerta, Lali rompió a llorar.
-¿Qué te pasa? -le preguntó su amiga, haciéndola pasar a la cocina.
-¿Has hablado con Peter?
-Desde que me pedisteis las botas de montaña, no.
Lali dejó las gafas de sol sobre la encimera de la cocina y se secó las mejillas.
-Cree que le he contado a la prensa sensacionalista lo de Adam -dijo.
Rochi le dio un Kleenex y Lali le contó toda la historia, em­pezando por el momento en que se había despertado en el dor­mitorio de Peter con Adam a los pies de la cama. Cuando hubo terminado, Rochi no parecía siquiera sorprendida.
-Bueno, me alegro de que ya estén todas las cartas sobre la mesa -dijo, sacando dos copas de vino del armario-. Un niño pequeño no tendría que haber vivido nunca entre tanto secreto.
-¿Ya lo sabías?
-Pues claro. -Abrió la nevera, llenó las copas con un car­tón de vino blanco y le ofreció una a Lali-. Peter es un gran padre, sobre todo tomando en cuenta que no tiene ninguna ayu­da, pero a veces lo protege tanto que por fuerza acabará hacién­dole daño.
Lali aceptó la copa y miró el vino. Aún no eran ni las doce, pero le daba igual.
-Creo que ahora Peter me odia. -Recordó cómo la había mirado y añadió-: No; sé que me odia. Cree que vine aquí para informar a un periódico. -Entonces levantó la vista-. ¿Tú me crees?
-Por supuesto que te creo. Sé lo que sientes por Peter y, además, dudo que me hubieras dicho que trabajas para el Weekly News of the Universe si estuvieras aquí de incógnito para remo­ver la mierda de Adam.
-Gracias. -Lali bebió un sorbo de vino.
-No me des las gracias. Soy tu amiga.
Lali miró a Rochi, su camiseta Garth Rules, la enorme hebilla del cinturón y sus Wrangler ajustados.
-Me alegro -dijo. Había tenido que esperar cuatro años y hacer más de mil quinientos kilómetros no sólo para encontrar a Peter, sino para encontrar también a Rochi.
Salieron de la cocina y se trasladaron al minúsculo comedor, donde Lali le habló de sus sentimientos por Peter.
-Yo no quería enamorarme de él -aseguró-, pero no pude evitarlo. Sabía que me haría daño, y me lo ha hecho.
Le contó de su matrimonio con Pablo y la verdadera razón de su ruptura, y mientras lo hacía pensó que debería sentirse me­jor, aliviada, pero no era así. Simplemente se sentía más dolida y hundida.
Wally vino a comer y luego se fue en la bici a casa de Peter, después de que Rochi comprobase que podía quedarse allí sin problemas. Mientras Rochi había estado al teléfono, Lali había permanecido inmóvil en su silla, forzando el oído para escu­char la voz de Peter en el auricular. Pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se había ido a la salita.
Durante las horas siguientes, ella y Rochi acabaron con el vino y con una caja de Donuts.
-Me parece que estás como una cuba -le dijo Rochi, al ver que su amiga no paraba de llorar.
-Normalmente tengo borracheras muy divertidas -sollo­zó Lali-, pero estoy emocionalmente desequilibrada.
-Me sorprende que aún seas capaz de articular algo como «emocionalmente desequilibrada».
Cuando Lali llegó a casa a trompicones, se le hacía una montaña ordenar sus pensamientos. Las ideas chocaban en su ca­beza y se revolvían en una sensiblería lacrimógena. Consiguió llegar a su dormitorio, donde encontró su casco de plástico y los boxer que Peter le había dado la mañana después de hacer el amor por primera vez. Se puso el casco y los boxer, y seguida­mente se hizo un favor a sí misma y se durmió.
Cuando desper­tó, tenía la cabeza como si se la hubieran golpeado con un bloque de hormigón.
Se incorporó en la cama, pero sintió náuseas y corrió al ba­ño. Cuando se sentó en el frío suelo de baldosas, con los boxer de Peter y en posición de rezo ante el blanco altar de porcela­na, se enfureció. Consigo misma y con Peter. Una cosa era cier­ta: seguramente no tenía que haberle mentido durante tanto tiempo, pero su mentira tampoco había sido tan grande. Al me­nos no tanto como la de Peter. Tendría que haber confiado en ella y haberla creído, pero no lo había hecho, y ella no tendría que haberse enamorado de él. Se sentía como el día en que Pablo le había dado los papeles del divorcio, como si le hubieran pro­pinado una patada en el pecho, sólo que esta vez era aún peor. Esta vez, había sido culpa suya, porque esta vez podía haberlo evitado.
Sabía desde el principio que no tenía ningún futuro con él y, aun así, había dejado que ocurriera. Bueno, quizá «dejado» no era la palabra justa, pero sí podría haberlo evitado. Haber escapado en' dirección contraria y haberle dicho que no la noche del Cuatro de Julio. Tendría que haberse protegido el corazón de sus sonrisas y de su voz profunda cada vez que la llamaba «cariño». Tendría que haber huido de aquellas manos que le estremecían la piel y le aceleraban el corazón. Tendría que haber evitado aque­lla mirada que parecía envolverla y acariciarla como sus manos. Tendría que haber opuesto resistencia, pero no lo había hecho. Había corrido hacia él aun a sabiendas de que debía hacerlo en la dirección contraria. Y ahora lo estaba pagando con el corazón destrozado.
-¿Qué voy a hacer? -susurró. Una parte de ella quería mar­charse. Hacer las maletas y largarse. Huir de aquel lugar. Gospel no era su hogar.
Se tumbó en el suelo y apoyó la mejilla en las frías baldosas. Sin embargo, otra parte de ella se rebelaba ante la idea de huir. Ya la habían hundido antes, pero esta vez no se iba a privar de la vi­da. No dejaría que el dolor volviera a quitarle lo mejor que tenía. No era la misma que cuando llegó por primera vez a Gospel. No se iba a quedar tirada en el suelo. Le habían roto el corazón y le dolía horrores, pero iba a seguir viviendo con la cabeza bien alta.
Levantó la cabeza y la habitación empezó a girar, así que vol­vió a tumbarse. Sí, iba a seguir viviendo con la cabeza bien alta. Tan pronto pudiera levantarse del suelo del baño.

