Capítulo 8

Holaaa :) y otra vez cambiamos el tiempo.. ahora empieza la historia "de verdad" !! jaja Disfruten y comenten mucho chicas!! Me gusta cuando comentan.. me gusta saber si les gusta, cuales son sus opiniones acerca de la historia... :)  COMENTENN!!  Recomiendo novela para ustedes... PASEN POR : http://novelalipeterr.blogspot.com.ar/  Besos ♥ 

Se consoló con el hecho de que Lali estaba viva y que, un día, encontraría el amor. Se reiría con alguien, se acostaría con él.

El le había dado la oportunidad de vivir con normalidad y era demasiado tarde para echarse atrás.

Capítulo 8

 Nueve meses después Alpine, Texas

—Ya la hemos localizado. Está en Hagerstown, Maryland. Marianella Rinaldi es ahora la propietaria de Landscape Dreams, una empresa que realiza proyectos decorativos para jardines. Alguien la ha rastreado y han enviado un equipo a la zona.

Peter miró fijamente el horizonte, donde el sol se ocultaba por detrás del cementerio familiar, mientras Pablo Martinez  le informaba por teléfono.

Sintió como si le acabaran de dar una patada en el estómago, y todos sus instintos le advirtieron que iba a ocurrir algo.

—¿Quién? — ¿A quién tenía que matar para protegerla?

La respuesta llegó acompañada por una maldición.

— Arthur y Mark Tenneyson, los antiguos socios de Carlos. Alguien les informó de que la hija de ese cabrón no murió en la explosión en Afganistán. No sabemos cuál es el origen de la filtración. La identificaron como Lali Espósito, hija de Juan Carlos Espósito, también conocido solo como Carlos. Han enviado un equipo a Francia para verificar la información y otro a Maryland para comprobar la localización de Lali.

—¿Y quién nos ha avisado a nosotros tan oportunamente?

—No dispongo de esa información —respondió el antiguo agente—. Lo único que sé es que el mensaje fue enviado desde los Estados Unidos por alguien interesado en comprobar la veracidad de su muerte y, si no estaba muerta, enterarse de su localización actual. Parece ser que no son capaces de corroborar si la explosión fue falsa. Tengo a un par de hombres intentando rastrear el origen del mensaje, pero por ahora no hemos conseguido nada.

Hablaba de la explosión que la Unidad de Fuerzas Especiales había escenificado para fingir que Lali Espósito había sido eliminada por los socios de su padre después de la muerte de éste.

—¿Has comprobado la posición de Lali? —inquirió Peter. El sol ya había desaparecido tras la lápida de mármol de la tumba de su madre.

—Es correcta —respondió Simón—. Lo comprobé yo mismo. Al poco de llegar invirtió sus ahorros en esa empresa de proyectos para jardines y no se mete en líos. El informe dice que alguien ha enviado a un equipo para cotejar los datos facilitados. No hay nada en firme, pero no cabe duda de que corre peligro.

—¿Por qué? —La áspera voz de Peter evidenciaba la cólera que le invadía—. Carlos está muerto y su organización disuelta. ¿Qué coño le importa ella a nadie?

—No tengo más información —le aseguró Pablo en tono de frustración—. Llevo con este asunto más de veinticuatro horas seguidas y ni siquiera he conseguido encontrar la fuente de la filtración. He intentado contactar con Lali, pero me salta el buzón de voz y ella no me devuelve las llamadas. Luego probé a rastrear su teléfono por satélite, pero por alguna razón no puedo dar con él y no es posible ponerse en contacto con ella de otra manera. ¿Quieres que Gas y yo vayamos hasta Hagerstown?

Peter se pasó la mano por la cara lentamente.

—Necesitamos a todo el equipo —dijo finalmente—. Iré yo primero, pero quiero que llames a Agustin y a los demás. Estate alerta. Si alguien investiga sobre la identidad de Lali podríamos tropezamos con problemas.

