sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 20


Hola Hola.. ;) Estuve enferma. Perdón por no subir ! Disfruten!!  + comentarios = + capítulos!




Peter miró fijamente a aquellos dos hombres y a sus competentes esposas. Pensó en los otros dos que ahora mismo la vigilaban, y en el que venía desde Maryland en ese momento. Había convocado a los mejores para encontrar la manera de salvar a la única mujer que realmente le importaba.
Tenía de su parte a la mejor Unidad de Fuerzas Especiales que había existido nunca: su Unidad, y estaba dispuesta a todo para proteger a su mujer.

CAPÍTULO 20
 —Hola, Mar —la saludó Kyle, el camarero, desde detrás de la barra cuando la joven entró en el oscuro local y miró a su alrededor—. Qué pronto llegas hoy.
Lali echó un vistazo a los clientes. Eran los habituales de cualquier noche de sábado, no más de media docena. Julieta también estaba allí, ante un plato de Wing Ding, el pollo especial de la casa, y un vaso de soda, con un libro como único acompañante. Como le había confesado a Lali unas semanas antes, Friendly’s se había convertido en su segundo hogar. Aseguraba que era el único lugar de la ciudad en el que se sentía cómoda.
Justo en ese instante, Julieta alzó la cabeza y esbozó una sonrisa al tiempo que levantaba la mano para saludarla. Luego volvió a centrar la atención en el texto, evidentemente más interesada en estudiar que en hablar.
Lali se acercó a su prima y observó cómo la espesa mata de pelo que le rozaba los hombros caía desordenadamente sobre el delicado rostro mientras leía.
—Este no es el mejor lugar para estudiar —comentó Lali con diversión, tamborileando las uñas sobre la mesa al ritmo de la música—. Espero que el examen no sea dentro de poco.
Lali levantó la cabeza, hizo una mueca y apartó el libro a un lado.
—Es una disertación aburridísima de un poeta todavía más aburrido. Todavía estoy tratando de convencer a mi abuelo para que me permita dejar el curso de literatura inglesa y apuntarme a uno de diseño gráfico.
—No conseguirás licenciarte en literatura con esa actitud —se compadeció Casey, deteniéndose junto a la mesa—. Deberías hacer lo que te gusta y olvidarte de lo que quiere tu familia. Al fin y al cabo, se trata de tu vida.
—No deberías decirle eso, Casey —dijo Lali—. Puedes darle mejores consejos que enseñarle a pelearse con su abuelo.
—Cierto. Pero por mucho que se lo digo, sigue sin querer dejar a su novio. —Casey sonrió ampliamente—. Se llama Beaur ¿puedes creerlo? Con un nombre así jamás se enfrentará a su abuelo por ella.
Lali se rió por lo bajo; algo que no deseaba hacer, que no sentía. Julieta había comenzado a salir con Beauregard unas semanas antes, pero apenas lo había mencionado y ni siquiera le había dicho su apellido.       
Tras pedir una cerveza, Casey regresó a la mesa y Julieta clavó los ojos en el libro.           
Lali se acercó al mostrador para coger la botella de cerveza fría que Kyle le ofreció. Se acercó de nuevo a Julieta en silencio y bebió un sorbo. 
Sólo había ido allí porque deseaba ver a su prima una última vez antes de huir, y ya lo había hecho. Debería largarse ya sin mirar atrás, pero, por alguna extraña razón, no podía hacerlo.
—La, estás muy callada hoy —dijo Casey, tras observarla con atención—. ¿Va todo bien?
Ella asintió con la cabeza distraídamente.
—Sí, Casey. Sólo estaba pensando.
Lali no trabajaba los fines de semana. Normalmente aprovechaba el sábado y el domingo para limpiar la casa, arreglar el patio o poner al día la contabilidad del negocio. No solía aparecer por el bar hasta última hora de la tarde y luego bebía algo mientras observaba a los demás clientes, simulando que ella también formaba parte del buen ambiente que existía entre ellos.
Friendly’s era un lugar en el que todos encontraban lo que su nombre indicaba: «amistad». Allí nadie se consideraba superior a los demás. Era un pequeño bar de pueblo en el que tomar una cerveza y encontrar compañía agradable. Un lugar donde relajarse.
Y a pesar de ello, Lali se sentía fuera de lugar.
Siempre era la extraña, la que soñaba con una vida que no podía tener. Jamás había tenido la oportunidad de vivir, de amar sin temor ni de trabajar para lograr sus sueños. Y odiaba que fuera así.
La puerta se abrió de pronto y levantó la vista para mirar a la persona que entraba mientras se llevaba la cerveza a los labios. Se detuvo antes de beber un sorbo. Dios, huir ya no era una opción. Peter se había asegurado de ponerle un guardaespaldas.
