jueves, 25 de octubre de 2012

Capítulo 36


Perdon por no subir chicas.. estoy a full con los estudios :|  Disfruten y comenten mucho!!


Porque cualquier vida que ella hubiera elegido sería mucho mejor que vivir con un hombre que había aprendido hacía ya mucho tiempo los peligros de creer en el amor, y que era infeliz desde entonces.
Nada duraba para siempre ¿verdad?

Capítulo 36
 A Lali se le ocurrían muchísimas cosas más interesantes que asistir a una fiesta repleta de políticos y sus simpatizantes. Que le empastaran una muela, que le escayolaran un hueso roto... Puff, incluso estar en medio de un conflicto bélico en plena selva. Y eso que odiaba la selva; la odiaba casi tanto como asistir a aquella hipócrita reunión.
Sin embargo, tenía que admitir que sintió una punzada de excitación, un profundo orgullo puramente femenino cuando todos los ojos se volvieron hacia ellos.
Como la propia Lali, ninguna de las mujeres presentes podía apartar la vista de Peter.
El era peligroso y salvaje, intensamente masculino, seguro y primitivo, un imán para cualquier hembra con hormonas. Y allí parecía haber muchas hormonas en plena efervescencia si tenía en cuenta el repentino interés que despertaban a su paso.
Descendió el pequeño tramo de escaleras con la mano apoyada en el brazo de Peter y se permitió fingir por un momento que eran una pareja de verdad. Que habían acudido a apoyar a un amigo. Que no existía ningún peligro, ningún pasado aterrador. Que no tenía que preocuparse de nada ni tenía ninguna razón para estar asustada.
Peter le había pedido que confiara en él. Lo que él no sabía — lo que no entendía— era que ella siempre había confiado en él. Que siempre lo haría.
—Señor Lanzani. —El senador Richard Stanton se adelantó con una acogedora sonrisa en la cara y sus ojos azules brillaron satisfechos. Alargó la mano y dio la bienvenida a Peter con un firme apretón y una fuerte palmada en la espalda antes de mirar a Lali—. Marianella Rinaldi, tan guapa como siempre.
—Senador. —Lali aceptó el roce de los labios contra su mejilla con una sincera sonrisa en los labios.
Habiendo ejercido el papel de secretaria de Peter durante los últimos ocho años, había tenido el placer de disfrutar de la compañía de aquel maduro caballero en los diversos actos que requerían la presencia del comandante de la Unidad de Fuerzas Especiales.
—Ya conocéis a mi hija y a mi yerno, ¿verdad? —El senador se volvió hacia Kell y Emily Krieger.
—Hola, Mar —la saludó Emily con descaro, brillantes los ojos por el regocijo que suponía saber que, evidentemente, Marianella no era su nombre auténtico.
La bienvenida de Kell fue igual de afectuosa; sus oscuros ojos verdes les observaban con patente y divertido interés.
—Me alegro mucho de verte, Peter —comentó a continuación el senador haciendo gala de su expresiva cordialidad—. Acompañadme al bar a pedir una copa antes de presentaros a algunos conocidos míos que arden en deseos de conoceros.
El senador les guió con paso firme a través del salón mientras Lali observaba con calma fingida a la multitud congregada. De pronto, vio a dos mujeres que no les quitaban los ojos de encima. Una era un rostro familiar y mostraba una expresión confundida; la otra parecía completamente serena y a su semblante asomaba una expresión de endiosada prepotencia.
Julieta y su hermana Alexa eran tan diferentes como el día y la noche. Juli parecía una diablesa con su brillante pelo, y Alexa una princesa de hielo. Junto a ellas estaba su apuesto hermano Royce, que tenía el pelo oscuro y expresión ausente. Su mirada era dura, casi sin vida, pero no helada. La estudiaba con unas pupilas sin brillo. No mostraba interés ni curiosidad o aburrimiento. Sus ojos estaban muertos.
Mientras el senador les conducía al bar, Lali observó por el rabillo del ojo que Stephen y Craig Espósito se acercaban desde el lado contrario.
Los dos hombres tenían los ojos entrecerrados y su mirada estaba clavada en Peter. Eran altos y sus rostros arrogantes y afilados les daban la apariencia de peligrosos depredadores.
Deseaban el castillo que Peter poseía en Irlanda desde hacía algunos años. Los Espósito afirmaban que era parte de su patrimonio y querían que retornase a la familia a toda costa. Habían intentado reunirse con el padre de Peter, Juan, y con su hermano, Juan Pablo, e incluso habían viajado a Texas en un infructuoso intento por encontrarse con el propio Peter y hacerle una oferta de compra.
Desde entonces presionaban a Peter a la más mínima oportunidad que se les presentaba para que les vendiera el castillo, ya fuera por correo electrónico o ordinario, a pesar de que él se negaba en redondo a deshacerse de la valiosa propiedad.
—¿Qué queréis tomar? —El senador se volvió hacia ellos al llegar a la larga barra de madera oscura.
Peter pidió una copa y Lali un vaso de su whisky favorito. Se volvió hacia su acompañante con el licor en alto en un mudo brindis y lo vació de un solo trago con los ojos cerrados.
El líquido ardió en su estómago y la hizo sentir una oleada de coraje que disipó el miedo que le anudaba las entrañas. Lamentablemente, al abrir los ojos se encontró clavadas en ella las miradas desaprobadoras de su tío abuelo y del primo que tanto había ansiado conocer.
