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Se equivocó. Sí era suficiente... y definitivo. Ahora
él había apresado su alma.
Lali había conseguido conservarla la noche que huyó de
Texas. Se había encerrado en sí misma y en su dolor, dispuesta a enfrentarse a
una vida sin él. Pero Peter había vuelto; había roto sus defensas, derribado
los muros que protegían su espíritu y llenado vacíos rincones oscuros que jamás
habían conocido la paz, que nunca habían sabido qué era el calor o la presencia
de un amante.
Hasta ahora. Ahora él se había abierto paso hasta
vencerla y reclamar esa parte que ella ocultaba.
Esta vez, perderlo la mataría.
CAPÍTULO 17
Peter se retiró lentamente y tensó la mandíbula ante
el exquisito placer de sentir los flexibles músculos internos de Lali acariciando
su todavía palpitante erección.
Hizo una mueca y maldijo para sus adentros. Jamás
había conocido un éxtasis como aquél. Nunca había estado con una mujer que le
igualara en pasión y que fuese tan ardiente como Lali. Incluso se le habían
debilitado las rodillas tras alcanzar la liberación. El orgasmo que sacudió su
cuerpo había sido tan intenso que se preguntaba si, junto con su semilla, no
habría derramado su alma en el interior de aquella mujer.
Se recostó saciado sobre ella y la observó
perezosamente. Con los brazos inmóviles y relajados a los costados, Lali
parecía una diosa. Una diosa que se hubiera sacrificado para un hambriento dios
del sexo. Tenía el presentimiento de que ella le había marcado para siempre. No
imaginaba que pudiera encontrar en los brazos de otra mujer el placer que
acababa de hallar en los de ella.
Lali movió lentamente los párpados, y aquellos
brillantes ojos de bruja le miraron entre las espesas pestañas. Sus pupilas
reflejaban cautela, placer y una tenue luz de calor sensual. Ya sabía de
antemano lo que encontraría allí. El final estaba cerca. No se habían evadido
de la realidad durante demasiado tiempo.
Caía sobre ellos de más de una manera.
Tenía los vaqueros por las rodillas. Joder, no tenia
sexo sin quitarse los pantalones desde que era un adolescente. Debería sentirse
incómodo al darse cuenta de ello. Era la señal de que Lali le afectaba de una
manera que le hacía olvidarse sí mismo, pero lo único que sentía era el eco del
increíble placer que aún se extendía por todo su ser.
Se los subió y cerró la cremallera. Tendió la mano a Lali
y tiró para que se sentara en la encimera frente a él. La joven le miró en silencio
con los ojos entrecerrados, como si esperara que cayera sobre ella el golpe de
gracia en cualquier momento.
¿Podía culparla por ello después de lo que le había
hecho aquella noche en la base?
Siempre había sido consciente de que Lali no era mujer
de una noche. Era demasiado sensible y frágil. Él nunca quiso hacerle daño sin
embargo, tenía el presentimiento de que eso era precisamente lo que había
ocurrido. Le había destrozado el corazón.
Lali no había entendido nunca por qué le dijo que no
debían haberse acostado juntos. Y a pesar de que Peter supo todo el tiempo que
era cierto, cuando hizo el amor con ella descubrió que las consecuencias eran
peores de lo que imaginaba: se había vuelto adicto a aquella mujer. Tenía la
profunda certeza de que jamás se vería libre de ella y eso le hacía sentirse
incómodo.
Le abrumaba el presentimiento de que nunca podría
apartarse de esa indefinida emoción que la joven provocaba en él. No sabía lo
que le ocurriría si ponía distancia entre ellos y era plenamente consciente de
que si a ella le ocurría algo, él jamás se recuperaría. A diferencia de Nicolas,
él no lograría superar la muerte de Lali.
Retrocedió y, mirándola en silencio, la ayudó a bajar
de la encimera. La sostuvo hasta que ella logró mantenerse en pie y luego la
soltó a regañadientes.
—Di algo —murmuró trémula mientras recogía su ropa del
suelo para comenzar a vestirse apresuradamente.
Había cierta gracia, una sensualidad inocente en cada
movimiento, que hizo que Peter se pusiera duro de nuevo. El deseo hacía que la
sangre hirviera en sus venas con una rapidez que le sorprendía.
—¿Qué quieres que diga?
Observó extasiado cómo deslizaba el tanga por las
piernas delgadas y tuvo que resistir la tentación de acariciar la suave piel de
sus nalgas. Ella quería que dijera algo y, maldita fuera, su cerebro no era
capaz de pensar. Ojalá supiera qué decir para hacerla sentir mejor, pero lo
cierto es que no lo sabía.
