sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 5


Aviso: Capítulo no apto a menores o personas impresionables. 
Hubo comentarios y acá está el cap :) Capítulo largo y muy hot... les aviso! jajaja Disfruten y comenten mucho!! @siempreconlyp  




Entonces, él podría volver a mostrar al mundo el frío y duro cabrón que era en realidad. Enseñarle a Lali que no había futuro para ellos. Que esa noche era lo único que tendrían.
Al sentir los últimos latidos del orgasmo de Lali contra la lengua, Peter paladeó aquella dulzura femenina una última vez antes de enderezarse, cogerla en brazos y llevarla al dormitorio.

Capítulo 5
Había estado allí en contadas ocasiones, pero la tensión había flotado en el aire en cada una de ellas.
Ahora no era diferente. A pesar del montón de cajas apiladas en el rincón esperando que las llevaran lejos de allí, él sólo vio la enorme cama que llenaba casi todo el espacio.
La dejó en el centro del colchón y la miró con los ojos entrecerrados al tiempo que empezaba a desvestirse.
Mientras él se despojaba de la última prenda, vio que Lali se deshacía rápidamente de la prenda de seda que la cubría. Era lo mejor. Hubiera sido una pena desgarrar el vestido, pero lo hubiera hecho si ella no se lo hubiera quitado.
Cerró los dedos en torno a la erección para contener el impulso de tomarla sin más. Eso era lo que debería hacer: cubrirla con su cuerpo, penetrarla y llevarlos a los dos a la culminación.
Pero necesitaba más. Ansiaba más. Tenía que satisfacer muchas fantasías esa noche.
Observó que ella se sentaba en la cama, que se pasaba el pelo por el hombro y que le miraba con aquellos embrujadores ojos sin dejar de humedecerse los labios lentamente.
Peter se subió a la cama y se arrodilló frente a ella. Por fin podría dar rienda suelta a la primitiva lujuria que había contenido durante tantos años.
Le sujetó la cabeza con la mano y entrelazó los dedos en sus largos y sedosos rizos negros.
—Sabes lo que quiero, Lali —gruñó, casi sorprendido por el áspero sonido de su voz—. Necesito tu boca.
La única respuesta de la joven fue una llamarada en sus ojos. Peter quiso maldecir. Se odió a sí mismo y al hambre que le devoraba. La necesidad de dominar era una parte de él y no podía liberarla con aquella delicada mujer.
La vio separar los labios y lamerlos con la rosada punta de la lengua mientras miraba con anhelo el hinchado glande y bajaba la cabeza.
Peter tuvo que apretar los dientes para contener el gemido que retumbaba en su pecho. Aquello era demasiado bueno. La lengua de Lali le provocó una ráfaga de placer cuando lamió la punta de la erección, un dolorido latido de éxtasis que envió oleadas de sensaciones, primero a sus testículos y luego al resto de su cuerpo.
Le tiró del pelo con fuerza y tensó los muslos. Estaba a punto de correrse. Su semilla hervía en los testículos, amenazando con derramarse.
Sostuvo el pene firmemente por la base y frotó el glande contra los labios y la lengua de Lali. La vio buscar sus ojos y eso, unido al placer que le daba su boca, amenazó con romper su autocontrol.
Quería hundirse en ella. Sentir sus cálidos labios cerrándose sobre la sensible cabeza de su polla, succionándola, aceptándola en su interior. La anticipación iba a matarle.
—Abre la boca —le ordenó—. Déjame hacer como he soñado durante todos estos malditos años.
Él había tenido muchas fantasías sobre aquel momento. Lali había sido su debilidad durante demasiado tiempo y estaba condenadamente seguro de que en cuanto ella tomara su pene, no podría contenerse.
La vio separar los labios y eso fue todo lo que necesitó para hacerse con el control de la situación.
La sujetó del pelo, empujó y se estremeció cuando una oleada de calor se propagó por su cuerpo al observar cómo ella le acogía.
Los dulces y rosados labios se amoldaron a su miembro. Los brillantes ojos se cerraron y una expresión de intenso placer inundó los rasgos de Lali antes de deslizar una mano entre sus muslos para presionar los testículos con suavidad.
Era el paraíso.
Maldición, iba a perderse en ella. Estaba a punto de romper cada promesa que se había hecho a sí mismo durante años.
—¡Joder, sí! —siseó en el instante en que Lali comenzó a acariciar con el paladar el grueso glande. Era una caricia tan erótica que él supo que no podría resistirlo durante mucho tiempo—. Tu boca... tan caliente... Joder.
Tensó los músculos cuando los carnosos labios de Lali comenzaron a deslizarse sobre su miembro, frotando la lengua contra la parte inferior del glande. Lo succionó con fuerza, lo liberó y luego repitió el proceso una y otra vez.
Los llameantes mechones de pelo caían sobre la espalda de la joven, sobre sus hombros y le rozaban los muslos. Lali no dejaba de mover las manos; con una le acariciaba los testículos y con la otra le apretaba el muslo. Con una urgencia febril, Peter veía cómo ella ahuecaba las mejillas para chupar con delicadeza la palpitante erección, tragándola con una delicada avaricia sin cesar de gemir sobre el dolorido miembro.
