lunes, 25 de junio de 2012

Capítulo 25


+ comentarios = + caps . BESOS ♥ 



Simplemente, había perdido el dominio de sí misma. No había logrado resistir la combinación del encanto de Peter y sus cálidos roces.
Se preguntó si había llegado siquiera a intentarlo.

Capítulo 25
 A la mañana siguiente, Lali tenía la mirada fija en la panta­lla de su ordenador mientras tomaba café. Revisó el correo elec­trónico y abrió un mensaje de su editor, Walter. Le había encan­tado la historia de los extraterrestres y quería más, lo cual era perfecto, pues ella ya tenía en mente otro artículo con los mis­mos parámetros: alienígenas en la montaña. Al final del mensa­je, Walter le avisaba de que Myron Lombardo había telefoneado a la revista para preguntar por su actual domicilio. Obviamente había descubierto que ella ya no estaba en su apartamento, lo cual también daba a entender que él había violado la orden de alejamiento.
Lali decidió no hacer nada por el momento. No estaba preo­cupada. No había modo de que Myron la encontrase. Ni en cien vidas se le ocurriría ir a buscarla al agreste Idaho.
Dejó la taza de café en la mesa y puso manos a la obra. Em­pezó a teclear furiosamente y en mitad de la página se detuvo. La imagen de Peter a su espalda, abarcándole los pechos con las manos, se coló en su cerebro y la paralizó. Intentó apartar ese re­cuerdo y volver al trabajo, pero no pudo. Peter estaba presente y había llegado para quedarse, bloqueando su flujo creativo.
Sólo podía hacer una cosa. Esperar a que se esfumase. Abrió una cajita y sacó un frasquito de esmalte para uñas y una bolsa de plástico con bolas de algodón. Se cortó las cutículas y se pasó la lima, y luego se pintó las uñas de tono malva porque su estado anímico le pareció de ese color. No era brillante y alegre, pero tampoco oscuro. A medio camino entre uno y otro, con un ma­tiz de incertidumbre. Como su propia vida.
Mientras se pintaba las uñas, fue repasando la información que había recopilado sobre Hiram Donnelly. Por lo que parecía, al viejo sheriff le iba el rollo de la dominación y la sumisión. Du­rante el día era un maniático del control, pero por la noche le gustaba que lo dominasen. Por lo que había leído, el sadomaso­quismo no era tan infrecuente como pudiese creerse. De hecho, poderosos hombres y mujeres son los principales clientes de exi­tosas dominatrices.
También leyó varios informes y teorías que intentaban ex­plicar por qué a ciertos hombres les atraía ser dominados, pero escribir un artículo sobre psicología y patología de los fetiches no era lo que ella pretendía. Estaba mucho más interesada en el hombre que había conseguido ser elegido sheriff en un pueblo conservador durante veinte años seguidos, mientras en secreto se dejaba llevar por desviaciones sexuales que acabaron consu­miéndole.
Cuando las uñas se le secaron, salió de casa y fue a ver a Rochi. Gas le dijo que Rochi estaba dormida pero que no tardaría más de un par de horas en despertarse, así que podría volver a eso del mediodía. Dado que sólo eran las diez, Lali disponía todavía de un buen rato para pintarse también las uñas de los pies. Pen­só en los alienígenas de su artículo y en las muchas posibilidades que tenía para futuras historias. Pensó en hojear algunas revistas antes de escribir su artículo sobre Hiram Donnelly, aunque tam­bién podía escribirlo primero. Pero principalmente ocupó el tiempo pensando en Peter y en lo que le había dicho sobre lo de llevar una vida de monje. No podía imaginar a un hombre como él en una celda monástica.
Pensó en cómo la había mirado, el deseo que había visto en sus ojos y la gravedad de su voz, una voz que la envolvía y le daba calor. Intentó interpretar sus sonrisas, sus palabras, sus caricias. Le gustaba creer que Peter se preocupaba por ella, siquiera un poco, pero no estaba convencida. Y lo cierto era que, aparte de que le gustaba y de la atracción física que ejercía sobre ella, Lali no sabía exactamente cómo se sentía al respecto. Más allá de la soledad y la mutua atracción que sentían, no podía decir que tuviesen nada en común. Ni siquiera sabía si lo vería ese día o al siguiente o no volvería a verlo hasta pasada una semana.
