jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo 2


Holis :) Disfruten, comenten y recomienden! Besos besos ♥ 



—¿De qué clase de favor se trata?
—Pues… se trata de algo en lo que sólo usted puede ayudarme —contestó él mirándola a los ojos—. Quiero que se case conmigo.

Capítulo  2
A sus veinticinco años, Lali llevaba ya tres ocupándose de organizar los eventos para los que su familia alquilaba la finca, y para entonces creía haberlo visto todo. Habían celebrado fiestas en los jardines, meriendas, una fiesta para la hija del senador para celebrar el nacimiento de su bebé, e incluso un acto de la DAR, la organización de mujeres descendientes de combatientes de la Guerra de Independencia, pero era la primera vez que un novio al que habían dejado plantado en el día de su boda le pedía matrimonio.
Parpadeó, sacudió la cabeza y miró al hombre de hito en hito.
—¿Está usted loco?
—No, por lo general no.
—Vaya, pues eso no es muy tranquilizador.
Él sonrió, y Lali sintió un cosquilleo en el estómago que trató de ignorar. Era una reacción extraña y fuera de lugar, pero habría retado a cualquier mujer a ponerse a un metro de él y no sentir la atracción magnética que parecía emanar de su persona.
Medía casi dos metros, llevaba el pelo, que era castaño, peinado con un corte informal, tenía los ojos verdes, y los rasgos de su rostro parecían los de una escultura helénica. Era un imán andante.
—Diga que sí, por favor, no tenemos mucho tiempo —le pidió de nuevo, echándole un vistazo a su reloj antes de volver a mirarla.
Lali soltó una risa incrédula.
—Me está tomando el pelo, ¿verdad?
Los ojos de él se oscurecieron y la miraron fijamente.
—Yo nunca bromeo.
—Pues es una pena —murmuró Lali—, porque se le daría bien.
Aquello no podía estar ocurriendo, se dijo.
—Oiga, señor Lanzani…
—Llámame Peter.
—No pienso hacerlo. Y no me tutee; yo no le he…
—Escúchame, Lali —la interrumpió él, haciendo caso omiso de lo que acababa de decirle—, necesito una esposa; necesito casarme esta misma tarde.
—¿Por qué?
—¿Por qué qué?
—Por qué tiene tanta prisa por casarse.
—Eso no tiene importancia.
—Ya lo creo que la tiene cuando me está pidiendo que sea la novia.
Peter suspiró, volvió a mirar el reloj, y se abrochó la chaqueta.
—Está bien; digamos simplemente que a algunos de los empresarios con los que trato, los hombres casados les parecen más… de fiar.
—¿Qué son, de la Edad de Piedra?
Una de las comisuras de los labios de Peter se curvó ligeramente, y Lali se descubrió a sí misma deseando que volviese a sonreírle. Aquello no era una buena señal. A lo largo de esas semanas en que lo había tratado lo había visto impaciente, enfadado y aburrido, pero hasta hacía sólo unos minutos no lo había visto sonreír. Quizá guardara sus armas más potentes para las situaciones desesperadas.
—Son… conservadores—le explicó.
—Pues lo siento por usted, pero…
—Lali… —volvió a cortarla él.
La joven tuvo que reprimir su irritación. ¿Nunca lo habría puesto nadie en su sitio?
—Interrumpir a los demás cuando están hablando es de mala educación.
—Es cierto —admitió él con un asentimiento de cabeza—, pero tengo mucha prisa y quisiera que oyeras mi proposición antes de rechazarla de plano.
En fin, tampoco le haría ningún daño escucharlo, se dijo ella. Además, se estaba tomando mejor de lo que había esperado el que la novia lo hubiese dejado plantado.
—Está bien, hable.
—Gracias. Verás, como ya te he dicho necesito una esposa, y tú pareces la candidata perfecta.
—¿Por qué?, ¿porque soy mujer?
—Bueno, eso desde luego es algo a tener en cuenta —contestó él con un brillo en los ojos que la hizo estremecer.
—Esto es ridículo —masculló Lali.
A través de las puertas cerradas se filtraban las notas interpretadas por el cuarteto de cuerda que habían contratado, el sol entraba por los ventanales, y allí estaba ella con un chalado que estaba haciéndole una proposición sin pies ni cabeza.
—No veo por qué —replicó él—; los matrimonios concertados han existido desde hace siglos.
—Sí, claro. ¿Y cuántos cree que habrán resultado bien? —le espetó ella rogando por que su ayudante volviese.
Peter suspiró con impaciencia. ¡Oh, y encima estaba empezando a exasperarse!
—Te daré lo que me pidas si me haces este favor.
—¿Favor? Esto es algo más que un favor —le señaló ella—. Un favor es que un vecino te pida que saques a pasear a su perro o que le des de comer a su canario o…
—¿Y si te pagara? —insistió él—. ¿Cuánto quieres?
—Tendré que consultarlo antes con mi chulo —contestó ella, sintiéndose insultada.
Él advirtió de inmediato su metedura de pata y levantando ambas manos en señal de disculpa le dijo:
—Lo siento, lo siento. ¿Qué puedo ofrecerte entonces para que aceptes mi propuesta?
—Señor Lanzani…
—Por favor, Lali, tengo que casarme; hay reporteros ahí fuera, cámaras de televisión… No puedo evitarlos, y si se enteraran de que me han dejado plantado ante el altar podría ser fatal para mi negocio —se frotó el rostro con una mano, agobiado, y de pronto a Lali le pareció más… humano—. El escándalo que se montaría haría que a mi madre le diese un ataque y acabase en el hospital.
Lali frunció el ceño. El que su negocio no fuera lo único que lo preocupaba la hizo sentirse mejor… y peor. No podía casarse con un desconocido sólo porque sintiese lástima de su madre, por amor de Dios.
Claro que, replicó una vocéenla dentro de su cabeza, su padre quería casarla con un perfecto desconocido por causas mucho menos altruistas.