Quiso gemir de frustración, pero se limitó a ladear la cabeza para no ver al recién llegado que se dirigió al mostrador y se sentó en un taburete.
Aquello no impidió que las pocas mujeres que había en el local lo miraran fijamente. Después de todo era un hombre alto, ancho de hombros, con un aire arrogante que destilaba una especie de erótico peligro. Rezumaba seguridad en sí mismo por los cuatro costados.
Llevaba unos vaqueros y una camiseta oscura, cazadora de cuero y botas. Y lo más probable era que ocultara más de una docena de armas bajo la ropa. Suspirando, Lali se levantó de la mesa, ignorando las miradas de curiosidad de Casey y Juli, y se dirigió a la barra; al silencioso hombre de ojos oscuros al que todos parecían observar. Su aparición decía mucho más que las palabras. Peter se estaba tomando esa operación mucho más en serio de lo que confesaba. Lo suficientemente en serio como para ponerle un guardaespaldas.
Él se levantó del taburete cuando la joven se detuvo a su lado.
—Ponme lo que está tomando ella —le pidió al camarero, señalando la cerveza de Lali con la cabeza.
Kyle dirigió a la joven una mirada de sorpresa antes de servir la bebida y coger el dinero que el extraño puso sobre el mostrador.
—¿Qué quieres? —preguntó ella en voz baja antes de beber un sorbo de cerveza—. ¿Quién me espía? Sé que no eres tú. —Le habría visto. Victorio no podría ocultarse de ella.
—No, no soy yo. —Cuando sonrió, sus dientes blancos contrastaron notablemente contra su bronceado rostro y un tenue reflejo brilló en sus profundos ojos negros.
—Deberías estar en casa con tu familia —murmuró. ¿Qué demonios había hecho Peter? ¿Reunir allí a toda la Unidad?
—¿Quieres ver las últimas fotos? —inquirió Vico con suavidad mientras sacaba la cartera del bolsillo interior de la cazadora—. Bruno no para de hacer travesuras.
Lali tuvo que contener una sonrisa al reconocer aquel gesto de padre orgulloso.
La fotografía que le mostró era la viva imagen del amor. La joven esposa de Vico brillaba con luz propia al mirar al niño de pelo y ojos negros que tenía en los brazos, Bruno. Vico estaba sentado a su lado con un brazo sobre sus hombros y un bebé vestido de rosa en el otro. La pequeña Cami acababa de cumplir ocho meses.
El niño mostraba una amplia y traviesa sonrisa; la niña permanecía, inocente y feliz, entre los brazos de su padre, y la madre parecía mirar al pasado con una sonrisa misteriosa. Era una mujer que conocía la alegría y los secretos que implicaba ser amada por un hombre fuerte y poderoso.
—Muy guapos —comentó Lali, observando cómo Vico guardaba la foto—. ¿Por qué no estás en casa con ellos?
El se paso una mano por la mandíbula y la miró con expresión compasiva.
—Veras, es que tengo una amiga que está metida en problemas y no quiere aceptar ayuda —respondió con sorna, hablando en voz baja para que sólo ella le escuchara—. Y además, tengo otro amigo... Él ha perdido su corazón sin remedio y no quiere reconocerlo. —Sus labios esbozaron una sonrisa—. Estoy aquí para ayudarles a los dos, así que supongo que eso me convierte en un buen tipo, ¿no crees? —bromeó.
Lali quiso gemir de frustración. Gritar, porque realmente era un buen tipo al que no le importaba ponerse en peligro para ayudar a la gente que quería.
—Tu amigo no ha perdido el corazón —le aseguró ella, sabiendo de sobra a quién se refería—. Créeme, sigue en su pecho, tan duro y solitario como siempre.
Vico se rió entre dientes.
—Eh, Mar, ¿este tipo está contigo? —La voz de Casey llegó desde atrás. Jamás había sonado tan agresiva y parecía contener una advertencia para Vico.
Santo Dios, Casey no terna ni idea de a quién estaba a punto de desafiar.
Lali sólo pudo negar cansadamente con la cabeza en respuesta.
—Soy su amigo —le explicó Vico con una divertida y paciente sonrisa—. ¿Por qué no te largas y la dejas en paz?
La joven casi se atragantó y contuvo un gemido. Lo último que necesitaba era que aquellos dos hombres se pelearan por ella.
—No te preocupes, Casey —se apresuró a decir—. Lo que mi amigo quiere decir es que es un bocazas, pero que eso no impide que sea un buen tipo.
—Oh. —Casey miró a Vico con los ojos entrecerrados y una expresión imperturbable—. Pues no lo parece, Mar.
—No. Le gusta parecer lo que no es —reconoció, tensa—. Todo va bien, Casey, créeme.
Casey se rascó la cabeza, desconcertado. Miró a Lali, a Vico y otra vez a ella.         
