martes, 25 de septiembre de 2012

Capítulo 11


Ustedes comentan y yo subo! ;) Disfruten !! 




—Haz la maleta. —No pensaba pelearse con ella ahora. Su vida era demasiado importante para él. Tenía que centrarse en lo primordial y dejar todo lo demás en un segundo plano—. Cuando estés a salvo discutiremos lo que vas a hacer o no. Pero por ahora nos largamos de aquí lo más deprisa posible. Lali, o te vienes por las buenas o te llevo al hombro, atada y amordazada. Tú eliges.

Capítulo 11
 —¿Pretendes esconderme en algún lugar seguro sin consultármelo antes? ¿Acaso mi opinión no importa? —le preguntó.
La soledad que rezumaba su voz hizo que él apretara los puños para contener el deseo de abrazarla. Los delicados rasgos femeninos reflejaron por un momento un pesar interior al que él no sabía cómo enfrentarse, pero desapareció con rapidez cuando ella alzó la cabeza con una expresión llena de determinación.
—Peter, creo que no te va a quedar más remedio que atarme y amordazarme, porque no estoy dispuesta a ir contigo a ningún lado.
Maldición, no había esperado tanta obstinación por parte de Lali. Solía mostrarse terca con él, pero ahora se trataba de su seguridad y Peter no cedería un ápice.
—¿Sabes quién te está vigilando? —inquirió. La sacaría de allí, quisiera o no. Le daba igual si era el orgullo el que le impedía huir.
La vio apretar los labios y sus ojos se oscurecieron.
—Supongo que es uno de los antiguos socios de Carlos, o alguno de sus enemigos —respondió sin inmutarse—. Curioso, ¿verdad? Hace años que está muerto y todavía me persigue.
—No lo esperábamos, es cierto. Pero estamos preparados para cualquier contingencia —le recordó con tono sombrío. Odiaba el oscuro dolor que asomaba a su mirada—. Escenificamos tu muerte con la esperanza de que los enemigos de Carlos pusieran punto final a tu búsqueda, sin embargo, alguien se enteró de que era una farsa e informó a Ira Arthur, uno de los antiguos socios de Carlos. Desde entonces han intentando por todos los medios averiguar la identidad que has adoptado, y sabes de sobra el peligro que correrías si llegaran a hacerlo.
Peter había usado todos los medios a su alcance para protegerla antes de que saliera de Texas. Que alguien hubiera podido averiguar que Lali no estaba muerta en realidad escapaba a su entendimiento.
La joven le miró sin titubear. Su expresión era tan calmada y fría que, por primera vez desde que la conocía, no pudo leer sus emociones ni sus pensamientos.
—Entonces, ¿no estás seguro de que me hayan encontrado? — le preguntó en voz baja.
El sacudió la cabeza con incredulidad.
—Lali, estoy completamente seguro de que han dado contigo.
—Acabas de decir que están intentando comprobar mi identidad. —Peter vio que en sus ojos brillaba una tenue y frágil luz de esperanza. Saber que la iba a apagar de un plumazo le hizo apretar los puños y plantearse si no sería mejor que siguiera creyendo aquello.
—¿Cuánto tiempo crees que será necesario para demostrar que eres la hija de Carlos una vez que te hayan encontrado y secuestrado? —Pensarlo le resultaba tan aterrador que tuvo que esforzarse para decir las palabras.
—¿Tienes alguna prueba de que me estén buscando? —le presionó ella, llevándose la mano a la boca para mordisquearse la uña del pulgar pensativamente.
—El rumor es suficiente —afirmó tajante—. Admítelo, Lali, tú misma has dicho que crees que alguien te vigila.
—No estoy segura —repuso ella, dejando caer la mano y mordiéndose ahora el labio—. Ninguno de mis sistemas de seguridad me ha puesto sobre aviso y tampoco he sorprendido a nadie siguiéndome o observándome. Sólo noto una picazón en la nuca. —Su tono era irritado—. Puede que sólo se trate de una paranoia mía o una coincidencia. Sabes tan bien como yo que es algo que les ocurre con frecuencia a los antiguos agentes. Ven sombras donde no hay nada.
—Para mí es suficiente, Lali. —Sabía que el instinto de la joven estaba tan agudizado por el deseo de sobrevivir que no sería inteligente ponerlo en duda—. No creo en las coincidencias y los dos sabemos que tienes un sexto sentido para estas cosas. No olvides que no me he tropezado con ninguna dificultad para entrar aquí,
—Te ha resultado fácil porque conoces el sistema —alegó suspirando—. Dios, necesito beber algo.
Peter dio un paso hacia adelante para detenerla.
—Ningún sistema es infalible, Lali. Ni siquiera el tuyo.
