Doble posteo porque ayer no pude subir!! :) Comenten mucho chicas... son 2 capítulos! besos ♥
Peter lanzó un salvaje rugido cuando la llenó con la
última gota de su esencia, vibrando ostensiblemente ante la explosión de placer
que le desgarraba. Todos los nervios de la joven latieron al unísono y su
cuerpo aprisionó su miembro con los espasmos finales.
No le quedaban fuerzas. Seguía convulsionándose aunque
apenas era capaz de respirar, así que cerró los ojos y se dejó llevar.
Capítulo 31
Finalmente, Peter cayó sobre ella y apoyó su peso en
un brazo. Le rozó el hombro con los labios mientras luchaba por recuperar el
aliento con la misma desesperación que ella.
Dios, Lali podía sentirlo en su interior.
No sólo dentro de su cuerpo, no sólo enterrado en su cuerpo
con el miembro todavía duro y palpitante, sino en lo más íntimo de su ser. Como
si él hubiera encontrado la manera de meterse dentro de su alma, de apropiarse
de ella por completo y poseerla de maneras que la joven ni siquiera había
imaginado posibles.
—Mi dulce Lali —susurró él, retirándose de su interior
lentamente y arrancándole un grito al rozar los extremadamente sensibles
tejidos de su interior.
Lali se derrumbó sobre la cama, feliz de tener la cara
sepultada contra las sábanas, contenta de que él no pudiera ver las lágrimas
que tuvo que hacer desaparecer parpadeando.
¡Oh, Dios! Le amaba.
Siempre le había amado.
Ningún otro hombre le haría experimentar lo que
acababa de vivir. Ningún otro se había apoderado de sus sueños y fantasías.
Pertenecía a Peter Lanzani, un hombre que no quería
amar, que no necesitaba el corazón que ella le había ofrecido. Un hombre que
creía que el amor no era sino una ilusión.
—Mi pequeña... —Peter le retiró el pelo a un lado y
presionó los labios contra la nuca en un tierno y eterno beso antes de moverse.
Lali ya echaba de menos su posesión. Echaba de menos
el calor de su poderoso cuerpo aunque seguía tendido a su lado.
—¿Qué voy a hacer contigo? —susurró él entonces con la
voz tan baja que ella apenas pudo escucharle.
Sin duda, Lali tenía unas cuantas ideas al respecto.
Giró la cabeza poco a poco y se forzó a abrir los
ojos.
—¿Qué has dicho? —Le había escuchado, pero quería asegurarse
de que había dicho lo que ella pensaba.
Peter la miró. Sus ojos verdes brillaban de tal manera
que la joven se perdió en ellos al instante.
Ojalá pudiera quedarse allí para siempre. Ojalá...
Peter curvó los labios lentamente.
—Que espero no haberte hecho daño —susurró.
Lali frunció el ceño. Podría haber jurado que había
oído algo más, algo que parecía un lamento en su voz. Y estaba completamente
segura de que no era eso lo que había dicho antes.
Peter le apartó el pelo de la cara y los pesados rizos
la rodearon cuando se giró hacia él para observarle fijamente. El se puso
también de lado y apoyó la cabeza en la palma de la mano con una amplia sonrisa
en los labios.
—Estoy bien —mintió. Sólo estaría bien hasta el día
que Peter se alejara de ella otra vez. Después de que ocurriera eso, sólo Dios
sabía si podría sobrevivir o no. Ver cómo se marchaba sería la segunda cosa más
difícil que hubiera hecho en su vida; la otra fue dejarle la primera vez que
hicieron el amor.
Él le pasó un dedo por los suaves rasgos de su rostro.
—Me haces arder vivo, La —murmuró roncamente, sin
apartar la mirada de sus llameantes ojos.
La joven guardó silencio. Tenía un nudo en la garganta
y unas garras heladas le oprimían el corazón.
El suspiró exhalando el aire lentamente.
—Tú me haces sentir igual, Peter —musitó ella al cabo
de unos segundos, impulsada por la necesidad casi física de escuchar algo más.
Los ojos masculinos se oscurecieron.
