jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 30


Disfruten :) SE VIENE.. SE VIENE. jajajaja besos ♥  + comentarios = + caps.



-Lo principal para lanzar un váter tan lejos es ser un puro músculos -dijo Burley.
En ese momento una risotada no muy lejana atrajo la mirada de Lali por encima del hombro del hombre. Como un imán, su mirada se posó en un vaquero alto y esbelto que llevaba un ajado sombrero de paja.

 Capítulo 30

Peter Lanzani estaba con los brazos cruzados y un hombro apoyado contra el tenderete de las patatas fritas, absorto conver­sando con varias mujeres. Su repentina visión fue tan inesperada como  el calor que a Lali le subió desde el estómago. El corazón le palpitó en los oídos mientras aparentaba escuchar a Burley, aunque en realidad no distinguía ni una palabra.
Peter levantó la vista y sus ojos se encontraron. La miró con la cabeza ladeada para escuchar a las mujeres que lo rodeaban. Una sensación cálida se instaló en el bajo vientre de Lali y no pudo reprimir una sonrisa. Esperó, pero Peter no le dedicó nin­gún gesto especial. Por su expresión, Lali no sabía si él estaba sintiendo el mismo placer o rubor. Él simplemente la miraba, con el rostro imperturbable. Entonces apartó la vista.
-Stanley me ha dicho que estás escribiendo un artículo so­bre Hiram Donnelly.
Lali devolvió su atención al hombre que tenía delante.
-Sí, es cierto -dijo, distraída y con las emociones desbocadas.
-Hiram y yo éramos primos terceros -explicó Burley-. De pequeño, su padre lo atropelló con un tractor. Todos creía­mos que había quedado bastante tocado del ala y que sólo era cuestión de tiempo que le saliera todo.
Ay, Dios, otra vez no... Hacía unos días la habían abordado unas amigas de Minnie en la oficina de correos. Querían dejar claro que Minnie había sido una buena cristiana temerosa de Dios y que nunca había hecho nada ilegal. Cuando Lali les di­jo que las perversiones sexuales no eran necesariamente ilegales y que hasta las buenas cristianas disfrutaban con un poco de per­versión de vez en cuando, la habían mirado como si por su boca hablara el mismísimo demonio.
-Sea como sea, la familia apreciaría que mencionara que el resto de nosotros somos normales -añadió el campeón de lan­zamiento de váteres. Inspiró ruidosamente por la nariz y cruzó sus gruesos brazos sobre el pecho prominente-. Y que a ninguno nos gusta recibir zurras de ninguna clase.
-Lo tendré en cuenta -le aseguró Lali, antes de excusarse.
Fue hasta la papelera para tirar el resto de su perrito empa­nado. A su alrededor, la gente hablaba y bromeaba, llenando el ambiente de esa naturalidad y alegría que da el conocerse de toda la vida.
Alguien encestó un vaso vacío en la papelera y ella se abrió paso entre la gente hacia Rochi. Se sentía muy sola, aunque no era la primera vez que se sentía así entre una multitud.
De repente, una mano le sujetó el brazo por detrás. Al vol­verse, se encontró con el rostro de Peter, que no parecía alegrar­se demasiado de verla.
-No esperaba verte aquí -dijo ella.
-Y yo no esperaba venir. -Dejó caer la mano y un soplo de aire frío sustituyó el calor de su mano-. Hace años que no estoy en el pueblo para el Cuatro de julio.
-¿Te han llamado por trabajo? -preguntó ella, y él negó con la cabeza.
Como casi todo el mundo en la feria, iba muy sencillo con una camisa a rayas azules y blancas. En lugar de sus Levi's habituales, llevaba unos Wrangler azul oscuro. El cinturón era de piel curti­da y la hebilla plateada con dos T en el centro debía de pesar por lo menos un kilo.
-¿Qué te trae entonces por aquí? ¿Tienes un irrefrenable deseo de comerte un perrito caliente?
-Tengo un deseo irrefrenable, pero no de perritos calientes -respondió él, y le dio un repaso de pies a cabeza. Su mirada subió lentamente por las piernas y los muslos de Lali, y se de­tuvo en la camiseta negra para leer el logo bebe escrito en blan­co. Entonces sus ojos se encontraron con los de ella, abrasándo­la. Dejando atrás la indiferencia, parecía querer comérsela allí mismo.
Señalándole el hombro, le dijo:
-Bonito tatuaje.
-Gracias. He pensado que me daría aire de motera.
Una de las cejas de Peter se elevó y desapareció bajo la som­bra de su sombrero.
-No te pareces en nada a una motera. En primer lugar, te falta cuero y actitud arrogante. -Hizo una pausa y añadió-: Aunque pensándolo bien, quizá ya tengas parte de esa actitud ganada.
Lali no tenía ninguna actitud, simplemente no se confor­maba con cualquier cosa.
-Si fueras una motera, tendrías que obedecer a tu hombre e ir de paquete en su moto. -Peter inclinó la cabeza hacia ella-. Y francamente, cariño, me da que tú eres de las que quie­ren conducir. -Alguien llamó al sheriff, pero él posó la mano en la espalda de Lali, a la altura de la cintura-. Venga -dijo en un tono suave y profundo que la hizo estremecer-. Vamos a cazar ardillas.
-¿Ardillas?
Se la llevó lejos de los puestos de comida. En aquel momento, Lali lo habría seguido a cualquier lugar.
 -¿Quieres cazar ardillas? -le preguntó.
-Sí -dijo él.
Lo habría seguido a la luna, a los confines de la tierra o a cazar ardillas, pero tenía que admitir que esto último era de lo más raro.
-Supongo que tendrán un sabor parecido al del pollo - tan­teó ella.
-No lo sabría decir.
Atravesaron la zona central en dirección a los tenderetes de juego. La mayoría de gente estaba haciendo un descanso para co­mer y, salvo por la presencia del feriante, la caseta de la caza de la ardilla estaba vacía. Lali había visto la caseta pero se le había olvidado, y no sólo porque no tuviera ningunas ganas de disparar una escopeta de aire comprimido, sino porque el exorbitante precio de cada partida ascendía a dos pavos.
Miró las cinco felices ardillas que conformaban el blanco y después miró a Peter. Tenía una parte del rostro iluminada por la luz de la caseta, y la otra sumida en la oscuridad.
-Cuando dijiste que querías cazar ardillas, pensé...