—Hablaremos después; ahora necesito tomar una copa.
Sin más, salió del dormitorio con la misma tranquilidad que si estuvieran discutiendo sobre el clima, dejando a su espalda a un Peter cada vez más furioso.
—Maldita sea, Lali, tenemos que largarnos de aquí. Tengo un equipo Y un avión privado esperándonos para llevarte de regreso a la base. He convencido a Nicolas Riera para que te deje participar en la nueva Unidad de...
—Ni hablar —le interrumpió, cortante—. No pienso regresar. Jamás trabajaré a las órdenes de Nicolas Riera.
¡Joder!
Peter apretó los dientes y la siguió a la salita. Apretó la mandíbula y observó cómo se acercaba a un aparador con botellas situado en un rincón de la estancia. El mueble, de madera de teka, estaba colocado al lado de una puertaventana que conducía a un espacioso patio privado.
Lali se sirvió una copa, sin duda alguna del whisky que le gustaba, y luego puso otro vaso sobre la mesa y vertió más, supuso que para él. Iba a necesitarlo.
—¿Cómo lograste convencer a Nicolas de que me aceptara? — Acompañó la pregunta con una mirada de irritación—. ¿Por qué lo hiciste? No siente ningún aprecio por mí. De hecho, el odio que sentía por Carlos debido a la muerte de su esposa lo ha volcado en mí.
Durante un segundo, Peter recordó la razón por la que Nicolas aborrecía a Carlos y por qué se negaba a confiar en Lali. Vio a la esposa del nuevo comandante de la Unidad corriendo bajo la lluvia, alejándose del almacén con una niña rubia en los brazos y el pelo flotando al viento. La cría era una de las niñas que Carlos había secuestrado con intención de venderla en su red de trata de blancas.
Hubo disparos, furia e incredulidad cuando Eugenia agrandó los ojos al caer, centrada únicamente en proteger a la niña que llevaba en brazos y a la criatura que crecía en su vientre.
Sí, Carlos la había matado, pero fue decisión de Eugenia entrar en aquel almacén sin que nadie la respaldara, y era responsabilidad de Peter protegerla. Lali no había tenido la culpa de nada y Nicolas lo sabía.
—El jamás te ha acusado de nada, Lali, y está tan preocupado como yo por esta situación. Irás a la base. —Tuvo que forzarse a decir las palabras mientras apretaba los dientes para que su furia no se convirtiera en un estallido de cólera.
—Ni hablar, Peter. —La vio negar de nuevo con la cabeza antes de acabarse el whisky con una mueca de disgusto—. Pienso quedarme aquí, tanto si me están vigilando como si no. Hasta que no tenga la certeza de que me he convertido en un objetivo, no pienso moverme. —Una expresión de cansancio inundó sus rasgos—. Ya estoy cansada de huir.
Peter le sostuvo la mirada un buen rato, incrédulo ante su negativa.
—¿Cómo te enteraste de que me he convertido en un objetivo? —preguntó ella finalmente—. Llevo semanas notando que alguien me vigila, ¿es cosa tuya o hay alguien más? Porque si son los socios de Carlos o sus enemigos, lo lógico sería que hubieran dado algún paso más a estas alturas.
Pensar que alguien la acechaba hizo que a Peter se le helara la sangre en las venas. Pero Lali tenía razón. Si la habían localizado, no era lógico que no actuaran.
—Sí, es extraño. —Maldición, esperaba que Pablo hubiera conseguido enterarse de algo más a esas alturas—. Uno de los informadores de Gastón se puso en contacto con él para ponerle al corriente de que alguien andaba diciendo por ahí que no estabas muerta y que te habían localizado. El contacto conocía tu posición así como tu nueva identidad.
Maldita fuera, recordaba demasiado bien la sensación de terror que le inundó al pensar que alguien relacionado con Carlos pudiera; secuestrar a Lali.
—Bueno, pues aquí estoy. —La joven abrió los brazos con una expresión burlona, como si no hubiera ningún problema—. Ya me has advertido, ahora puedes irte.
El estuvo a punto de lanzar una carcajada.
—¿Crees de verdad que voy a dejarte aquí, sola?
¿Por qué demonios pensaba que él permitiría que se enfrentara sola a aquella situación? Ninguno de sus antiguos compañeros de la Unidad lo permitiría.
—No sé, Peter, han pasado nueve meses y no me has llamado ni has venido a verme —replicó ella con ironía—. Eso me ha hecho pensar que no te importo demasiado. —Agrandó los ojos—. Oh, sí, es cierto, has venido para escoltarme hasta el avión para dejarme en manos de otra persona.
El percibió claramente lo herida que se sentía y la miró con el ceño fruncido.
