Hola Hola.. ;) Estuve enferma. Perdón por no subir ! Disfruten!! + comentarios = + capítulos!
Peter miró fijamente a aquellos dos hombres y a sus
competentes esposas. Pensó en los otros dos que ahora mismo la vigilaban, y en
el que venía desde Maryland en ese momento. Había convocado a los mejores para
encontrar la manera de salvar a la única mujer que realmente le importaba.
Tenía de su parte a la mejor Unidad de Fuerzas
Especiales que había existido nunca: su Unidad, y estaba dispuesta a todo para
proteger a su mujer.
CAPÍTULO 20
—Hola, Mar —la saludó Kyle, el camarero, desde detrás
de la barra cuando la joven entró en el oscuro local y miró a su alrededor—.
Qué pronto llegas hoy.
Lali echó un vistazo a los clientes. Eran los
habituales de cualquier noche de sábado, no más de media docena. Julieta
también estaba allí, ante un plato de Wing Ding, el pollo especial de la casa,
y un vaso de soda, con un libro como único acompañante. Como le había confesado
a Lali unas semanas antes, Friendly’s se había convertido en su segundo hogar.
Aseguraba que era el único lugar de la ciudad en el que se sentía cómoda.
Justo en ese instante, Julieta alzó la cabeza y esbozó
una sonrisa al tiempo que levantaba la mano para saludarla. Luego volvió a
centrar la atención en el texto, evidentemente más interesada en estudiar que
en hablar.
Lali se acercó a su prima y observó cómo la espesa
mata de pelo que le rozaba los hombros caía desordenadamente sobre el delicado
rostro mientras leía.
—Este no es el mejor lugar para estudiar —comentó Lali
con diversión, tamborileando las uñas sobre la mesa al ritmo de la música—.
Espero que el examen no sea dentro de poco.
Lali levantó la cabeza, hizo una mueca y apartó el
libro a un lado.
—Es una disertación aburridísima de un poeta todavía
más aburrido. Todavía estoy tratando de convencer a mi abuelo para que me
permita dejar el curso de literatura inglesa y apuntarme a uno de diseño
gráfico.
—No conseguirás licenciarte en literatura con esa
actitud —se compadeció Casey, deteniéndose junto a la mesa—. Deberías hacer lo
que te gusta y olvidarte de lo que quiere tu familia. Al fin y al cabo, se
trata de tu vida.
—No deberías decirle eso, Casey —dijo Lali—. Puedes
darle mejores consejos que enseñarle a pelearse con su abuelo.
—Cierto. Pero por mucho que se lo digo, sigue sin
querer dejar a su novio. —Casey sonrió ampliamente—. Se llama Beaur ¿puedes
creerlo? Con un nombre así jamás se enfrentará a su abuelo por ella.
Lali se rió por lo bajo; algo que no deseaba hacer,
que no sentía. Julieta había comenzado a salir con Beauregard unas semanas
antes, pero apenas lo había mencionado y ni siquiera le había dicho su
apellido.
Tras pedir una cerveza, Casey regresó a la mesa y Julieta
clavó los ojos en el libro.
Lali se acercó al mostrador para coger la botella de
cerveza fría que Kyle le ofreció. Se acercó de nuevo a Julieta en silencio y
bebió un sorbo.
Sólo había ido allí porque deseaba ver a su prima una
última vez antes de huir, y ya lo había hecho. Debería largarse ya sin mirar
atrás, pero, por alguna extraña razón, no podía hacerlo.
—La, estás muy callada hoy —dijo Casey, tras
observarla con atención—. ¿Va todo bien?
Ella asintió con la cabeza distraídamente.
—Sí, Casey. Sólo estaba pensando.
Lali no trabajaba los fines de semana. Normalmente
aprovechaba el sábado y el domingo para limpiar la casa, arreglar el patio o
poner al día la contabilidad del negocio. No solía aparecer por el bar hasta
última hora de la tarde y luego bebía algo mientras observaba a los demás
clientes, simulando que ella también formaba parte del buen ambiente que
existía entre ellos.
Friendly’s era un lugar en el que todos encontraban lo
que su nombre indicaba: «amistad». Allí nadie se consideraba superior a los
demás. Era un pequeño bar de pueblo en el que tomar una cerveza y encontrar
compañía agradable. Un lugar donde relajarse.
Y a pesar de ello, Lali se sentía fuera de lugar.
Siempre era la extraña, la que soñaba con una vida que
no podía tener. Jamás había tenido la oportunidad de vivir, de amar sin temor
ni de trabajar para lograr sus sueños. Y odiaba que fuera así.
