lunes, 2 de julio de 2012

Capítulo 36


Disfruten ♥ + comentarios = + capítulos. Besos



Lali lo miró hasta que la puerta del baño se cerró y la bur­buja de dicha que la envolvía explotó como un globo. Estaba de pie en medio del salón, y de pronto se sentía desnuda e indefen­sa. ¿Qué había pasado? ¿Qué había ido mal? ¿Qué había hecho?
Recogió su vestido y se lo puso por la cabeza. No sabía ni qué había pasado ni qué había hecho mal. Todo había sido mara­villoso hasta después de terminar, hasta que ella había hecho aquella broma picante. Quizás había sido eso. Quizás a él le ha­bía sonado a compromiso. Se ató los tirantes en la nuca. Tenía que ser eso. Lo había puesto de mal humor. Ahora seguramente se iría. Pensar que saldría por la puerta le heló la sangre.

Capítulo 36

El CD se detuvo y se oyó tirar de la cadena. Acto seguido apareció Peter con sus vaqueros negros, pero no parecía mucho más contento que antes.
-¿Tomas anticonceptivos? -le preguntó.
-¿Cómo? -se extrañó ella, deteniendo la mirada en la mue­ca de sus labios. Entonces sacudió la cabeza-. Pues no.
-¡Mierda!
Lali se sobresaltó.
-¿Qué pasa?
-¿Qué pasa? -Peter se tocó el pelo, a ambos lados de la cabeza-. ¿No has notado que se rompía el condón?
Ella entornó los ojos y pensó en el instante exacto en que, de repente, le había parecido que todo mejoraba sustancialmente.
-¡Ah! -exclamó, comprendiendo.
-¿Para cuándo esperas la regla? -Peter bajó los brazos con abatimiento. Estaba preocupado por un posible embarazo, era eso. Ella hacía tanto tiempo que no pensaba en eso que ni siquiera le ha­bía pasado por la cabeza.
-Para pronto -lo tranquilizó.
-¿Cuán pronto?
-No estoy embarazada.
-No puedes estar segura.
-Créeme.
Peter se acercó al sofá y se sentó apoyando los codos en las rodillas. Sus pies descalzos pisaron las braguitas que descansa­ban en el suelo hechas un ovillo.
-¡Dios, qué desastre!
-Peter, no estoy embarazada.
-Eso no lo sabes, Lali. En este preciso momento mi ADN está nadando contracorriente en forma de millones de felices re­nacuajos que corren para entrar en la zona cero. -Se frotó la ca­ra con las manos-. ¡Joder!
Lali tragó saliva.
-No puedo tener otro hijo ilegítimo cuya madre vive en otro estado. No puedo volver a hacerlo. -Sacudió la cabeza y la miró-. Y te aseguro que no lo haré.
Lali intentó evitar que la sorpresa asomara a su rostro. No es­taba segura de si Peter era consciente de lo que acababa de decir.
-Créeme -insistió-. No estoy preñada.
-¿Cómo lo sabes?
«Pues muy fácil», se dijo. Ahora ya daba igual, pero justo cuando empezaba a sentirse cómoda con él, contárselo le supon­dría recuperar todas las inseguridades que tenía con su cuerpo.
-No hay zona cero -proclamó por fin.
Peter le miró el vientre y empezó a tamborilear el respaldo del sofá con los dedos.
-¿Qué quieres decir?
Ella se acercó a la chimenea y se quedó contemplando la fría repisa de piedra. Estaba de espaldas a Peter, jugueteando con los dedos de los pies sobre la piel de oso que cubría la mancha de san­gre de Hiram. No sabía muy bien cómo contárselo. No debería tener ninguna importancia, pero para algunos hombres sí la tenía.
-¿Recuerdas que te dije que la cicatriz que tengo en el ab­domen fue de una operación de estética? Pues te mentí. Cuando era jovencita, tuve una afección muy mala. Los médicos temían que se extendiera a otros órganos y, como la medicación que me dieron no funcionaba, tuvieron que practicarme una operación que no me permitiría tener hijos jamás.
-¿Cáncer?
Lali lo miró por encima del hombro.
-Endometriosis.
-Dios -suspiró él-. ¿Por qué no me lo dijiste desde el principio? Me has hecho pensar que estuviste a un paso de la muerte.
-¿Sabes qué es la endometriosis?
-Sí. Mi madre la padeció y le practicaron una histerectomía cuando yo rondaba los dieciséis.
-Yo tenía veintiún años.
Peter se levantó y se acercó a ella.
-Tuvo que ser muy duro.
Ella se encogió de hombros y miró el lince que descansaba en el hogar.
-Después me sentí mucho mejor. Valió la pena. Me sentí mucho más libre. Ya no tenía que pasarme medio mes temiendo el otro medio. Pensaba que si alguna vez quería hijos, los adoptaría. No poder concebir nunca me representó un gran problema. Supongo que porque pensaba que al hombre que me amara no le importaría.
-No debería.
Pero ella conocía muy bien la realidad.
-Pero no es así.
Lali notó que él se agitaba a sus espaldas.
-¿He de suponer que a tu ex marido sí le importó? -tanteó él, invadiendo su espacio personal con su robusto cuerpo y con aquellas preguntas íntimas.
Ella nunca le había contado a nadie lo que había sucedido en su matrimonio. Tampoco ahora quería hablar de ello, pero él le puso las manos en los hombros y la giró. Ella lo miró y vio que él la observaba con sus pacientes ojos verdes, como dispuesto a esperar todo el día para escuchar su respuesta.