—¿Crees que debo irme a charlar un rato con Julieta? —sugirió, aunque Lali veía que la sospecha seguía oscureciendo su mirada.
—Sí, eso es lo que deberías hacer —asintió la joven sin dudar.
Casey lanzó otra mirada irritada a Vico, gruñó por lo bajo y regresó donde Julieta seguía estudiando.
—¿Sabes, La? —dijo Vico arrastrando las palabras—. Te has buscado unos amigos un tanto inmaduros. ¿Por qué no regresas a tu casa y juegas con gente de tu edad?
Ella suspiró pesadamente.
—Supongo que seguirás aquí hasta que me vaya, ¿verdad?
Él se inclinó hacia ella con una expresión seria.
—No soy el único que te ha seguido desde tu casa; llevabas otro coche pegado al trasero. Y cuando aparcaste para entrar aquí, simplemente desapareció. Dime, ¿qué te sugiere eso?
Que tenía un grave problema. Que el pánico que le retorcía las entrañas no era producto de la paranoia. Que estaba en peligro. El tipo de peligro que había acabado con su madre, con sus amigos y que había convertido su vida en un infierno hasta hacía ocho años. Le sugería que estaba a punto de volverse loca.
—Que tienen gente aquí dentro o habría entrado alguien poco después que yo —respondió ella apesadumbrada.
—Yo no he visto entrar a nadie más, ¿y tú?
Lali negó con la cabeza lentamente.
—No, no ha entrado nadie —dijo en voz baja, como si le costara articular las palabras—. Llevan vigilándome el tiempo suficiente como para conocer mis hábitos y poder predecir mis movimientos.
—El tiempo suficiente como para conocer tus debilidades —la corrigió él.
La joven trató por todos los medios de mantener la calma. Todos los presentes eran clientes habituales y eso quería decir que quienquiera que la vigilara había estado allí desde el principio. Lali los investigó a todos cuando se instaló y no había encontrado nada sospechoso.
Si Vico tenía razón, el jefe de sus perseguidores debía de ser alguien con el suficiente dinero y poder para conseguir que sus subordinados pasaran desapercibidos. Las dos eran cosas esenciales para elaborar un historial falso que Lali no pudiera descubrir.
Se permitió echar un discreto vistazo a su alrededor, embargada por una profunda sensación de pesar.
Había necesitado sentirse parte de algo y eligió ese lugar porque lo consideró lo suficientemente neutral, lo bastante seguro. ¿Alguna vez se había equivocado tanto? ¿Quién de todos los que se encontraban allí había logrado engañarla hasta tal punto?
—Así que nos encontramos en una situación delicada —murmuró antes de beber un sorbo de cerveza—. Lo que explica por qué estás de incógnito.
Se lo había preguntado para sus adentros desde que lo vio entrar. Había leves diferencias en sus pómulos, llevaba el pelo más largo y una cicatriz le cruzaba la mejilla de arriba abajo. Estaba segura de que si no estuvieran en un local con tan poca luz, percibiría más diferencias. Peculiaridades que desaparecerían una vez que regresara con su mujer y sus hijos. Suficientes diferencias para que nadie le confundiera con Vico, experto en seguridad personal de Atlanta, Georgia.
—Sí, en efecto —convino él, girando la cabeza y mirándola—. Lo que no me explico es que estés aquí en vez de en tu casa, ayudando a estructurar los planes y las alternativas que siempre planifica el jefe.
Ella casi se rió. Peter, definitivamente, ideaba un plan principal y muchos otros alternativos por si fallaba algo.
Suspiró.
—Deberíais dejar que me ocupara de esto sola. —Aunque comenzaba a sospechar que eso era todavía más difícil de lo que pensaba.
—Sabes que no será así. —Su tono estaba lleno de suave afecto—. Eres de la familia, La. No vamos a darte la espalda igual que tú no nos la darías a nosotros.
Lali tuvo que tragar para contener las lágrimas.
—No sé si podré hacerlo otra vez —murmuró al cabo de unos segundos—. No sé si soportaría perder lo que tengo aquí. —Una inmensa pena le atenazaba el pecho.
—Creo que los dos sabemos que es demasiado tarde para retroceder. Puedes huir y esconderte, o puedes plantarte y luchar. No hay más opciones, La.
Sí, ella sabía que no había más opciones, pero eso no quería decir que le gustaran.
—Peter me dijo que te advirtiera que si decides huir sin él, dejaría el coche fuera de servicio —continuó Vico con tranquila sinceridad—. Y yo le ayudaré. Ya está bien de huir.
Lali alzó la barbilla y lo miró enfadada. Peter había encontrado la manera de darle órdenes sin ni siquiera estar presente.
—Está muy equivocado —replicó, cortante—. Y que se vaya enterando de que ahora el coche es mío, no suyo.
