Capítulo 30

Hola hola! Perdon por subir tarde pero hoy estuve a full y no pare 1 minuto! Bueno.. les cuento que se acerca el final y en el proximo capítulo hay un pequeño giro en la historia :) Disfruten y comenten!!! @siempreconlyp  besos ♥

No quería saberlo, pero la ansiedad la estaba matando.

—Y parece que nuestro padre guarda más secretos en su armario de lo que habríamos podido imaginar —dijo Agus con un suspiro que Lali no supo muy bien si era de repulsa o de frustración.

 Capítulo 30

Lali se detuvo y alzó la vista para mirarlo a la cara.

—¿De qué se trata esta vez?

Agus frunció el entrecejo y apartó la vista, posándola en la distancia. Luego, bajó el rostro de nuevo hacia ella.

—No te va a gustar oírlo.

—Eso ya lo imagino.

Él asintió.

—Parece que nuestro padre estuvo casado antes de casarse con Caroline Lattimer Sheppard; con una mujer llamada Sally Barnett.

Lali parpadeó.

—De acuerdo —murmuró inspirando profundamente, como tratando de digerir la noticia—. Admito que estoy sorprendida, aunque supongo que no es nada en comparación con el hecho de que tenga un hijo ilegítimo y esté tratando de negar su existencia.

—Pero eso no es todo —añadió Agus—: nuestro padre nunca se molestó en divorciarse de esa mujer, de su primera esposa.

Lali agradeció que el brazo de su hermano continuara aún en torno a sus hombros, porque de repente se sentía mareada, como si le hubiesen pegado un puñetazo en el estómago. ¿No se había divorciado de ella?

—Pero… ¿cómo es posible? ¿Qué clase de persona haría algo así?

Agus apretó la mandíbula.

—Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta, Lali.

—Oh, Dios… —murmuró ella, apoyándose en él—. Entonces… si no se divorció de su primera esposa, su matrimonio con Caroline Lattimer no fue legal, así que tampoco lo fue su divorcio de ella, ni lo es su matrimonio con nuestra madre…

—Exacto —masculló Agus—. Lo cual significa, que estos viñedos serían en realidad propiedad de la familia Sheppard; es decir, de Caroline.

Lali estaba sobrecogida por la magnitud de aquella revelación.

—Tienes razón; nuestro padre consiguió estas tierras cuando se divorció de Caroline, pero si en realidad su matrimonio con ella nunca fue legal…

—…tampoco tendría validez el acuerdo de divorcio.

—Dios, Agus, ¿crees que podemos llegar a perder la propiedad… los viñedos… las bodegas?

—Sí, me temo que es probable —asintió él volviendo a caminar de nuevo.

Lali echó a andar también aunque se notaba todavía temblorosa.

—¿Sabes, Agus? Soy una idiota.

—Interesante conclusión —bromeó él.

Lali apoyó la cabeza en su hombro.

—Vine aquí para buscarte, supongo… porque quería pedirte consejo.

—Dispara. Me encanta decirle a la gente lo que tiene que hacer.

Lali suspiró.

—Pues verás… se trata de… el caso es que no sé qué hacer con respecto a Peter.

—¿Qué quieres decir?

Ella se detuvo, y Agus la miró preocupado.

—Temía que el escándalo por el hijo ilegítimo  de nuestro padre pudiese llegar a afectarle a él, o a su negocio. Y ahora esto… no sé qué hacer. No quiero arrastra a Peter con nosotros.

—Es tu marido, Lali, y tiene que estar contigo en lo bueno y en lo malo.

—Lo sé —murmuró ella.

Aquello no iba a funcionar. No podía preguntarle a Agus si creía que debía seguir con Peter o abandonarlo si no le contaba la extraña historia de su matrimonio, y no se sentía preparada para hacerlo.

—Y hay más. Estoy preocupada por Cande. Sigue confiando en nuestro padre, y ahora que me has contado esto… va a ser un golpe muy duro para ella.

Las facciones de Agus se tensaron.

—Al menos le abrirá los ojos —dijo—. Tiene que darse cuenta por ella misma, como hemos hecho tú y yo de que no puede seguir disculpándolo eternamente.

—Agus… ¿cuándo…?

Lali no sabía cómo preguntarle lo que le quería preguntar, pero él comprendió sin necesidad de que terminara la frase.

—Digamos simplemente que hace cinco años me di cuenta de lo traicionero que puede ser nuestro padre.

—¿Qué ocurrió?

¿Cinco años? Por aquel entonces ella estaba todavía en la universidad. ¿Qué habría ocurrido, y por qué no se había enterado?

—No quiero hablar de ello, Lali. Pasó, y ya no puede cambiarse —contestó él resoplando—. Sólo te diré que nuestro padre destruyó mi felicidad; que me apartó de la única mujer a la que he amado.

—Oh, Agus… —dijo ella quedamente, poniéndole una mano en la mejilla.

Le dolía el corazón por él, y deseó que hubiera algo que ella pudiera hacer para ayudarlo, pero a juzgar por la mirada de amargura de sus ojos le dio la impresión de que no había nada que hacer.

Agus suspiró de nuevo, y esbozó una media sonrisa.

—No sé exactamente qué problema puedas tener con tu marido, La, pero debes confiar en ti; y si tienes que elegir entre tu felicidad y la familia, escoge tu felicidad.

Parecía sencillo… lo único que tenía que hacer era escoger. Lali quería gritar. La ambición de su padre los había llevado a todos a aquella situación, y probablemente el precio que ella acabaría pagando sería cualquier posibilidad que tuviese de un futuro con Peter.

Continuará..