CAPÍTULO 03

Holaaa :) Les dejo cap larguito, creo que vuelvo a subir a la noche si hay firmas chicas! Disfruten y firmen. Besos ♥ 

Puso su brazo alrededor de su cuello, dejando que su mano colgara sobre su hombro, algo que había hecho un millón de veces antes. Sólo que ahora, era muy consciente de la proximidad de la mano a sus pechos. Y a esos anillos para los pezones que se estaba muriendo por ver. 

CAPÍTULO 03

 ―¿Vas a decirme qué demonios pasó allí antes? ―preguntó Nico mientras abría otra cerveza.

Peter se dejó caer en el sofá y tomó un largo trago de su propia cerveza. Él y Nico habían salido de la casa de Agus y terminaron en la de Peter. Peter sabía que Nico estaba curioso sobre su injerencia, no es que Nico hubiera hecho las cosas de forma diferente si hubiera estado fuera cuando Benjamin hizo su movimiento hacia Lali.

Tomó otro trago fortificante antes de mover con cuidado la botella de sus labios―.Vamos a decir que ha sido un día interesante e informativo.

Nico se recostó en el sillón y apoyó los pies sobre la mesa de café de Peter.

―¿Cómo es eso?

Peter sacudió la cabeza. ¿Por dónde comenzar? Por la parte fácil, pensó.

―Benjamin estaba siendo un imbécil. Estaba moviéndose con violencia sobre Lali, y ella le dijo que se fuera. Él fue tras ella y Lali le dio un rodillazo en las bolas.

―Bien por ella ―dijo Nico, realizando un saludo burlón con su botella de cerveza.

―Le rompí la nariz por añadidura.

Nico miró y movió la cabeza.

―Mierda, dime que no voy a tener que arrestar tu culo cuando presente cargos.

Peter se rió.

―Es un nenaza. Además, le dije que Agus y tú estabais mirando y juraríais que no visteis nada.

―Caramba, gracias ―dijo Nico secamente. ―Justo lo que necesito, ser detenido contigo.

Peter jugueteaba con su cerveza, dando golpecitos con el dedo en un staccato inquieto contra el frío cristal. Dudaba en decirle a Nico lo que había escuchado. ¿Por qué?, no lo podía decir. Nunca habían sido exactamente discretos el uno con el otro, y sabía que a Nico le resultaría tan sorprendente como a él. Pero algo le detenía.

―¿Qué te está preocupando? ―dijo Nico, entrometiéndose en los pensamientos de Peter. ―Has estado actuando raro toda la tarde. Dijiste que el día había sido informativo. Entonces, ¿cuál es la noticia?

Peter suspiró y se inclinó hacia adelante para dejar su cerveza en la mesa de café. ―Se trata de Lali.

Nico arqueó una ceja.

―¿Qué pasa con ella? No estabas realmente sorprendido de que se deshiciera de su noviete, ¿verdad?

Peter sacudió la cabeza.

―No estoy hablando del pelele, y no, no me sorprende que lo dejara. Menos aún después de lo que escuché que le decía a Cande.

―¡Ah infierno!, hombre, ¿qué estabas haciendo? ¿Escuchando a las chicas? Lali te pateará el culo si se entera.

Peter sonrió. Sí, ella no dudaría en tumbarlo. Obtuvo el más extraño cosquilleo de sólo pensar en ella en su cara. Sacudió la cabeza. Eran los anillos de los pezones, eso tenía que ser. No podía sacar su mente de lo que sus pezones debían parecer. Infierno.

Se aclaró la garganta.

―Ella, uh, bueno, ella dijo algunas cosas interesantes.

Nico se inclinó hacia adelante, dejando los pies en el suelo con un ruido sordo.

―Ahora me tienes curioso. ¿Qué diablos dijo?

―Al parecer, ella echó al gilipollas porque era un mamón en la cama.

―Sí, bueno, de nuevo, eso no es una sorpresa. Ella probablemente se lo comía vivo ―dijo Nico.

Peter ladeó la cabeza y miró a su amigo.

―Dime algo, Nico. ¿Alguna vez has pensado en tener relaciones sexuales con Lali?

Nico se ahogó con su cerveza y tosió varias veces en sucesión.

―¿Sexo con Lali? Tío, mierda, no, no realmente. Quiero decir que es caliente, no me malinterpretes. Muy caliente. Pero...

―Muy caliente, eh. Así que has pensado en ello, mentiroso saco de mierda ―dijo Peter con una carcajada.

―Tú tienes ojos, tío. La chica es una diosa andante. ¿Qué tipo no tendría una erección mirándola?

―Bueno, ten esto ―dijo Peter, inclinándose hacia Nico. ―La escuché diciéndole a Cande que estaba cansada de hombres que no la no satisfacían en la cama. Que tiene fantasías que quiere vivir.

Nico se enderezó, su atención se centró en Peter.

―¿Qué clase de fantasías?

Peter se encogió de hombros, pero su sangre corría sólo de pensar en todo lo que había dicho.

―Esclavitud, una pequeña azotaina... y ella quiere tomar a dos tipos, al mismo tiempo.

―Whoa ―dijo Nico cuando se dejó caer de nuevo en su silla. ―¿Ella dijo todo eso?

―No, hay más ―siguió Peter. ―Aparentemente quería que el flojo del niño hiciera un poco de experimentación en la cama y él se asustó. La llamó puta.

―Ese hijo de puta ―gruñó Nico. ―Yo sabía que debería haber ido fuera contigo.

