Último Capítulo

Llegó el final !!  Espero que les tenga gustado la novela. :) Gracias por los comentarios acá y en twitter. Gracias por la simpatia y la ternura de siempre! gracias gracias gracias. En un rato subo contandoles de la nueva nove acá en el blog. Se copan? aaaa, creo que alguien me pregunto cuantos años tengo en el capítulo anterior.. tengo 18 años chicas :) Aclaración:  las novelas son adaptaciones de libros que he leido y me gustaron... no las escribí yo! Comenten mucho.. Quiero saber que les parecio la nove! :) Nos leemos en un rato! ♥ GRACIAS! 

Peter sacudió la cabeza lleno de frustración.

—No es eso lo que quería decir. Por supuesto que me preocupa lo que le ocurra a tu familia, pero sólo por cómo te afecta a ti. No quiero verte sufrir, Lali.

—Entonces será mejor que te marches —murmuró ella.

Capítulo 35

Peter oyó cómo se quebraba su voz, y su instinto protector despertó. Le había dicho que no quería verla sufrir, pero era lo que estaba consiguiendo en ese momento: hacerla sufrir.

Inspiró profundamente, y exhaló despacio.

—Lali, cuando te marchaste…

—Tuve que hacerlo; no…

—…casi me muero.

—Oh, Peter.

—No puedo perderte, Lali —le dijo frotándose la nuca—; no quiero perderte —le tendió el periódico—. Ten; lee esto.

—¿Qué…?

—Léelo, ¿quieres? Luego hablaremos.

Cuando la joven bajó la vista a la portada del periódico, Peter mantuvo la vista fija en su rostro, y leyó en sus facciones cada emoción que las palabras impresas provocaron en ella: primero asombro, luego dicha…, y esperó que eso fuese suficiente para convencerla.

—No… No comprendo —murmuró Lali sin alzar la vista del periódico.

—Léelo en voz alta; quizá te ayude a entender.

Lali asintió emocionada y comenzó a leer:

—«Peter Lanzani, en una entrevista exclusiva concedida a nuestro periódico, ha querido dejar claro que su esposa, Lali Espósito, es para él la persona más importante del mundo, y nos ha asegurado que su esposa y él continuarán apoyando a la familia de ella en estos momentos difíciles».

—¿Te ha quedado claro ahora? —le preguntó Peter con voz suave, como si estuviera intentando hacer que un ciervo asustadizo se le acercara.

Lali inspiró temblorosa y lo miró. Sus hermosos ojos volvían a estar llenos de lágrimas, pero Peter se sintió esperanzado al ver la sonrisa que había asomado a sus labios.

—Oh, Peter… no sé qué decir.

Peter la miró frustrado, y algo preocupado.

—¿Es qué no lo entiendes, Lali? Te quiero. Debería habértelo dicho antes, pero fui un idiota. Quería esperar a que fueras tú la primera en decirlo para no perder el control sobre la situación —le confesó con una risa amarga—. Ha sido algo estúpido por mi parte, porque desde el momento en el que te di el «sí, quiero» perdí el control, pero ya no lo quiero. Lo único que quiero es a ti.

—Peter, yo también te quiero, pero no quería decírtelo porque habíamos acordado que nuestro matrimonio sería sólo algo temporal.

—Pero nada entre nosotros puede ser temporal, Lali —replicó él—. Aunque supiera que voy a vivir cien años para amarte, aun así no sería suficiente.

La joven puso una mano en su mejilla.

—Sólo me fui porque no quería hacerte daño con todo lo que está pasando.

Él tomó su mano en la suya y le besó la palma.

—Si me dejas es como me harás daño.

—Entonces estás destinado a una vida de felicidad —le dijo Lali rodeándole el cuello con los brazos—, porque no pienso ir a ninguna parte.

Él la abrazó también, apretándola contra sí.

—Ya lo creo que no.

Lali se rió, y su risa le llegó al alma a Peter, que dio gracias a los hados por haberle concedido una segunda oportunidad. ¿Cómo había podido vivir hasta entonces sin ella? Aún sonriendo, levantó la cabeza y la miró.

—¿Sabes?, me alegra que vayas a volver a casa conmigo.

—¿Ah, sí? —Contestó ella para picarlo, ladeando la cabeza—. ¿Y eso por qué?

—Porque… no sé si se habrá parado a pensarlo, señora Lanzani, pero es posible que esté embarazada.

La sonrisa se desvaneció de los labios de Lali, lo miró con unos ojos enormes y abrió la boca.

—Cielos… —murmuró—. Con todo lo que ha ocurrido en estas últimas semanas… ¿Te quieres creer que ni siquiera había pensado en eso?

Tampoco él lo había pensado… no hasta la noche en la que lo había dejado solo en la casa, que de pronto se le había antojado demasiado grande, y se había puesto a pensar en lo que podría haber sido. Fue en esos momentos, en esas horas solitarias en que había creído haberla perdido para siempre, cuando había perdido también la esperanza de un futuro, de formar una familia con la única mujer a la que había amado. En ese instante, sin embargo, ella volvía a estar en su vida, en su corazón, y se juró solemnemente que nunca haría nada que pusiese en peligro la felicidad que habían encontrado juntos. Una ráfaga de amor por ella lo invadió con la fuerza de un maremoto, alcanzando cada rincón de su alma. Mirándose en sus ojos se descubrió a sí mismo deseando que llegaran a tener una casa llena de niños, y que todos tuvieran esos mismos ojos.

—La verdad… —comenzó a decirle Peter, haciendo una pausa para besarla en la punta de la nariz—… es que he estado pensando precisamente en eso estos dos últimos días.

—¿Y? —inquirió ella observándolo radiante de felicidad.

—Pues… que me gustaría que lo estuvieras; me gustaría que estuvieras embarazada —respondió él, aturdido aún por la intensidad de sus propios sentimientos.

—¿De verdad?

—De verdad —asintió Peter—. Y si no lo estás, siempre podemos volver a intentarlo.

Lali esbozó una sonrisa traviesa.

—A lo mejor no lo logramos a la primera —le advirtió.

—No me importará volverlo a repetir —le aseguró él tomándola por la cintura y levantándola en sus brazos—. Además, soy muy testarudo —añadió—. Cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo; pregúntaselo a cualquiera.

Y giró con ella en sus brazos hasta que rodaron por el suelo riendo, y quedaron abrazados el uno al otro a la sombra del roble bajo el que había estado sentada Lali, compartiendo una promesa de futuro con un beso.

  

Fin