La puerta se abrió de pronto y levantó la vista para
mirar a la persona que entraba mientras se llevaba la cerveza a los labios. Se
detuvo antes de beber un sorbo. Dios, huir ya no era una opción. Peter se había
asegurado de ponerle un guardaespaldas.
Quiso gemir de frustración, pero se limitó a ladear la
cabeza para no ver al recién llegado que se dirigió al mostrador y se sentó en
un taburete.
Aquello no impidió que las pocas mujeres que había en
el local lo miraran fijamente. Después de todo era un hombre alto, ancho de
hombros, con un aire arrogante que destilaba una especie de erótico peligro.
Rezumaba seguridad en sí mismo por los cuatro costados.
Llevaba unos vaqueros y una camiseta oscura, cazadora
de cuero y botas. Y lo más probable era que ocultara más de una docena de armas
bajo la ropa. Suspirando, Lali se levantó de la mesa, ignorando las miradas de
curiosidad de Casey y Juli, y se dirigió a la barra; al silencioso hombre de
ojos oscuros al que todos parecían observar. Su aparición decía mucho más que
las palabras. Peter se estaba tomando esa operación mucho más en serio de lo
que confesaba. Lo suficientemente en serio como para ponerle un guardaespaldas.
Él se levantó del taburete cuando la joven se detuvo a
su lado.
—Ponme lo que está tomando ella —le pidió al camarero,
señalando la cerveza de Lali con la cabeza.
Kyle dirigió a la joven una mirada de sorpresa antes
de servir la bebida y coger el dinero que el extraño puso sobre el mostrador.
—¿Qué quieres? —preguntó ella en voz baja antes de
beber un sorbo de cerveza—. ¿Quién me espía? Sé que no eres tú. —Le habría
visto. Victorio no podría ocultarse de ella.
—No, no soy yo. —Cuando sonrió, sus dientes blancos
contrastaron notablemente contra su bronceado rostro y un tenue reflejo brilló
en sus profundos ojos negros.
—Deberías estar en casa con tu familia —murmuró. ¿Qué
demonios había hecho Peter? ¿Reunir allí a toda la Unidad?
—¿Quieres ver las últimas fotos? —inquirió Vico con
suavidad mientras sacaba la cartera del bolsillo interior de la cazadora—. Bruno
no para de hacer travesuras.
Lali tuvo que contener una sonrisa al reconocer aquel
gesto de padre orgulloso.
La fotografía que le mostró era la viva imagen del
amor. La joven esposa de Vico brillaba con luz propia al mirar al niño de pelo
y ojos negros que tenía en los brazos, Bruno. Vico estaba sentado a su lado con
un brazo sobre sus hombros y un bebé vestido de rosa en el otro. La pequeña Cami
acababa de cumplir ocho meses.
El niño mostraba una amplia y traviesa sonrisa; la niña
permanecía, inocente y feliz, entre los brazos de su padre, y la madre parecía
mirar al pasado con una sonrisa misteriosa. Era una mujer que conocía la
alegría y los secretos que implicaba ser amada por un hombre fuerte y poderoso.
—Muy guapos —comentó Lali, observando cómo Vico
guardaba la foto—. ¿Por qué no estás en casa con ellos?
El se paso una mano por la mandíbula y la miró con
expresión compasiva.
—Veras, es que tengo una amiga que está metida en
problemas y no quiere aceptar ayuda —respondió con sorna, hablando en voz baja
para que sólo ella le escuchara—. Y además, tengo otro amigo... Él ha perdido
su corazón sin remedio y no quiere reconocerlo. —Sus labios esbozaron una
sonrisa—. Estoy aquí para ayudarles a los dos, así que supongo que eso me convierte
en un buen tipo, ¿no crees? —bromeó.
Lali quiso gemir de frustración. Gritar, porque
realmente era un buen tipo al que no le importaba ponerse en peligro para
ayudar a la gente que quería.
—Tu amigo no ha perdido el corazón —le aseguró ella,
sabiendo de sobra a quién se refería—. Créeme, sigue en su pecho, tan duro y
solitario como siempre.
Vico se rió entre dientes.
—Eh, Mar, ¿este tipo está contigo? —La voz de Casey
llegó desde atrás. Jamás había sonado tan agresiva y parecía contener una advertencia
para Vico.
Santo Dios, Casey no terna ni idea de a quién estaba a
punto de desafiar.
Lali sólo pudo negar cansadamente con la cabeza en
respuesta.