Dios, no iba a poder resistirlo mucho tiempo. Quería tenerla. Era una necesidad cada vez más acuciante. Tenía los testículos tensos y el cuerpo envuelto en llamas.
—¡Joder! —gruñó desesperado. No quería detenerla. No quería privarse de esa vista, de la íntima sensación de su boca cuando movía las caderas para introducir el pene una y otra vez entre esos labios hinchados.
Una mirada sensual y absorta asomaba al rostro de Lali mientras le conducía por la senda de un devastador placer. Peter era consciente de que estaba llegando al límite, que cada músculo, cada célula de su ser estaban concentrados en la boca de la joven; que cada golpe de su lengua, cada roce de sus dedos en los testículos le llevaban hacia el éxtasis.
Tensó las manos en el pelo de Lali para intentar detener la liberación, para contener el gemido que nacía en su pecho. Estaba disfrutando al máximo de la realización de aquella fantasía que había rondado su mente desde la primera vez que la vio en Aruba, años antes, e ignoró cada objeción que le había llevado a permanecer tanto tiempo alejado de ella.
—Lali —gritó sin poder contenerse—. Oh, Dios...
¡Se le estaban aflojando las rodillas!
Intentó reprimir los movimientos más bruscos para evitar hacerle daño, pero era muy difícil contenerse. Renunciar al dulce placer de su hambrienta boca era imposible, no sólo porque ella se negaba a soltarle, sino porque él no era capaz de retirarse.
Notó que ella le apretaba contra el paladar al sentir que la sangre inundaba el pene hasta límites imposibles. Tenía los testículos a punto de reventar, su miembro palpitaba; alcanzaría la liberación en sólo unos segundos.
—La —logró mascullar—. Si no te apartas me correré en tu boca.
Ella gimió. Fue un sonido ávido y desesperado que avivó el fuego en el interior de Peter hasta convertirlo en una llamarada sensual que le atravesó con suficiente poder para debilitarle las rodillas y derrumbarle.
Apretó las manos en su pelo. Tenía que estar haciéndole daño, pero le resultaba imposible aflojar el agarre. Una oleada de sensaciones recorrió su pene y estalló en el glande, haciéndole eyacular con tal violencia que parecía que estuviera entregando su propia alma.
Jamás se había corrido con tanta fuerza. Años de espera imaginando aquello hicieron que su mente no pudiera resistirse al orgasmo.
Y aún no era suficiente.
Seguía duro, el placer que acababa de sentir era un narcótico, una adicción, y quería más.
De alguna manera encontró la fuerza necesaria para apartar la cabeza de Lali y vio cómo su pene se deslizaba entre la boca hinchada. Ella abrió aquellos increíbles ojos y le miró con deslumbrado placer mientras se pasaba la lengua por los labios. Tenía una expresión de éxtasis absoluto.
—Túmbate —le ordenó Peter al tempo que recorría con la mirada las suaves líneas del cuerpo femenino.
Ella se apresuró a obedecer. Los pechos subían y bajaban con rapidez; tenía la cara ruborizada y una fina capa de sudor le humedecía la piel.
—Separa las piernas —gruñó imperioso.
Lali observó fijamente los salvajes ojos verdes, ahora más oscuros y brillantes que nunca.
—Eres preciosa. —La voz de Peter ahora era más ronca, más áspera, mientras se colocaba de rodillas entre los muslos separados—. ¿Te haces una idea de lo preciosa que eres?
Ella negó con la cabeza. Nunca se había considerado guapa, pero en ese momento sintió que lo era al verse a través de los ojos de Peter. El clavaba las pupilas en ella como si no pudiera vivir sin poseerla. Incluso pudo ver su gruesa y dura erección palpitando cuando él se acomodó entre sus piernas.
—Qué belleza... —murmuró Peter, deslizando los dedos por los pliegues desnudos de su sexo.
Una aguda ráfaga de deseo la dejó aturdida antes de comprender lo que él quería decir. A Peter le gustaba que no tuviera vello púbico y que la piel de su sexo fuera suave, mucho más suave que si se hubiera depilado o afeitado.
No tenía vello. Habían dispuesto que no lo tuviera. A su padre no le gustaba y había elegido a la candidata perfecta para concebir a su hija. Uno de los requisitos fue que la mujer en cuestión careciera del gen que dotaba de vello púbico.
Aquel pensamiento, el recuerdo de un pasado amenazador, hizo que el placer se desdibujara, pero entonces, Peter separó los pliegues e introdujo dos dedos en su interior.
Al instante, Lali arqueó las caderas hacia él frenéticamente. La anticipación ante lo que estaba por llegar se extendió de forma casi dolorosa por su vientre, en su clítoris, atravesando su cuerpo para incrementar el placer.
—Estás preparada para mí —jadeó él mientras sacaba los dedos y se agarraba el pene para rozar el hinchado glande contra la estrecha abertura.
—Peter. —Le sentía, grueso y ancho, preparado para penetrarla.
—Shhh. Todo está bien —le aseguró al tiempo que presionaba con más fuerza.
Tantos años de espera. Tanto tiempo sintiendo que estaba jugando con ella mientras Lali se desesperaba por tocarle, por abrazarle. Y finalmente iba a ocurrir. Finalmente, la dolorosa necesidad que la había atormentado tanto tiempo iba a verse satisfecha esa noche.