—Ya no formo parte de la Unidad de Fuerzas Especiales. Nicolas está al mando de la base, no yo. Se asegurará de que estés protegida y…
Los expresivos ojos verdes brillaron llenos de furia.
—¡Que te den, Peter! Y que le den también a Nicolas. No necesito vuestra ayuda. Ni siquiera te has molestado en llamarme por teléfono. No te importaba en absoluto lo que me pasara hasta que pensaste que la identidad de todos los demás corría peligro. Admítelo. —La intensa ira que sentía hacía que los ojos refulgieran y que sus mejillas enrojeciesen.
—No digas estupideces. —Peter casi estaba gritando, a punto de perder la calma que le había distinguido durante tantos años—. No he hecho otra cosa que preocuparme por ti desde que te largaste de la base sin despedirte. ¿Y ahora tengo que escuchar esto? Joder, Lali, no me importa nada lo que les pase a los demás por la sencilla razón de que ellos no corren peligro. Sólo lo corres tú, maldita sea.
—¿Por qué mientes? —contraatacó ella, alejándose del aparador de las bebidas para acercarse a él hecha una furia—. Lo único que tenías que hacer, Peter, era llamar. Yo siempre he estado disponible y nadie se ha puesto en contacto conmigo desde que me fui. ¿Piensas de verdad que me voy a creer que estás realmente preocupado por mí? Ni lo sueñes. Tengo muy claro qué es lo te preocupa.
Peter alargó la mano bruscamente y la agarró del brazo cuando se plantó ante él.
—Te he llamado a ese maldito teléfono «irrastreable» todos los días desde hace más de un mes y, con anterioridad, más de una docena de veces. Y Dani también ha intentado contactar contigo en repetidas ocasiones desde que te fuiste. Joder, estamos muy preocupados por ti.
El observó que ella entrecerraba los ojos y apretaba los labios.
—No me ha llamado nadie, Peter. Llevo el teléfono encima día y noche por si acaso y, créeme, he comprobado una y otra vez si tenía llamadas perdidas o mensajes de texto. Nunca he visto nada.
El tono ronco y desolado de sus palabras hizo que él se quedara paralizado y la mirara atentamente. Parecía muy dolida. Era patente en sus ojos y en su voz. A Lali le entristecía pensar que ningún miembro del equipo hubiese querido ponerse en contacto con ella durante todo ese tiempo, y no podía culparla.
—¿Dónde tienes el teléfono? —Aquello era muy extraño. La había llamado un buen número de veces antes de saber que podía estar en peligro, y cada hora después de saberlo hasta que entró por la puerta. Eso, sin tener en cuenta la ingente cantidad de llamadas que le habían hecho tanto Dani como Rochi.
La sospecha oscureció los bellos ojos de la joven antes de que llevara la mano al bolsillo trasero del pantalón y sacara el móvil.
—Lo he comprobado a todas horas —le aseguró ofreciéndole el sofisticado aparato—. Llevo ese condenado chisme a todos lados, así que sé de sobra que no me has llamado y que nadie ha podido manipularlo.
Peter quitó la tapa trasera del teléfono, seguro de que pasaba algo raro. Si nadie había podido instalar un localizador en el móvil desde que salió de la base, sólo cabía una posibilidad: lo habían colocado antes de que la joven saliera de allí, cuando borraron la información confidencial relativa a la Unidad. Era la única explicación y había muy pocas personas que pudieran haber manipulado aquel aparato.
—Me consta que tanto Dani como Rochi te llamaron después de disolver el equipo y que te dejaron mensajes —le informó mientras quitaba la batería para examinar el único lugar vulnerable del teléfono—. Yo mismo te llamé la mañana que desapareciste para echarte la bronca por largarte sin despedirte.
Levantó la vista para lanzarle una mirada que prometía que pagaría por ello y luego volvió a centrar la atención en el móvil.
Encontró el problema en menos de un minuto.
Parecía algo insignificante. No era más que una diminuta lengüeta metálica entre el resto de las piezas, pero estaba colocada sobre el pequeño chip que contenía la programación del aparato, justo debajo del lugar donde se alojaba la batería.
Peter la hizo saltar con la punta de la uña. Sabía de sobra que no debía estar allí.
Volvió a colocar la batería y encendió el teléfono. Luego buscón en la agenda del suyo el número de Lali y, unos segundos después, el móvil de la joven comenzó a sonar.
Lali clavó los ojos en el aparato hasta que él oprimió una tecla y cortó la llamada. Entonces, Peter le mostró la mano con la pequeña lengüeta sobre la palma.