—Soy su amigo —le explicó Vico con una divertida y
paciente sonrisa—. ¿Por qué no te largas y la dejas en paz?
La joven casi se atragantó y contuvo un gemido. Lo
último que necesitaba era que aquellos dos hombres se pelearan por ella.
—No te preocupes, Casey —se apresuró a decir—. Lo que
mi amigo quiere decir es que es un bocazas, pero que eso no impide que sea un
buen tipo.
—Oh. —Casey miró a Vico con los ojos entrecerrados y
una expresión imperturbable—. Pues no lo parece, Mar.
—No. Le gusta parecer lo que no es —reconoció, tensa—.
Todo va bien, Casey, créeme.
Casey se rascó la cabeza, desconcertado. Miró a Lali,
a Vico y otra vez a ella.
—¿Crees que debo irme a charlar un rato con Julieta?
—sugirió, aunque Lali veía que la sospecha seguía oscureciendo su mirada.
—Sí, eso es lo que deberías hacer —asintió la joven
sin dudar.
Casey lanzó otra mirada irritada a Vico, gruñó por lo
bajo y regresó donde Julieta seguía estudiando.
—¿Sabes, La? —dijo Vico arrastrando las palabras—. Te
has buscado unos amigos un tanto inmaduros. ¿Por qué no regresas a tu casa y
juegas con gente de tu edad?
Ella suspiró pesadamente.
—Supongo que seguirás aquí hasta que me vaya, ¿verdad?
Él se inclinó hacia ella con una expresión seria.
—No soy el único que te ha seguido desde tu casa;
llevabas otro coche pegado al trasero. Y cuando aparcaste para entrar aquí,
simplemente desapareció. Dime, ¿qué te sugiere eso?
Que tenía un grave problema. Que el pánico que le
retorcía las entrañas no era producto de la paranoia. Que estaba en peligro. El
tipo de peligro que había acabado con su madre, con sus amigos y que había
convertido su vida en un infierno hasta hacía ocho años. Le sugería que estaba
a punto de volverse loca.
—Que tienen gente aquí dentro o habría entrado alguien
poco después que yo —respondió ella apesadumbrada.
—Yo no he visto entrar a nadie más, ¿y tú?
Lali negó con la cabeza lentamente.
—No, no ha entrado nadie —dijo en voz baja, como si le
costara articular las palabras—. Llevan vigilándome el tiempo suficiente como
para conocer mis hábitos y poder predecir mis movimientos.
—El tiempo suficiente como para conocer tus
debilidades —la corrigió él.
La joven trató por todos los medios de mantener la
calma. Todos los presentes eran clientes habituales y eso quería decir que
quienquiera que la vigilara había estado allí desde el principio. Lali los
investigó a todos cuando se instaló y no había encontrado nada sospechoso.
Si Vico tenía razón, el jefe de sus perseguidores
debía de ser alguien con el suficiente dinero y poder para conseguir que sus
subordinados pasaran desapercibidos. Las dos eran cosas esenciales para
elaborar un historial falso que Lali no pudiera descubrir.
Se permitió echar un discreto vistazo a su alrededor,
embargada por una profunda sensación de pesar.
Había necesitado sentirse parte de algo y eligió ese
lugar porque lo consideró lo suficientemente neutral, lo bastante seguro.
¿Alguna vez se había equivocado tanto? ¿Quién de todos los que se encontraban
allí había logrado engañarla hasta tal punto?
—Así que nos encontramos en una situación delicada
—murmuró antes de beber un sorbo de cerveza—. Lo que explica por qué estás de
incógnito.
Se lo había preguntado para sus adentros desde que lo
vio entrar. Había leves diferencias en sus pómulos, llevaba el pelo más largo y
una cicatriz le cruzaba la mejilla de arriba abajo. Estaba segura de que si no
estuvieran en un local con tan poca luz, percibiría más diferencias.
Peculiaridades que desaparecerían una vez que regresara con su mujer y sus
hijos. Suficientes diferencias para que nadie le confundiera con Vico, experto
en seguridad personal de Atlanta, Georgia.
—Sí, en efecto —convino él, girando la cabeza y
mirándola—. Lo que no me explico es que estés aquí en vez de en tu casa,
ayudando a estructurar los planes y las alternativas que siempre planifica el
jefe.
Ella casi se rió. Peter, definitivamente, ideaba un
plan principal y muchos otros alternativos por si fallaba algo.
Suspiró.
