sábado, 30 de junio de 2012

Capítulo 32


Holaaa :) Disfruten chicas. + comentarios = + caps. besos ♥ 


-Dios -balbució-. Ha sido increíble.
Lali sonrió. A ella también se lo había parecido. Acababa de experimentar el sexo más asombroso de su vida. Eso no era amor. Lali sabía diferenciar entre sexo y hacer el amor. Lo que él le había proporcionado era el orgasmo más increíble de toda su vida. No, no era amor, pero había sido maravilloso. Y él tam­bién lo era.


Capítulo 32

Claros recuerdos de los dedos de un hombre

Peter apoyó un hombro desnudo contra el marco de la puerta y levantó su taza de café. Bebió un sorbo y metió la ma­no libre en el bolsillo de sus Levi's. El sol matutino se colaba en­tre las rendijas de la persiana, inundando su cama de bandas de luz y resaltando el brillo del pelo de Lali, que yacía bajo una ma­raña de sábanas, con un brazo detrás de la cabeza y la cara ligera­mente inclinada hacia la almohada de Peter. Dormía y su respi­ración era suave y regular.
Él se frotó la taza caliente contra el pecho mientras la con­templaba. Ella le había pedido que la llevara a casa de madruga­da, pero él la había persuadido para que no se fuera.
Hacía mucho que Peter no practicaba el sexo, pero todavía más que no dormía con una dulce mujer a su lado, y no sabía cuál de las dos cosas había echado más de menos. Despertarse con aquellas cálidas curvas contra su cuerpo y un cabello sedo­so para acariciar era algo que hasta había olvidado que echaba de menos. Lo otro, y de eso no se había olvidado, era que no recor­daba haberse sentido nunca tan bien.
A lo largo de su vida, Peter había estado con más mujeres de las que podía recordar. No estaba orgulloso de su pasado, pero no podía cambiarlo. Había sido un adolescente alocado. Cuando entró en la veintena, frenó un poco, pero nunca había pensado demasiado en todas las consecuencias de un acto tan íntimo. Ha­bía tenido que aparecer Eugenia para que empezara a pensar en ello, y había tenido que pasar por el condón roto y el nacimiento de su hijo para comprender las eventuales consecuencias del acto, pero además había descubierto que existían implicaciones emo­cionales más profundas.
Lali se revolvió en la cama y él vio asomar uno de sus pies por debajo de la sábana.
Hasta entonces no había querido arriesgarse, pero había algo en Lali Espósito que le hacía olvidarse de las consecuencias que pudiese tener implicarse emocionalmente con ella. Era algo más que su piel o el sabor de su boca. Algo más que la belleza de su cuerpo y de lo que le hacía sentir. A Peter le gustaba su humor inteligente, su ironía y su risa. Le gustaba que no le interesaran las tonterías. Y también le gustaban sus uñas de los pies pintadas de rosa.
Quería conocerla mejor.
Habían hecho el amor tres veces aquella noche. La primera vez fue rápida y explosiva. En la segunda, lenta y también ex­plosiva, se había tomado su tiempo, lamiendo de sus pezones el azúcar glaseado y comiéndose los trocitos de melocotón que le había puesto en los pechos, pero que habían resbalado por todo su cuerpo hasta los muslos. Ella también había comido tarta un­tada en el cuerpo de Peter, en el vientre y más abajo. La terce­ra vez, el sexo había empezado en la ducha y había acabado en la cama.
Y lo volvería a hacer. No podría evitarlo. No quería hacer daño a Lali. Tampoco quería hacerse daño a sí mismo, ni a Adam, ni siquiera a Eugenia, pero sabía que volvería a yacer con Lali. Creyó que con una noche bastaría, pero no bastaba en absoluto. Tendría que ir con mucho cuidado.
Lali movió la mano y Peter observó cómo se iba desper­tando lentamente, hasta que parpadeó y frunció el entrecejo.
-Buenos días -dijo él, y se acercó.
Ella se irguió de golpe, como si le hubieran echado un cubo de agua. El pelo le caía a un lado de la cara y la sábana se escurrió hasta su cintura.
-¿Dónde estoy? -preguntó con la voz áspera del sueño y de una noche usando la boca para todo menos para hablar.
-Si no te acuerdas, es que no he hecho bien mi trabajo -con­testó él. Con un pie en el suelo, se sentó a su lado y le apartó el pelo de la cara-. ¿Vas recordando?
Ella no contestó, pero sus mejillas se sonrojaron.
-Toma -dijo Peter, acercándole la taza de café a los la­bios-. Igual te ayuda.
Lali bebió unos sorbos.
-Se supone que ibas a llevarme a casa.