La sonrisa que les dirigió fue absolutamente falsa. No se dignó a dejar aflorar el daño que le provocaba ver la desaprobación de su primo ni la repentina mirada de repulsa en los ojos de su tío.
—Stephen —le saludó Stanton—. Me alegro de que hayas podido asistir esta noche.
Stephen inclinó la cabeza con actitud regia antes de mirar a Peter.
—Pensé que había llegado el momento de conocer en persona a mi adversario —dijo con cordialidad—. Parece que mantenemos una silenciosa pugna por un terreno.
—Un terreno que poseo... —remarcó Peter, acercándose a Lali y pasándole un brazo por la cintura para pegarla a su cuerpo—... y que sigue sin estar en venta.
—Por supuesto que no lo está. —El tono de Craig fue arrogante y despreciativo. Como si considerase todo aquello una pérdida de tiempo.
Los ojos del menor de los dos Espósito eran fiaos y distantes; sin embargo, los del anciano, rezumaban franca curiosidad.
—Me sorprende que esté tan decidido a conservar una propiedad tan árida como ésa —comentó Stephen con una sonrisa en los labios que no se reflejó sus ojos.
—Más me sorprende a mí que quieran comprar una propiedad de esas características —señaló Peter con voz gélida.
¿Era ésa su familia?
De repente, Lali vio a los Espósito sin las gafas de cristales rosados con las que solía verles. Jamás se hubiera imaginado ese prejuicio sarcástico por su parte, aquel aire de superioridad y arrogancia. ¿Cuánto peor sería su reacción si supieran la verdad con respecto a ella?        
—Peter, lo siento, cariño. —Le miró con ternura y una sonrisa tan grande como falsa—. Me encuentro un poco mareada. Quizá me haya sentado algo mal. Iré un momento al tocador de señoras para despejarme un poco la cabeza, ¿me disculpas?
—Por supuesto —respondió, mostrando su lado más solícito y preocupado—. Estaré por aquí.
Cuando Lali se dio la vuelta, Peter levantó la mano para hacer una sutil señal a Pablo y Mery, y sólo se relajó un tanto al ver que los dos seguían a la joven camino del tocador de señoras.
Un instante más tarde, se volvió hacia Stephen y Craig con una sombría cólera inundando sus ojos.
—Pensaba que en este tipo de sitios la gente era más educada — masculló.
Craig Espósito enderezó los hombros huesudos bajo la chaqueta de seda que llevaba puesta.
—¿Está insultándonos, Lanzani?
—En efecto —dijo Peter en voz baja, cuidando de que sólo le oyeran ellos—. Han ofendido a mi acompañante, y eso podría resultar un error fatal por su parte.
Craig inhaló por la nariz lentamente.
—Posee unos modales atroces, señor Lanzani. Una dama no bebe en público una copa de whisky.
—Sólo debe beber en privado para soportar a los tipos como usted, ¿no? —se burló él, consciente de la incapacidad de la esposa de Craig para acompañarle a multitud de actos sociales a causa de su amor a la bebida.
Lo dijo de tal manera que Craig no pudo estar seguro de que fuera un insulto.
—Parece que nos equivocamos al pensar que un encuentro cara a cara ayudaría a resolver de una manera inteligente el asunto que nos atañe —dijo Stephen Espósito con voz pesarosa—. Tenemos en común muchos intereses comerciales y esperaba que pudiéramos trabajar juntos.
—Yo no soy consciente de que existan tales intereses comunes —señaló Peter—. De hecho, no entiendo su empecinamiento en adquirir algo que no está en venta.
Y que nunca lo estaría.
Stephen Espósito había vendido la propiedad a Carlos, poco antes de que su sobrina Majo fuera secuestrada hacia ya treinta años. A Carlos, sin embargo, no le importó el castillo lo suficiente como para conservarlo cuando comenzó a desmoronarse, así que acabó indirectamente en manos de Peter, que lo adquirió y restauró hasta dotarlo de la belleza salvaje que ahora poseía.
—No debería haberlo vendido nunca —se lamentó Stephen con un suspiro de cansando—. Hizo usted un buen negocio al adquirirlo. De todas maneras, señor Lanzani, se está ofendiendo por algo que no es más que un acercamiento amistoso. Fue desafortunado venderlo y admito que me gustaría recuperarlo. Me siento extrañamente posesivo con ese castillo. Carlos logró convencerme cuando era joven y le tenía menos aprecio a mis posesiones.
Peter había comprado sin dudar la propiedad a las autoridades irlandesas después de la muerte de Carlos. En realidad, el castillo había pertenecido a los Lanzani y formaba parte del legado del abuelo de Peter antes de que la familia se trasladara a América.
—Le aseguro, señor Espósito, que raras veces entiendo mal una situación —aseguró Peter—. Mi propia supervivencia empresarial está basada en saber exactamente cuál es el punto débil de mis adversarios.
Espósito arqueó las cejas.
—¿A qué negocios se refiere exactamente, señor Lanzani? Debo admitir que jamás he sabido a qué se dedica.
—Y yo debo admitir que no suelo hablar de ello —repuso Peter en tono despectivo antes de mirar al senador Stanton, que había asistido atónito a aquel intercambio de palabras—. Si me disculpas, tengo un asunto pendiente con tu yerno. Me reuniré con él en cuanto encuentre a Mar.
