lunes, 17 de septiembre de 2012

Capítulo 6


Holaa :) Estuve sin mi compu ayer, por eso no pude subir nove! Capítulo larguito ... :) Disfruten y comenten chicas. Les gusta? No sé, a mi me parece que no mucho.. no? :(  besos Recomienden la nove! @siempreconlyp

 



Se había prometido a sí misma desde niña que nunca amaría a nadie, pero supo que esa promesa no tenía ningún sentido desde que vio a Peter por primera vez en Aruba, justo antes de entrar a formar parte de la Unidad de Fuerzas Especiales.
Amaba a Peter Lanzani. Siempre lo había amado.

Capítulo 6
Acababa de destruirlos a los dos.
Peter clavó los ojos en el techo, abrazado a Lali, sabiendo que había cometido un enorme error. No había tenido sexo con ella. Lo había intentado, pero no se trataba de eso. No. Joder, no! Había hecho el amor con ella.
Había luchado contra aquello desde que la conoció. Luchado y jurado que nunca ocurriría porque sabía que no tenía futuro. Que él no tenía futuro con ella. Que no podía arriesgar su alma hasta ese punto. Si se dejaba llevar, si cedía a la necesidad, jamás la dejaría marchar. No podía permitirse ceder a la ilusión del amor eterno, cuando estaba condenadamente seguro de que aquello no existía.
E incluso aunque se equivocara, siempre cabía el riesgo de que sus enemigos, los que había hecho antes de dirigir la Unidad de Fuerzas Especiales, le encontraran. Y, cuando lo hicieran, ella sería la forma más fácil de llegar hasta él.
Lali.
Era su debilidad. La única mujer capaz de arrebatarle todo su control.
—¿No vas a decir nada? —susurró recostada contra él y, evidentemente, despierta. Sería demasiado esperar que se hubiera quedado dormida.
Al ser consciente de que no iba a recibir respuesta, Lali se movió, y Peter se obligó a dejarla marchar, a que apartara la cabeza de su pecho, donde pertenecía.
La joven rodó a un lado y se levantó de la cama para dirigirse con paso lento hasta el lugar donde había caído el vestido. Parecía derrotada cuando volvió a ponerse la delicada prenda. Esa certeza atravesó la conciencia de Peter e hizo que volviera a sentirse culpable.
Se pasó la mano por la cara y la imitó, sentándose en el borde de la cama. ¡Joder!, ésa era una de las razones por las que no la había llevado nunca a su cama. Lali no era un polvo de una noche y él lo sabía. Maldición, saber que le estaba haciendo daño le mataba.
Herir a Lali era algo que había intentando evitar desesperadamente durante años. No había nadie en su vida a quien quisiera proteger más.
Dejarla marchar era duro, desgarrador, pero sabía que no había manera de evitarlo.
     Lali se había prometido que no lloraría. Contuvo las lágrimas, pero no pudo dominar el dolor que le oprimía el pecho y le aceleraba el corazón.
Siempre había supuesto que decir que un corazón se rompía tenía una connotación más figurada que literal, sin embargo, ahora podía sentir cómo se resquebrajaba bajo su piel. Le dolían incluso los huesos. Como si su corazón estuviera presionando las costillas, como si las emociones que lo arrasaban fueran a rasgar también su piel.
—No quiero hacerte daño.
Aquellos brillantes ojos verdes que le lanzaban una sombría mirada tenían el poder de hechizarla.
Su amiga Camila le había dicho una vez que Peter tenía ojos irlandeses y que cualquier mujer lo suficientemente afortunada para obtener su amor viviría para siempre en su alma. Camila incluso le había contado que «vio» el horror que padeció su marido, Yeyo, cuando fue secuestrado por el narcotraficante Diego. Que había sentido su dolor, soñado con sus gritos.
Lali se había preguntado durante años cómo sería sentir un amor así. Había soñado con poseer el amor de ese hombre, de Peter, algo que no era más que una absurda fantasía. Una fantasía que debía olvidar.
—Tengo que terminar de hacer el equipaje. —Escuchó el ronco tono de su voz y supo que no ocultaba las emociones tan bien como esperaba. No quería que él se sintiera responsable ni culpable por no poder amarla. Maldición, si ni siquiera la había querido su padre, ¿por qué iba a hacerlo Peter?
—Lali, no quiero perder tu amistad. No por esto —dijo él. Se puso los pantalones y se levantó para subírselos por las musculosas piernas. La miraba con dura determinación.
—¿Somos amigos, Peter? ¿Lo hemos sido alguna vez? —Jamás se había considerado su amiga. «Amigos» era la última cosa que podrían ser. Los sentimientos que ella albergaba hacia él eran demasiado fuertes, ansiaba demasiado sus caricias, sus besos... su amor.
Sabía que sus emociones habían sido un problema en más de una ocasión a lo largo de los años, pero jamás habría definido su relación con la palabra «amistad».
—Esperaba que lo fuéramos. —El pesar impreso en su voz la desgarró todavía más.
Lali percibía claramente la piedad de Peter y no quería discutir. De todas maneras, que él sintiera lástima por ella era el menor de sus problemas.
Sacudió la cabeza y se dio la vuelta para salir del dormitorio. No quería pelear esa noche. No podía permanecer allí y discutir si podían ser o no amigos, no quería ver su expresión de lástima ni enfrentarse a la realidad de que tantos años de sueños sólo habían sido eso: sueños.