Vico se levantó del taburete con los ojos brillantes a pesar de la tenue luz. Se inclinó sobre ella y acercó los labios a su oído.
—Voy a perderme entre las sombras —le informó—. Ve pronto a casa, cariño. Estás más cerca de lo que crees de conseguir lo que llevas ocho años anhelando. No te des por vencida justo cuando lo tienes al alcance de la mano.
Ella casi negó con la cabeza ante aquel consejo mientras le observaba caminar despacio hacia la salida. La luz del sol inundó el oscuro local al abrirse la puerta y desapareció bruscamente cuando se cerró.
Si Vico se refería al corazón de Peter, estaba muy equivocado. Cuando se acostaron en la base, Peter le demostró que no poseía corazón, por lo menos en lo que a ella concernía. Lo de ahora no contaba. Su antiguo comandante se sentía obligado a estar allí; no había acudido porque la necesitara.
Lo único que Peter sentía por Lali era un apetito sexual que ella igualaba, y que tarde o temprano acabaría destrozando su corazón.
     —Mar—dijo Juli mientras se acercaba a ella—. ¿Quién es el hombre con el que acabas de hablar? Es impresionante. —Le brindó una amplia y picara sonrisa al tiempo que arqueaba una ceja.
—Alguien con muchos complejos —suspiró Lali burlona, preguntándose quién de los que estaban allí dentro sería su enemigo. Por más que pensaba en ello, no podía imaginar que ninguno supusiera un peligro para su seguridad.
Sabía desde la más tierna infancia que cualquiera podía estar acechándola, incluso un amigo. Pero era evidente que no había aprendido esa lección.
Puede que se tratara de Casey, que fuera Kyle o incluso Juli. Lali supo desde el principio que la joven era peligrosa para ella, pero no por las razones que Vico pensaba.
—Alguien con muchos complejos y un culo de primera —se rió Juli.
—Y una mente brillante, Juli —aseguró Lali, encaminándose a la puerta—. Tengo que marcharme.
Debía irse de allí lo antes posible. Alejarse de quienquiera que estuviera observándola dispuesto a traicionarla.
Aquel lugar no era tan seguro como había pensado. A haber investigado y comprobado minuciosamente a todos, la habían engañado; había pasado algo por alto.
Era eso o que ya la tenían localizada antes de que hubiera llegado a Hagerstown, que la vigilaban con anterioridad a que ella empezara investigar a sus vecinos.
Eso habría dado la oportunidad a quien la vigilaba de enviar alguien a ese lugar con un historial adecuado. En especial si su enemigo la conocía lo suficientemente bien como para imaginar adónde iría.
Pensar que llevaban meses espiándola y que no se había percatado hasta hacía unas semanas hizo que le bajara un escalofrío de terror por la espalda.
Dios, debería haber hecho caso a su instinto y huir la primera noche que sintió aquella picazón en la nuca.
Pero si sus sospechas eran ciertas, si Vico tenía razón, entonces ya hubiera sido demasiado tarde. Pero, ¿por qué no había sentido antes el peligro? ¿Por qué aquella sensación de que la seguían había comenzado sólo quince días antes?
Sacó el mando del coche del bolsillo y presionó el botón para activar el sistema de seguridad del vehículo antes de cruzar la calle. Una vez se sentó frente al volante del deportivo, buscó en la pequeña pantalla del salpicadero cualquier señal de explosivos o dispositivos electrónicos.
Nada.
Pensativa, permaneció inmóvil y con la mirada perdida a través del parabrisas, intentando controlar el intenso miedo que crecía en su interior y aceptar que, finalmente, su padre parecía tenderle la mano desde la tumba para llevarla con él al infierno.
Huir de Peter y los demás ya no era posible. Si él había puesto a sus hombres a vigilarla antes de aparecer en su casa —y parecía que eso era lo que había hecho—, entonces tenía la intención de averiguar quién iba detrás de ella a pesar de querer esconderla en la base en algún otro lugar seguro.
Conocía a Peter; no hacía nada que no hubiera proyectado minuciosamente en uno de sus planes. Si la hubiera enviado a la base de la Unidad de Fuerzas Especiales, habría seguido a cualquiera que hubiera ido tras ella y se habría encargado de aniquilarlo después de sacarle información.
Dios, había tantas muertes a sus espaldas...
¿Cuántas veces habían asesinado a alguien por creer que podría luchar por ella?
Sin embargo, a diferencia de todos los demás, Peter había ido preparado y Lali lo sabía. Conocía cómo trabajaba, cómo lo planificaba todo y cómo luchaba.