Peter bajó la mirada a sus firmes pechos y vio que los pezones rosados empezaban a erizarse por el frío.
-Supongo que se me olvidó.
Ella se apartó de él y se subió la sábana hasta las axilas.
-No quería despertarme aquí.
Él la miró a los ojos.
-¿Por qué?
-Porque por las mañanas siempre estoy horrible. No tengo ni ropa ni bragas limpias, y tengo los ojos hinchados.
Peter se hubiera reído, pero ella parecía hablar muy en se­rio. A él le parecía que estaba tan bien que le hubiera saltado en­cima para besarle el cuello. Tenía ganas de hacerla reír para que susurrara su nombre, pero se levantó y se dirigió al armario. Sacó un albornoz que le iba demasiado corto y no se ponía nunca y, tras lanzarlo a los pies de la cama, se acercó a la cómoda.
-Éstos no los he usado nunca -informó, después de en­contrar unos calzoncillos boxer-. Mi madre me los regaló por Navidad, pero yo no llevo calzoncillos. -Los lanzó al lado del albornoz-. Nunca deja de intentar reformarme. -Le dedicó una sonrisa, pero ella no dijo nada-. Te prepararé el desayuno -añadió, saliendo de la habitación para que se vistiera tranqui­lamente.
Los pies descalzos de Peter no hicieron ningún ruido al re­correr el pasillo y dejar atrás la habitación de Adam y el baño. En la cocina, el pastel pulverizado aún lo cubría todo. Antes, mien­tras esperaba a que se hiciese el café, había recogido los trozos más grandes, pero gran parte del azúcar glaseado seguía esparci­do por la mesa y el suelo.
Echó un vistazo en la nevera. Como no tenía previsto volver a casa en dos semanas, la había limpiado y no quedaba mucha cosa dentro. Un bote de margarina, uno de mostaza y algo de ketchup. En los armarios encontró paquetes de macarrones, pa­tatas instantáneas y frutas y verduras en conserva.
Oyó cómo se abría y se cerraba la puerta del baño. Luego oyó el grifo del lavabo. En la casa no había provisiones y no po­día llevarla a desayunar. No, porque iba con sus boxer y porque, en ese caso, a la hora de comer todo el pueblo sabría que habían pernoctado juntos.
Sacó la escoba y el recogedor del armario y limpió el suelo de la cocina. Si aquel pueblo fuera distinto, si él no fuera un sheriff que trataba de reponerse de su pasado y del de Hiram Donnelly, a nadie le hubiera importado nada, pero él no era uno más y Lali no se había integrado fluidamente con los oriundos.
Tiró más tarta a la basura y sonrió. La próxima vez que Paris le preguntara si le había gustado su tarta, y seguro que lo haría, porque siempre lo hacía, podría decirle con toda sinceridad que era la mejor tarta que había comido jamás.
Luego guardó la escoba y el recogedor y, cuando se dio la vuelta, encontró a Lali de pie en el umbral. Se había peinado y lavado la cara. Los bajos del boxer asomaban por debajo del al­bornoz.
-Me temo que no tengo nada para desayunar -se excusó.
-No importa. De todos modos, nunca como antes de me­diodía. ¿Has visto mi ropa? -Apartó una silla de la mesa y seña­ló su ropa bien doblada-. ¿Me has doblado la ropa?
Peter se encogió de hombros y la observó. No sabía qué le esperaría por la mañana y tampoco lo había pensado, pero nun­ca hubiera esperado que ella se mostraría tan fría. Le recordó a la Lali que llegó al pueblo en su Porsche. En algún momento de la noche algo había cambiado, y él no alcanzaba a imaginar qué podía ser.
Cuando ella fue a recoger su ropa, él le cogió la mano.
-¿Qué planes tienes para hoy?
-Tengo trabajo. Voy muy retrasada.
-¿Ya tienes los archivos de los federales?
-Sí.
-Podría ayudarte a revisarlos.
-No, gracias.
Tenía la mirada perdida más allá de Peter, pero él le volvió la barbilla para que lo mirase a los ojos. Sus ojos no se movieron y, al no hacerlo, le dijeron todo lo que él quería saber: se estaba escondiendo de él. Acercó los labios y la besó suavemente. Ella trató de retroceder, pero él le sujetó la nuca con la mano. Le re­corrió el contorno de los labios con la punta de la lengua y notó que ella cedía por momentos. Se le relajaron los hombros y aflo­jó su postura, y luego soltó un leve suspiro. Él la besó más in­tensamente y la siguió besando hasta que las manos de ella se po­saron en su nuca, hasta que se puso de puntillas y apretó sus senos contra su pecho. Entonces se separó de ella y la miró a los ojos.
-¿Me perdonas lo del desayuno?
-Mmm... Todavía estoy ahíta de tanta tarta.
Peter sonrió. Terrible, pero le gustaba.