Y, de repente, acudieron a su mente escenas de la discusión que había tenido lugar en el estudio de su padre dos noches atrás…
—Ya tienes veinticinco años, Lali —le dijo su padre escrutándola, como quien mira con ojo crítico un caballo que está pensando comprar.
De hecho, Lali casi creyó que iba a hacerle abrir la boca para comprobar el estado de su dentadura.
—Y ya va siendo hora de que te cases.
«¿Casarme?,», pensó ella aturdida. ¡Si hacía más de un año que no había salido con nadie! Concretamente desde que su novio aceptase dinero de su padre por alejarse de ella.
—Y dado que tu gusto con los hombres es pésimo —continuó su padre—, me he tomado la libertad de buscarte a un marido adecuado.
—¿Cómo?
—Un marido, Lali; supongo que conoces el significado de esa palabra.
—Sí, padre, y te agradezco las molestias, pero…
—Benjamin Amadeo —la cortó su padre, recostándose en su sillón de cuero granate. Luego apoyó los codos en los brazos del mismo, entrelazando las manos, y la observó antes de añadir—: el hijo del senador Amadeo.
—¿Benja? —exclamó ella horrorizada, dando un paso hacia la mesa, sorprendida de que las piernas aún la sostuvieran—. ¿Quieres que me case con Benja Amadeo?
—El senador Jackson me ha prometido que cuando os caséis acelerará la aprobación de un proyecto de ley que me permitirá afianzar algunas de mis actividades financieras aquí en California.
«De modo que de eso se trataba…», pensó Lali. No lo había hecho pensando en ella, sino en sus negocios. Aunque al fin y al cabo, ¿de que se sorprendía?, se había preguntado con amargura. Cada conversación que tenían acababa siempre derivando en lo más importante de su vida: Industrias Espósito.
—Así que, básicamente… —comenzó a decirle ella antes de poder contenerse—… el trato es que tú le consigues una esposa para su hijo, y el senador te entrega a ti en bandeja el mercado de California.
Sabía que a sus ojos nunca había valido nada, por mucho que se hubiera pasado todos esos años intentando conseguir su aprobación, pero… ¿Benja Amadeo? Su padre, que había fruncido el ceño al oír sus palabras, pues no le gustaba que le replicase, le espetó:
—Podrías haber tenido peor suerte. Benjamin es un buen chico, y es de buena familia.
«Cierra la boca; no le contestes», le susurró a Lali esa vocecilla interior. Pero su lengua no recibió el mensaje a tiempo.
—Es un idiota —le soltó de sopetón—. Es un buenazo, pero eso no quita para que sea un idiota.
—Ya es suficiente —masculló su padre. Se irguió en el asiento y apoyó los antebrazos en su pulcro escritorio—. Benjamin Amadeo es el hombre con el que te casarás.
—Pero es que ese hombre va a convenciones de ciencia ficción con su perro —insistió ella.
Su padre frunció el ceño.
—Y no sólo se disfraza, sino que al perro le pone también un disfraz a juego con el suyo —añadió Lali.
—Tú lo ayudarás a madurar.
—¡Que se busque a otra! ¡Yo no pienso casarme con él!
Dios del cielo… ¿Había dicho lo que creía que había dicho? Ya era demasiado tarde; las palabras habían cruzado sus labios, y tenía la impresión de estar oyendo el eco dentro de su cabeza.
El estómago le dio un vuelco, y sintió cómo el temor la invadía, igual que de niña, cuando sabía que su padre iba a castigarla. Sin embargo, apretó los puños contra los costados y alzó la barbilla desafiante. Tenía que plantarle cara. Ya no era una cría. Tenía que enfrentarse al hombre que había sido para ella un gigante y un dragón. De no hacerlo, acabaría casándose con Benja y cosiendo lentejuelas en la capa de su perro.
—Me parece que no te he oído bien —murmuró su padre.
—Has oído bien, padre: no voy a casarme con Benja.
Las facciones de su padre se endurecieron, y se puso rojo de ira. Los ojos le relampagueaban, y sus labios se habían convertido en una fina línea. Aun así, Lali no se arredró. Las piernas le temblaban, pero no retrocedió ni un paso.
—Discutiremos esto cuando seas capaz de mostrarte racional.
—Estoy siendo racional.
—No, no es verdad. Y ahora sal de aquí —le ordenó su padre.
No volvió a mirarla. Abrió un cajón de su escritorio, sacó una carpeta, tomó su pluma y se puso a trabajar, como si ella ya se hubiese marchado, como si hubiese dicho la última palabra… como si ella hubiese accedido a aquel matrimonio de conveniencia.
Apartando aquel recuerdo de su mente, Lali se dijo preocupada que, por mucho que intentara oponerse a su voluntad, su padre podía ser lo bastante insistente como para hacer que finalmente acabase rindiéndose. Nunca se daría por vencido… a menos que ella se casase antes…
—Podrías planteártelo como una propuesta de negocios —estaba diciéndole Peter.
—Negocios —repitió ella.
Peter se irguió y sus ojos se iluminaron, como si hubiese advertido su vacilación.
—Te daré lo que quieras —le dijo.
¿Sería contagiosa la locura?, se preguntó Lali, que estaba empezando a considerar seriamente aceptar su proposición de matrimonio. Al menos aquel hombre estaba dándole la posibilidad de decidir y poner sus condiciones. Además, tendría la excusa perfecta para negarse al matrimonio concertado que había organizado su padre, y, por otro lado, ¿qué podía perder? Peter era guapo, rico, y… de acuerdo, estaba loco, pero al menos no era un caso perdido como el de Benja.
—¿No tendrá perro, verdad? —inquirió.
—¿Eh? —Dijo él frunciendo el entrecejo—. No.
—Estupendo —respondió ella con un suspiro de alivio—; eso está bien.
—Si tú lo dices… —murmuró él, mirándola preocupado, como si pensara que era ella la que no estaba muy cuerda.
—Aceptaré… pero con una serie de condiciones.
Peter asintió.
—Te escucho.

