martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 13


Holaaaaaa, sigan con los comentarios que llegamos en el capítulo 15 hoy (? jajaja solo depende de ustedes.  Disfruten, se viene de a poco. besos besos ♥ 


-¿Quién es ella? -Se tocó el pómulo. No sangraba, pero por la mañana se le habría inflamado.
Todo el mundo señaló hacia un reservado a pocos metros de distancia.
-Ella.


Capítulo 13

Y allí, de pie en la mesa, apoyada contra la pared como un ciervo deslumbrado por los faros de un coche, estaba Lali Espósito. Tenía los ojos muy abiertos, llevaba un top muy pe­queño y había cerveza derramada por todas partes. Apretaba un puñado de servilletas de papel contra su pecho.
-Como te levantes, te descuartizo -le dijo Peter a Emmett al pasar por encima de él. Sabía por experiencia que una vez es­taba en el suelo, Emmett se mostraba susceptible a la amenaza de desmembramiento.
Peter fue hasta Lali y alzó la mano.
-Haga el favor de bajar de ahí, señora.
Ella dio tres dubitativos pasos hasta llegar al borde de la me­sa y meter las servilletas en la riñonera que le colgaba de la ca­dera. Apoyó las manos en los hombros del sheriff, que estiró los brazos y la agarró por la desnuda cintura. Sin apartar la vista de sus ojos, helados por el terror, él acarició su suave piel con los pulgares y rozó su plano vientre. La bajó de la mesa y la de­positó en el suelo.
-¿Se encuentra bien? -preguntó, y se fijó en sus propias manos, todavía aferradas a la cintura de ella. El calor de su piel le calentaba las palmas, de ahí que no quisiese apartarlas. Lali olía a cerveza, al Buckhorn, y también a flores. Una oleada de deseo lo recorrió súbitamente, pero optó por soltarla.
-Creí que iba a pegarme -dijo ella, apretando con fuerza los hombros del sheriff-. El año pasado fui a clases de defensa personal, y creía que podía defenderme por mí misma. Pero me quedé paralizada. Yo soy Terminator. -Su respiración era en­trecortada, y con cada inspiración sus pechos estiraban el top.
Él le miró la cara. No llevaba maquillaje y había perdido el color; su aspecto de mujer resuelta había desaparecido.
-Pues no tiene usted aspecto de Terminator -comentó.
Ella sacudió la cabeza, no parecía que fuese a serenarse en un abrir y cerrar de ojos.
-Era mi apodo en clase. Era una chica muy agresiva.
-¿Va a desmayarse?
-No.
-¿Está segura?
-Sí.
-En cualquier caso, procure respirar hondo y despacio.
Ella lo hizo y él la observó. Seguramente, ella ni siquiera sa­bía que lo sujetaba por los hombros, pero él sí era muy cons­ciente de su roce. Lo sentía en todo el cuerpo, y tenía ganas de inclinar la cabeza y besarla hasta que ella se relajase. En cambio, Peter le apartó las manos.
-¿Se encuentra mejor? -le preguntó, consciente de que ha­cía un siglo desde la última vez que una mujer lo había agarrado por los hombros.
Ella asintió.
-Cuénteme qué ha ocurrido.
-Yo estaba ahí sentada, pensando en mis cosas, cuando el tipo bajito se acercó y dejó otra cerveza en mi mesa. Le dije que se  lo  agradecía, pero que no quería otra cerveza. Él se sentó igual­mente. -Frunció el entrecejo, pero no añadió nada más.
-¿Y? -insistió Peter.
-Intenté ser amable, pero él no captó la indirecta. Así que supuse que tenía que dejarle bien claro que no estaba de humor para tener compañía. Ya sabe, para que no me malinterpretase.
No es que importase, pero Peter, picado por la curiosidad, le preguntó:
-¿Qué le dijo?
-Creo que dije: «Vale ya, saca tu culo de mi reservado.»
-Por lo visto, él no se lo tomó demasiado bien.
-No. Y se puso como loco cuando añadí que no me relacionaba con alcohólicos.
-¿Y?
-Entonces me dijo que me fuese a tomar por culo.
-¿Y?
-Le respondí que prefería que me diesen por culo a follar con un enano de polla flácida.
Peter parpadeó.
-Entonces él se estiró por encima de la mesa e intentó aga­rrarme. Yo grité y el tipo flaco acudió y lo sacó a empellones del reservado. De no haber sido por él, no sé qué habría pasado.
Él lo sabía perfectamente: Emmett le habría pegado una bue­na tunda. Peter sintió ganas de descuartizarlo por puro placer.
-Así pues, ¿no llegó a tocarla?
-No.
-¿La amenazó con un cuchillo o una botella rota?
-No.
Lewis Plummer entró en ese momento en el bar y atravesó el nutrido grupo de gente hasta llegar a Peter.
 -¿Alguien te ha golpeado?
-Sí. Ve y léele sus derechos a Emmett Barnes, después acú­sale de intento de agresión y de agresión a un agente de policía. No le he encontrado nada, pero sólo para asegurarnos vuelve a cachearlo.
-¿Qué pasa con Hayden?
Peter volvió a mirar a Lali.
-¿Sabe quién fue el primero en golpear al otro?
-El bajito.
-Hayden puede irse.
-¿Irás a la oficina? -preguntó Lewis.
-No. Adam está en casa de la niñera, así que el papeleo lo haré mañana.
-Nos vemos mañana, pues. -Lewis levantó la mano a mo­do de somera despedida.
Peter vio cómo su ayudante se ocupaba de Emmett y se vol­vió hacia Lali. Seguía pálida y sus ojos tenían un aire ausente, pero no parecía que su experiencia en el Buckhorn la hubiese conmocionado en exceso.