-Él pensó que no le importaría, pero sí que le importó -ex­plicó ella.
Los pulgares de Peter le acariciaron la piel desnuda.
-Pues es un imbécil.
-Sí, por muchas razones, pero no por ésa en concreto. -De nuevo se encontró defendiendo a su ex marido ante Peter. Si quería saber la verdad, tendría que saberla desde el principio-. Cuando nos casamos, yo creía de verdad que a él no le importa­ba. Estaba ocupado con su trabajo y viajaba mucho. Siempre nos decíamos que nuestras vidas eran plenas y que nuestro matrimo­nio era maravilloso, pues si queríamos sólo teníamos que recoger los bártulos y largarnos a pasar el fin de semana a Carmel. Nos decíamos que nuestra vida era mejor que la de nuestros amigos, que estaban atados con los niños, y que además podíamos hacer el amor en cualquier lugar y momento sin preocuparnos de nada. Podíamos montar en un avión y volar a Scottsdale o Palm Springs para jugar al golf. Y hacíamos todas esas cosas, pero nada era su­ficiente. Al menos no para él.
-Te dejó por una enfermera, ¿verdad?
-No, también te mentí en eso.
Él arqueó las cejas.
-No te conocía lo suficiente para contarte que mi marido tuvo una aventura con mi mejor amiga -explicó ella-. Era de­masiado embarazoso. -Apartó la mirada, pero él le puso la ma­no en la mejilla para que volviera a mirarlo.
-Es un imbécil -repitió Peter.
-Me dijo que la aventura había sido sólo un accidente, pero no le creí. Luego me dijo que ella se había quedado embarazada también por accidente. Cosa que tampoco me creí. Quizás él no supo que ocurriría hasta que ocurrió, pero yo diría que él siempre quiso lo que yo no podía darle. Anhelaba un hijo propio. -Bajó la mirada al pecho desnudo de Peter-. Supongo que es pura bio­logía. Supongo que los hombres quieren tener sus propios hijos.
-Quizás eso es importante para la mayoría, pero no para todos.
-Para ti es fácil decirlo. Tú tienes a Adam.
-Sí, lo tengo, pero eso no quiere decir que yo estuviera segu­ro de que fuera mío. -Le acarició el brazo y le tomó la mano-. Cuando Adam fue concebido, Eugenia y yo ni siquiera vivíamos jun­tos, y yo no estaba seguro de que ella no tuviera otros amantes.
-Pero Adam tiene tus ojos...
-Ahora sí. Pero cuando nació los tenía azules y saltones. A decir verdad, se parecía bastante a Winston Churchill. Tuvo un parto difícil y era más feo que una patata arrugada. Pero la primera vez que lo miré y él me miró a mí, conectamos. Y la bio­logía tuvo muy poco que ver en eso. Era mío. Era mi hijo.
Lali lo miró a los ojos y su corazón se inflamó. Se sentía or­gullosa de él y no sabía muy bien por qué. Quizá porque era un hombre de verdad o quizá sólo porque era como era. Se inclinó un poco hacia delante y apoyó la cabeza en su hombro desnudo.
-Eres un buen hombre, Peter Lanzani.
-¿Por qué? ¿Porque hice lo que se suponía que debía hacer? Soy como la mayoría. Lo que pasa es que tú te casaste con un tío que se guiaba por valores erróneos.
-Supongo que cambió en algún momento de nuestro matri­monio. Por lo menos, yo lo veía diferente. Al principio pensó que yo le bastaría, pero no fue así.
Lali se paralizó. No había querido decir aquello. No había querido confesarse, pero Peter la había hecho sentir tan cómo­da...
-¿Te estás burlando de mí? Eres la mujer más perfecta que he estrechado entre mis brazos.
Ella deseó creerlo con toda su alma, pero no lo logró. No aca­baba de creérselo.
-No, no soy tan perfecta.
Él guardó silencio unos segundos y luego dijo:
-¿Por qué? ¿Porque no tienes útero? -Tal como lo dijo, sonó a discurso clínico.
-Lo dices como si estuviéramos hablando del apéndice.
-Más o menos. -Le puso las manos en las mejillas y le le­vantó la cara para que lo mirara a los ojos.
-No, no es lo mismo. El apéndice no es un órgano repro­ductor.
-No quiero parecer insensible, pero ser mujer va mucho más allá de la simple reproducción. ¡Demonios! Y un hombre es mucho más que un simple preñador de mujeres. Si quieres mi opinión, tu ex marido me parece un memo, y te hizo un gran favor teniendo esa historia con tu amiga. A mí me lo ha hecho. Si no, ahora seguro que estarías en Carmel o jugando al golf en Palm Springs. Sin embargo, estás aquí conmigo, y sin braguitas.
Lali rió.
-Eso es cierto.
Peter deslizó una mano y le agarró las nalgas desnudas.
-Y no te habría quitado las expectativas de estar con otros hombres.
-Vaya, ¿lo has oído?
-Por supuesto. -Y frotó su nariz contra la suya-. ¿ Quie­res confesarme alguna mentira más antes de que te quite un poco más de esas expectativas?
No, ya había confesado bastantes cosas por un día.
-No, eso es todo.