—Gaston, Pablo, Rochi y Mery estarán aquí dentro de
media hora. —Peter echó mano de lo que conocía, de la única defensa que le
quedaba: la distancia. Necesitaba alejarse de la confusa amalgama de emociones
que lo abrumaban hasta que pudiera identificarlas con precisión—. ¿Qué te
gustaría que encargara para comer? Estoy seguro de que nos moriremos de hambre
antes de terminar la reunión y haber tomado todas las decisiones.
Lali se enderezó. Se pasó el top por la cabeza y le
miró de reojo al oír el tono aparentemente desenfadado de su voz.
Ahora hablaba el comandante de la Unidad de Fuerzas
Especiales. No se trataba del hombre que había aparecido en su habitación la
noche anterior ni del que acababa de tomarla como si no pudiera vivir un minuto
más sin poseerla.
Mostraba una expresión arrogante y determinada, y
cuando le miró a los ojos, vio que su mirada era dura. Aquél era un hombre que
estaba resuelto a no sentir, a no acercarse demasiado. El que estaba decidido a
no amar.
Era tan condenadamente terco que le daban ganas de
zarandearlo. Casi podía verle envolviéndose con una pesada capa de arrogancia
en estado puro. Estaba mostrándole de nuevo la fría distancia que se empeñaba
en mantener entre sí mismo y el resto del mundo.
—¿No piensas largarte, verdad? —Se puso los pantalones
cortos y los abrochó con los dedos rígidos de irritación—. Entras aquí como si
fueras el dueño, totalmente decidido a hacerte cargo de todo sin importar lo
que yo quiera o lo que piense al respecto. Llegas y me vuelves loca, me hace el
amor y luego vas y te comportas como si no hubiera ocurrido nada.
El arqueó una ceja y ladeó la cabeza.
—Jamás se me ocurriría fingir que esto no ha pasado.
De hecho, espero que vuelva a ocurrir pronto. Y en cuanto a si pienso
marcharme, ya sabes que no. Tenemos que pensar en Carlos, y lo sabes. Su
organización estaba tan bien estructurada que, incluso después de que las
autoridades confiscaran su hacienda y se quedaran con sus archivos, se
escabulleron algunos altos cargos. Sería una suerte si pudiéramos capturar a
alguno e interrogarlo.
No. No tenían tiempo para acurrucarse y susurrar
palabras de amor ni para asimilar la devastadora experiencia que acababan de
vivir.
Los socios de Carlos que fueron capturados no dijeron
una sola palabra hasta que Peter los entregó a los especialistas en
interrogatorios del Mossad israelí.
—Quizá todo se trate de un rumor sin fundamento
—apuntó ella en tono esperanzado.
Sin embargo, las fuentes de Gastón Dalmau eran
irrefutables. El y su esposa Rochi, una antigua agente de la CIA y heredera de
una gran fortuna, habían creado una agencia de información y tenían contactos
fiables en varios países.
—Lo dudo mucho. —Estaba absolutamente seguro.
—Siempre hay una primera vez para todo —repuso la
joven con una frivolidad que no sentía—. Que alguien sepa dónde estoy o quién
soy no es una razón para decir que quieran secuestrarme o hacerme daño.
Lali no quería tener que enfrentarse otra vez al
peligro, al miedo, a la certeza de que no había nada seguro en su vida.
Miró a su alrededor y recordó el momento en que el
empleado de la inmobiliaria le mostró la casa y el patio. Se había sentido invadida
por una grata sensación de pertenencia que no había experimentado desde que
salió de la base de la Unidad. Observó la cocina iluminada por el sol, la
salita amplia y llena de vida y supo que allí podría ser feliz. Y sintió lo
mismo cuando acudió a informarse sobre la pequeña empresa de proyectos para
decoración de jardines y le dijeron que los empleados estaban dispuestos a
quedarse si el nuevo propietario quería.
Era como si el destino hubiera puesto a sus pies todo
lo que necesitaba y ahora hubiera decidido quitárselo.
—Un día de estos tendremos un hogar, La. —La sonrisa
de su madre mostraba un extremo cansando, y, a pesar de sus palabras, no había
esperan en sus ojos mientras hablaba con Lali. Acababan de fundirse entre la
multitud de Nueva York después de una de las muchas veces que Carlos estuvo a
punto de atraparlas.
Parecían dos mendigas vestidas con ropas harapientas. Lali
estaba aterrada, temblaba de miedo y era demasiado consciente de que la
determinación de su progenitora se había convertido en resignación.
