miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo 29

Holaaaa :) Disfruten. + comentarios = + caps. besos ♥ 




Subió e introdujo la llave en el contac­to. El sol de la mañana reverberaba sobre el capó azul y se le nu­bló la vista.
Sintió que era uno de esos momentos. Uno de esos momen­tos en los que un hombre tiene que dejarse ir.

Capítulo 29

“Queda demostrado que la ardilla es afrodisíaca”

Aparte del día en que se iniciaba la temporada de caza, la celebración más importante en el condado de Pearl era el Cua­tro de Julio. El aniversario de la nación arrancaba con un desfi­le por Main Street, que continuaba bordeando el lago hasta la en­trada de la principal casa solariega. Habían segado los campos de alrededor y una empresa especializada en montar ferias había convertido la zona en una marejada de lucecitas multicolores y movimiento. Los traqueteos de la montaña rusa y la noria se con­fundían con los pintorescos e insistentes gritos de los feriantes, animando a los vecinos a probar suerte en juegos de encestar, de pescar ranas o chutar balones.
Una parte de la feria estaba ocupada por hileras de puestos de artesanía, donde los Mountain Mama Crafters exponían orgu­llosos sus últimas creaciones. Su producción abarcaba desde fal­das y coronas de flores tradicionales hasta fundas para tetera y búhos con ojos saltones y largo plumaje colorista. Nadie tuvo valor para decir a Melba que sus búhos de madera eran franca­mente repelentes.
Los aromas del maíz cocido, cebolla frita, grasa y cebada car­gaban como la niebla el cálido aire estival. La temperatura era de 36 °C a la sombra y el calor seco deshidrataba la piel y enrojecía las partes expuestas del cuerpo. Al lado de los puestos de comi­da se encontraba la tienda de primeros auxilios, donde dos en­fermeros vendaban cortes, repartían antiácidos y aliviaban los golpes de calor. Los agentes Plummer y Williams vigilaban al gentío y se ocupaban de los ebrios. Hacia las seis de la tarde, Hayden Dean pasó por detrás del puesto de perritos calientes en busca de la caseta de Jesús, y a las seis y cinco habían pillado a un bribonzuelo intentando robarle la cartera.
Al otro lado del campo, de pie tras una línea de tiza cerca de la tienda de primeros auxilios, estaba Gaston Dalmau con cara decidida y una taza de váter al hombro.
-¡Vamos, chico, que tú puedes! -le gritaba Rochi-. ¡Eres una máquina de lanzar váteres!
Lali miró a su vecina por encima del hombro. «¿Una má­quina de lanzar váteres?» Rochi se hacía visera con la mano ven­dada para protegerse del sol de justicia. Las pecas resaltaban en su pálida piel y tenía las mejillas encendidas, aunque su rubor no era nada comparado con el de su marido. Gas tenía la cara como un tomate.
Por alguna razón que Lali no alcanzaba a comprender, a pesar del asfixiante calor, tanto Gas como Rochi llevaban va­queros Wrangler, botas de caña alta y camisa de franela con bo­tones perlados. De hecho, los turistas se preguntaban si serían coristas de un grupo de country.
Lali, por su parte, se había puesto muy cómoda con su minifalda caqui, una camiseta de tirantes negra y sandalias bajas.
 -¿Crees que se desmayará? -preguntó. Rochi sacudió la cabeza.
-Espero que no. Sólo tiene que avanzar cinco centímetros en este lanzamiento para adelantar a los demás.
Cuando Gas empezó a girar como un verdadero lanzador de disco y soltó el váter, se hizo el silencio entre los espectadores. Ate­rrizó sobre su base a unos tres metros de distancia y cayó de lado.
-¡Braaavo! -Rochi levantó el puño sano-. Ya tengo la tele de pantalla gigante.
Desafortunadamente, la euforia de Rochi duró sólo hasta que Burley Morton se echó un váter al hombro, se acercó a la lí­nea de tiro y lo lanzó a tres metros y medio. El público enloque­ció. Burley se colocó en el primer puesto y quedó establecido un nuevo récord mundial de lanzamiento de váteres.
Gas se quedó con el segundo puesto, un cuchillo de caza y la espalda dolorida.
-¿Ya ha terminado? -preguntó Wally-. Quiero que me pinten la cara.
Rochi ignoró a su hijo sin dejar de frotar la espalda de Gas con su mano buena.
-¿Necesitas una cerveza, cariño?
-Creo que lo que necesito es un poco de linimento -res­pondió Gas, observando su cuchillo nuevo.
-Yo me llevo a Wally -se ofreció Lali.
Se había pasado el día persiguiendo a Wally de una caseta a otra y, mientras que él había conseguido una serpiente de goma, un hacha india y un lápiz retorcido, ella no había obtenido nada pese a que los feriantes le habían sonsacado una pequeña fortu­na. Ni un triste cenicero. Había perdido en todas las atracciones y, después de golpear accidentalmente en la cabeza a un joven va­quero con un plomo de pesca, la habían declarado persona no grata en la caseta de pesca con mosca.
-Ya nos encontraremos luego -dijo a Rochi, y se marchó con Wally.
Hicieron cola para que al niño le pusieran en la mejilla una calcomanía divertida y, tras hacerse de rogar un poco, Lali acce­dió a que a ella le pusieran en el hombro la de una daga. Nunca había pasado un día entero con un niño de siete años y estaba sorprendida de no haberse aburrido. Pensó que tendría relación con su súbito deseo de volver a mostrarse sociable. Cuanto más tiempo pasaba en Gospel, menos le apetecía estar sola.
Había entregado su segundo artículo de extraterrestres y es­taba trabajando en el tercero. Como el primero aparecía esa mis­ma mañana, Lali había ido corriendo a comprar un ejemplar de la revista al M&S. Le habían dado la página central, arrebatando a la mutilación de vacas de Clive aquel espacio privilegiado. Des­pués había pasado un buen rato en casa de Rochi, ayudando a su vecina a hacer la colada y podar las petunias de las macetas de la ventana. Charlaron mucho, de diversas cosas, pero Lali to­davía no conseguía hablarle de los malos momentos de su vida. Quería hacerlo, pero no podía.
Habían hablado de Hiram Donnelly y del informe del FBI que había llegado el día anterior. Gran parte del texto aparecía tachado y Lali no había sonsacado mucho más de lo que ya sa­bía. Cuando regresara a casa por la noche, volvería a repasar la información.
También hablaron de Peter. No se sabía nada de él desde que se había marchado con Adam al aeropuerto. Habían pasado cua­tro días, pero nadie parecía preocupado. Aunque Lali sabía que no tenía que esperarlo, a veces se sorprendía acercándose a la ventana con la esperanza de ver el Chevy marrón y blanco del sheriff. O, cuando bajaba al centro, su mirada se perdía en busca de un sombrero de paja o unos vaqueros descoloridos. Por su­puesto, nunca lo veía y detestaba la sensación de decepción que la oprimía como un lastre.
Se habían visto por última vez en el Hansen's Emporium, cuando la mirada de él la había quemado allí donde se había po­sado. No eran imaginaciones suyas: la voz del sheriff había sona­do un poco más ronca y profunda, pero ella no lo había atribuido al deseo sexual que lo reconcomía.
En fin, quizá sí lo había atribuido. Sin embargo, si de veras hubiera querido estar a solas con ella, él sabía dónde encontrar­la. Pero no había hecho ningún esfuerzo por ponerse en contac­to con ella y, ahora, mientras se dirigía con Wally hacia los puestos de comida, se preguntó si todo aquello entre ella y Peter no ha­bría ocurrido sólo en su cabeza.
Quizás era uno de esos tipos que juegan con los sentimien­tos de las mujeres. Quizás él encontraba la emoción en la caza, y sabe Dios que ella ni siquiera había echado a correr. De hecho, había permanecido inmóvil mientras él le quitaba la blusa. Ni si­quiera había intentado cubrirse los pechos con las manos.
Ella y Wally probaron suerte en algunas atracciones más y, por fin, Lali ganó una regla de plástico rosa lanzando aritos a unas botellas. Metió el premio en su bolso y, para cuando en­contraron a Gas y Rochi tomando perritos calientes y cerveza, el sol ya estaba muy bajo en el cielo. Las luces de la feria se en­cendieron y los puestos de comida se iluminaron. A Lali le crujió el estómago, y ella y Wally pidieron dos perritos empa­nados con maíz y extra de mostaza antes de unirse al pequeño grupo reunido en las mesas de picnic instaladas detrás de los ten­deretes. Wally la abandonó para comer con los demás niños y Rochi la presentó a sus amigos. Parecían todos muy agradables y, mientras ella comía el perrito, el dueño del Buckhorn le expli­caba cómo conseguir un buen lanzamiento de váter.
-Lo principal para lanzar un váter tan lejos es ser un puro músculos -dijo Burley.
En ese momento una risotada no muy lejana atrajo la mirada de Lali por encima del hombro del hombre. Como un imán, su mirada se posó en un vaquero alto y esbelto que llevaba un ajado sombrero de paja.

