domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 29


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—Ha llegado el médico. —La voz ronca contenía tanta tensión sexual como la mirada que deslizó por su cuerpo—. Cúbrete bien con la toalla, pero deja el brazo al descubierto.
Lali cerró los ojos un instante para intentar controlar su excitación y después le siguió a la habitación. 

Capítulo 29
Resultó que el médico tenía edad suficiente como para ser su padre, por lo que no se sintió incómoda en su presencia. Además, era un hombre previsor y su maletín estaba lleno de todo lo necesario para hacerle la cura. Uno de los medicamentos que utilizó fue una crema analgésica que aplicó en la herida antes de vendarla.
El dolor disminuyó en sólo unos minutos, proporcionándole un poco de alivio sin la somnolencia que le provocaban las pastillas.
—Esto es lo que tendrías que llevar en el botiquín —bromeó Lali mirando a Peter—. Me quita el dolor pero no me aturde.
—La herida no es demasiado grave —les aseguró el médico dejando el tubo de crema sobre la mesa cuando recogió el instrumental—. Debería encontrarse bien dentro de un rato. Una vez que haya dormido unas horas, la herida comenzará a curarse. Le dejo ahí la crema para que se la aplique cuando considere necesaria. Mantenga el brazo vendado y no se quite los puntos adesivos durante unos días. No se esfuerce y no tendrá ningún problema.
Le mostró también un pequeño bote de pastillas.
—Puede tomarlas si le duele mucho. No son demasiado fuertes, ni siquiera para usted. —Sonrió con amabilidad—. El señor Lanzani me ha explicado lo sensible que es a los sedantes. Esta medicación contiene también una cierta dosis de antibiótico, por lo que si toma una cada cuatro horas, podremos prevenir una infección.
Lali miró fijamente las pastillas y apretó los dientes con frustración. Detestaba cualquier tipo de medicamento. No importaba lo que le dijeran, siempre la dejaban aturdida.
—Tome una ahora. —El médico puso una de las píldoras en la palma de su mano—. ¿Sabe lo que es la gangrena? Le aseguro que no es agradable que la carne se infecte de esa forma.
¡Maldición! Aquel hombre debía estar aliado con Peter. Se tomó la pastilla e hizo una mueca de desagrado. Si la dejaba fuera de combate se aseguraría de que Peter se las pagara.
Después de que el médico saliera de la suite y cerrara la puerta, Lali echó un vistazo a la ropa que Peter había conseguido para ella.
Unos leggings, una camiseta y unos calcetines. Estos últimos los guardó en la mochila. Una chica nunca sabía cuándo podría necesitarlos. Junto con el maquillaje, eran algo imprescindible.
Cogió la crema hidratante que proporcionaba el hotel y, apretando la bolsa con la ropa contra el pecho, se dirigió al cuarto de baño.
—¿Adónde vas? —inquirió Peter interponiéndose entre la joven y el baño.
—A vestirme, ¿no es obvio?
—Es hora de dormir, Lali, y para eso no necesitas vestirte.
Dios, cuando él le hablaba de esa manera sentía mariposas en el estómago. Amarle como le amaba, necesitarle como le necesitaba, podía provocar que, a veces, perdiera de vista sus objetivos. Y aquélla era una de esas ocasiones.
—Ya he dormido, ¿recuerdas? —adujo con ironía.
—Eso ha sido sólo una siesta —se burló él, volviendo a interponerse en su camino.
¿Qué demonios pasaba con Peter?
—Estoy demasiado inquieta para dormir. —Lali entrecerró los ojos y le miró con suspicacia—. ¿Por qué no me dejas sola y encuentras algo en qué entretenerte que no sea sacarme de quicio? —Si a él no se le ocurría nada, ella le ayudaría gustosa.
Peter sonrió ampliamente.
—No, no voy a dejarte sola. Pero creo que hay algo que nos entretendría a los dos.
Alargó una mano y deshizo con un rápido movimiento el endeble nudo que sostenía la toalla con la que se cubría, haciéndola caer al suelo. La joven contuvo el aliento. Su cuerpo pareció inundarse de calor, volverse más sensible. El aire acondicionado de la estancia la envolvió como una caricia más. Peter dio un paso hacia ella y el calor de su pecho la abrigó, creando una sensación de seguridad se aunó con la excitación que la hacía vibrar. Despacio, él le deslizó las manos por los brazos lentamente hasta llegar a las manos, que agarró para llevarlas a su propio cuello hasta que ella curvó los dedos en su nuca.
Con una maquiavélica sonrisa, Peter la sujetó con más fuerza cuando intentó zafarse de él y la mantuvo inmóvil.
Dios, ¿por qué luchaba contra él? Tuvo que repetirse a sí misma que era porque Peter la había drogado sin tener en cuenta lo poco que le gustaba tomar analgésicos.
—Deja de resistirte a mí, Lali. No sabes lo que estás haciendo.
Era evidente que él no contaba con que intentara escapar otra vez, ya que Lali consiguió liberarse y lo miró con los ojos entrecerrados. Tenía intención de decirle exactamente lo que pensaba sobre su despotismo. A pesar de que no había ni un momento en el que no deseara que la tocara, eso no quería decir que él tuviera únicamente que chasquear los dedos para que ella se rindiera.
Lo que vio en sus ojos hizo que de su sexo brotaran aquellos jugos que lubricaban sus pliegues y hacían más sensible su clítoris. Una dominante lujuria resplandecía en las pupilas de Peter y tensaba su expresión con un intenso y carnal deseo que amenazaba con hacerla arder en cualquier momento. Un deseo tan poderoso que la debilitaba.
Lali siempre había sospechado que a él le gustaba dominar, y ahora brillaba una abrumadora ansia de dominación en aquellos ojos que se deslizaban por su cuerpo.
—¿Qué estoy haciendo, Peter? ¿Retarte? —preguntó, separando los labios para coger aire mientras lanzaba aquel desafío—. ¿Negándome a inclinar la cabeza ante ti y a obedecer cada uno de tus deseos? ¿Es eso lo que pides a tus mujeres? ¿Sumisión? Maldita sea, ¿no soy lo suficientemente sumisa? Quizá deberías darme una zurra. —Se humedeció los labios lentamente—. ¿Te gustaría?