—Mañana comenzará todo —dijo Peter con una expresión
no exactamente distante, pero no tan suave como había sido unos segundos
antes—. Será la primera fiesta del senador, y tiene pensado presentar a su
yerno a sus partidarios. Se celebrará en la mansión Stanton.
Lali aún no había conseguido deshacerse del nudo que
le constreñía la garganta y, además, no quería hablar de eso en aquel momento.
—Preferiría disfrutar de esto un poco más —ronroneó
con fingida diversión—. Hablaremos más tarde ¿te parece?
Cuando su corazón no fuera a romperse por el hecho de
que Peter no le dijese las palabras de amor que necesitaba después del orgasmo
más increíble de su vida.
—La, no disponemos de tiempo. —Le hizo girar la cabeza
hacia él cuando se alejó a un extremo de la cama—. Tengo que saberlo ahora:
¿eres capaz de hablar con los Espósito? ¿Podrás resistir que te los presente y
simular que no los conoces de nada? ¿Podrás alejarte de tu familia una vez
que...?
—No son mi familia. —Ni siquiera sabía si eran
agradables o no. Además, no podía perder lo que nunca había tenido.
—La, mírame. —La suavidad en su tono casi traspasó la
frágil coraza de las defensas de la joven—. ¿Por qué? ¿Qué es lo que te
detiene? ¿Qué te impide recuperar a tu familia y reclamar tu herencia?
¿Qué es lo que quería saber él? ¿Y por qué quería
saberlo? Dios, Peter no podía suponer lo difícil que le resultaba todo aquello.
No era dura, sino frágil y vulnerable. ¿Por qué no podía darse cuenta?
—Los Espósito no saben nada sobre mí —suspiró
finalmente—. Piensan que todos los herederos de mi madre han fallecido. Que yo
he muerto. Si regreso, pensarán que quiero únicamente la herencia y
desconfiarán de mí. Y estoy tan harta de pelear... Sólo quiero descansar, nada
más.
Estaba cansada de estar sola y de las sombras que se
negaban a permitirle disfrutar de un poco de paz.
Ahora estaba exhausta, pero cuando todo aquello
hubiera acabado sólo querría esconderse y sanar las heridas que laceraban su
corazón.
Volvió a mirarle y de pronto se dio cuenta de que lo
que de verdad quería era descansar en sus brazos. Perderse en ellos para
siempre.
—Ven aquí. —Peter la abrazó y la estrechó contra su
cuerpo—. Estaré allí contigo —le prometió—. Apóyate ahora en mí si tienes que
hacerlo, pero cuando todo esto haya acabado volveremos a tener esta
conversación. Tu decisión no puede ser inamovible.
Desafortunadamente sí lo era. La había tomado hacía
mucho tiempo y no tenía intención de cambiarla.
Continuará...
Capítulo 32
Definitivamente, su decisión era irrevocable.
Lali se repitió esa promesa para sus adentros la noche
siguiente.
Se recordó que se lo había prometido, no sólo a sí
misma, sino también a su madre. Tras el asesinato de sus abuelos, le juró a Majo
que protegería al resto de la familia manteniéndose al margen para que no les
hicieran daño. Que protegería el único secreto que sabía de su abuelo hasta que
cualquier amenaza de peligro hubiera pasado.
Aquel secreto, aquella serie alfanumérica, daba acceso
a la herencia que Bernard Espósito dejó a su hija perdida, a Majo. Consistía en
dinero en metálico, bienes inmuebles, oro, bonos, joyas familiares y una
porción de los beneficios anuales de las Industrias Espósito. Era el legado que
le había dejado su abuelo y lo único que aceptaría de los Espósito cuando la
sombra de Carlos desapareciera para siempre. Además, consideraba que se merecía
hasta el último centavo.
—Traerán tu vestido dentro de una hora —le informó Peter
entrando en el dormitorio.
Ella estaba frente al enorme espejo del tocador
acabando de maquillarse. Odiaba la iluminación artificial y prefería la luz
natural del dormitorio.