―Ella tiene anillos en los pezones. Deben ser recientes. Benjamin, evidentemente, no ha recibido bien la noticia a juzgar por sus comentarios.

―Mierda santa. ¿Anillos en los pezones?

―Sí. Ahora me digas que no te estás imaginando a Lali desnuda con los anillos en los pezones colgando de esos pechos perfectos.

―Jesús.

―Eso mismo pienso yo ―murmuró Peter.

―¿Ella quiere dos tipos? ¿Dijo eso?

―¡Oh, infiernos sí! Ella dijo eso y mucho más. Quiere un tipo que no tenga miedo de tener la última palabra. Alguien que quiera atarla, azotar su culo y que la folle hasta hacerle perder el sentido.

―Maldito.

Peter se rió.

―¿Es todo lo que puedo decir?

―No tengo palabras ―dijo Nico, con su boca todavía abierta en shock.

―Me alegro de no ser el único jodido con eso.

―¿Sabe que lo has oído todo?

―¡Infiernos, no! Ella no me hablaría durante un año ―dijo Peter.

Nico se quedó en silencio, con los ojos pensativos. Peter sabía que el cerebro de Nico estaba girando a mil por hora. También sabía que Nico estaba llegando rápidamente a la misma conclusión que él.

―Diablos, si eso es lo que quiere...

―Sí ―dijo Peter. ―Dime que no estás pensando lo mismo que yo.

Nico gruñó.

―Tendría que ser un jodido gay para no reaccionar ante algo así. Quiero decir que es caliente. Siempre he pensado así.

Peter miró a su amigo.

―San Valentín es sólo en dos semanas. Debes tener tiempo suficiente para que puedas hacer los arreglos para estar fuera del trabajo.

Nico entornó los ojos.

―¿Qué estás pensando?

Peter tomó una respiración profunda y luego sonrió.

―Bueno, ya hemos establecido el hecho de que Lali es caliente. Los dos estamos atraídos por ella. Ninguno de nosotros tiene ningún problema con los anillos de los pezones o el bondage, y tenemos una considerable experiencia en el campo del trío. Así que me parece que tal vez deberíamos dar a Lali un Día de San Valentín para recordar.

―¿Qué si ella no quiere ir a por eso? ―preguntó Nico. ―No quiero cabrearla y estoy seguro que no quieres echar a perder mi amistad con ella. Tenemos demasiada diversión para esa mierda.

―Ella va a ir a por eso ―dijo Peter con confianza.

Había visto el deseo en los ojos, la necesidad de algo que ella probablemente ni siquiera podía explicar. Él lo sabía porque había sentido lo mismo. También sabía que él era el hombre que podía dárselo.

Nico restregó la mano por la barba bien afeitada en un movimiento reflexivo.

―No sé, tío. No es como si fuéramos a follar a una chica que no vamos a ver nunca más. Es Lali de quien estamos hablando. ¿Qué sucederá cuando esto se acabe? No quiero que haya ninguna situación embarazosa.

―Estás pensando demasiado en esto ―dijo Peter con impaciencia. ―Le daremos a Lali una experiencia que nunca olvidará. Le mostraremos las cosas que ha estado anhelando. En todo caso nos unirá más. Quiero decir, que no hay forma de que la folle y solo marcharme como si nada hubiera pasado. A ambos nos gusta ella mucho. Más que cualquier otra mujer, aparte de Cande, eso es seguro. No veo el problema aquí.

―¿Cuánto te gusta ella? ―preguntó Nico, con una expresión peculiar en su cara.

Peter se movió incómodo.

―¿Qué clase de pregunta es esa? Yo… yo me preocupo por ella ―dijo sin convicción.

Nico le siguió mirando.

―¿Te gusta ella?

―¡Cállate la boca! ―gruñó Peter. ―Jesús, esto es sexo. Lali es nuestra amiga. Nuestra muy hermosa, caliente amiga. No puedes decirme que no te gustaría llegar a su lado.

Nico tomó un sorbo de su cerveza.

―No, yo no puedo decir eso. Pero querer algo o saber que lo disfrutaría es diferente que hacerlo realmente. Mira, sólo no quiero estropear las cosas entre todos nosotros.

―¿Y si ella lo quisiera? ―desafió Peter. ―Quiero decir, ¿y si ella quisiera lo que podríamos darle? ¿Serías tan reacio entonces?

Nico pensó por un minuto y sacudió la cabeza.

―Claro que no. Sólo que no quiero hacerle daño. Eso es todo lo que estoy diciendo.

―Bueno, mierda, Nico. ¿Crees que yo haría cualquier cosa para hacerle daño? Ella es una de mis mejores amigas. Quiero que sea bueno para ella.

―Eres serio sobre esto.

―Joder. No, me acabo de pasar los últimos diez minutos dándote la tabarra sobre mi plan para seducir a Lali para nada.

―No hay necesidad de ser sarcástico ―dijo Nico con una sonrisa. ―Está bien, me has convencido. Esta es tu idea, entonces planifícala. Dime donde y cuando aparecer. Estaré allí. Pero si muestra algún signo de no querer esto, estoy fuera.

Peter frunció el ceño.

―¡No jodas, imbécil! Mi plan no es violarla, por el amor de Dios. Pero te digo, que ella quiere algo. Algo que no entiende bien, pero sabe que lo quiere. Tú no oíste las cosas que dijo o la forma en que las dijo. Y creo que puedo darle lo que quiere.

Nico le miró en silencio, estudiándolo con esa mirada de policía por la que era tan famoso.

―Sí, tal vez puedas.

Continuará...