Continuará...

19 comentarios:

  1. JAjajajaa me mata, Que MAL gusto tiene el papa de lali... CUales seran las condiciones de Lali? MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

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  2. Lleva a su perro a convenciones de ciencia ficción jajajajaja. que goma.

    MÁS NOVEEE, ESTÁ GENIAL!

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  3. Amo este fondo de miradas que tiene el blog ♥ ♥

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  4. Yo ya lei este libro y me encanta!!! :D

    @Teen_Angels94

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  5. aii dios menos mal que no se caso con el mono !!! ahora me pregunto cuales seran las condiciones lali jaja a
    espeor el proximo
    besos

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  6. Haay Dios!! no nos puedes dejar asi D: es buenisimoo el caap jajajajaja mee mori de risaa benja va a convenciones de ciencia ficcion con su perro mee mori :3 jajajaja pff es geniaal la novee :DD!!

    @maaff_lazaro

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  7. QUIERO SABER CUALES SON ESA CONDICIONES.SI ME QUISIERAN OBLIGAR A CASARME COMO A ELLA ,,NO LE PONDRÍA NI CONDICIONES A PETER,JAJAJA.

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  8. Habra q ver la condiciones, pero creo q alguans se las van a romper je1 más!

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  9. Ok si se llega a casar con Peter esta va a ser mi nove favorita jaja
    Seguis mi blog pliss??

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  10. JAJA desde q lei con quien queria casarla el padre no pude parar de reir!Creo q ha sevido de descarga,hoy catarsis en la nove,JAJA.Q no lo piense más y se case con Peter.Te faltó agregar q además del perro aunq ya está crecidito siempre viste gorra aunq sea plena noche y vaya al teatro,JAJA!EXCELENTE CAP,y hablando enserio me encanta la historia!

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  11. jajajaja!!! muy buena la novela me encanta...
    MAS NOVELA!!!

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  12. Jajajaja, estuvo buenísimo! Dios, todavía con quien quería que se case Lali, eso se llama maldad!! Morí con lo de "¿No tendrá perro, verdad?" jajaja

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  13. me encantaaaa buenisimo! quiero masss!!! :)

    @LalitermiVida2

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  14. uuuuh cuales seran estas condiciones?? jajjaja
    Tengo la sensacion que estos dos se encontraran en desacuerdo en muchas cosas durante su matrimonio, pero dicen que las reconciliaciones son la parte mejor! jajaja
    No lo puedo creer que el padre de Lali queria que se casara con un negocio con un tipo raro como Benjamin (ya nos basta verlo en la realidad) que va a convenciones de ciencia ficción con su perro y lo disraza como él, pobre perro:(
    Aunque si por lo que lei en el prologo no me deberia sorprender con que Carlos quiere hacer algo asi como hacer casar su hija por negocios!
    Bueno espero el proximo
    Besos

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  15. ahhhhhhhh me encantoooooo chan chan chan que condiciones :O @LuciaVega14

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