-Ya sé lo que pensaste. -Peter se sacó la cartera del bolsi­llo. Entregó diez dólares al feriante, que se llamaba Neville, y re­cibió dos escopetas-. Haremos un concurso -anunció mien­tras remetía la cartera en el bolsillo trasero-. Dos turnos para mí y dos para ti. Tendrás un turno gratis para practicar.
Lali agarró la escopeta.
-¿Qué te hace pensar que necesito practicar?
-Intuición. -Sonrió lenta y sensualmente-. También ha­remos una pequeña apuesta.
-No crees que tenga ninguna posibilidad, ¿verdad?
 -No.
Probablemente tenía razón.
-¿Cuál es la apuesta?
Peter apoyó su escopeta contra la caseta y, sin decir palabra, se puso detrás de ella y le colocó la escopeta contra el hombro. Posó su mano caliente sobre la suya y le colocó los dedos correc­tamente.
-Ahora aprieta el gatillo -le dijo muy cerca del oído.
Ella obedeció y el disparo dio en el corcho detrás de la pri­mera ardilla. Entonces él la envolvió con el calor de su sólido pe­cho y, al disparar de nuevo, a ella se le erizó el vello de la nuca. El disparo dio en un blanco de frondosa cola que roía felizmente una bellota.
-El secreto de un disparo seguro está en saber manejar el arma cargada -explicó él susurrando mientras le cargaba la es­copeta-. Hay que tener un suave dominio del juego de muñe­ca... y apretar el gatillo lentamente pero con firmeza. -El tercer disparo acertó en la tercera ardilla con un fuerte chasquido que hizo que a Lali le temblara el cuerpo-. Pareces buena con los golpes suaves y los apretones firmes. -Falló el cuarto blanco, y también el último-. ¿Lo eres, Lali?
Lali miró al feriante, que a su vez los estaba mirando pero no les oía. Decidió ignorar la pregunta de Peter, pero eso no pu­do evitar que la excitación le subiera y los nervios empezaran a traicionarla. Miró a Peter y preguntó:
-¿Cuál es la apuesta?
Él la miró a los ojos un instante y acercó la boca a su oído.
 -Cuando gane -dijo-, te lameré como si fueras un helado. -El cálido aliento de Peter le rozó el cuello.
 -¿Y si gano yo?
Peter tardó en contestar, como si estuviera considerando esa remota posibilidad.
-No ganarás.
-¿Y si gano?
-Pide lo que quieras.
Ella intentó pensar en algo que aligerara la tensión sexual, pero sus palabras afloraron con más sensualidad de la que había calculado.
-¿Podría ordenarte que fueras a segarme el césped?
-¿Eso es todo lo que pides?
-Desnudo -añadió ella.
-Lo de desnudo me gusta. Quita la parte de segar el césped y te dejo ganar. - Entonces le frotó el brazo con la palma y se quedó pensando-. Prefiero mi apuesta. Quizá deberías aceptar ya la derrota y evitarte el apuro.
-¿Puedo decidir yo?
Él dejó caer las manos y se retiró un paso.
-Lali, tu siempre puedes decidir. Nunca te haría hacer na­da que no quisieras. ¿Dónde estaría la gracia?
Ella le creyó.
-Vale, pero yo tengo que disparar primero.
Peter recogió su escopeta de aire comprimido y esperó. Neville restituyó los blancos y, bajo la atenta mirada de Peter, Lali le dio a dos de las cinco ardillas.
-¡Lo he hecho bastante bien! -exclamó orgullosa.
Peter soltó un suave «ja-ja-ja». Alzó entonces su escopeta, apuntó y tumbó los cinco blancos en menos de cinco segundos. Sus movimientos fueron suaves y firmes, de tirador bueno y experto.
-Creo que he perdido -admitió ella.
-No tenías ninguna posibilidad, chica de ciudad. Yo tuve mi primera escopeta de aire comprimido a los cuatro años. -Bajó el cañón-. Te diré lo que haremos. Todo o nada: en el próxima turno tú sólo tendrás que acertar tres y yo, para ganar, todo.
-Adelante.
Tan pronto las ardillas volvieron a estar en su sitio, ella tomó posición.
-Fíjese en la mira -dijo Neville, avanzando un paso para aconsejarla.
Peter echó una mirada envenenada al feriante, que volvió a su sitio, a un lado de la caseta. Lali entendió a qué se refería Ne­ville al apuntar con la mira del cañón. Lo alineó hacia una ardi­lla de corbata verde.
-¡Toma! -exclamó Lali, mientras el blanco caía. Falló los dos siguientes, pero acertó el cuarto. Entonces apuntó a la última ardilla, que llevaba zapatillas rosas-. No escaparás -susurró.
-Espero que no...
Ella miró a Peter por encima del hombro y volvió a con­centrarse en la ardilla.
-No lograrás distraerme.
-No es mi intención-dijo, y bajó la voz-, pero si lo fuera, seguramente me limitaría a acercarme y decirte que estoy viendo el color de tus bragas.
Ella sacudió la cabeza.
-No creas que funcionará ese infantil intento de distraerme. -Dio en el blanco, y sopló la punta del cañón como un pistole­ro-. ¿Preocupado, sheriff?
-Sí, cariño -dijo lentamente, mientras disparaba y tumba­ba la primera ardilla-, estoy temblando.
Lali decidió que era el momento de distraerlo un poco. Se sentó en la esquina de la caseta y cruzó las piernas. La falda beige le trepó por los muslos mientras paseaba la vista por la enorme hebilla del cinturón, el pecho y el rostro de Dylan.
-¿Por qué no me enseñas otra vez cómo se maneja un arma cargada? -Se pasó la lengua por los labios y bajó la voz hasta convertirla en un seductor susurro-. Dime cómo iba eso de los golpes melosos y el apretón suave.
Peter disparó y abatió el segundo blanco.
-Era «apretón firme». -Cayó la tercera ardilla y Lali se puso tensa-. Es diferente.
-Rosas -dijo ella para que sólo él lo oyera. Él la miró de soslayo.
-¿Rosas?
-Mis braguitas son rosas. -Arqueó una ceja seductora-. De seda rosa con topos rojos pequeñitos y la frase «Cuidado: material picante» bordada en la delantera.
A él se le fue la mirada a la entrepierna de Lali. -¿De veras?
Claro que no.
-Sí.
Ping. Ping. Ping. El resto de blancos cayeron y Peter dejó la escopeta.
-Bueno, ya ves. Me parece que he ganado.
Neville dio a escoger a Peter entre un pollo de goma, una se­lección de vómitos de mentira, un espejo de Corvette o un casco de plástico con una cerveza estampada a cada lado. Peter esco­gió el casco y se lo puso a ella.
-Para tu próxima noche de dos por uno -le dijo Peter. Era la primera vez en su vida que un hombre le regalaba un trofeo barato de feria. El gesto le caló más hondo de lo normal, y dio por hecho que era un reflejo más del nuevo rumbo de su vida.