¿Quería ella algo más? ¿Y él?
Pensó en su ex mujer. Si realmente era camarera, ¿por qué Adam no podía hablar de su trabajo?
¿Tal vez porque era una camarera topless? Una de esas muje­res que trabajan en clubes sólo para hombres. Eso explicaría por qué Peter no quería que su hijo hablase del tema. Los pequeños pueblos suelen ser poco tolerantes respecto a ciertos asuntos.
A mediodía, Lali llamó a la puerta de su vecina y Gas la con­dujo al salón, donde Rochi estaba sentada en un sillón ataviada con una bata azul. Se había recogido el pelo en lo alto de la cabe­za formando una especie de fuente rojiza, y tenía vendada la ma­no, dejando visible únicamente la punta de los dedos. Debido a los analgésicos y a la falta de sueño, parecía un poco aturdida y apagada. Lali se ofreció a hacer la comida pero ella se negó. Sin embargo, se fijó en las uñas de Lali y le pidió que le hiciese la manicura.
Cuando Gas se retiró para echar una cabezadita, Lali fue a su casa en busca de su neceser. Cuando regresó, se sentó en un taburete bajo junto al sillón de Rochi y, tras acondicionarlo to­do con cuidado, le cortó las cutículas de los diez dedos. Mien­tras convertía las uñas de Rochi en perfectas lunas crecientes, la escuchó hablar sobre el drama por el que había pasado la noche anterior. La casa estaba sumida en un inusual silencio y Lali se preguntó dónde estarían Wally y Adam.
-¿Cómo se comportaron los niños anoche? -preguntó fi­nalmente Rochi, y se acarició la hilera de uñas con los dedos de su mano buena.
-Muy bien, pero les gusta pelearse entre ellos -respondió Lali. Sopló sobre los dedos de Rochi y añadió-: Y se tiraron pedos.
-Sí, los niños hacen esas cosas. -Rochi vio un bote de es­malte rosa y se lo señaló a Lali-. Ése me gusta. Parece un color que podría elegir una buscona.
No era cierto, pero Lali no quiso discutir.
-¿Dónde están Wally y Adam?
-Peter ha pagado a una de las chicas Raney para que cuide de ellos en su casa hoy. Pensó que así yo podría descansar.
-Muy atento de su parte. -Lali tomó un bote de esmalte transparente-. Supongo que él también estará cansado –dijo mientras extendía la base sobre las uñas de Rochi.
-Qué va, no creo que se fuese a casa muy tarde.
Bien que lo sabía Lali, pero se concentró en el pulgar de la mano herida de Rochi.
-¿O sí?
-¿O sí qué?
-Si se fue tarde a casa. Gas me dijo que los gemelos llega­ron al hospital a eso de las diez y media. Así que Peter debió de llegar al pueblo más o menos una hora más tarde. Después de re­coger a los niños, probablemente llegó a su casa a las doce menos cuarto.
Podría haber llegado perfectamente a esa hora, si no hubiese empezado a besarla en el cuello y la boca, y si no se le hubie­se ocurrido acariciarle el vientre ni quitarle la camiseta. Lali no alzó la mirada y dijo con fingida indiferencia:
-Supongo que sí.
Cerró el bote de esmalte transparente y luego agitó el boteci­to de rosa para busconas.
-¿Qué ocurrió? -preguntó Rochi.
-Nada.
-Entonces ¿por qué actúas como si hubiese pasado algo?
Lali alzó la mirada.
-Yo no actúo de ningún modo.
-Claro que sí. Todo el Percodan que me han dado me ha aturdido un poco, pero no me ha dejado ciega. -Rochi frunció sus cejas-. Además, vi cómo os separabais de un brin­co cuando Gas y yo entramos en la cocina. Me herí en la mano, no en los ojos. ¿Qué estabais haciendo?
-Hablar.
-Sí, claro. Yo creo que le gustas.
Lali se encogió de hombros y pintó las uñas de la mano buena de Rochi.
-Yo creo que Peter flirtea con todas las mujeres...
-Sí, es cierto. Lo ha hecho siempre, desde el colegio, pero contigo habla de un modo diferente que con las demás.
-¿Cómo?
-Cuando habla contigo te mira la boca.
Lali tuvo que morderse el labio para no sonreír. No se había percatado de eso. Bueno, tal vez un par de veces.
-Así pues, ¿de qué va la cosa entre vosotros?