Sin embargo, se trataba de mucho más que eso. Se trataba de Lali. Se trataba de la única mujer que le importaba. Él le había prometido que el terror del pasado había acabado, que nadie sabría quién era ni dónde estaba; y ahora esa promesa le había estallado en la cara.

—Yo he llegado a la misma conclusión —replicó Pablo—. Te mantendré informado.

Peter guardó el móvil antes de darse la vuelta lentamente para mirar a su sobrino. Nacho, llamado así por su abuelo, Juan Lanzani, se había convertido en un agente duro y eficaz. Tenía un cuerpo lleno de músculos, fríos ojos azules y rasgos firmes y cincelados. Era casi idéntico a Yeyo antes de que éste último fuera hecho prisionero y le reconstruyeran el rostro.

Ahora formaba parte del equipo de apoyo de las nuevas Fuerzas Especiales, un grupo de Rangers liderado por Ethan Cooper, un antiguo compañero de Peter.

Ethan y su equipo habían sido considerados inútiles para el servicio a causa de diversas lesiones corporales; sin embargo, era una Unidad altamente capacitada y habían ejercido de equipo de apoyo para diversas agencias hasta que Peter les eligió para trabajar con las Fuerzas Especiales.

Nacho se apartó del poste en el que estaba apoyado y entrecerró los ojos para echar un vistazo alrededor. A Peter casi se le escapó una sonrisa.

Todos hacían ese gesto. Nacho, Yeyo y él mismo. Se aseguraban de que el abuelo no estuviera escuchando en las cercanías.

—Está en casa de tu padre —informó a su sobrino.

Nacho hizo una mueca burlona antes de volver a esbozar una expresión imperturbable.

—¿Han localizado a La?

Peter asintió con la cabeza.

—Tengo que investigar cómo están las cosas antes de ir junto a ella. Quiero que te pongas en contacto con Casey y que vayas a Hagerstown tan pronto como puedas. Le diré a Pablo que te pase la información. Limitaos a vigilarla sin perderla de vista y seguidla a cualquier parte hasta que el equipo pueda relevaros. Tú serás mi único enlace si los enemigos de su padre la secuestran antes de que yo logre llegar allí.

—Llamaré también a Iron y a Turk —decidió Nacho—. Nos pueden apoyar si es necesario. Puede que dos hombres no sean suficientes. Es mejor que seamos dos parejas y que vayamos relevándonos.

Nacho, en un instante, había montado una operación secreta con un equipo de hombres que se suponía que no estaban en activo.

—De acuerdo. —Peter ladeó la cabeza y se centró en las acciones a realizar—. Te llamaré esta noche para informarte de mi llegada; supongo que será sólo unas horas después de la tuya. —Hizo una pausa. Abrió la boca y casi esbozó una mueca al no saber qué decir. No tenía ni idea de cómo hacerle entender a Nacho lo importante que era Lali para él.

Apretó los labios.

—No temas, Peter —adivinó Nacho—. Sé lo que pasa. Lali es como Camila, ¿verdad? Importante.

Eso era lo que Peter le había dicho sobre Camila cuando Stefano Lanzani “Yeyo” "murió". Camila es importante, le explicó su tío. Debían protegerla para Stefano, porque ella era su corazón.

Lali no iba a profundizar en el hecho de que Nacho pensara que Lali era igual de importante que Camila. Ahora no había tiempo para remover el cúmulo de emociones que atenazaba su alma.

Lo único que sabía era que a Lali no podía ocurrirle nada. No se había parado todavía a considerar si sentía algo por ella. No había tenido la posibilidad de pensar si la decisión que tomó nueve meses antes fue acertada o no, pero no había vuelto a verla sonreír, ni a discutir con ella, ni a hacerle de nuevo el amor... Y no permitiría que nadie le robara la posibilidad de hacerlo de nuevo.

En especial, alguien cercano a la antigua organización de Carlos, el difunto padre de Lali.

Continuará...