miércoles, 26 de septiembre de 2012

Capítulo 13


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Hasta que se le ocurriera un lugar donde esconderse y cómo convencer a Lali de ir allí. Sin duda, ella iba a luchar con uñas y dientes para conservar su libertad. Tenía treinta años y no había habido ni un solo día en su vida en el que se hubiera considerado segura, salvo los años que pasó en Texas trabajando en la Unidad.

Capítulo 13
Tras guardar el móvil, Peter se acercó al armario de la sala para sacar el equipaje que había llevado consigo. Luego aseguró la puerta principal y regresó a la salita.
En una de las pesadas bolsas llevaba una buena cantidad de armas y en otra había metido ropa. En la tercera cargaba con una selección de dispositivos electrónicos que esperaba no necesitar.
Cuando llegó a la casa de Lali, comprobó la seguridad del interior y los alrededores antes de entrar, y debía reconocer que jamás hubiera podido acceder a la vivienda sin que ella se diera cuenta si no fuera porque había sido él quién le enseñó todo lo que sabía sobre sistemas de seguridad. El que había instalado Lali era el mismo que dispusieron en las casas de su sobrino y de su padre un año antes de que la Unidad se disolviera. Ella había añadido algunos sensores y trampas que otra persona más incauta que él no hubiera detectado. Por lo que, como mínimo, la joven habría recibido alguna advertencia si alguien hubiera tratado de irrumpir en su hogar.
Abrió la bolsa de las armas y dejó una pistola sobre la mesa antes de suspirar con cansancio. Santo Dios, no debería haberla perdido de vista durante esos nueve meses. Si se hubiera mantenido a su lado, no la hubiera dejado salir de la cama y ahora sabría exactamente a qué se estaba enfrentando.
Llevó las bolsas al dormitorio y las colocó cuidadosamente junto a la cama mientras intentaba encontrar la mejor manera de protegerla en ese lugar.
Por suerte, Lali prefería dormir en el lado del lecho más lejano a la puerta, así que si se veía forzado a protegerla allí, podía estar seguro de que lo haría de una manera eficaz.
¿No quería irse de su casa? Bien, entonces tendría que acostumbrarse a su presencia. No iba a ir a ningún sitio sin ella. Puede que no lograra que la joven hiciera lo que él quería, pero maldita fuera si pensaba que empeñándose en quedarse no la iba a proteger.
Cuando Lali entró en el dormitorio sin nada más que una toalla cubriendo su cuerpo, fue recibida por un Peter que parecía encontrarse como en su casa. Y nada menos que en su cama.
Estaba sentado sobre el colchón revisando las armas y alzó la cabeza al escuchar que se abría la puerta del baño.
La mirada de Peter se oscureció con excitado interés en cuanto puso los ojos sobre ella. Arqueó las cejas al ver los hombros todavía húmedos y la manera en que ella cerró los dedos con nerviosismo sobre el borde de la toalla.
La lujuria llameó en las profundidades de sus pupilas y, por un segundo, Lali hubiera jurado que le vio contener el aliento. Al instante, sintió que se le endurecían los pezones y una fantasmal caricia en su clítoris hizo que éste palpitara de anhelo.
Antes no había llegado a correrse. El casi la había llevado al orgasmo, pero todo quedó interrumpido de golpe cuando ella se tropezó con la pistola en la cinturilla del pantalón.
Peter no estaba allí porque la echara de menos y tampoco porque se preocupara por ella. Había ido para llevarla a un lugar seguro hasta que pudieran proporcionarle una nueva identidad y, después de desbaratarle la vida de arriba abajo, él seguiría su camino sin mirar atrás. Igual que había hecho antes.
Ojalá se hubiera quedado en Texas, donde estaba su sitio. Habría sido muchísimo más fácil para ella.
—¿Qué haces en mi cama?
No iba a acostarse con él. Ni siquiera dormiría a su lado. Para su corazón resultaba peligrosa incluso la más leve caricia de Peter, y no confiaba lo suficiente en sí misma como para poder resistirse.
Él dejó la pistola que estaba revisando en la mesilla de noche y clavó en ella una mirada cada vez más sombría.
—A partir de ahora, te seguiré allá donde vayas y dormiré donde tú duermas —le informó.
Aquella respuesta sólo sirvió para enfurecerla más. La arrogancia que rezumaban sus palabras hizo que la cólera que sentía, que mantenía a duras penas bajo control, amenazara con estallar.
—No, eso no puede ser. —Ella no lo permitiría. Si él volvía a formar parte de su vida no habría manera de mantener a salvo su corazón.
—Por supuesto que va a ser así —le aseguró él con una expresión afable, a pesar de la lujuria que ensombrecía su mirada.
Y también estaba furioso, lo que oscurecía todavía más el intenso verde de sus ojos, que parecían más brillantes, más ardientes, cuando los clavó en los dedos con que ella aferraba la toalla.
Lali supo que no podría soportar aquella situación. Sentía miedo, anhelo, necesidad por él. Durante años estuvo convencida de que tenía alguna posibilidad con Peter. Pensó que si le demostraba que no era como su padre, que si se mantenía firme y entrenaba duro, si demostraba que era una pareja digna y una amiga leal, podría conquistarle.
Pero cuando llegó el momento de partir, a él no le había importado dejarla marchar. Todos la habían abandonado. Si hubieran estado preocupados por ella la habrían buscado cuando no respondió a sus llamadas. Se les daba condenadamente bien encontrar lo que fuera y conocían su nueva identidad. Lo único que hubieran necesitado era un poco de interés.
—Puedes dormir en el sofá —accedió a regañadientes—. Pero no en mi cama.
El ladeó la cabeza a un lado, adquiriendo una peligrosa apariencia de depredador.
—¿Temes no poder contenerte, Lali? —le preguntó con suavidad, en tono de burla—. No te preocupes. Puedes abalanzarte sobre mí en el momento que desees.
Ella agrandó los ojos ante la inflexión deliberadamente sensual de su voz.
—Ahora sí que has logrado sorprenderme —replicó sarcástica—. ¿Estás seguro de que eres el mismo hombre que, hace sólo nueve meses, lamentaba amargamente haberse acostado conmigo?
