Capítulo 23

Holaaaaaaaa! :) Como estan?  Gracias a las que siempre comentan y me hablan por twitter. Comenten mucho chicas!  A las chicas que tienen blog y suben novela, perdon por no comentar, tengo que ponerme al día con las noves y son muchas jajaja.  Besos ♥ + comentarios = + novela!     @siempreconlyp 

Y con esas palabras salió del despacho y volvió a cerrar la puerta.

Se equivocaba, se dijo Peter obstinadamente mientras se volvía de nuevo hacia la ventana. No estaba cometiendo un error; lo que estaba haciendo era evitarlo.

Capítulo 23

Lali se pasó el sábado entero en la cama, y debía de dar bastante pena, porque hasta la señora Garcia había sido menos seca con ella que de costumbre.

Había ido a verla a su habitación, e incluso se había ofrecido a subirle una taza de té y unas tostadas, pero lo que Lali necesitaba era un bálsamo capaz de curar la herida que la reacción de Peter había abierto en su corazón.

Sin embargo, el domingo a mediodía se dijo que se estaba comportando como una tonta y que tenía que reponerse. No podía seguir escondiéndose en su dormitorio, sintiendo lástima de sí misma.

Quizá el verdadero problema fuera que finalmente había admitido para sus adentros algo que llevaba meses intentando negar: que se había enamorado perdidamente de Peter.

Claro que… ¿cómo podía amar a un hombre que renegaba de su propio hijo, del bebé que habían concebido juntos? Quizá porque su corazón y su alma sabían que era una buena persona que había recibido un mazazo del destino y todavía no había logrado volver a ponerse en pie.

Le había mentido el día que le había dicho que lo consideraba un amigo… o al menos no le había dicho toda la verdad. Lo consideraba un amigo, sí, pero para ella era muchísimo más que eso, y no podía evitar sentirse triste al pensar que en el plazo de cuatro meses, cuando naciese el bebé y ella se marchara, tal vez no volverían a verse.

A menos que encontrase la manera de hacerle ver que las cosas no tenían por qué ser así. No era la primera vez que había planteado aquella posibilidad. Llevaba días pensando en ello, de hecho, pero no había querido hacerse ilusiones al respecto porque sabía que también cabía la posibilidad de que no consiguiese sacar a Peter de su ostracismo y ella acabase con el corazón roto de nuevo.

Se había vestido y estaba a punto de bajar para ir en busca de Peter cuando llamaron a la puerta.

Abrió pensando que sería la señora Garcia con el almuerzo, pero para su sorpresa se encontró con que era Peter quien estaba de pie allí en el pasillo.

Podía enfocar aquello de dos maneras, se dijo Lali: hacerse la ofendida y hacerlo sentirse mal por cómo se había comportado con ella, con lo cual probablemente sólo lograría que las cosas entre ellos se pusiesen aún más incómodas; o aceptar la situación tal y como era, y tratar de pasar de la mejor forma posible el tiempo que les quedaba de estar juntos.

Optando por la segunda opción, que le parecía la más madura, esbozó una leve sonrisa.

—Hola —lo saludó.

—Hola —respondió él mirándola vacilante, como si estuviese intentando adivinar por su expresión si estaba enfadada con él—. ¿Te encuentras mejor?

La sonrisa en los labios de Lali se hizo un poco más amplia. Aunque se lo hubiese propuesto le habría resultado imposible seguir enfadada con él. Peter se preocupaba por ella y no podía pedirle más.

—Mucho mejor, gracias.

Peter se quedó allí de pie, con las manos metidas en los bolsillos, y Lali comprendió que estaba esperando a que lo invitara a pasar.

—¿Quieres entrar y que charlemos un rato? —le preguntó abriendo la puerta del todo.

Peter entró en la antesala, y apenas había cerrado Lali la puerta y se había vuelto hacia él cuando la tomó por la cintura y la atrajo hacia sí.

—Perdóname —murmuró.

Lali suspiró y apoyó la mejilla en su pecho.

—No pasa nada; ya está olvidado.

Peter la abrazó con fuerza.

—Ayer te he echado mucho de menos durante todo el día.

Lali tenía ganas de reír y llorar a la vez.

—Yo a ti también.

—¿Quieres que hablemos de ello?

Lo cierto era que no, se dijo Lali. Quería olvidar incluso que había pasado.

—No es necesario —respondió—. Comprendo por qué reaccionaste como lo hiciste. Es sólo que… no sé, supongo que me pilló por sorpresa.

Peter asintió.

—También a mí.

—Pero si vuelve a ocurrir estaremos preparados.

Él volvió a asentir.

—Sí, lo estaremos.

Peter esbozó una sonrisa y entonces volvió a suceder, igual que dos noches atrás: el bebé dio una patada.

Lali contuvo el aliento, esperando a que Peter se apartase de ella, pero no lo hizo.

—¿Lo hace muy a menudo? —inquirió.

—Desde anteayer.

—¿Ésa fue la primera vez?

Lali asintió y Peter agachó la vista avergonzado antes de alzarla de nuevo.

—Vaya, y yo lo estropeé todo, ¿verdad?

—No lo hiciste a propósito —replicó ella.

Peter la tomó de la barbilla para que lo mirara a los ojos.

—¿Por qué eres tan comprensiva conmigo?

«Porque te quiero», estuvo tentada de responderle ella. En vez de eso se encogió de hombros.

—Eso mismo me pregunto yo —bromeó.

Peter escrutó su rostro en silencio, como si creyese que podía hallar en él la respuesta. Sus ojos descendieron hasta su boca y Lali supo exactamente lo que estaba pensando. Quería besarla. Y ella quería que lo hiciera.

—Pareces cansada —murmuró.

—No, estoy bien; de verdad —respondió ella.

No se sentía cansada en absoluto. Se había pasado casi todo el día anterior durmiendo.

—No, en serio, tienes cara de estar muy cansada —le insistió él con una sonrisa lobuna antes de dar un paso hacia atrás para echar el pestillo de la puerta—. Yo creo que necesitas echarte una siesta.

«Oh, una siesta», pensó Lali divertida. Por esa sonrisa en su rostro tenía la impresión de que la «siesta» que tenía en mente no tenía nada que ver con dormir.

—La verdad es que un poco cansada sí que estoy —murmuró—. Quizá una siesta corta no me vendría mal.

—Y una siesta larga te vendría aún mejor —dijo él tomándola de ambas manos y caminando de espaldas hacia el dormitorio—. Vamos, yo te arroparé.

Continuará...