—Deberíais dejar que me ocupara de esto sola. —Aunque
comenzaba a sospechar que eso era todavía más difícil de lo que pensaba.
—Sabes que no será así. —Su tono estaba lleno de suave
afecto—. Eres de la familia, La. No vamos a darte la espalda igual que tú no
nos la darías a nosotros.
Lali tuvo que tragar para contener las lágrimas.
—No sé si podré hacerlo otra vez —murmuró al cabo de
unos segundos—. No sé si soportaría perder lo que tengo aquí. —Una inmensa pena
le atenazaba el pecho.
—Creo que los dos sabemos que es demasiado tarde para
retroceder. Puedes huir y esconderte, o puedes plantarte y luchar. No hay más
opciones, La.
Sí, ella sabía que no había más opciones, pero eso no
quería decir que le gustaran.
—Peter me dijo que te advirtiera que si decides huir
sin él, dejaría el coche fuera de servicio —continuó Vico con tranquila
sinceridad—. Y yo le ayudaré. Ya está bien de huir.
Lali alzó la barbilla y lo miró enfadada. Peter había
encontrado la manera de darle órdenes sin ni siquiera estar presente.
—Está muy equivocado —replicó, cortante—. Y que se
vaya enterando de que ahora el coche es mío, no suyo.
Vico se levantó del taburete con los ojos brillantes a
pesar de la tenue luz. Se inclinó sobre ella y acercó los labios a su oído.
—Voy a perderme entre las sombras —le informó—. Ve
pronto a casa, cariño. Estás más cerca de lo que crees de conseguir lo que
llevas ocho años anhelando. No te des por vencida justo cuando lo tienes al
alcance de la mano.
Ella casi negó con la cabeza ante aquel consejo
mientras le observaba caminar despacio hacia la salida. La luz del sol inundó
el oscuro local al abrirse la puerta y desapareció bruscamente cuando se cerró.
Si Vico se refería al corazón de Peter, estaba muy
equivocado. Cuando se acostaron en la base, Peter le demostró que no poseía
corazón, por lo menos en lo que a ella concernía. Lo de ahora no contaba. Su
antiguo comandante se sentía obligado a estar allí; no había acudido porque la
necesitara.
Lo único que Peter sentía por Lali era un apetito
sexual que ella igualaba, y que tarde o temprano acabaría destrozando su
corazón.
—Mar—dijo Juli mientras se
acercaba a ella—. ¿Quién es el hombre con el que acabas de hablar? Es
impresionante. —Le brindó una amplia y picara sonrisa al tiempo que arqueaba
una ceja.
—Alguien con muchos complejos —suspiró Lali burlona,
preguntándose quién de los que estaban allí dentro sería su enemigo. Por más
que pensaba en ello, no podía imaginar que ninguno supusiera un peligro para su
seguridad.
Sabía desde la más tierna infancia que cualquiera
podía estar acechándola, incluso un amigo. Pero era evidente que no había
aprendido esa lección.
Puede que se tratara de Casey, que fuera Kyle o
incluso Juli. Lali supo desde el principio que la joven era peligrosa para
ella, pero no por las razones que Vico pensaba.
—Alguien con muchos complejos y un culo de primera —se
rió Juli.
—Y una mente brillante, Juli —aseguró Lali, encaminándose
a la puerta—. Tengo que marcharme.
Debía irse de allí lo antes posible. Alejarse de
quienquiera que estuviera observándola dispuesto a traicionarla.
Aquel lugar no era tan seguro como había pensado. A
haber investigado y comprobado minuciosamente a todos, la habían engañado;
había pasado algo por alto.
Era eso o que ya la tenían localizada antes de que
hubiera llegado a Hagerstown, que la vigilaban con anterioridad a que ella
empezara investigar a sus vecinos.
Eso habría dado la oportunidad a quien la vigilaba de
enviar alguien a ese lugar con un historial adecuado. En especial si su enemigo
la conocía lo suficientemente bien como para imaginar adónde iría.
Pensar que llevaban meses espiándola y que no se había
percatado hasta hacía unas semanas hizo que le bajara un escalofrío de terror
por la espalda.
Dios, debería haber hecho caso a su instinto y huir la
primera noche que sintió aquella picazón en la nuca.
Pero si sus sospechas eran ciertas, si Vico tenía
razón, entonces ya hubiera sido demasiado tarde. Pero, ¿por qué no había
sentido antes el peligro? ¿Por qué aquella sensación de que la seguían había
comenzado sólo quince días antes?