Lali nunca formaría parte de esa familia. Eran demasiado altivos para que la joven se sintiera cómoda con ellos y jamás aguantaría aquella pomposa arrogancia que era el sello personal de los dos hombres que acababa de conocer.
Su avaricia sólo era superada por la prepotencia que mostraban. Y por desgracia para ellos, no eran conscientes del formidable enemigo que acababan de crearse.
No podía ignorar la mirada de menosprecio que le habían dirigido a Lali, la repugnancia que mostraron al verla beber su bebida favorita y cómo habían conseguido minar la autoestima de la joven.
¡Cabrones! No importaba lo que pensaran de él, pero no permitiría bajo ninguna circunstancia que la tomaran con ella. Nunca hubiera supuesto que la familia de Lali fuera así.
El castillo que codiciaban había sido vendido a Carlos cuando el joven Stephen era amigo suyo, y Peter se había hecho con él gracias a un gran golpe de suerte.
La propiedad estaba ahora en manos de unos guardeses, un matrimonio cuya seguridad dependía de la habilidad que tuvieran para convencer de la fachada que ofrecían.
Frunciendo el ceño, cruzó el vestíbulo y se dirigió al piso superior, donde estaba el cuarto de baño de señoras. Delante de la puerta, Pablo esperaba con los hombros apoyados en la pared y una expresión dura y angulosa.
El ex agente se aproximó a Peter en cuanto lo vio.
—No es posible que Lali tenga la misma sangre que esos cabrones. No sé qué le han hecho, pero estaba muy afectada cuando entró en el aseo.
Peter maldijo en voz baja al oír aquello.
—La han menospreciado por considerarla inferior —masculló entre dientes—. Deberíamos haberlo esperado después de leer su expediente.
Pablo negó con la cabeza.
—Mery conoce a esa condenada familia desde siempre y ya nos lo había advertido. A lo largo del año pasado alterné en los mismos círculos sociales que ellos, pero nuestros caminos jamás se habían cruzado y ahora entiendo por qué. ¡Qué hijos de perra! La vale mucho más que todos ellos juntos.
Sí, conociendo a Lali, era difícil imaginar que los Espósito fueran su familia.
—Supongo que te han estado evitando —aventuró Peter.
Pablo tensó la mandíbula.
—Sí, hasta que les llegó la información de que éramos amigos. Desde entonces están tratando de que interceda a su favor para que les vendas el castillo Lanzani —respondió con evidente ironía—. ¡Cabrones! Mi linaje es mucho más antiguo que el suyo y, si quisiera, dispondría de más dinero que ellos. Y no voy por ahí creyéndome superior a todos.
En efecto, Pablo había sido todo un aristócrata inglés en su otra vida. Antes de que lo perdiera todo, antes de que recurriera a la venganza.
—¿Lo echas de menos? —preguntó Peter con repentina curiosidad—. Renunciaste a mucho para unirte a nosotros.
Pablo curvó los labios en una lenta sonrisa al tiempo que sus ojos brillaban con diversión. Justo en ese momento se abrió la puerta y salió Mery. Al ver a su marido se le iluminó el rostro con una preciosa sonrisa que la hizo parecer aún más bella.
—Joder, no —susurró Pablo—. Mira lo que tengo ahora...
Peter apenas le escuchó. Su atención estaba centrada en la pequeña figura que apareció detrás de Mery. La joven parecía sombría y cansada.
Pablo y Mery se dirigieron hacia el salón de baile mientras Peter abrazaba a Lali y le apretaba la cabeza contra su pecho para consolarla.
—Estoy bien —le aseguró ella respirando entrecortadamente—. Supongo que ha sido como si el suelo se abriera bajo mis pies. Sólo necesitaba un momento para recuperarme.
Jamás hubiera imaginado que sus familiares pudieran ser tan crueles a pesar de las historias que su madre le había relatado sobre aquel mundo del que había formado parte. Un mundo donde los mejores amigos ni siquiera hablaban mal de sus enemigos y la confianza era una ilusión en la que sólo creían los niños.
Se apartó lentamente de Peter, alzó la cara y le regaló una sonrisa. Otra ilusión. La mentira de que estaba bien y que sólo le llevaría unos minutos recuperarse.
Cuando la familia con la que había soñado durante años la miró despectivamente fue como si le hubieran abierto la carne hasta los huesos.
¿Su madre habría sido así en algún momento? ¿Y sus abuelos?
De repente se alegró infinitamente de no haberse criado en ese ambiente para luego perderlo, como le ocurrió a su madre.
A Majo Espósito le había dolido perder su forma de vida y la familia que conocía. Las raras ocasiones en que Lali y ella habían estado juntas después de escapar de la mansión de Carlos, su madre sólo hablaba de regresar algún día.
Soñó con ello hasta que sus padres murieron y, sólo unos días después, ella les siguió.
—Debía ser por esto por lo que evitábamos este tipo de acontecimientos —susurró ella con aire de divertida conspiración mientras él la soltaba lentamente—. Para no tener que soportar a estúpidos insufribles como Stephen y Craig Espósito. —Pero el dolor estaba allí denso y pesado, por mucho que ella intentara ocultarlo.
Puede que bromeara, incluso podría disimular que no le dolía durante el tiempo suficiente como para intentar convencer a Peter de ello.
Pero estaba destrozada.
Abrió la boca para decir algo más cuando vislumbró un movimiento por el rabillo del ojo.