Continuará...

22 comentarios:

  1. DEMASIADOO TIERNOSS <3<3
    ESPERO EL SIGUIENTEE =)
    @BelenCorbera

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  2. awww mee encantaa :DD!! quiero maas porfis porfis porfiss haay no de vdd estaa megaa padrisimaa <3!

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  3. Pfff... estaa super mee encanto la partee en la que
    la beso... super tiernos mee encantaan, seguilaa
    quiero maas plis :') <3!

    @FernandaLazaroG

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  4. Lina (@Lina_AR12)30 de junio de 2012, 0:57

    Ella m muere de vergÜenza,pobre!

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  5. ajajjajaja coomo que quero más laliter todavia JAJAJJA @ConEllosSiempre

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  6. nononono me encanto! espero el que sigue..

    Para mi que Lali se puso asi por lo de la cicatriz..

    Seguime avisando! Besi @YoSoyLalita

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  7. me encanto el cap
    que rara la reaccion de lali
    beso

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  8. Pobre Lali me he reído en la parte de despertar toda desarreglada solo en las noves aparecen regias jaja:), más tiernos.
    Masi_ruth

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  9. Naaaaaaaaaaaaa que tiernos! Me encantoooooooo
    maaaas please!:)

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  10. awww me encanta!!!
    mas kdnskljad
    @sweetlaliter

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  11. me encanta son un amor!!!
    espero el proximo
    besos

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  12. jajajajaa los roles han cambiado... mayormente son los hombres los q se alejan o se hacen los indiferentes.. pero en este caso es Lali... lo bueno es q Peter lo ha sabido manejar...!!!!
    Espero q subas mas nove...!!! :)
    Besos q estes bien...!!!! ♥

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  13. Me Encanto Me Encanto
    Pero Porque Lali Reacciona ASi
    Besos
    @DaniiVasqueez

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  14. ay me encanta, son hermosoooooosss! ♥ ♥
    MAS!!!!!!

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  15. Lo odoro
    Demasiado buena

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  16. jajaj me mori con lo de la tarta jajaj

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  17. yo sabia que le iban a dar un nuevo uso a la tarta jajajajjajaja me mori encima re tierno Peter intentando que Lali se sienta mas comoda me moriiiiiii mas tiernoo!!!! me encanto el cap y la nove @LuciaVega14

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