—Así que sí me habéis llamado —susurró ella débilmente, sin ninguna razón para dudarlo ahora. Peter no tenía motivos para inventárselo.
—Es un localizador. Permite que el programa del ordenador central de la base intercepte todas las llamadas, mensajes y correos electrónicos, tanto entrantes como salientes. Además, puede programarse para desviarlo todo a un número o dirección de correo en concreto —le explicó Peter—. Se utiliza en los aparatos que se les facilita a informadores y contactos, y de ningún modo debería estar en tu teléfono. —Sólo se usaba con los agentes cuya fidelidad estaba en duda, y él jamás había cuestionado la de Lali.
—Lo puso alguien en la base —supuso ella, sintiendo una fuerte opresión en el pecho mientras cogía el teléfono que él te tendía—. Dime, ¿quién crees que lo habrá hecho? —preguntó en tono de burla. Sólo podía pensar en una persona capaz de traicionarla de esa manera.
Nicolas y su equipo fueron los encargados de borrar los protocolos de la agencia, los correos electrónicos y la información sobre las misiones de todos los teléfonos antes de devolvérselos a Lali y a los demás, así que sólo había una respuesta.
—Este chip fue desarrollado especialmente para la Unidad de Fuerzas Especiales por técnicos especializados —reconoció Peter—. No es una tecnología a la que tengan acceso otras agencias.
—Bueno, eso es muy elocuente ¿no crees? —Aquello significaba que Lali corría tanto riesgo en la base como allí. Que, si pudiera, Nicolas Riera la entregaría a sus enemigos, lo que quería decir que estaría más segura en cualquier otro lugar.
—Descubriré quién lo hizo —le aseguró Peter con voz gélida—. Te lo prometo, Lali, llegaré hasta el final.
La joven sabía perfectamente quién era el culpable. Sólo existía una persona que desconfiara de ella hasta ese punto.
—Creo que los dos somos conscientes de quién lo hizo. ¿Por qué demonios crees que ha aceptado que esté en la base? Porque así podría vengarse, traicionarme. No pienses que es porque es tu amigo, ni por decencia ni por ninguna otra cosa parecida.
—Lo averiguaré. —El tono que utilizó Peter no podía ser más duro.
Lali lanzó un pequeño suspiro.
—¿Crees de verdad que allí estaré a salvo? Nicolas y yo sabemos muy bien lo que podemos esperar el uno del otro; eres tú quien se niega a ver la realidad. Me odia. Tengo que mantenerme alejada de su camino porque siempre me culpará de que Carlos asesinara a su esposa.
En realidad, a Lali le caía bien Nicolas Riera. Era un hombre frío, duro y metódico; un individuo muy peligroso y el comandante ideal para la nueva Unidad de Fuerzas Especiales. Ella lo sabía y, si se encontrara en su posición, habría hecho lo mismo. Le respetaba, pero no por ello dejaba de ser consciente de que él la veía como un enemigo.
Carlos había asesinado a la mujer de Nicolas y a su hijo, era imposible que un hombre como él llegara a confiar en la hija del hombre que se lo arrebató todo.
—Aun así, no puedes quedarte en este lugar —gruñó Peter—Sabes lo que podría ocurrirte si los enemigos de Carlos llegaran a atraparte. Y si los que andan detrás de ti son sus socios, será todavía peor.
—No te preocupes, soy demasiado mayor para que me obliguen a convertirme en esclava sexual —replicó burlona—. Si son sus socios los que me buscan, sólo quieren venganza. Logré que Carlos y su hijo, Raven, pasaran a mejor vida, y os ayudé a disolver su organización. Lo que no entiendo es por qué me persiguen después de ocho años. No tiene sentido.
—¿Crees de verdad que se limitarán a matarte? —Los ojos verdes de Peter brillaron con dureza—. Lali, se trata de los hombres que juraron lealtad a Carlos. Los mismos que estuvieron años intentando capturaros a ti y a tu madre. No quieren darte las gracias precisamente. Están dispuestos a torturarte, a que implores que te maten, porque fuiste tú la que acabó con el hombre que fundó la organización a la que habían entregado su vida.
—Llevo huyendo tantos años... —Suspiró con expresión de cansancio. Se sentía invadida por una horrible extenuación al pensar en tener que volver a huir como había hecho hasta su ingreso en la Unidad.
Las últimas dos semanas habían sido más duras de lo que suponía. Ni siquiera había dormido bien al pensar que podría haber sido localizada por los amigos —o enemigos— de su padre.
