Capítulo 32

Hola hola!  3 capítulos y se termina! CREO que voy a subir otra nove despues que se termine 'Escandalos de Sociedad' . :) Para las que no saben mi twitter es @siempreconlyp. Disfruten y comenten!! Gracias por los comentarios en el capítulo anterior. Siempre leo todo lo que escriben acá y en twitter. Gracias! Capítulo un poquito triste.. pero ya se termina! Disfruten ♥

Bajó la vista a la encimera del lavabo, y se dio cuenta de que no estaban allí sus cremas, ni su cepillo del cabello, ni el de dientes…

¿Qué significaba aquello? Lali no podía haberse ido; no podía haberse ido sin decirle nada…

Capítulo 32

La ansiedad se cerró sobre su corazón como un puño. Salió del dormitorio al pasillo. Tenía que calmarse; la casa era muy grande; Lali podía estar en cualquier sitio. 

—¿Lali?

Bajó las escaleras corriendo, y cuando llegó al rellano inferior tenía la cabeza mareada y el corazón latiéndole con tanta fuerza que parecía que fuese a salírsele del pecho.

Y entonces la vio, de pie junto a la puerta principal, que estaba abierta, mirándolo con una expresión de dolor infinita, pero también de firme determinación.

—Lali… —murmuró dando un paso hacia ella.

Sin embargo, la joven retrocedió y sacudió la cabeza.

—No, Peter; no hagas esto más difícil. Hazlo por los dos.

Él la miró sin comprender.

—¿De qué estás hablando, Lali? —le preguntó aturdido.

—Me marcho.

—¿Adonde?

—Eso no importa —contestó ella tragando saliva. Sus ojos se habían llenado de lágrimas, pero parpadeó con fuerza para contenerlas—. Lo siento; siento todo esto… estos escándalos en torno a mi padre… en los que te has visto envuelto. Perdóname.

Peter dio otro paso hacia ella, pero Lali volvió a retroceder hasta salir al porche.

—Lali, no tienes que pedirme perdón por nada.

Ella dejó escapar una risa amarga.

—Soy una Espósito —le recordó—. Según parece tengo mucho por lo que pedir perdón.

—Lali, esto no tiene nada que ver contigo —replicó él, deseando que volviera a entrar en la casa para que pudieran hablar.

Pero ella sacudió la cabeza.

—Ya he hecho la maleta.

Una oleada de pánico invadió a Peter, y sintió que las piernas le temblaban.

—¿La maleta?, ¿por qué?

—Porque me marcho, Peter; tengo que hacerlo. ¿Acaso no has visto a los reporteros ahí fuera? —le dijo. Él abrió la boca, como para replicar, pero ella lo interrumpió—. No van a marcharse; esto sólo puede empeorar, y no quiero arrastrar a tu familia con la mía.

—¿Y no crees que debería ser yo quien decidiese si me importa o no lo que piense la gente?

—No; la decisión ya está tomada. Cuando nos casamos fue para evitar que tu familia se viese envuelta en un escándalo, pero al final el escándalo ha venido a buscarnos —murmuró.

Le dirigió una sonrisa triste, y Peter vio que había un adiós en sus ojos.

        —Lali, no…

—Firmaré los papeles del divorcio en cuanto los tengas —le dijo—. Adiós, Peter.

Se dio la vuelta y se alejó. Peter no podía moverse. Quería ir tras ella y detenerla, abrazarla tan fuerte que no pudiese soltarse, pero era como si se hubiese convertido en piedra y de pronto sus músculos no le respondiesen.

Se quedó allí de pie, con la puerta abierta, dentro de la enorme casa que albergaría ya para siempre recuerdos de Lali en todos los rincones.

Continuará...