Continuará...

30 comentarios:

  1. jaja tan lindos!!! ya no pueden más de las ganas que se tienen
    masssssssssssssssss

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  2. GENIAL quiero mas nove

    @Pela_Teamo

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  3. Quiero Mas Quiero Mas
    Quiero La NOCHE De Dos Por Uno
    Besos
    @DaniiVasqueez

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  4. se nota mucho las terribles ganas que se tienen jaja
    espero el proximo capítulo
    besos

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  5. la ganas que tienen esos dos ajajajajaja
    quiero mas nove
    @Teen_Angels94

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  6. Waoo mee encanto quiero maas novee porfis
    porfis mee encanto :DD!!

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  7. Mas
    Mas
    Mas
    Mas
    Mas
    Mas
    Mas
    Mas

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  8. Estan on fire,la energia sexual flota en el ambiente.
    Sube el q sigue por favor...

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  9. Ya quiero que llegue laliter 100%

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  10. Que intriga quiero saber que pasara

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  11. Haces desear mucho en momento intimo laliter

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  12. Me muero de introga PUM

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  13. Arriba peter y lali osi

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  14. Te pido algo sube otro

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  15. Me enamlre de esta adaptacion me fascina

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  16. amo esa ''relación'' que tienen es como que son muy distintos pero se complementan

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  17. mas, mas, mas nove
    se pone picante la cosa jaja
    besos

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  18. Jajajajaja myy buenoooo

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  19. Se buscan todo el tiempo.

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  20. Jajajajajajaja que feo intentar hacer trampa para ganar! Jajajaja AME este cap, está MUY bueno :D me encantooo @LuciaVega14

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