La última vez que Lali había hablado de su vida sentimen­tal con una amiga, ésta había usado la información para robarle a su marido. Sabía que Rochi era diferente, y además nada de lo que pudiera contarle iba a depararle daño alguno. No estaba ena­morada de Peter, y él no lo estaba de ella.
-No es nada -respondió, lo cual era básicamente cierto.
-Pues te aseguro que no parece que sea nada. ¿ Ha usado sus viejos trucos contigo?
-¿Viejos trucos?
-Sí. En octavo, solía fingir que le picaba algo en la pantorri­lla para así rodearle la cintura a una chica y hacer ver que sim­plemente se sostenía mientras se rascaba.
Lali rió.
-Nada de picores.
-Supongo que tendría que advertirte de ciertas cosas de Peter.
-¿Por qué, qué tiene de malo?
-Nada. Pero se le ha metido en la cabeza que no puede man­tener una relación con una mujer. Dice que tendrá que esperar a que Adam se haga mayor. Pero por el modo en que te mira...Bueno, no lo veía mirar así a una mujer desde hacía mucho tiem­po. Desde que iba a ver correr los cien metros lisos a Kimberly Howe. –Rochi se detuvo para soplarse las uñas y después ten­dió muy despacio hacia Lali la mano herida-. Debes admitir­lo, tiene mejor pinta que la mayoría de niñatos que salen en las revistas de moda, y no a todos los hombres les sientan tan bien los vaqueros como a él.
Eso era cierto.
-Gas no tiene culo -añadió Rochi.
Lali también se había fijado.
-Si Peter es tan estupendo, ¿por qué no te casaste con él?
Rochi arrugó la nariz. -No hay duda de que mirar a Peter es como contemplar una obra de arte, pero que una pueda contemplar un cuadro her­moso no significa que quiera tenerlo en el salón de su casa. -Sa­cudió la cabeza y añadió-: Yo supe que quería a Gaston Dalmau en cuanto lo vi en primer curso. Me costó diez años cazarlo, pero aunque Gas se largase mañana mismo, Peter nunca me intere­saría en ese sentido. Nos conocemos desde hace mucho tiempo, y su modo de hacer las cosas me vuelve loca.
-¿A qué te refieres?
-Sólo lava la ropa cuando la tiene toda sucia. Apoya las botas encima de la mesita del café, y es poco menos que un mi­lagro que Adam y él coman verdura. Peter cree que si comes un plátano o una manzana por semana, ya no necesitas comer ver­dura.
Lali acabó de pintar las uñas y se relajó mientras esperaba a que se secasen.
-Adam parece sano y feliz.
-Sano sí. -Rochi observó su mano herida-. Se va este viernes con su madre. Cuando vuelve siempre está un poco raro.
-¿Raro en qué sentido?
-Un poco introvertido y también algo triste. Está conven­cido de que si su madre y su padre pasasen un tiempo juntos, vol­verían a ser felices. -Rochi se encogió de hombros-. Supongo que es normal.
-¿Cuánto tiempo suele estar fuera?
-Dos semanas, pero le cuesta un mes entero acostumbrar­se de nuevo a la rutina. No conozco a la madre de Adam, pero debe de ser muy indulgente con él, porque cuando vuelve, duer­me hasta muy tarde y no tiene ganas de nada.
Lali se moría de ganas de preguntarle todo lo que supiese sobre la ex de Peter, pero no quería que Rochi descubriese su interés. Incluso aunque fuese capaz de compartir con ella sus sentimientos, era demasiado pronto y su amistad era demasiado reciente para contarle la mezcla de emociones que se arremoli­naban en su interior cuando Peter le sonreía.
Lali echaba de menos sentarse a charlar con otras mujeres sobre la vida, los hombres y el sexo. Echaba de menos esas cone­xiones que requieren tiempo para establecerse. Una profunda conexión con alguien que entiende las injusticias perpetradas contra las mujeres y al mismo tiempo el mal trago que supone ir a ver a tu novio del instituto si no has podido peinarte decen­temente. Echaba de menos discutir sobre temas fundamentales como la sanidad, la paz en el mundo, las rebajas en la zapatería Neiman's y si el tamaño importaba o no.
Quería volver a disfrutar de eso. Y hablar sobre la confusión que sentía, sobre sus sentimientos y su vida. Quería contarle a Rochi por qué le costaba tanto hablar de sí misma, por qué le cos­taba confiar en una amiga.
-¿En qué historia para tu revista estás trabajando ahora? -preguntó Rochi después de bostezar.
La oportunidad de intimar pasó de largo, y Lali buscó la mano buena de Rochi.