—Lali, hay otros lugares además de la base de operaciones. Permíteme que te oculte hasta que obtengamos una nueva identidad para ti. Te reconstruiremos la cara por completo y no podrán reconocerte. Cuando acabemos contigo, nadie podrá encontrarte, te lo juro.
Lali creyó detectar durante un segundo en la voz de Peter un indicio de emoción, una fina pátina de desesperación. Pero eso no podía ser cierto ¿verdad?
—No se pueden borrar las huellas dactilares y tampoco cambiar el ADN. Estoy cansada de huir —susurró, sosteniéndole la mirada a pesar de la extrema debilidad que se había apoderado de ella y que amenazaba con hacerla caer al suelo—. Estoy harta de tener que renunciar a todo lo que tengo, a todo lo que he conseguido con mi esfuerzo, sólo porque unas fuerzas intangibles han decidido que no tengo derecho a vivir y ser libre. —Ni a amar ni a arrepentirse, pensó.
—¿Qué piensas hacer? ¿Sentarte aquí a esperar que te encuentren? —Peter cruzó los brazos, lo que no era una buena señal.
Era posible que Peter fuera el tipo más arrogante y dominante que hubiera conocido en su vida, y lo cierto es que conocía a muchos con esas cualidades. Cuando tomaba una decisión, resultaba imposible hacerle cambiar de idea. Incluso sus hombres sabían a qué atenerse.
Por fortuna, Lali no era uno de sus hombres y enfrentarse a él era una habilidad que había perfeccionado a lo largo de los años.
—Conseguí acabar con mi padre y mi hermano, y nunca he tenido pesadillas por ello. —Reconocerlo era más fácil que intentar negarlo, más fácil que no tener nunca amigos ni un lugar que pudiera considerar suyo—. Pero si tengo que comenzar a huir de nuevo, Peter, mi vida se convertirá en un infierno otra vez. Es imposible que pueda seguir viviendo de esa manera. Además, encontrarán mi rastro tarde o temprano. Aunque, eso sí, te aseguro que yo no seré tan fácil de capturar como lo fue mi madre.
Majo Espósito, su madre, fue una mujer frágil y delicada físicamente. Había sido torturada hasta la muerte en Nicaragua cuando los hombres de Carlos la encontraran, años después de que hubiera huido con su pequeña hija. Sin embargo, a pesar de lo mucho que sufrió, se negó a revelar dónde estaba escondida Lali porque sabía lo que Carlos pretendía hacer con ella.
La familia de su padre estaba obsesionada con la genética. Según ellos, la pureza de sangre lo regía todo. Habían invertido enormes sumas de dinero, intercambiado tierras y poder, e incluso habían utilizado la fuerza para conseguir sus propósitos. Lamentablemente, sus parientes paternos dominaban un oscuro rincón de la Tierra. Un mundo rico y exclusivo en el que, por el precio correcto, una chica de sangre azul podía ser forzada a cualquier cosa. Su madre fue una de esas mujeres. Su padre la había violado sistemáticamente hasta dejarla embarazada de Lali, un futuro que Majo no quería para su hija. Así que huyó con ella.
Sin embargo, Carlos logró encontrarla. A lo largo de muchos años infernales, él asesinó a todos los que intentaron ayudarla, privándola de cualquier atisbo de paz. En su locura, su padre llegó a pensar que ella volvería voluntariamente.
—Maldita sea, Lali. —La voz de Peter estaba ahora llena de frustración.
—Me entrenaste bien —le recordó—. Por lo menos, tendré una oportunidad. No esperarán que sea capaz de contraatacar.
Lali había aprendido mucho durante el tiempo que permaneció en la Unidad. Lo suficiente para creer que podía tener una posibilidad de sobrevivir.
—No te enseñé a ser estúpida —rugió él con los ojos tan oscuros como zafiros—. No puedes enfrentarte sola a esos hombres. Joder, conoces de sobra la tortura que infligen a sus víctimas. ¿Crees que permitiré que te lo hagan a ti?
Dios, jamás le había visto enfadarse tan rápido con nadie. Salvo esa noche, él siempre había sido calmado, frío y desapasionado, sin importar lo que ella hiciera para resquebrajar el muro que contenía su control.
—Quizá deba aprenderlo por mí misma. —Le dirigió una tensa sonrisa y se dio la vuelta para volver al dormitorio—. Con tu permiso, voy a darme una ducha y luego me acostaré. Que sea sábado no quiere decir que mañana no tenga cosas que hacer.
Peter la observó desaparecer en el dormitorio con la cabeza erguida y moviendo esos malditos rizos que le hacían hormiguear los dedos por el anhelo de hundirse en ellos para que no pudiera escapar a sus besos. Besos que la dejarían demasiado débil para luchar contra él.
¡Joder!