-¿Quiere ir a la oficina para formalizar la acusación o pre­fiere ir mañana por la mañana?
-Quiero irme a casa.
Alguien volvió a poner en marcha la máquina de discos y las luces volvieron a bajar de intensidad. Eran las diez en punto, dos horas antes del cierre. Tiempo más que suficiente para dar cuen­ta de unas cervezas más.
-¿Cree que podrá conducir? -le preguntó a Lali mientras Conway Twitty atacaba una balada.
Ella se miró y Peter también la miró. Sus pantalones cortos de licra y su sujetador deportivo. Los destellos del cartel de cerveza Coors se reflejaban en el plano vientre de Lali.
-Estaba haciendo ejercicio -explicó ella. Peter apartó la mirada de su ombligo.
-Recogeré las esposas que le entregué a Morton y luego la llevaré a su casa.
-Gracias, sheriff.
-Peter -le recordó.
-Peter. -Entonces ocurrió. Por primera vez desde que había llegado al pueblo con su Porsche, le sonrió. Sus carnosos labios se curvaron por completo y le permitió ver su blanca den­tadura.
Él supuso que la mala experiencia la había suavizado un poco. La mayoría de las mujeres lloraban como magdalenas o se sen­tían sumamente agradecidas después de una mala experiencia como ésa.
Alguien le acarició a Peter el brazo por detrás. Al mirar por encima del hombro vio a Dixie Howe.
-Gracias, Dixie. -Se peinó el pelo con los dedos y volvió a colocarse el sombrero.
-No te vas, ¿verdad?
-Me temo que sí.
-¿No te apetece una partidita de billar? He oído que le de­cías a Lewis que Adam está en casa de la niñera.
-Esta noche no. -Intentó librarse de la mano de Dixie, pe­ro ella apretó con más fuerza. Tenía uno de sus pechos aplastado contra su brazo, y Peter sabía perfectamente que no era fruto de la casualidad. La conocía de toda la vida. Había salido con su hermana, y la recordaba de cuando era una niña flacucha. La vida no había sido un camino de rosas para las dos hermanas Howe, y él no podía evitar sentirse mal al respecto, por el modo en que habían crecido, pero no tenía ningún otro sentimiento al respec­to-. Tengo que llevar a la señora Espósito a su casa.
Dixie le dedicó una fugaz mirada a Lali y volvió a centrar­se en Peter.
-¿Recuerdas la propuesta que te hice la otra noche?
Por supuesto que la recordaba. Nunca le había ocurrido que una mujer se le acercase durante un partido de béisbol infantil y le ofreciese, sin tapujos, sexo oral.
-Siempre que quieras. -Finalmente le soltó el brazo.
-Buenas noches, Dixie -dijo él y se dirigió hacia la barra antes de que pudiese sujetarlo de nuevo.
Lali lo siguió, y mientras recuperaba sus esposas de las mu­ñecas de Hayden, Peter tuvo que escuchar cómo ella le agrade­cía a éste su «heroica intervención».
Aquellos halagos desmesurados hicieron enrojecer al pobre tipo, obligándolo a contestar que había sido un placer partirse la cara por ella. Lali llevaba cinco días en la ciudad, Peter se ha­bía topado con ella en tres ocasiones, pero no le había sonreído hasta hacía cinco minutos. Supuso que ahora ya sabía qué se ne­cesitaba para hacerla sonreír. Se necesitaba que a uno le diesen un puñetazo por su causa.
Cuando salieron del bar, la fresca brisa le soltó un par de me­chones que fueron a posarse sobre sus suaves mejillas. Peter la recorrió con la mirada hasta los dos botones que se mar­caban con claridad en su top. Se le encogió el estómago, notó una palpitación en el ojo izquierdo y apartó la mirada.
La ayudó a subir al Chevy y, durante el breve trayecto hasta Timberline Road, se preguntó qué clase de mujer se vestiría de licra y entraría en un bar de paletos para provocar a tipos como Emmett. Una fuera de lo normal. Una Terminator.
-¿Quién era esa mujer del bar? -preguntó ella.
-Había unas cuantas. ¿A cuál se refiere?
-Rubia. Peinado llamativo. Tetas grandes.
-Dixie Howe -respondió él y se palpó el pómulo.
-¿Es su novia?
-No. -Mierda, la cara le dolía de verdad-. ¿Por qué lo pregunta?
-Simple curiosidad.
Él la miró brevemente. Las luces del salpicadero iluminaban su rostro. Tenía la coleta bastante desordenada y olía a cerveza.
 -¿Siente curiosidad por si tengo novia?
-No: siento curiosidad por saber qué le estaba ofreciendo.
 Peter giró el volante para tomar Timberline Road y dijo:
-No tengo ni idea.
-Pues me parece que yo sí lo sé.
Él soltó una risita y enfiló el camino de entrada a la casa.
-Supongo que quería charlar.
-Sí, claro, con el teléfono de carne.
Peter pisó a fondo el freno y dieron una sacudida.
-¿Qué ha dicho?
Con las manos apoyadas en el salpicadero, ella respondió:
-Tal vez deseaba hablar a través de...
-Por los clavos de Cristo, ya la he entendido la primera vez. -  La miró a los ojos y, de repente, todo adquirió sentido. Sus ojos brillantes, su sencilla sonrisa y el olor a cerveza.
-¿Cuántas cervezas se ha tomado?
-¿Cuántas? Bueno, habitualmente no bebo mucho, pero esta noche había una oferta de dos por dos.
-¿Cuántas?
-Creo que unas siete.
-¿En cuánto tiempo?
-Dos horas. - Y se apeó pese a que él aún no había apaga­do el motor-. Tendría que haber cenado algo antes de beber - añadió mientras recorría el sendero hacia la casa.