-Alienígenas que se hacen pasar por humanos en un pueblo de montaña -dijo, dispuesta a aplicar la segunda capa de esmal­te-. Se burlan de los turistas.
Rochi abrió mucho los ojos.
-¿Estás escribiendo sobre Gospel?
-Un pueblo parecido a Gospel.
-¡Oh, Dios mío! ¿Puedo ser una de las alienígenas?
Lali miró a su nueva amiga, con el pelo recogido en lo alto de la cabeza y los ojos muy abiertos, y sonrió. Habría sido una estupenda alienígena.
-Lo siento, pero desde el asunto de Myron no escribo sobre gente real.
-Vaya suerte la mía.
Mientras Lali le soplaba las uñas, se miraron a los ojos. Po­siblemente no era el mejor momento para preguntarle sobre los Donnelly. Estaba aturdida por la medicación y la lengua se le tra­baba ligeramente, pero tal vez unas pocas preguntas no hiciesen daño a nadie. Si a Rochi le incomodaba que le preguntasen sobre sus antiguos vecinos, Lali no la presionaría.
-¿Conocías bien a Minnie Donnelly? -le preguntó.
-¿Por qué lo dices?
Dado que ya no era un secreto y la mitad del pueblo estaba al corriente, repuso:
-He pensado escribir un artículo sobre lo que le sucedió al viejo sheriff.
Rochi parpadeó y frunció el entrecejo.
-¿Para el Weekly News of the Universe?
-No. Intentaré publicarlo en alguna revista importante. -Le habló a Rochi de sus ideas y cuando le explicó que no es­taba interesada en escribir un artículo morboso sobre perversio­nes sexuales, su amiga se relajó lo bastante para hablar.
-Hiram podía comportarse como un auténtico hijo de perra, y a mí no me caía muy bien. Aun así, odiaría ver expuesta su vida sexual sólo para vender más revistas -dijo-. Su vida fue mucho más de lo que acabó siendo. Hubo algo más que putas y clubes sexuales y pornografía. Pregúntale a cualquiera del pueblo y ca­da uno te contará una historia diferente sobre él. También te di­rán que él medía a todo el mundo por el mismo rasero. -Le con­tó que Minnie siempre había sido maniática del control-. Todo el mundo creía que era una santa, pero yo vivía aquí y sabía que llevaba su casa con puño de hierro. Sus gritos se oían cada dos por tres. No me extraña que sus hijos se fuesen y no volviesen jamás. Ni que, tras su muerte, Hiram se sintiese perdido sin nadie que lo maltratase.
Lali tomó con cuidado la mano herida de Rochi y aplicó otra capa de esmalte a las uñas.
-Pareces compadecerlo.
-Diablos, no. Era demasiado pervertido para compade­cerlo. Al final, pagaba por chicas que apenas acababan de cum­plir los dieciocho. No siento lástima y tampoco lo entiendo, pero analizo la situación y sé cómo sucedió. Al verse libre del yugo de Minnie, se descontroló.
-Hace unas semanas me dijiste que Hiram empezó a ser descuidado y que traía las chicas a su casa. ¿Viste alguna vez algo sospechoso?
-No. -Rochi levantó la mano vendada y se miró las uñas-. ¿Cuándo vas a escribir ese artículo?
Lali no la creyó, pero no insistió.
-Estoy esperando un informe del FBI. Una vez lo haya leído, tendré claro cuándo empezar a escribirlo -respondió. Pero antes tenía que acabar la historia que le habían encargado, tenía que pensar en extraterrestres y no en vaqueros de voz sua­ve-. Espero que podáis enseñarme esas cascadas de las que me hablasteis Gas y tú. Me gustaría tomar algunas fotos para mi próximo artículo. -Se encogió de hombros-. Pero esperaré a que te recuperes.
-Pídele a Peter que te lleve. Sabe dónde es, pero pídeselo antes del viernes, porque siempre se va de Gospel cuando Adam no está. –Rochi se reclinó en el sillón-. Se va al Doble T a ayu­dar a su madre y su cuñado. Si no se lo pides a tiempo, lo más probable es que no vuelvas a verlo hasta dentro de dos semanas.
Dos semanas. Durante quince días no tendría que preocu­parse por encontrárselo o pensar en el lento roce de sus manos o su ávida manera de besar. Dos semanas eran el tiempo que ella ne­cesitaba para aclarar sus pensamientos y concentrarse en el tra­bajo, que había sido la razón de establecerse en Gospel. Ahora que su carrera volvía a encauzarse, necesitaba concentración y ca­beza fría. Pero de repente dos semanas le parecieron muchísimo tiempo.