Estiró los brazos y se aferró a sus duros bíceps cuando él comenzó a penetrarla, llenándola, haciéndola arder.
Sin poder dejar de mirarle a los ojos, le clavó las uñas en los brazos y alzó las caderas al sentir que se introducía en ella profundamente.
—Eres perfecta —susurró él—. Ya no podemos retroceder. Fóllame.
Lali se humedeció aún más por el erotismo que rezumaba su orden, por el sonido de su voz, ronco y humeante. Había sido capturada por él, absorbida por un placer que no podía negar.
Contuvo el aliento y se mordió los labios. Peter era tan grueso, tan duro, que su penetración resultaba casi dolorosa. La empalaba por completo, dilatando los íntimos tejidos cada vez que ella empujaba hacia él.
Aun así, separó los muslos todavía más dejándose llevar por cada sensación que él provocaba en su interior, permitiéndole tomar el control y que la poseyera por entero.
—Míranos, La. —Le indicó el punto donde él tenía clavadas las pupilas, allí donde su miembro desaparecía en su interior.
Los pliegues hinchados del sexo de la joven estaban separados, brillantes de fluidos, ahuecados para envolver la base del duro eje que se hundía en las profundidades de su sexo.
La imagen provocó una punzada de placer en sus entrañas y le hizo alzar las caderas para alojar el miembro en lo más hondo de su ser, buscando la enloquecedora fricción del glande en la parte más sensible de su cuerpo.
Le observó mientras se retiraba y revelaba la húmeda erección hasta que sólo quedó dentro de su estrecho canal la ancha cabeza. Luego volvió a sumergirse en ella lentamente. El glande rozó todas las terminaciones nerviosas de su sexo, presionando la carne excitada y creando una oleada de sensaciones que le hizo hervir la sangre en las venas.
Como si la presa que contenía sus emociones se hubiese roto, Peter gimió ahogadamente, la apretó contra sí e inclinó la cabeza para apresar su boca. Sólo entonces comenzó a mover las caderas al  compás de un ritmo lento y cadencioso.
Lali se aferró a él, gozando de cada embestida mientras el placer obnubilaba sus sentidos y la hacía arder de pies a cabeza. Le clavó las uñas en la espalda y se maravilló de la poderosa fuerza de los tensos músculos.
Peter comenzó a acariciarle el clítoris, los pezones, y cada vez que hundía el poderoso miembro en su interior la llevaba más y más alto, amenazando con hacerla perder el sentido.
No pudo apartar la mirada de los ojos masculinos, fascinada por aquel verde brillante que reflejaba el hambre y la necesidad que le impulsaba.
Un hambre y una necesidad que ella también sentía, que hacía que saliera al encuentro de cada embestida, que diera la bienvenida a cada envite, que le apresara con su sexo. Era más que lujuria. Lo sabía. La intensidad de su placer era tan profunda que no podía tratarse sólo de lujuria.
—Lali —gimió él con voz desgarrada cuando le rodeó las caderas con las piernas y le clavó las uñas en los hombros—. Dios, ¡sí!
Sonaba torturado, tan agonizante de placer como ella.
Desvalida por completo ante él, Lali se dejó llevar por la marea de sensaciones que se arremolinaba en su vientre y apretó los dientes ante la aguda presión que inundaba su sexo, ante aquel profundo palpitar. Sintió que su clítoris se hinchaba, tenso. Que el placer y el dolor se aunaban en una erótica y desesperada combinación.
El miembro de Peter parecía más grueso y duro con cada embestida y sus movimientos comenzaron a acelerarse siguiendo un ritmo cada vez más rápido.
Un aniquilador placer hizo latir su clítoris, su vagina. Los suspiros se convirtieron en jadeos más ahogados con cada envite, y comenzó a arder cada vez más fuera de control, más cerca del clímax hasta que, de repente, explotó en una salvaje amalgama de ardientes sensaciones. Arrastrada por la pasión, curvó la espalda en medio de violentos estremecimientos al sentir que Peter la llenaba una última vez y la conducía a una tormenta de indescriptible placer.
Gritó el nombre de Peter y su sexo se cerró en torno a aquella enorme erección, ciñéndola palpitante mientras el mundo se desvanecía a su alrededor.
Roto su autocontrol, él convulsionó contra ella con el duro y musculoso cuerpo abrumado de placer, y comenzó a vaciarse en lo más profundo de su interior.
Al sentir la cálida liberación de Peter inundando su sexo, Lali se aferró a él y se dejó llevar por aquel intenso orgasmo final.
Ni siquiera sabía si sería capaz de respirar, y no le hubiera importado que el mundo desapareciese en aquel instante. Nada era más importante que aquel placer, que esa mezcla de sensaciones y emociones que la atravesaba.
Emociones.
Se había prometido a sí misma desde niña que nunca amaría a nadie, pero supo que esa promesa no tenía ningún sentido desde que vio a Peter por primera vez en Aruba, justo antes de entrar a formar parte de la Unidad de Fuerzas Especiales.
Amaba a Peter Lanzani. Siempre lo había amado.