—Piensa en ello —susurró su madre, besándola en la
frente y envolviéndola en una manta—. Un hogar. Una casa de verdad con puertas,
ventanas y electricidad. Con un pequeño jardín en la parte trasera. —Su mano
tembló y su voz se desvaneció. Y cuando Lali abrió los ojos, vio que una
lágrima se desligaba por su mejilla.
—¿Mamá? —Era tan raro verla llorar que se sentía
aterrada.
—Tendrás un hogar. —Majo clavó en su hija una mirada
que, de repente, fue más fuerte y determinada. A pesar de su aparente
fragilidad, aquéllas eran las cualidades que siempre identificaba con su
madre—. Un día, Lali, tendrás una casa.
Ese recuerdo casi olvidado atenazó sus entrañas. Una
casita con un jardín en la parte de atrás. Un lugar sereno y seguro.
Miró a su alrededor y, de repente, fue consciente de
que había hecho realidad aquel sueño. Y lo descubría justo cuando su pasado
resurgía de sus cenizas para robárselo. No, no dejaría que nadie le arrebatara
su hogar. Se enfrentaría a los demonios del pasado y vencería.
Peter la observó examinar las diferentes estancias de
su casa y vio claramente la cansada expresión que siguió, el brillo de las
lágrimas que ella intentaba contener. En las embrujadoras profundidades de sus
ojos leyó el convencimiento de que podría perder todo lo que una vez había
soñado tener. Y si así fuera, se le rompería el corazón en más pedazos que
aquella noche en la base de la Unidad.
Saberlo le enfureció.
¡Ahora no podría pedirle que se alejara de allí! No
podría permitir que se fuera, algo que ella intentaría cuando se diera cuenta
del verdadero alcance de la situación. Había ido allí con el firme propósito de
obligarla a esconderse, a aceptar una nueva identidad, una nueva vida; pero no
sería lo mismo para ella. Si perdía ese sueño por culpa de un pasado que se
negaba a morir, Lali no volvería a ser capaz de crear un hogar, un lugar donde
establecer de nuevo unas frágiles raíces. Su pasado se habría cargado de un
plumazo todos sus sueños de futuro.
Tenía que encontrar la forma de impedir que sucediera.
Tenía que dar con la manera de neutralizar a sus enemigos de una vez por todas.
—¿Cuándo llegarán Gas y Rochi? —preguntó Lali
finalmente.
—Dentro de media hora —respondió Peter mirando el
reloj con aire distraído.
Cuando alzó de nuevo la cabeza hacia ella, la
expresión de la joven había desaparecido. Volvía a mostrar calma y sus ojos no
mostraban emoción alguna, pero él sabía que era un volcán a punto de entrar en
erupción. Que la cólera y el dolor la devoraban por dentro.
—¿Por qué haces esto, Peter? ¿Por qué estás aquí? ¿Por
qué te importa ahora lo que no te importó antes?
—No sabes lo que dices —replicó él con una furia que
no se molestó en ocultar—. Joder, Lali, la Unidad es como una familia y tú eres
parte de ella. Haríamos lo mismo por cualquiera de nosotros, tú incluida.
La joven negó con la cabeza, sin llegar a creer en sus
palabras.
—Peter, tú no permites que nadie, salvo Yeyo, se
acerque a ti.
—Me he pasado doce años con algunos de esos hombres y
ocho contigo, ¿de verdad piensas que logré mantenerme al margen? ¿Te resulté
distante hace un momento cuando los dos alcanzamos el orgasmo?
Peter siempre le había ocultado una parte de sí mismo
y ahora lo lamentaba profundamente. Debería de haber permitido que le conociera
años atrás. O, por lo menos, nueve meses antes.
—Quiero cambiarme. —Lali necesitaba tiempo para
adaptarse a los cambios de su vida. Odiaba ver a sus amigos, los hombres y
mujeres con los que había vivido en la base durante ocho años arriesgándolo
todo por ella—. Pide una pizza o algo por el estilo. No tengo comida en casa
para tanta gente y tampoco estoy de humor para cocinar.
Se dio la vuelta y entró en el dormitorio mientras Peter
la miraba sorprendido. ¡Ni siquiera sabía que Lali supiera cocinar! Desde
luego, nunca se había ofrecido a hacerlo para él.
Sacó el teléfono vía satélite de la funda y buscó las
pizzerías a domicilio más cercanas antes de llamar y encargar la comida.