Continuará...

17 comentarios:

  1. ME ENCANTO ME ENCANTO
    LALI Y ROCHI ESTAN EMPEZANDO UN ABUENA AMISTAD
    BESOS
    @DaniiVasqueez

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  2. Rochi ya noto la atraccion q existe entre lali y peter!

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  3. Dos semanas es muchísimo tiempooooo! Aunque si es tiempo bien aprovechado se pasará volandooo! jajaja un día los dos solos perdidos por esas cascadas y se le van a ir las tonterias de ser monjes y a la otra de tantos alienígenas jajaja
    Espero más hoy! para irme con buen recuerdo mañana (A) Besitoooos!

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  4. hay me huele a amor en puerta ja
    quiero massssssssssssss
    ojala se llene rapido asi volves a postear
    beso

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  5. Ojala que Peter se quede con/por Lali. jaja me encanto! maaas

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  6. Mas nove a ver si peter la lleva a las cascadas y que pasara?

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  7. BUENISISISISIMOOOOOOOOOO
    rochi no es bldaa.
    mas nove

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  8. Me encanta la amistad que estar armando lali y rochi !!
    espero más
    besos

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  9. mE ENCANTA MAS
    QUIERO LALITER SJFNKSLDJF

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  10. DALE DALE, subite otro juli!!!! quiero laliter!!! @ConEllosSiempre

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  11. mas mas quiero mas (8)

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  12. OTRO OTRO OTRO OTRO DALE SUBÍ MAAAAAAAAAS!

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  13. ME ENCANTAAAA AMO ESA AMISTA Y AMARE LAS CASCADAS! ESTA BUENISISISISISMAAAAAAAAA SUBI OTRO RAPIDO DALE!

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  14. subi otro, me encanta tu nove :)

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  15. Sin Adam ,uyyuyuy,puede pasar d todo.

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  16. Awwwwwwwwww Lali lo va a extrañar mas tierna!!!!!!! @LuciaVega14

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