Continuará...

26 comentarios:

  1. wow! lo unico malo de esto, es como acabara, tengo el presentimiento que no muy bien! Más!

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  2. wow me encant quiero maaaaaas

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  3. WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW! El final mato "Amaba a Peter Lanzani. Siempre lo habia amado"

    Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

    @Camhii_Infante

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  4. ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOO......MUY APASIONADOS ESTOS 2 !!

    MASSSSSSSS!

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  5. me encanto mut hot jaja mas noveeeeeeeeeeeee

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  6. Pasion/Lujuria y para ella Amor,para él también?Q pasara despues de tanto?Cómo irse?/Muy buena la nove!

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  7. Se desean tanto, k ni siquiera utilizaron protección.

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  8. Que seguirá después de esto???? Peter la dejara ir????? No quiero que se valla Lali que Peter reaccione todo lo que siente es amor!!!
    @Titel842

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  9. aaaaaah estos si q estaban ON FIRE,mas noveeeee

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  10. que hot igual no quiero volver al pasado quiero que la nove siga desde aqui con ellos dos juntos. :(

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    1. sii yo tampoo quiero que vuelvan al pasado donde no estaban juntos obvio que quiero accion pro no que la nove pase de algo tan fuerte a q no se toquen

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    2. ciertoooooooo yo tampoco quiero

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  11. wow, capitulonnnnn!!!
    la confesion final fue mortal
    quiero ler el proximo capitulo
    quiero saber q pasa despues de esto
    beso

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  12. madre de dios , vaya capitulon y la confesion del final wooo

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  13. ah bueno! jajaja esto es el resultado de todas las ganas acumuladas en 8 años! jajajja

    Besos
    Giada

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  14. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas =)
    @RochiMyWorld_

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  15. Que capítulos para más buenos super eróticos, y ya sabemos que ella se entregó con Amor (lo venía suponiendo al no tener pareja tantos años jaja ) espero que Peter no le haga daño y l sea quién la busque es decir que lo tenga loquito jaja:)
    @Masi_ruth

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  16. Hola! soy nueva leyendo tu nove y me encanta! siguela!

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  17. wooooooooooooowww maaaaaaaaaaaaaas

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  18. Wooooooooow. Jajajaja maas. Esta lleno de detalles jajaja. Ando desaparecida pq no tengo internet. Pero segui avisandome . Besos Mer Pilling (foreverlaliterr)

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  19. Woooooowwww tantos años aguantandose y todo se libero en una noche! jajajaja Awwww Lali ya sabe que lo ama, falta que Peter se quiera dar cuenta @LuciaVega14

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