Dios, hacía tanto tiempo que lo amaba... De repente, se sintió mucho mayor de lo que era en realidad y demasiado cansada para luchar contra lo que sentía.
—¿Lali? —Peter la siguió. Se quedó en el umbral de la puerta del dormitorio mientras ella se acercaba a las cajas vacías y a las pertenencias que todavía se apilaban en los estantes esperando ser guardadas. Todavía le quedaba mucho por empaquetar porque no quería irse. Macharse la mataría.
Había obtenido aquellas preciados objetos a lo largo de todos esos años. Dragones de bolsillo, hadas, pequeñas cajitas de recuerdo. Dibujos. Fotografías de los miembros del equipo con los que había trabajado, de sus esposas, de sus hijos. En algunas aparecía un Peter muy serio. En una incluso estaba junto a ella, rodeándole los hombros con el brazo mientras miraban a la cámara.
Había pasado en aquella base gran parte de su vida.
Cogió primero una foto en la que aparecía con Peter, la envolvió y la guardó.
—¿Por qué crees que no me he acostado antes contigo? —le preguntó él desde la puerta.
La joven siempre había sabido por qué. Porque una vez que lo hiciera, a ella no le quedaría más remedio que marcharse.
—¿Por qué no te vas de una vez, Peter? —No le miró, no fue capaz.
Quería llorar. Quería gritar y no podía hacerlo mientras él estuviera observándola como si esperara que fuera a romperse.
Antes de que ella notara que Peter se había movido, lo tenía a su lado. La cogió por la parte superior de los brazos y la sacudió con fuerza.
Peter tenía los ojos brillantes, de un verde tan intenso como su expresión.
—¡Jamás quise hacerte daño! —rugió colérico.
—Y no me lo has hecho. —No retrocedería ante él, pero tampoco estaba dispuesta a que la viera llorar. No podía rebajarse de esa manera.
Peter no tenía la culpa de que ella lo amara. No le había pedido que sintiera nada por él y, de hecho, la había apartado innumerables veces. Lali era la única culpable de que se le hubiera roto el corazón.
Había sido su propia obstinación, su estupidez, lo que les había llevado a ese punto. Debería haberlo pensado mejor. Al menos, debería habérselo imaginado.
El sexo no era amor. Ahora entendía lo que él había intentado decirle tantas veces. El sexo no podía cambiar a Peter ni conseguir que él se enamorara de ella.
—Lali, somos amigos —remarcó Peter con voz tensa—. Si alguna vez me necesitas...
—No te necesité antes de venir aquí y no te necesitaré cuando me haya ido. —Se zafó de él y retrocedió con la esperanza de que la distancia diluyera el poder que tenía sobre ella—. Ha estado muy bien, Peter. Gracias por un polvo estupendo, pero tengo que marcharme.
—¡Dios, Lali! —gruñó pasándose los dedos por el pelo. Los espesos y sedosos mechones cayeron alrededor de su cara con un cierto desaliño masculino que resultaba tan sensual que ella tuvo que cerrar los puños para no acercarse y acariciárselos.
—No me hagas esto, Peter. —Tenía que apartarse de él, tenía que contener las lágrimas—. No lo hagas más difícil de lo que es. Por los dos, por favor, vete.
Había contenido sus emociones a lo largo de los años, las había recluido en sus sueños. Dios, había mantenido su vida en suspenso con la esperanza de que en su futuro pudiera haber algo más que sangre y ahora veía que había cometido un terrible error.
Su tiempo allí había acabado. La Unidad de Fuerzas Especiales de la que había formado parte era historia, y estaba a punto de crearse otra nueva que no la necesitaba. Nadie necesitaba a la hija de un tratante de blancas. Una mujer sin ningún conocimiento especial, sin familia, sin ninguna razón para quedarse allí.
No contaba con un entrenamiento que la hiciera indispensable. No poseía educación. Era, simple y llanamente, una paria. A diferencia de sus compañeros, no había un final feliz esperándola cuando cruzara las puertas de la base.
No tenía una familia esperándola. Ni amigos. Lo único que tenía era una nueva identidad con la que no sabía qué hacer.
Observó que Peter cogía la camisa y que se la abrochaba con rápidos movimientos. No pudo evitar percibir la cólera que resplandecía en sus ojos, que tensaba su cuerpo, pero no había nada que ella pudiera hacer al respecto.
—No me gustaría perder el contacto contigo. —Peter pareció escupir las palabras.
Lali odió que dijera aquello. Sabía que lo último que él quería era mantener el contacto con una mujer que le daba lástima.
—Estoy segura de que nos veremos —mintió—. Tenemos amigos en común. Además, siempre puedes llamarme ¿no?
Dudaba que lo hiciera a pesar de que él había aprobado que los miembros del equipo conservaran los teléfonos móviles con conexión vía satélite.
Le miró fijamente pensando que aún podía hacer realidad otro sueño. Al proporcionarle una nueva identidad le daban la oportunidad de comenzar una nueva vida y quizá, sólo quizá, hubiera otra persona en el mundo a la que podría acercarse. La prima que no la conocía, que no la reconocería, pero de la que podría hacerse amiga.
Al menos, el tiempo pasado en la Unidad había conseguido que se sintiera más segura de sí misma.