Continuará...

27 comentarios:

  1. me encaanta quiero massss porfisss
    @LaliterLoveFore

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  2. Me Encanto Mas Nove Mas Nove
    @DaniiVasqueez

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  3. Me fasino el capi espero massssssss

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  4. masss
    cada vez q conosco mas la historia de lali me doy cuenta q yo no podria resistir todo lo q paso :(

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  5. Entiendo lo que paso pero no puede ser tan terca por Dioooooos! Ellos se saben manejar en estos casos Lali, NO SEAS TERCA!
    Me encanta, maaaaaaaaaaaaaas!

    @Camhii_Infante ♥

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  6. me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  7. aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyy maas mas maaaaaaaaaaaas!!

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  8. Ahhh ...me encAnta
    Avisa cuando subas el siguiente
    @MariaPia0598

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  9. Debe volver y enfrentarse a todo.

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  10. Lali tiene la ventaja d contar con personas k la aman,y están ahí con ella.

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  11. dios pobre de lali nadie logra entender lo que ella siente y que no quiere sufrir mas por que si les pasa algo ella se muere

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  12. Lali tiene q dejar ayudarse,todos se estan arriesgando por ella y al escapar así no sólo se expone ella sino a todos los demás.Q cabeza dura son ambos en cuanto a sus sentimientos,dios!
    Para mí la q la espia es JULI,La inocente estudiante!o es demasiado obvia esa opcion?

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  13. Me encanta la nove!!!!! espero que lali entienda y se deje ayudar =)


    Espero el próximo!!! Suerte lucia =)

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  14. Maaaaaaaaaaaas =)
    @RochiMyWorld_

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  15. Por fevor subi mas!! nos tenes re abandaonadas con la nove queremos mas porfavor!!! me desespero sin leer y mira que la nove nos tiene re picadas de verdad queremos saber ya que va a pasar con lali y peter Espero mas!!

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  16. LALI me parece k esta confundia con todo lo k esta viviendo no puede creer k todo este tiempo haya sido engañada k alguien la haya estado vigilando y no haberse dado cuenta.

    VICO a pesar de las cosnejos k le dio a LALI ella no creia en lo k lle dijo repsecto a PETER.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  17. Espero que ya te sientas mejor.

    La nove cada vez mas emocionante.

    Espero k puedas subir mas nove.

    CUIDATE

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  18. que cabeza dura que es lali
    yo quiero un amigo asi como vico
    espero q estes mejor
    besos

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  19. wuaaaaaaaaaao esta muy grossa la nove, espero los siguientes caoitulos!
    pr que Lali no acepta la ayuda de PETER? cabeza de chorlito..

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  20. quiero que las cosas se arreglen y que Peter se anime a admitir lo que siente!!! @LuciaVega14

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