Lali se erguía ante él, desnuda y orgullosa, presa de aquella emoción que la recorría de pies a cabeza y la hacía sentirse ebria de poder. Un fuerte presentimiento la inundó. En realidad era una certeza, un instinto con respecto a su amante. Un reconocimiento de ciertas necesidades oscuras y ocultas que siempre había ignorado, pero que ahora podía sentir cómo crecían y empezaban a descontrolarse.
Peter observó el reto en sus ojos y la seductora calidez que había transformado la expresión adormecida en otra que reflejaba la necesidad de ser dominada y conquistada.
Pensaba en tenerla hasta que los dos se quedaran sin aliento y estuvieran demasiado débiles para moverse. Hasta que no existiera ni la más mínima posibilidad de que ella olvidara a quién pertenecía su hermoso y pequeño cuerpo.
Lali tenía los ojos clavados en él; su respiración se había vuelto jadeante y entrecortada al expresar en voz alta aquel desafío sexual. La mirada de Peter hizo que le bajara un escalofrío de anticipación por la espalda. Ella jamás había visto esa expresión en su cara, jamás había atisbado más que un fugaz vislumbre de aquellas poderosas necesidades que ahora eran tan patentes en su rostro.
—Eres mía —afirmó Peter repentinamente, dejándola conmocionada por la profundidad de la declaración—. Estamos juntos y seguiremos estándolo hasta que todo esto acabe, Lali. No importa lo que tenga que hacer para asegurarme de ello. Y no lucharás contra mí en nada que afecte a tu seguridad.
Oh, ¿de veras?
     La apresó por la muñeca y la atrajo hacia él con los ojos brillantes de lujuria. Cayó directamente en sus brazos y la sujetó con fuerza.
Los pezones de la joven estaban tan duros y sensibles que latieron en inflamada respuesta cuando se rozaron contra la suave tela de la camiseta masculina, y, al instante, Lali sintió que su sexo se inundaba de calor, que se cubría de la resbaladiza esencia que preparaba su cuerpo para la posesión de Peter. La reacción fue tan rápida, tan intensa, que perdió cualquier atisbo de autodominio, respondiendo a él de inmediato. Y sin apenas ser consciente de ello, sus carnosos labios se entreabrieron por voluntad propia y le ofrecieron la invitación que él esperaba.
Al percibir la completa rendición de Lali, Peter tomó el control de la situación. Inclinó la cabeza y se apoderó de sus labios con la intención de derribar todas las defensas de la joven, que se arqueó hacia él indefensa. Las fieras caricias de Peter no eran más que el reflejo de la desesperada necesidad que ella también sentía.
Se devoraron el uno al otro. Sus lenguas se batieron luchando por el dominio, por controlar.
Lali se olvidó de la herida en el brazo. No supo si fue a la crema, la medicación o la lujuria, o incluso una combinación las tres, pero el único dolor que sentía era el que provocaba la necesidad de las caricias de Peter.
Intentó fundirse con él, percibirlo en cada célula de su cuerpo desnudo. Gimió de deseo. No estaba lo suficientemente cerca. No la besaba lo bastante profundo, su sabor no era suficiente. No la reclamaba con la fuerza necesaria ni satisfacía el hambre que se extendía furiosa por su cuerpo.
Deslizó las manos por debajo de la camiseta de Peter buscando la dura carne masculina y le clavó las uñas.
Inmersa en una bruma de deseo, apenas se dio cuenta de que Peter la alzaba en sus brazos y caminaba con ella hasta que sintió el borde de la cama contra la parte posterior de las piernas. Las sensaciones se agitaban en su interior como una tormenta que no podía controlar, demandando aquel intenso e incontrolable placer que sólo él podía proporcionarle.

Continuará...

39 comentarios:

  1. Wow que cap jajajaa quiero + :D

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  2. Mas cap!!! me muero por ver que va a pasar con estos dos pero me parece que ´Peter solo la quiere para rockn´roll

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  3. Cerra el maraton con el mejor cap el 30!!

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  4. El siguiente cap sería un muy buen cierre jajaja yo solo digo jajaja

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  5. MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS

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  6. Quiero saber que va a pasar me intriga jajaja

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  7. Cerra con broche de oro!! jajaja

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  8. Queremos el 30 queremos el 30 queremos el 30!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  9. Termino de leer el capitulo y te puedo decir que me encanto!!

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  10. Ya espero el siguiente no me canso de leer este cap me encanto!!

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  11. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!

    @Camhii_Infante

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  12. Y por ultimo lo que mas queremos!!! jajajaja estos dos son fuego puro

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  13. OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO OTRO

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  14. Woooww estos dos si siguen asi terminaran necesitando vitaminas xD ni aun en peligro de muerte paran jajaja

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  15. Peter puede ser dominante pero Lali de sumisa nada!JAJA

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  16. Si k estaba furiosa ,y ahora se va a descargar.

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  17. son dos calentones jajajajajaj LOS AMO ♥ @LuciaVega14

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