Continuará...

25 comentarios:

  1. Mas, mas, mas, mas, mas, :)
    Me encanta!

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  2. Quiero saber que pasa sube otro

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  3. PETER?? quiero más novel me encato el capítulo

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  4. mmmmmmmmmmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssss

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  5. Uno más dalee quiero saber que va a pasar

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  6. QUIERO MAS QUIERO MAS
    QUIEN SERA EL HOMBRE'
    BESOS
    @DaniiVasqueez

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  7. es Peter??! más nove, meee gusta! :)

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  8. Me encanta tu nove estoy muy enganchada con ella

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  9. Es peter?? Ya quiero aaber que pasa

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  10. Mas mas mas
    Mas mas mas
    Mas mas mas
    Mas mas mas
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    Mas mas mas
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    Mas mas mas

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  11. Una de dos o es Peter o ella está re obsesionada!JAJAVOTO por la primera opcion...q sea Peter!
    Y a propósito...sería buena idea q subas otro,no?

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  12. ¡K ironía!jajaja,Rochi se corta con el cuchillo d caza, y Gastón ,no gana la tele y si,un cuchillo d caza.

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  13. Me da k Lali ya no sale más d ese pueblo.Lo pasa bien con Wally,y ya no quiere estar sola,xk no se siente sola.

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  14. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS!!!!!!!!!!

    Me encanta como se pone :)

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  15. MUYYYYYYYYYYYy buena la nove!... más!!!!

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  16. aaaaaah lo ame! Mas mas mas! Es un vicio je

    aguante gas! Yo lo quiero igual, aunque haya perdido u.u

    seguime avisandou! @YoSoyLalita

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  17. Espero que sea Peter-
    masi_ruth

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  18. waoo waoo quee padrisimaa quiero maas maas maas
    porfis :DD me encantaa la novee ;)!!

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  19. yo deseo que sea peter de verdad y por fin espero lalaiter :D

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  20. Djkjfdkjfdkfjdkfhd Peterrrrrrr volvioooooooooooo ahhhhhhhhhhhhhhhhh meee encantooooo @LuciaVega14

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