Vestida con pantalones cortos y una camiseta larga,
descalza, recién duchada y sin ganas de enfrentarse a lo ocurrido la noche
anterior, Lali evitó la mirada de Peter dándose un último retoque de colorete
con la brocha.
—Estupendo —respondió después de comprobar su aspecto
y guardar los productos de maquillaje en el neceser que había sobre el tocador.
Las mejillas ligeramente sonrosadas, el párpado superior sombreado y el
eyeliner negro contribuían a resaltar sus ojos.
No se parecía a Marianella Rinaldi más de lo que se
parecía a la perdida Lali Espósito. Pero, ¿acaso no era eso lo que buscaba? No
cabía duda de que un buen maquillaje era el mejor amigo de una mujer.
Peter cruzó la estancia hasta ella con paso firme. Se
había puesto unos pantalones negros confeccionados a medida, zapatos de factura
impecable y una camisa de algodón egipcio. Lali sabía que el padre de Peter era
muy rico y que había donado una gran herencia a cada uno de sus hijos cuando
murió su esposa. Sin embargo, Peter hacía gala de ello pocas veces, algo que
sólo conseguía que ella se sorprendiera más cuando veía las pruebas.
La chaqueta del traje debía de estar sobre una silla
en la sala de la suite. La joven conocía los hábitos de Peter y estaba segura
de que era allí donde la había dejado.
—No pareces particularmente preocupada por la fiesta
de esta noche —comentó él observándola a través del espejo y admirando la
perfecta aplicación del maquillaje.
—¿Debería? —pregunto ella, arqueando una ceja.
—Salvo la amistad que te une a Julieta, es la primera
vez que te verás cara a cara con los Espósito, y sé que es una complicación que
no deseabas.
Ella apretó los labios con fuerza.
—Cierto, pero la vida está repleta de complicaciones,
¿verdad, Peter? ¿Qué supone una más? Además, no tienen idea de quién soy y a
nadie le importa. ¿Por qué debería estar nerviosa?
Peter se apoyó en el borde del tocador y cruzó los
brazos sin dejar de mirarla.
—La, estará presente toda tu familia. Tu tío abuelo
Stephen, su hijo Craig con su esposa Melina, y tus tres primos: Royce, el
heredero, Alexa y Julieta.
Ella se giró y ladeó la cabeza.
—Una familia numerosa. Stephen Espósito tuvo sólo un
hijo, Craig pero éste tiene tres.
—Quizás a Craig no le gustó ser hijo único. —Peter
curvó los labios pensativamente aunque su mirada tenía un brillo de diversión.
—Mi madre me dijo que Craig era feliz por no haber
tenido hermanos con los que compartir a sus padres. —Frunció el ceño al
recordar—. Sí, Craig era muy posesivo con sus padres, pero lo era más con
cualquier herencia que pudiera recibir cuando estos murieran.
—¿Y qué opinas al respecto? —preguntó Peter intrigado.
¿Tenía una opinión? Apenas conocía a su familia, y
aunque se relacionara fluidamente con la más joven, Lali había decidido desde
el principio que no trataría ese tema con Juli.
—Nada —repuso finalmente, encogiéndose de hombros bajo
la atenta mirada de Peter—. Supongo que sólo se trata de que me resulta
extraño.
—¿Qué más da que te parezca raro si no tienes
intención de relacionarte con ellos?
Lali apoyó las manos en el tocador y observó su
reflejo en el espejo durante un largo e intenso momento antes de apartar la
mirada para dirigirla hacia Peter.
No soportaba ver cómo en sus propios ojos titilaban
todas sus emociones, aquellos sueños maravillosos que nunca había perdido la
esperanza de realizar.
—Mi madre adoraba a su familia —dijo con suavidad,
sintiendo un nudo en el pecho por todo lo que había perdido a lo largo de los
años—. Ese era su único sueño, encontrar la manera de regresar a su hogar. En
la última llamada que me hizo antes de que Carlos la asesinara, tras la muerte
de sus padres, sonaba derrotada.
Lali había percibido en la voz de Majo una angustia
desgarradora, la certeza de que no había solución posible a su situación.
