domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 28


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—Está despertando —le dijo Mery señalando a Lali con la cabeza al tiempo que esbozaba una suave sonrisa—. El médico llegará dentro de unos minutos, así que intenta convencerla para coopere. Ya sabes que odia a los matasanos.
—Es una manera de decirlo —gruñó él, posando los ojos en la mujer que ocupaba la cama.
Una sonrisa amplia y conocedora atravesó los rasgos de Mery al observar que las pestañas de Lali comenzaban a moverse. De inmediato, hizo una seña a Rochi y ambas salieron sin hacer ruido.

Capítulo 28
Al escuchar el leve sonido de la puerta al cerrarse, Peter bajó la mirada hacia Lali y contuvo una sonrisa al ver que lo primero que cruzaba por su cara era una adormecida irritación antes de enfocar la vista. Parpadeó al verle y su irritación se convirtió en furia.
—Me has drogado —le acusó—. Sabes muy bien que...
—No podía dejar que siguieras sufriendo, Lali —la interrumpió—. Dentro de un momento llegará un médico a verte la herida.
Ella emitió un débil gemido.
—No es la primera vez que me hieren.
No, no lo era.
Lali siempre le sorprendía. En un momento dado estaba llorando porque habían destruido su casa y al minuto siguiente parecía absolutamente indiferente ante el hecho de que la hubieran herido con una pistola o de que el pasado que intentaba olvidar con tanto ahínco volviera a acecharla.
—Estabas muy débil y habías perdido demasiada sangre como para que me quedara de brazos cruzados. —Peter trató de hablar con calmada paciencia—. Teníamos que examinarte la herida y comprobar si era necesario que te viera o no un médico. Posiblemente tengan que ponerte puntos.
El ceño fruncido de la joven casi le hizo reír. Lo habría hecho si no fuera por la ira que vislumbró en los embrujadores ojos.
Puede que lograra manipularla en ocasiones, pero jamás conseguiría controlarla. En especial si estaba enfadada.
—¿Y si nos hubieran atacado en el trayecto? ¿Qué hubiera pasado entonces? —Esbozó una expresión de dolor y trató de levantarse.
—Déjame ayudarte. —Peter alargó el brazo hacia ella, pero la joven lo apartó con un manotazo—. Maldita sea, Lali, se te va a abrir la herida y volverás a sangrar otra vez. Si se te desprende el apósito que te puse tendrán que darte todavía más puntos.
La joven se incorporó lentamente de la cama y apretó los dientes ante el aturdimiento que le embotaba la mente. No le gustaba en absoluto tomar sedantes y Peter lo sabía.
—Contéstame —exigió con una mirada furiosa—. ¿Qué habría ocurrido si nos hubieran atacado en el trayecto y hubiera estado inconsciente? Habría sido una carga para todos.
—Bueno, lo cierto es que no pesas mucho —repuso él con sarcasmo.
Lali ni siquiera tenía en cuenta el otro lado de la moneda. Ella hubiera sido la más vulnerable ante sus enemigos si hubieran tenido algún problema en el camino, pero sólo se fijaba en que habría supuesto una carga para ellos.
—Te hubiera protegido igualmente, Lali —le aseguró al ver que la joven permanecía en silencio—. Aún nos quedaba hora y media de viaje y no estaba dispuesto a que siguieras sufriendo cuando sabía que podía ayudarte. Además, también había antibiótico en la composición del sedante que te tomaste. No quería correr el riesgo de que la herida se infectase.
Lali alzó la cabeza y lo miró con indignación. Apenas podía creer que él la hubiera drogado. ¿Cómo se había atrevido a tomar tal decisión por ella?
—Sabes que odio esas malditas drogas —le espetó, dándose cuenta de que su voz estaba demasiado débil como para impresionar a nadie—. Puede que me doliera y que estuviera furiosa por lo que le hicieron a mi casa, pero aun así no deberías haberme drogado. ¿Qué interés tenías en ello, Peter? ¿Qué es lo que no querías que yo viera o escuchara?
Peter siempre tenía una intención oculta al hacer cualquier cosa y era especialmente hábil en los planes de contingencia en los que sólo él estaba al mando. ¿Sería ésa la razón por la que la había drogado? ¿Habría algo en sus propósitos que no quería que ella supiera?
Observó que él entrecerraba los ojos y que en su expresión asomaba, a partes iguales, un rastro de cólera e incredulidad ante la pregunta que le había formulado.
—Siempre he confiado en ti, Lali.
La joven sacudió la cabeza como si no le importara lo que él dijera. Como si no le creyera en absoluto.
Pero quería creerle. Santo Dios, necesitaba creerle en ese momento. Sentía como si todo su mundo se estuviera desmoronando bajo sus pies.
—¿Dónde está la ducha? Odio el olor a sangre.
Necesitaba aclararse la mente y limpiar la sensación de traición que la inundaba pero, por encima de todo, quería librarse de los recuerdos que el aroma de la sangre le provocaba.
Todavía podía ver a su madre luchando por taponar la herida que le causó uno de los hombres de Carlos.
—Estoy bien, mi niña. —El fuerte olor de la sangre inundó las fosas les de Lali mientras intentaba aplicarle un torniquete a su madre— no te preocupes, mi pequeña Lali. De veras, mamá está bien. —Majo, tan débil y aún intentando sonreír a pesar del dolor.