—No me arrepentí en absoluto de haberme acostado contigo —puntualizó él—. ¿Por qué no te acercas y me dejas demostrártelo?
Oh, Dios, pero quería. Deseaba que Peter se hundiera en ella y sentir el calor que ansiaba su alma.
El la miró con una sonrisa burlona.
—Considéralo una experiencia educativa. Cuando todo esto haya acabado y ambos estemos a salvo, o muertos, y más allá de lamentaciones, serás libre, Lali. Ya no te dolerá porque entonces no pensarás que me amas.
La joven se quedó paralizada al oír aquello.
Él lo sabía. Sabía lo que ella había dejado de ocultarse a sí misma que le amaba y que todo lo demás no importaba.
—¿Por qué demonios piensas que estoy enamorada de ti? —le espetó con frialdad, tratando de aferrarse a su orgullo.
El negó con la cabeza con una expresión sombría y le lanzó una mirada repleta de emociones que ella no supo descifrar.
—Lo sé, y basta. Pero cuando todo esto haya acabado, sabrás lo cabrón que soy en realidad. Entonces te darás cuenta de que sería un novio, o Dios no lo quiera, un marido pésimo. Confía en mí, estará curada. Incluso me darás las gracias.
Lali lo miró sin poder creer lo que estaba diciendo. De hechor aquello resultaría divertido en unas circunstancias menos tensas.
—¿Eso es lo que le has dicho a todas tus amantes durante estos años? ¿Es la manera en la que conseguías deshacerte de ellas? No puedo creer que fueran tan estúpidas.
—¿Crees que se trata de eso? —Curvó los labios en una amarga mueca—. No, Lali, jamás le he dicho a nadie algo así. Y ahora, dime, ¿aceptas mi oferta?
—Acabaría matándote —murmuró la joven.
—Es posible —convino él mientras ella le miraba con una cierta inquietud—. Pero, si es así, también te habrás librado de mí.
Había algo en la voz de Peter, en sus ojos, que la dejó sin argumentos. Algo tan inquietante que ella no pudo seguir protestando. Peter no había dicho que se librarían el uno del otro, ni que él se libraría de ella. Y era un hombre que siempre decía lo que quería decir.
Sin embargo, Lali tenía que añadir algo al respecto. En lo más íntimo de su ser sabía que jamás se libraría de Peter. Desde la noche que le conoció en Aruba, no importaba cómo jugara con ella, ni cuántas veces se hubiera sentido ignorada por él, su deseo no había hecho más que crecer.
Lo que sentía por Peter había surgido antes de que ella se uniera a la Unidad. Había sido aquella noche en Aruba, hacía ya ocho años, cuando él la utilizó para destruir a Carlos. Cuando le prometió que acabaría con el hombre que había matado a su madre y que había intentado asesinarla a ella.
—De acuerdo —asintió finalmente—. Seré yo quien pase la noche en el sofá. Pero mañana te largas. No necesito tu ayuda en esto, igual que tampoco necesito a los demás. Lo mejor que puedes hacer por los dos es marcharte, porque yo no me pienso ir.
Lali no podía permitirse ninguna distracción si los hombres de Carlos andaban realmente tras ella. Necesitaba tener la mente alerta, tal y como había aprendido hacía mucho tiempo.
Peter entrecerró los ojos.
—Si das un paso hacia el sofá, te ataré a la cama, Lali. Mañana me dedicaré primero a reforzar tu sistema de alarma y después a descubrir quién coño está amenazándote. Luego le destruiré. Y hasta que no lo consiga, dejarás de discutir y dormirás a mi lado, te guste o no.
Ella sabía que hablaba muy en serio cuando decía que la ataría a la cama. Además, estaba tan cansada... Lo último que deseaba era tener que pasarse la noche amarrada o esposada. Su verdadero anhelo era dejar a un lado el orgullo y que él la abrazara mientras dormía. Perderse, aunque fuera sólo una noche, entre sus brazos. Pero mucho se temía que con una noche lo único que conseguiría sería anhelar más.
—Mañana te largarás —masculló, irritada por el deseo que comenzaba a crecer en su interior al pensar en dormir junto a él.
Peter gruñó al oír sus palabras.
—Mañana buscaremos la manera de protegerte lo mejor posible. —Deslizó los ojos sobre ella. Su mirada sombría había sido sustituida por otra provocativa—. De hecho, ya se me han ocurrido varias ideas.
Lali no pudo contener la oleada de adrenalina que la atravesó en respuesta a aquella sensual advertencia.
—Olvídalo —le espetó repentinamente aterrorizada y segura de que enfrentarse a sus enemigos sería casi tan peligroso como ofrecer su corazón a ese hombre. Y, si se entregaba a él esa noche, no podría evitarlo.
Aquél era un Peter que había visto muy pocas veces; burlón, divertido, juguetón. El que enviaba a sus agentes a enfrentarse a los más peligrosos delincuentes no tenía esa mirada. No se permitía el lujo de mostrar ese estado de ánimo.
—Mañana discutiremos sobre ello —cedió él con suavidad—. Hasta entonces —palmeó la cama a su lado—, acomódate aquí dentro mientras yo me ducho. Luego depuraremos los detalles.
Se inclinó sobre la bolsa de ropa que había dejado al lado de la cama y, sin que ella pudiera evitarlo, sacó de allí una muda antes de desaparecer en el cuarto de baño.
    Sólo entonces se permitió el lujo de respirar con normalidad.
Mientras el oxígeno entraba en sus pulmones, unas intensas llamaradas de deseo atravesaron su cuerpo, lamiendo todas las terminaciones nerviosas e incrementando su deseo.
Notó que su sexo se humedecía de excitación, que los sensibles pliegues se hinchaban y que los jugos que brotaban se acumulaban alrededor del clítoris. Respiró hondo y se pasó las manos por la cara en un gesto de muda desesperación. Control. Lo único que tenía que hacer era recuperar el control.
Si no lo conseguía ahora, bien podría arrancarse el corazón y entregárselo a Peter en bandeja de plata. Porque estaba tan segura de que no sobreviviría si volvía a acostarse con él como de que el sol salía cada día por el Este. No podía trabajar con él. Se debilitaba con sus caricias y, sin embargo, se moría por ellas.
Tenía que encontrar la manera de deshacerse de Peter. Tenía que conseguir que se fuera y la dejara luchar sola esa batalla. Todo aquello era consecuencia de su pasado, no el del hombre que poseía, su corazón. Y sencillamente, no podía luchar contra todo al mismo tiempo.