—No confíes en nadie, Lali —había susurrado sin
fuerzas. Su tono ronco sonaba apagado, falto de emoción—. Júrame que jamás
pondrás en peligro al resto de la familia, y que sólo cuando estés a salvo y
seas lo suficientemente fuerte reclamarás lo que debe ser tuyo. ¡Júramelo! Y
cuando lo hagas, le buscarás. Darás con el hijo de perra que ayudó a Carlos y
se lo harás pagar: ¡Júramelo!
Su madre debía presentir que no viviría mucho más
tiempo cuando hizo aquella llamada. Y así fue. Sólo una semana después los
hombres de Carlos la encontraron y la torturaron hasta matarla.
Su madre murió protegiéndola.
—Tú también eras su familia. —La voz de Peter la
arrancó de sus recuerdos—. Eras su hija.
—Fui una carga —susurró con pesar.
—Te quería —afirmó tajante—. Si hubieras sido una
carga habría dejado que Carlos te atrapara.
—Y vivió un infierno para protegerme. —Era imposible
olvidarlo. No podía fallar. No podía dejar que el pasado la venciera ni que la
muerte de su madre hubiera sido en vano—. Me hizo prometer que jamás
involucraría a la familia.
Le miró, rezando por haber tomado la decisión correcta
al permitir que Peter la protegiese.
Y ahora, además, la estaba obligando a ir a una fiesta
a la que asistirían todos los Espósito. Un acontecimiento en el que todos los
presentes especularían sobre qué hacía la propietaria de una pequeña empresa
que realizaba proyectos para jardines con uno de los hijos predilectos de
Washington: Peter Lanzani.
—No vas a recurrir a tu familia en busca de ayuda
—señaló él—. No te presentarás ante ellos como la sobrina nieta que Stephen Espósito
no sabe cómo localizar.
Según los rumores, su tío abuelo la había buscado
durante años después de la muerte de sus abuelos y de su madre.
Lali volvió a mirarse en el espejo, se ahuecó los
rizos que le caían casi hasta las caderas y comprobó la sombra ahumada que
acentuaba el color de sus ojos. Necesitaba huir del verde de la mirada de Peter,
de las mudas preguntas que acechaban tras sus ojos.
—¿Esperas encontrar allí a Ira Arthur y Mark
Tenneyson? — preguntó tras unos segundos de silencio.
—Nos han informado de que están invitados.
La joven se volvió hacia él sorprendida.
—¿Cómo es posible que recibieran invitaciones?
—A través de la embajada francesa. —Peter apretó los
labios—. Todavía estamos intentando averiguar cómo ha sucedido. Hasta que los
descubramos, no te alejes mucho. Intentaremos enterarnos de si alguien menciona
algo sobre lo ocurrido en tu casa.
—¿Acaso ya lo sabe todo el mundo? Toda una vida de
anonimato se ha esfumado en un segundo, Peter. ¿Qué demonios está pasando?
—Hemos logrado contener la mayoría de los rumores —le aseguró
él—. Pero ya sabes cómo surgen este tipo de cosas, Lali. Tu prima comentó lo
ocurrido. Es lógico, las cosas se salieron de control y comenzaron a llover los
disparos.
—Sí, muy lógico —suspiró.
No quería pensar en su casa. No quería pensar en la
explosión ni escuchar hablar del tema.
—La, te preocupas demasiado —gruñó Peter, tenso—. Será
una fiesta multitudinaria y podremos vigilar a los Espósito y también a ti, por
si tus acechadores dan algún paso en falso. Quiero saber quién tiene en sus
manos las correas de esos dos perros y cómo se hicieron con invitaciones
oficiales para la fiesta de un senador.
—Estamos en Washington D.C. —le recordó ella—. Las
invitaciones se intercambian como cromos de béisbol.
Él asintió con la cabeza.
—Supongo que entonces sólo se trata de encontrar a
quienes los coleccionan —adujo Peter con ironía.
—¿Alguna idea de para quién trabajan esos perros? —Le
había gustado esa analogía para Arthur y Tenneyson.
Peter apretó la mandíbula con fuerza.