Continuará...

27 comentarios:

  1. mnasssssssssssssssss
    plisss
    ke terca ke es por dios
    ke alguien (peter) la hagha recapacitar
    =)

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  2. maaaaaaaaaaas
    @RochiMyWorld_

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  3. Guau q temas dificiles rodean a lali,ojala dejara q Peter la ayudara,si bien es cierto q no puede vivir huyendo sola contra semejante mafia no podra!y Peter quiere cuidarla más q nada en el mundo!

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  4. Me encantaaaaaaaa . Mer Pilling (foreverlaliterr)

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  5. Qiero maaaaaaaaaas mucho maaaas

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  6. Lali terca jaajaj massssssss

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  7. Mas porfavor @laliterlove

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  8. maaaaas pooor favooor maaaas

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  9. Amo como peter se preocupa por ella,la nove es genial. @cecilanzani

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  10. Mss Nove Por Favor Te Lo Pido Por Favor Te Lo Pido TE LO RUEGO
    @DaniiVasqueez

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  11. Estoy segura qe en el cap 12 peter le da matraca a lali,ah ni zatira

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  12. Creo que Lali tiene razón no puede seguir huyendo de todos los lugares, pero debe escuchar a Peter tiene que protegerse. Entre los dos deberían idear una manera de protegerla y que Peter se quede a su lado.
    Gracias por los caps el que sigue plis.
    @Titel842

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  13. Me exaspera las situación peter se muere pro protegerla y ella ya esta harta de todo!! Si el le diera un sola razón para luchar!! Más!

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  14. MARATÓN!!!!!!!!BRASILLLLLLLLL

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  15. MAAAAAARATON , SIIII! :)

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  16. Awwwww como se preocupa por ella!!!! mas tiernooo ojala Lali entre en razon @LuciaVega14

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