Continuará... 

25 comentarios:

  1. Podra resistirse a Peter teniendolo al lado?#LA TENTACION!

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  2. Estoy esperando que ya subas otro mas!!!

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  3. Me muero por saber que haran estos dos!

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  4. Como va a hacer lali para deshacerse de ese bombom no va a poder se los juro quen no!!

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  5. Porque peter es tan malo el seguro esta enamorado

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  6. Oh Dios espero ya el otro cap!!1

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  7. hay pobre Lali pero peter es un estupido me encanta
    massssssssssss

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  8. me carga que peter sea tan arrogante y que juegue cn ella cuando sabe que despues se va a ir =/

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  9. Hola como va? Me encantan tus nove!!!! Quiero saber si las q ya has subido me las podes pasar al Mail para q se me sean más fácil leerlas. Desde ya muchas gracias
    Mi Mail es mechi0589@hotmail.com
    Gracias
    Besosssss

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  10. No nos podes dejar asi segui con el maraton!!1

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  11. me da tanta pena por lali toda la situacion nunca podra estar tranquila =/

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  12. mas mas mas mas mas =)
    @RochiMyWorld_

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  13. cuando estos dos se van a dar cuenta que se aman...
    más nove

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  14. Peter debería demostrarle a Lali que es mas importante para el...
    MAS NOVE!!!

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  15. LALI no kiere k PETER se kede en su casa para ella es muy dificl estar cerca de él.

    PETER esta empeñado en estar con LALI hasta k ella no coora ningun peligro.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSS NOVE

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  16. maaaaaaash novee , esta buenisima jaja :p

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  17. Están a puntito d sucumbir.

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  18. ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh me encantoooooooooooooooooooooo @LuciaVega14

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