Continuará...

17 comentarios:

  1. Jajajajaja el alcohol todo lo puede, es así! Espero el próximo espeor que laliter llegue antes de mi viaje ¿Eh? Jajaja

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  2. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS.

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  3. "-Sí, claro, con el teléfono de carne" JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Mira lo que es Lali medio borracha. noo jajajajaja

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  4. MAS MAS MAS
    BORRACHO TODO SE PUEDE
    QUIERO ROCK LALITER'
    BESOS
    @DaniiVasqueez

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  5. jajajajajajajaajajajajjajaa me morí!!
    MAS

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  6. JAJAJAJJAJAJ. me mato "el telefono de carne" mas claro hechale agua JAJAJA.. mas noveeeeeeee

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  7. La nove buenísim,a...dale q llegamos.
    Tema a parte la foto...esta es previa al "secreto",no?ya me imagino q le dijo P a L entoces...se tye ve todo!JAJA.Cuida como es...no la expone ni loco!

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    1. Pense totalmente lo mismo cuando la vi jajaja
      Por ciertooo pon otro que tengo sueñooo! Jajaja

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  8. Maaaaaaaaaaasssss!!:)

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  9. Lali borracha? JAJAJAJAJA

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  10. JAJAJAJAAJJAJAAJJAAJJAAJAAJ nunca me tente tanto 'si, con el telefono de carne' JAJAJAJAJAJAJAJAAJAJ que hija de puta

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  11. Me he reído con lo del teléfono d carne si que uno se desinhibe cuando está ebria jaja:).
    Masi_ruth

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  12. LA FOTOOOOOOOOOOO ME MATÓ!!!!!! PIT MIRANDO A LOS PEZONES DE LALI JAJAJAJAJAJAJAJAJ

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  13. Jajajajajjaja Lali estaba un poco celosa o me parece a mi?? :O me encantooooo @LuciaVega14

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