Era demasiado. No quería recordar, no quería acordarse de lo que había sentido cada vez que casi atrapaban a su madre.
—Deja que te ayude a levantarte. —Peter no esperó una respuesta. Antes de que pudiera evitarlo, se acercó a ella y la alzó de la cama.
Lali se zafó de él en cuanto apoyó los pies en el suelo, pero no pudo evitar tambalearse a causa del mareo que la invadió. Ojalá tuviera fuerzas para darle un buen puñetazo en el estómago.
Bueno, puede que no lo consiguiera, pero podría intentarlo o, por lo menos, amenazarle. No permitiría que se repitiera nada semejante.
—Peter, como vuelvas a drogarme, no volverás a verme. Te demostraré a ti y a mis presuntos secuestradores lo buena que soy escondiéndome y desapareciendo para siempre.
Esperó que él la creyera. Rezó para que lo hiciera. Porque si volvía a hacer otra vez algo parecido, muy bien podría intentar matarle.
—Lali. —Él le agarró el brazo con fuerza y una dura expresión en la cara—. No me amenaces. Y que no se te ocurra huir. Te lo juro, como te escapes de mí te arrepentirás de haber cometido semejante error ¿me has entendido bien?
Ella le devolvió la mirada, furiosa.
—Te esposaré a la cama y te tomare hasta que no puedas pensar en huir otra vez. Me aseguraré de que estás tan cansada, tan profundamente perdida en el placer, tan dolorida, que el pensamiento de escapar se habrá borrado de tu mente.
—Peter, si lo hubiera sabido antes, habría huido de ti hace muchos años —replicó ella en tono ronco y sugerente mientras deslizaba la mirada por el cuerpo masculino.
El no era el único que sabía usar en provecho propio el fuego que ardía entre ellos.
Lali sabía que estaba excitado. Su miembro se apretaba contra la bragueta de los vaqueros y recordaba claramente, muy claramente, lo que era tenerlo sepultado en su interior; sentir aquella erección penetrando su sexo hasta que ya no podía resistirlo más;
Existiendo una y otra vez y excitando todas sus terminaciones nerviosas hasta dejarla exhausta.
Cuando volvió a mirarle a los ojos, pudo observar cómo se oscurecía el verde de las pupilas de Peter, intensamente brillantes por el deseo y el ansia de dominación. Y eso por sí solo ya provocaba que su sexo se mojara y palpitara, preparándose para él. Santo Dios, ¿qué haría cuando él se fuera? ¿Cómo sobreviviría un solo segundo sin Peter si ni siquiera le quedaba la casa de sus sueños para seguir adelante?
Lentamente, él dio un paso atrás en vez de llevar a cabo su amenaza. Y extrañamente, casi decepcionada, la joven sintió una intensa punzada en el pecho que la obligó a respirar hondo.
—El médico llegará en menos de veinte minutos —le avisó Peter en un tono áspero que hacía patente su excitación—. Pórtate bien, Lali, o acabará viendo mucho más de lo que queremos que vea.
Ella se apresuró a dirigirse a la ducha, aunque hubiera preferido quedarse a disfrutar de sus caricias. La suite en la que estaban era lujosa y elegante, con suelos de mármol en el baño, un enorme jacuzzi y ducha aparte. Había lámparas de calor en el techo que proporcionaban una cálida y agradable sensación mientras se desvestía. Ajustó la temperatura del agua y se metió bajo el chorro.
Se enjabonó la cabeza usando con torpeza una sola mano, procurando que el brazo herido no se mojara. Luego la aclaró metiéndose bajo el agua y pasando los dedos por la espuma que cubría los largos rizos.
Ducharse le llevó el doble del tiempo habitual, pero cuando terminó sentía que por fin podía pensar con la claridad de siempre. La calidez del agua le había ayudado a deshacerse del letargo que invadía su mente y, aunque todavía se sentía débil, al menos no le parecía que fuera a quedarse dormida de pie en cualquier momento.
Se envolvió en una toalla y la aseguró en el pecho ignorando el dolor en el brazo. Los sedantes serían un buen invento si no la aturdieran. La dejaban tan noqueada que apenas percibía lo que ocurría a su alrededor.
Dio un paso para salir del cubículo y se dio de bruces contra un pecho amplio y poderoso. Se quedó paralizada y contuvo la respiración al sentir que la excitación inundaba su cuerpo de nuevo, que la anticipación hacía que su sexo se humedeciera.
Peter estaba en el cuarto de baño.
Era evidente que él también se había duchado en otro cuarto de la suite. Su espeso pelo todavía estaba húmedo y se había cambiado de ropa. Ahora vestía otros pantalones y una camiseta
Y, ¡oh, Santo Dios!, tenía los pies desnudos.
No debería tener unos pies tan provocativos. Eran grandes fuertes y muy masculinos. Incluso tenía las uñas perfectas.
—¿Qué quieres? —le preguntó con voz ronca y jadeante fin reflejo del vuelco que le había dado el corazón.
Aquel hombre debería ser considerado ilegal. Tendría que llevar puesto un horrible disfraz cuando saliera a la calle para impedir que las mujeres se desmayaran a su paso, porque estaba segura de que ella no era la única que se excitaba sólo con verlo.
—Ha llegado el médico. —La voz ronca contenía tanta tensión sexual como la mirada que deslizó por su cuerpo—. Cúbrete bien con la toalla, pero deja el brazo al descubierto.
Lali cerró los ojos un instante para intentar controlar su excitación y después le siguió a la habitación.