No le había explicado a Lali el motivo de la presencia
de Pablo y Mery. En su momento les había pedido que fueran para que Mery
convenciera a Lali de que se ocultara, pero ahora sabía que la antigua agente
comprendería la profundidad del dolor de Lali tan bien como lo comprendía él.
Suspiró mientras pensaba que ése era el problema de
contar con mujeres en el equipo. Tenían en cuenta más factores que la
seguridad. Para ellas esa palabra tenía un significado diferente; mientras que
para los hombres, «seguridad» sólo quería decir protección.
Al menos, Lali estaba entrenada para protegerse y
tenía la ventaja de conocer a la perfección la manera de actuar de la
organización de Carlos.
Peter había previsto un resultado muy diferente de su
encuentro con ella. Había asumido que después de nueve meses, Lali habría
tenido al menos un amante. Que habría empezado una nueva vida en la que
estarían incluidas citas con individuos del sexo opuesto.
No se esperaba que hubiera adquirido una casa y un
negocio. Que hubiera echado raíces. Cuando era más joven y estaba en Texas,
ella jamás habría corrido ese riesgo.
Todo aquello hacía la operación más complicada, pero
quizá saliera algo bueno de todo aquello. Esconderla no aseguraba ponerla a
salvo de quienquiera que estuviera decidido a encontrarla, ni que siguiera
estándolo en el futuro.
De esta manera, al menos, ninguna de las dos
posibilidades sería una opción cuando él saliera de su vida. Lali estaría a
salvo o los dos habrían muerto. Esperaba que fuera lo primero.
Continuará...
jwnfjksdnfjdsf
ResponderEliminarmedio ternura lo de lali y su mama
pobre lo que a sufrido y se sentia segura en un lugar que siempre quiso vuelve el pasado :(
me encanto massssssssssssssssssssssss
son mas cabezas duras los dos!
ResponderEliminar@angelaliter
masssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminarNove!
ResponderEliminarQuiero mas nove!!!
ResponderEliminarEstoy esperando mas ya1!!!
ResponderEliminarMuy bueno el capitulo pero no entiendo porque peter es tan frio
ResponderEliminarPorfavor mas novela
ResponderEliminarMas Mas Mas Mas Mas Mas
ResponderEliminarQue bueno muchas cosillas estan por pasar me imagino mas mas !!!!!!
ResponderEliminarPara cuando mas nove!!
ResponderEliminarYa quiero saber que va a pasar con estos dos!!!
ResponderEliminarPorfavor subi otro mas!! dale me quedo con ansias
ResponderEliminarEn serio que cabeza dura es Peter que necio porque no acepta a Lali y ya!!!
ResponderEliminarMAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarYA QUIERO SABER QUE ESTA POR PASAR!!! ME MUERO
ResponderEliminarEstamos ansiosas por mas o digo por mi ymi prima
ResponderEliminarya mas !!!!!!!!! me encanto la historia de Lali pobre :(
ResponderEliminarMe encanto escribis las mejores novelas!!!
ResponderEliminarEspero mas nove ok}!
ResponderEliminarMas nove!! me muero por saber que hara Peter se quedara porque la ama o no?
ResponderEliminarMAAAAAAAAAAAAAS =)
ResponderEliminar@RochiMyWorld_
me encanto el capítulo!!!! quiero más
ResponderEliminarPeter no la dejara si piensa q esta en peligro,ambos son muy cabeza duras,deben abrir sus corazones!
ResponderEliminarcomo odio a peter en estos momentos es un estupido ojala cambie luego =/
ResponderEliminarpobre lali =/
ResponderEliminarLALI recordo momentos con su mamá de k alguan vez iban a tener una casa.
ResponderEliminarLALI ahora tiene l ok tanto anhelo y no kiere perderlo x nada ni x nadie.
PETER cuando se va animar a decirle a LALI lo k siente solo la hace sufrir mas.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Peter es tan terco y tiene miedo a demostrar sus sentimientos , lali ha sufrido mucho que le diga q la quiere.
ResponderEliminar@Masi_ruth
Me encantaa!! Subi más, me parece perfecta la posicion de Lali, porque escapar. Hay que quedarse y defender lo que es suyo, si no jamas va a pdoer ser feliz.
ResponderEliminarQue dura la historia de Lali con su mama... no quiere irse de hay, ella ya tiene lo que siempre quizo. MAAAAAAAAAAS! ME ENCANTA♥
ResponderEliminar@Camhii_Infante
Cuando Lali tiene ya una estabilidad ,aparece su pasado más terrorífico ,y su amor ,un contraste enorme .
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO que no salga de su vida!!!!! POR FAVORRRRRRR @LuciaVega14
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