Continuará...

24 comentarios:

  1. estan hablando algo serio y peter le agarra las nalgas!! jajaaja
    masssssssssssssss

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  2. Me encanto :)
    Momento de sinceridad a full :)

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  3. más tierno Peter!! Era hora que sepa la verdad.
    Más noveee :)

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  4. Me encantan fkendsmfkdsamenf
    Peter es un tiernooo!!!

    Quiero otro capitulo!

    @Teen_Angels94

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  5. MAS Tiernos... MAS MAS MAS MAS MAS

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  6. Pobre Peter, estaba re traumado con eso! Son tan tierrrrnos <3
    Subí más! :)

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  7. aww mee encanto estubo buenisimoo el
    caap quiero mas porfis porfis :DD
    @FernandaLazaroG

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  8. PETER ES LO MAS TIERNO :D

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  9. Lina (@Lina_AR12)2 de julio de 2012, 19:22

    Peter traumado por demás por el q ella este embarazada,es más en un momento hasta medio mal con ella estuvo,pero despues un dulce cuando supo la verdad,así q lo perdono,JAJA
    Lali una genia sinceridad100%,y encima semejante conversacion DESNUDA!
    ËL ahora super relajado...sexo a full sin condones ni preocupaciones!
    Creo q a Lai en el fondo si le duele no ser madre pero por suerte está Adam ,quien podra ocupar ese espacio más q bien y Adam conseguirá por fin esa flia unida q tanto quiere!Todos felices!!!!!

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  10. que tiernooo peterrr <3<3<3
    subee otrooo =)
    @BelenCorbera

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  11. mas capitulos por favor

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  12. me muero por saber como sigue esto dale publica otro por favor dale

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  13. maaaaaaaaaaaaaaas :)

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  14. maaaaaaaaaaaaaas nove

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  15. es super tierno peter :)

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  16. Lina (@Lina_AR12)2 de julio de 2012, 20:17

    Por favor intenta subir otro...es lo más esta historia!

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  17. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah, yo me imaginaba algo así, de lo del utero..... o sino de que la golpearon tipo, ese estilo...... quiero otro!!! me quede con altas ganas! @ConEllosSiempre

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  18. me encanto el capítulo que bueno que lali confie en peter :)
    espero el proximo
    beso

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  19. Awwwwwwwww no se si lo dije ya, me parece que si pero... LO AMOOOOOO me caso!!! jajajaja si yo fuera Lali le hubiera dicho tambien lo de su trabajo pero bueno ya que lo dejaron ahi supongo que se enterara mas adelante y espero que el no se enoje... :( por fas!!!!!! ME ENCANTO EL CAP y Lali tiene que tener un peso menos encima despues de haberle dicho a Peter lo de que no podia quedar embarazada y lo que paso con su matrimonio :) @LuciaVega14

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