Continuará..

35 comentarios:

  1. haaaaaaaaaaaaaaaaaaaay quiero leer maaaas

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  2. OH DIOS lo que sienten es incontenible me parece SUBI MAS!!!!!

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  3. Otro segui con el maraton!!!

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  4. Vamos por mas!!! quiero mas!! me encanta esa pareja jajaja

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  5. Subi mas mas mas mas mas ++++++++

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  6. Me muero me encanta esta clase de contacto que tienen estos dos se traen unas ganas!! jajaja subi mas!!

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  7. Espero que no saquen a Peter de la mision!! y que sigan juntos:D

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  8. por momentos me carga tanto la personalidad de peter =/

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  9. maaaaaaaaaaaaaaaas maaaaaaaaaaaas poooooor favooooor

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  10. esta novela es GENIAAAAAL !!! seguí segui segui

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  11. Postea mas porfavorrrr

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  12. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas =)
    @RochiMyWorld_

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  13. Noveeeee! @cecilanzani

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  14. Viven on fire!estos dos cómo pueden pensar siquiera en vivir uno sin el otro!

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  15. no me quiero ir a dormir sin leer otro capitulo !!!

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  16. Oww nose pero me encanta como quiera o no ´Peter la protege a su manera jajaja :D SUBI MAS!!!

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  17. Ya quiero mas!!! me encanto!! espero que Peter ya le diga que la ama!! jajaja

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  18. LALITER LALITER LALITER LALITER LALITER

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  19. Que bueno que estuvo el cap!! :D @lauvillegas

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  20. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas! @Camhii_Infante

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  21. No le dice k se vista ,sino k se cubra bien con la toalla ,jajaja,tiene otras intenciones en cuanto se vaya el doctor.

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  22. jajajajajaja hata los pies de el le gustan! eso es AMOR jajajaja ME ENCANTOOOOO y que manera rara de mantenerla a salvo la de Peter, las re ideas se le ocurren a este chico ajajajaja ME ENCANTOOOO @LuciaVega14

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