Capítulo 33

Creo que mañana se termina la nove... solo 2 capítulos para el final! Disfruten y comenten :)  mi twitter: @siempreconlyp 

—Firmaré los papeles del divorcio en cuanto los tengas —le dijo—. Adiós, Peter.

Se dio la vuelta y se alejó. Peter no podía moverse. Quería ir tras ella y detenerla, abrazarla tan fuerte que no pudiese soltarse, pero era como si se hubiese convertido en piedra y de pronto sus músculos no le respondiesen.

Se quedó allí de pie, con la puerta abierta, dentro de la enorme casa que albergaría ya para siempre recuerdos de Lali en todos los rincones.

Capítulo 33

Ir a refugiarse en la finca de su familia no había sido una idea muy brillante, pensó Lali. Era como intentar esconderse de los tiburones tras unos arrecifes de coral.

La finca Espósito parecía una ciudadela medieval bajo asedio.

A nadie que no fuera de la familia se le permitía la entrada, y todas las visitas y eventos habían sido cancelados. Los reporteros seguían apostados a las puertas, y aunque los guardias de seguridad que habían contratado los mantenían a raya, eso no significaba que cada vez que alguien entraba o salía de la propiedad no lo asaltasen para conseguir unas palabras o una fotografía.

Había ido allí dos días después de dejar a Peter porque no se le había ocurrido otro sitio adonde ir. El único lugar donde quería estar era junto a Peter, pero eso no podía ser, así que… ¿qué más daba a donde fuera?

Rochi la había acogido en su cabaña porque Lali le había dicho que no podría soportar tener que volver a su dormitorio en la mansión. No creía que pudiese soportar una reprimenda de sus padres en esos momentos.

Lo que tenía que hacer era encontrar el modo de mantenerse ocupada hasta que dejase de pensar en Peter. Y eso probablemente no le llevaría más de veinte o treinta años; qué consuelo.

Se dejó caer en uno de los sillones de orejas de la salita de la cabaña.

—Oh, Dios…

—¿Por qué no vienes a ayudarme en el invernadero? —Le sugirió su prima entrando en ese momento en la habitación y deteniéndose a su lado—. Así te distraerás un poco.

Lali suspiró y le dio unas palmadas en la mano.

—Te lo agradezco, pero las dos sabemos que todo lo que tenga que ver con plantas se me da fatal, y no haría más que estorbarte.

Rochi sonrió.

—No digas bobadas.

—No, en serio, te lo agradezco, pero no me apetece.

Lali miró a su prima. Sus facciones estaban serenas, pero sabía que estaba preocupada por ella.

—Además, ahora mismo con el humor que tengo te deprimiría. Creo que será mejor que vaya a dar un paseo, o algo así.

Rochi se encogió de hombros y esbozó una media sonrisa.

—O podrías meterte en el coche y volver a casa, con tu marido.

El corazón de Lali se encogió.

—No puedo; no puedo arrastrarlo conmigo con todo lo que está ocurriendo.

Rochi ladeó la cabeza y la estudió unos instantes antes de decir:

—¿Qué te hace pensar que tendrías que arrastrarlo contigo? Quizá él quería estar a tu lado en esto. Tal vez deberías haberle dejado escoger por sí mismo.

—Pero es que, suponiendo que lo hubiera hecho, que le hubiera dejado elegir, y que hubiese decidido seguir a mí lado… —le dijo Lali—… ¿qué habría pasado si hubiese perdido clientes, o si su familia hubiese resultado dañada? ¿Cuánto tiempo habría pasado antes de que empezase ¡i arrepentirse de su decisión? —Sacudió la cabeza—. No habría podido soportarlo.

—Lali…

La joven se llevó una mano al pecho y se frotó el plexo solar, pero aquello no la ayudó en absoluto a disipar el dolor que se había alojado allí. No había nada que pudiese aliviarlo. Durante el resto de su vida la acompañaría. Quizá lo mejor fuese que empezase a acostumbrarse a él cuanto antes.

Se puso de pie, y le dio un abrazo a su prima.

—Gracias por preocuparte por mí; de verdad.

—«Gracias por preocuparte… pero no te metas»; ¿es eso lo que quieres decir? —inquirió Rochi con una sonrisa.

Lali consiguió esbozar una sonrisa también.

—Bueno, yo lo he dicho de una manera mal, fina, pero sí.

—Está bien —murmuró su prima. Sin embargo, cuando ya había llegado a la puerta trasera y tenía la mano sobre el picaporte, se volvió hacia ella y le dijo—: pero recuerda que si necesitas hablar me tienes aquí.

Lali asintió agradecida y unos minutos después de que Rochi se hubiera marchado salió de la cabaña por la puerta delantera.

Continuará...