Continuará... 

20 comentarios:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
    @RochiMyWorld_

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  2. No quien o que es?? Más me encanta!!

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  3. Y ahora q pasó?

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  4. uuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy no la dejes ahi ¬¬

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  5. Oh!!! no nos podes dekar con ese suspenso. Quien carajito la esta espiando? habra tiros? accion? o solamente su imaginacionn!!!
    Entiendo que estes con pruebas yo la semana que viene tambiaen a full.. Cuando puedas subi más. ME ENCANTO EL CAP Gracias :D
    te dejo mi twitter @EizAngeLaRochi

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  6. LALI pobre la paso super mal x culpa de los Esposito como pudieron tratarla de esa forma.

    PETER que bueno k los puso en su lugar a esos odiosos.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOO

    Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  7. LALI antes tenia pena x no habar estado con su familia pero ahora k los conoce esta desepcionada de ellos.

    LALITER ♥

    ++++++++++++++++++++++++++++ NOVE

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  8. No te preocupes lo importnate es que te valla muy bien en los estudios y cuando puedas sube nove.

    CUIDATE

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  9. Lali siempre alerta .Estudia y sube cuando puedas ,k esperamos.

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  10. no importa q no puedas subir
    lo importante son los estudios
    estamos en epocas de finales y se hace dificil la cosa
    que paso??? me intriga
    besos

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  11. Nos dejaste con la incertidumbre
    @masi_ruth

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  12. No te preocupes por lo de subir caps, se te extraña pero entendemos que la escuela necesita mucho tiempo :)
    Pobre Lali, que impresión de que tu familia sea así, que horror. Pero que bueno que Peter la apoya y esta con ella en ese momento!!
    Saludillos
    @Titel842

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  13. quiero mas nove
    esta muy buena , amo esta nivela!!
    amo como peter esta con ella siempre , y trata de protegerla!
    besos! :)

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  14. Quien o que es??
    No nos dejes asi por favor! jajaj
    Espero el proximo
    Besos

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  15. Como lo vas a dejar asi? Ya me puse al dia amiga! Cuando puedas volve que quiero seguir leyendo!1 Me encanta Juli♥

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  16. kefuhwkefhewhfhkew AMO como Peter se preocupa tanto por la felicidad de Lali, que movimiento!?!?!!? @LuciaVega14

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