Sacó el mando del coche del bolsillo y presionó el
botón para activar el sistema de seguridad del vehículo antes de cruzar la
calle. Una vez se sentó frente al volante del deportivo, buscó en la pequeña
pantalla del salpicadero cualquier señal de explosivos o dispositivos
electrónicos.
Nada.
Pensativa, permaneció inmóvil y con la mirada perdida
a través del parabrisas, intentando controlar el intenso miedo que crecía en su
interior y aceptar que, finalmente, su padre parecía tenderle la mano desde la
tumba para llevarla con él al infierno.
Huir de Peter y los demás ya no era posible. Si él
había puesto a sus hombres a vigilarla antes de aparecer en su casa —y parecía
que eso era lo que había hecho—, entonces tenía la intención de averiguar quién
iba detrás de ella a pesar de querer esconderla en la base en algún otro lugar
seguro.
Conocía a Peter; no hacía nada que no hubiera
proyectado minuciosamente en uno de sus planes. Si la hubiera enviado a la base
de la Unidad de Fuerzas Especiales, habría seguido a cualquiera que hubiera ido
tras ella y se habría encargado de aniquilarlo después de sacarle información.
Dios, había tantas muertes a sus espaldas...
¿Cuántas veces habían asesinado a alguien por creer
que podría luchar por ella?
Sin embargo, a diferencia de todos los demás, Peter
había ido preparado y Lali lo sabía. Conocía cómo trabajaba, cómo lo
planificaba todo y cómo luchaba.
Continuará...
me encaanta quiero massss porfisss
ResponderEliminar@LaliterLoveFore
Me Encanto Mas Nove Mas Nove
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
me encantaaa :D
ResponderEliminarsube mas
ResponderEliminarotro otro otro
ResponderEliminarMe fasino el capi espero massssssss
ResponderEliminarmasss
ResponderEliminarcada vez q conosco mas la historia de lali me doy cuenta q yo no podria resistir todo lo q paso :(
Entiendo lo que paso pero no puede ser tan terca por Dioooooos! Ellos se saben manejar en estos casos Lali, NO SEAS TERCA!
ResponderEliminarMe encanta, maaaaaaaaaaaaaas!
@Camhii_Infante ♥
M
ResponderEliminarA
S
N
O
V
E
P
L
E
A
S
E.
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyy maas mas maaaaaaaaaaaas!!
ResponderEliminarAhhh ...me encAnta
ResponderEliminarAvisa cuando subas el siguiente
@MariaPia0598
Debe volver y enfrentarse a todo.
ResponderEliminarLali tiene la ventaja d contar con personas k la aman,y están ahí con ella.
ResponderEliminarMe encanta más!!
ResponderEliminardios pobre de lali nadie logra entender lo que ella siente y que no quiere sufrir mas por que si les pasa algo ella se muere
ResponderEliminarLali tiene q dejar ayudarse,todos se estan arriesgando por ella y al escapar así no sólo se expone ella sino a todos los demás.Q cabeza dura son ambos en cuanto a sus sentimientos,dios!
ResponderEliminarPara mí la q la espia es JULI,La inocente estudiante!o es demasiado obvia esa opcion?
Me encanta la nove!!!!! espero que lali entienda y se deje ayudar =)
ResponderEliminarEspero el próximo!!! Suerte lucia =)
Maaaaaaaaaaaas =)
ResponderEliminar@RochiMyWorld_
Por fevor subi mas!! nos tenes re abandaonadas con la nove queremos mas porfavor!!! me desespero sin leer y mira que la nove nos tiene re picadas de verdad queremos saber ya que va a pasar con lali y peter Espero mas!!
ResponderEliminarLALI me parece k esta confundia con todo lo k esta viviendo no puede creer k todo este tiempo haya sido engañada k alguien la haya estado vigilando y no haberse dado cuenta.
ResponderEliminarVICO a pesar de las cosnejos k le dio a LALI ella no creia en lo k lle dijo repsecto a PETER.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Espero que ya te sientas mejor.
ResponderEliminarLa nove cada vez mas emocionante.
Espero k puedas subir mas nove.
CUIDATE
que cabeza dura que es lali
ResponderEliminaryo quiero un amigo asi como vico
espero q estes mejor
besos
wuaaaaaaaaaao esta muy grossa la nove, espero los siguientes caoitulos!
ResponderEliminarpr que Lali no acepta la ayuda de PETER? cabeza de chorlito..
masssss por favorrrrrrrr :(
ResponderEliminarquiero que las cosas se arreglen y que Peter se anime a admitir lo que siente!!! @LuciaVega14
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