—Lali. —Incluso el sonido de su voz, llena de piedad, la destrozaba.
No quería eso. Jamás debería haberle presionado; debería haberse marchado de allí sin mirar atrás en vez de enfrentarse a la cruda realidad.
Acariciarle y ser acariciada por él, sentir el primer orgasmo de su vida sin ser por su propia mano... No podía pensar en eso ahora. Conocía lo que había perdido y lo recordaría cada día de su vida.
—Necesito tiempo. —Tragó saliva. Sabía lo fuerte que era el sentido de la responsabilidad de Peter y que no permitiría que se fuera sin más.
—Te daré tiempo. —Asintió con la cabeza lentamente—. Pero no indefinidamente, Lali. Tenemos que hablar de esto.
No, no hablarían. Cuando llegara el camión de la empresa de mudanzas a buscar sus pertenencias, ella ya se habría ido. No podía quedarse allí. No soportaría verle ni siquiera un minuto más. Si no se iba antes del amanecer, acabaría suplicándole. Y bien sabía Dios que no quería suplicar por un amor que él no le podía dar.
—Por supuesto. —Cruzó los brazos y le dio la espalda para dirigirse a la cocina—. Hablaremos.
No, no lo harían porque no tenían nada más que decirse.
—Te veré mañana —dijo él.
Le oyó acercarse a ella y se puso rígida. Dios, rogaba para que esa conexión que sentía con él desapareciera en cuanto se fuera de la base.
Todo había acabado. No quedaba ninguna posibilidad de conquistar el corazón de Peter.
Había fallado. No había sido capaz de conseguir el sueño más importante de su vida.
El la agarró por los hombros, implacable, y la obligó a darse la vuelta para apretarla contra su pecho.
—Debería haberme mantenido alejado de ti —susurró rozándole el pelo con los labios—. Eres muy importante para mí, Lali.
Ella apretó los dientes. Iba a perderle. Las lágrimas constriñeron su garganta y le inundaron los ojos. Una intensa agonía la atravesó de pies a cabeza hasta que su corazón fue sólo un agujero en su pecho. Quiso gritar, llorar, suplicar, y agradeció a Dios que aún le quedara un poco de orgullo para no hacerlo.
—Yo no cambiaría nada —musitó, sorprendida de poder hablar, de poder respirar a pesar del dolor—. Por favor, vete, Peter. Mañana hablaremos y olvidaremos que esto ha ocurrido.
Ella jamás lo olvidaría. Había pensado que si podía obligarle a admitir que la amaba, podría conquistar su corazón. Jamás imaginó que sólo tendrían una noche. Pensó que había sido una tonta romántica y que ella, más que nadie, debería saber que los cuentos de hadas no se hacían realidad.
—Lali. —La mueca de disgusto que dibujaron los labios de Peter le desgarró las entrañas.
Su expresión lo decía todo. Los labios apretados, la gélida mirada. Lali se tragó sus emociones, preguntándose por qué había esperado que él sintiera algo por ella cuando en el fondo sabía que era imposible.
Le debía tanto... Incluso debería agradecerle que le hubiera permitido formar parte del equipo. A ella, a la hija del enemigo que había asesinado a su amiga Eugenia, que fue el instrumento que casi acabó con la vida de su sobrino Yeyo. Puede que ella hubiera contribuido a acabar con Carlos, pero tenía su sangre. Era su hija. Y debería haber imaginado que Peter jamás podría amar a alguien emparentado con su enemigo.
—Hablaremos mañana —repitió con voz ronca. Estaba a punto de llorar y eso sería la humillación final. En ese momento odió todas esas emociones que bullían en su interior. Deseó ser dura y fría, tener la capacidad emocional de no preocuparse por no haber conseguido que la amara.
Le observó sacudir la cabeza, tensar la mandíbula. Entonces, él asintió bruscamente y se dirigió con rapidez hacia la puerta.
—Lo discutiremos mañana —le aseguró antes de abandonar el apartamento.
  En ese momento comenzaron a caer las lágrimas.
El sollozo que las acompañó la conmocionó. Sintió que se le debilitaban las rodillas hasta el punto de que casi se cayó al suelo y presionó las manos contra el estómago intentando contener las náuseas.
Aquel agónico dolor en el lugar donde antes había estado el corazón era peor que el de cualquier bala.
Sintió como si se muriera por dentro. Como si le arrancaran una parte de su alma.
No había imaginado que dolería tanto ni que sería tan difícil decirle adiós.
Se dirigió al dormitorio y se cambió de ropa con rapidez. Vaqueros, camiseta, botas. Cogió una cazadora de piel y se colgó al hombro una mochila pequeña.
No se preocupó por el resto de sus pertenencias. La empresa de mudanzas tenía instrucciones de almacenarlas hasta que encontrara un lugar donde establecerse.
Lo único que sabía era que a la mañana siguiente no iba a poder enfrentarse a Peter. Aquel agonizante dolor en su pecho era demasiado profundo, demasiado intenso.
No quedaba nada más que hacer salvo irse. Marcharse antes de que él apareciera allí de nuevo. Antes de que ella no lograra contenerse, de que le suplicara que la amara, de que le rogara que le explicara por qué no podía corresponderle.
Antes de que se rompiera en mil pedazos y el dolor y la pena la paralizaran.
¡Qué estúpida había sido al creer que él podría amarla cuando nadie lo había hecho antes!