—No tenemos ni idea. Pero como te he dicho, espero que
nos conduzcan hasta sus jefes después de la fiesta y que al final de la noche
estemos unos pasos más cerca de nuestro objetivo.
Unos pasos más cerca.
—Debe tratarse de alguien muy rico que sabe ocultarse
y que cuenta con excelentes contactos —murmuró ella—. Pero no sabremos quién es
a menos que logren secuestrarme.
El se puso rápidamente tras ella y buscó su mirada en
el espejo.
—Si eso ocurriera te prometo que una vez estés a
salvo, lamentarán haberse atrevido a hacerlo.
Lali percibió claramente la cólera en su voz, su
determinación en protegerla.
—He estado huyendo desde que tenía cinco años y no
pienso dejar que me atrapen ahora, Peter.
—Asegúrate de que es así —gruñó él—. No soportaría
perderte, Lali.
Continuará...
Me encanta masss
ResponderEliminarMuy buenos!Ojala todo salga como Peter planea!Q tengan todo controlado!
ResponderEliminarhaaaay no me alcanza con 2 quiero maaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarME FASCINA :D
ResponderEliminarQuiero mas!
Besos
peter <3
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah magnificoo, quiero que atrapen a esos tipos luegoo, y algo me dice que ese primo tio no se que de lali que era hijo unico qtiene algo que ver con todo eso ¬¬
ResponderEliminarMe encanta, más!!! Me fascina el modo en que peter la reclama como de su propiedad!!
ResponderEliminarMas nove!! me encanto la ultima respuesta de Peter
ResponderEliminarNo soportaria perderte dijo awww!!
ResponderEliminarMas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas mas
ResponderEliminarMe encanta lo que le dice Peter ahi ya se puede notar lo que le importa y Lali sigue sin darse cuenta!!1 :$
ResponderEliminarVamos queremos mas!!! dale subi uno mas jajaja
ResponderEliminarGracias por subir!! Pero QUEREMOS MAS!!!
ResponderEliminarLALI no puede evitar pensar k cuando todo acabe PETER ya no estara mas con ella y tendra k comenzar de nuevo y sola.
ResponderEliminarPETER es muy protector con LALI ojala se atreva a dejar a un la do sus miedos y ser feliz.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSSSSSSSSSS
mas mas mas mas mas
ResponderEliminarJajaja q amor son hermosos pero q hará lali :/
ResponderEliminarme encanta lo protector que es Peter!
ResponderEliminar@angelaliter
uauuu sin palabras!!!!
ResponderEliminar@CasiAngeles_TA_
Que buena esta la nove... sin palabras espero el próximo!!!!!
ResponderEliminarMe encaanntoo!!, me encanta como lali se hace la fuerte por fuera pero por dentro es un dulce de leche (? jajajajaja m e encanta laa nove subi más porfas.... np aguanto tanto tiempo sin caps jaja GRACIAS subib más!!
ResponderEliminarno em podes dejar asi!!! quiero saber que pasa en el proximo capítulo!!
ResponderEliminarYa no se pueden separar .Cada vez se dicen cosas k los ligan más.
ResponderEliminarME ENCANTO ME ENCANTO MAS
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
aaaaaawwwww peter no puede maaas <3
ResponderEliminar@RochiMyWorld_
Tengo miedo de que a Lali le pase algo en la fiesta, yo creo que tal vez los Esposito están de tras de ella por todo eso de la fortuna así que espero que Peter no la deje sola ni un segundo. Me encanta la nove gracias por los caps @Titel842
ResponderEliminarMIRAN MI VIDEO LALITER? :) http://www.youtube.com/watch?v=ixVeS4APcjw&feature=youtu.be
ResponderEliminarawww massss ♥
ResponderEliminar"No soportaría perderte, Lali" MATO ES FINAL! Me encantaaaa!!!! Maaas♥
ResponderEliminar@Camhii_Infante
Y me puse al día!!
ResponderEliminarQue buena que esta la nove.
Peter es un amor
@gaslitervetrac
maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarAwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww mori de amor con el final! ME ENCANTO <3 @LuciaVega14
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