Continuará...

19 comentarios:

  1. Pobre Lali Se Que Ella No Los Llamo Pero quien lo Hizo Mas Nove Quiero Saber Que Piensa Peter'
    @DaniiVasqueez

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  2. pobre lali... las cosas van pesimo para lali... ojala se soluciones rapito :)

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  3. aaaaaaaaaai que se arreglen

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  4. haay no pobree lali... jummm quien fue el chismoso que les dijo lo de adam & eugee jajaja mee encanto la ultima parte fuee gracioso ;) me encantaa la novee... :DD!

    @maaff_lazaro

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  5. me duele a mi como peter trata a lali
    beso

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  6. Pobre Lali no se merece que Peter la trate tan mal.
    Masi_ruth

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  7. Qué feo lo que le está pasando a Lali, es horrible como la está tratando Peter.
    @jeissymori

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  8. A mi me parece que los llamo la propia euge...
    Mas novee :)
    @lau_pj

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  9. Lina (@Lina_AR12)10 de julio de 2012, 6:12

    Quien habra sido?La famosa camarera del bar? Pobre Lali,le va a costar horrores remontar esto y q Peter le crea!Ojalá interceda Rochi!

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  10. pobre lali, para mi es la forra de eugenia, seguroooooooo, para mi que es mentira lo de cabre y quiere quedarse con peter (? JAJAJAJ ni idea... @ConEllosSiempre

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  11. Pobre Lali!
    ¿Cómo se habrán enterado los reporteros?
    Espero mas!
    Un beso

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  12. AI AI AI, ME ENCANTAAAAAAAAAAA! Espero el cap en el que hablen Lali y Pitt! Quiero saaber que va a pasaaaaaaaar :)
    Buenisima la noveee :)
    MAS MAS MASSSSSSSSSS.

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  13. pobre lali !! ella no llamo a la prensa y tiene que pagar con todo esto !! ojala todo se solucione pronto
    espero el proximo

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  14. que mal yo se que no lo hizo lali y estoy segurisima que fue la camarera del bar PARIS

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  15. Quien le conto a la prensa lo de Adam??? capaz qeu fue Eugeniaa, ya quiero que Peter sepa la verdad. pobrecita Lali @LuciaVega14

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