Continuará...

23 comentarios:

  1. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  2. mssssssssssssssssssssssssd

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  3. pobre de lali pero bueno ahi estan mal los 2 ella por dejar todo y no querer hablar ni nada y el por no demostrar lo que en verdad siente

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  4. Q triste!Despues de tanta pasion tanta tension,q pasara ahora?

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  5. ME ENCATO!!!!!! QUIERO MAS NOVE!!! PORFAVOR!!

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  6. Pobre Lali :/ No se porque me da la sensación que cuando abra la puerta para irse, Peter va a estar del otro lado porque sabia que iba a hacer eso.... Me da a que va a pasar eso JAJAJAJA Me encanta la nove Juli <3

    Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas Nooooooooooooooooooooooooveeeeee Please!

    @Camhii_Infante

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  7. LALI pobre sufre tanto por PETER siente que nadie la querer nunca.

    PETER tiene tantos temores k no puede estar con LALI.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  8. pobre lali
    me hizo llorar este capitulo
    yo si fuera antes de que se vaya peter me hubiese largado a llorar
    beso

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  9. PETER ojaala se anime a demostar lo k relanete siente x LALI.

    BUENISIMO EL CAP

    CONTINUA CON LA NOVE

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  10. hay no!!!! pobre lali, pq tiene q ser así!! quiero q se acomode!!! más!!!

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  11. Pobre Lali he llorado con ella, espero que Peter no la deje ir.
    @masi_ruth

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  12. Lali se queda sola.Ahora k a probado las mieles con Peter ,me pregunto si de veras será capaz d irse ,o Peter dejar k se vaya.Ambos pueden volver a reengancharse en la fuerzas especiales.

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  13. Aii que lastima Lalii :(:(!!!!!! QUIERO MAS NOVEEEE ME ENCANTA!!!!!!

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  14. aaay nooo pobre lali :(

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  15. pobre lali!! pero bueno los dos estan equivocados el por no decirle lo que siente y ella por irse no hablar con el :(
    espero más novee

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  16. Me mato pobre pro hay q entender a pitt

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  17. ay no que feo :( Pobre Lali y tambien Peter porque aunque si el no lo admite ante nadie el la ama y va a sufrir cuando descubrira que se ha ido y sufrira mas aun sabiendo que es por su culpa porq sabe que lo que hicieron le ha hecho daño!!!
    Ya quiero saber como se re-encontraran! jajajaj
    Espero el proximo
    Besos

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  18. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO POBRECITAAAAA :'( POR DIOS ES RARO QUE PETER SEA TAN FRIO!!!!! @LuciaVega14

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