Perdón por no subir ayer.. no tenia mi compu :) Hoy puedo subir más.. solo depende de ustedes! + comentarios = + capítulos :D besoss ♥ PROXIMO CAPÍTULO IMPERDIBLE Y HOT :)
Conocía a Peter; no hacía nada que no hubiera
proyectado minuciosamente en uno de sus planes. Si la hubiera enviado a la base
de la Unidad de Fuerzas Especiales, habría seguido a cualquiera que hubiera ido
tras ella y se habría encargado de aniquilarlo después de sacarle información.
Dios, había tantas muertes a sus espaldas...
¿Cuántas veces habían asesinado a alguien por creer
que podría luchar por ella?
Sin embargo, a diferencia de todos los demás, Peter
había ido preparado y Lali lo sabía. Conocía cómo trabajaba, cómo lo
planificaba todo y cómo luchaba.
Capítulo
21
Arrancó y salió del aparcamiento en dirección a su
casa. Observó atentamente los retrovisores mientras conducía, esperando divisar
a quien la estuviera siguiendo. Al menos, quizá podría ofrecer a Vico la
oportunidad de ver a su perseguidor, aunque dudaba mucho que quienquiera que
fuera resultara tan descuidado.
Sabía que Vico estaba cubriéndola, pero tampoco le
veía por ningún lado. ¿La habría perdido? Había habido un tiempo en el que sus
instintos, su habilidad para darse cuenta de todo, eran mucho más agudos que
ahora.
Cuando Lali entró en el garaje se sentía frustrada,
irritada y a punto de perder los nervios a causa de un temperamento que raras
veces dejaba que la dominara. Todo era por culpa del miedo. La volvía loca, la
impulsaba a correr, huir, esconderse, apartar del peligro a todos sus amigos y
conocidos.
Su madre solía decirle que cuando no pudiera dominar
el miedo, su temperamento de pelirroja la metería en más de un problema.
De niña había sufrido crisis de angustia si se veía
sobrepasada por la ansiedad; sin embargo, creía haberlo superado al llegar a la
adolescencia. No le quedó más remedio; o controlaba su temperamento o ponía en
peligro la vida de su madre o de la persona que la estuviera protegiendo en ese
momento. A pesar de ello, ahora lo sentía crecer en su interior como una
tormenta imparable. Era como si el miedo la hubiera infectado, como si la
royera por dentro y le quemara las entrañas.
Tras aparcar el deportivo en el garaje y abrir la
puerta de la casa, Lali se llevó una sorpresa.
Ya contaba con Peter y las dos parejas, pero también
estaba allí el sobrino de Peter, otro antiguo agente de la Unidad. Y al mismo
tiempo que ella entraba por la puerta que comunicaba el garaje y la cocina, Vico
y Agus lo hacían por la entrada trasera.
—¿Has podido ver a los que me acechaban? —le preguntó
a Vico.
El curvó los duros labios.
—No. Cuando te dirigiste al bar sí notamos que te
seguían, pero ahora no hemos visto nada sospechoso.
Lali se volvió entonces hacia Peter.
—No me habías dicho que habías avisado a toda la
Unidad. —Luego le lanzó una mirada airada a Yeyo—. ¿No está Camila a punto de
dar a luz?
La esposa de Yeyo estaba embarazada de su segundo hijo
y Lali fue testigo de que, durante el primer embarazo, él se había convertido
en un temperamental hijo de perra ante la más mínima sospecha de que una misión
pudiera impedirle estar con su esposa durante el parto o en las primeras
semanas de vida de su hijo.
—Tengo permiso para regresar a casa cuando sea
necesario. —Yeyo sonrió ampliamente y sus ojos oscuro brillaron divertidos
cuando la miraron—. Mi jefe es muy comprensivo.
En el embarazo anterior, finalizaron una misión justo
cuando Camila estaba a punto de salir de cuentas, y Peter recibió un buen
puñetazo instantes después de ordenarle a Yeyo que redactara un informe sobre
la misión antes de ir junto a su esposa.
—¿Habéis averiguado algo? —le preguntó a Peter.
Estaba sentado ante la mesa de la cocina, enfrente de Gas
y Pablo y al lado de Vico y Agus. Yeyo tomó asiento a su lado mientras Rochi y
Mery se dirigían a los portátiles instalados en la mesita del café.
Maldita fuera, su casa se había convertido en un
maldito centro de operaciones.
—Estamos en ello —respondió Peter con serenidad,
aunque era imposible ignorar la tensión que irradiaba su cuerpo. Estaba furioso
con ella por haber salido corriendo.
—Bueno, por lo que veo ya os habéis instalado como si
estuvierais en vuestra casa. ¿Tengo que buscaros también una cama? —Se alejó de
la puerta y se adentró en la cocina—. Espero que os conforméis con sacos de
dormir.
Peter se puso en pie. Sus hombros parecían todavía más
anchos y sus ojos más verdes.
—¿Preparándote para huir de nuevo? —preguntó él en voz
baja y peligrosa, lanzándole un evidente reto.
Lali arqueó las cejas y se detuvo en mitad de la
estancia, consciente de que todos los ojos estaban clavados en Peter y en ella.
Sorprendentemente, en el momento en que entró en casa
y vio a Peter, se sintió más viva. Surgió en su interior una llamarada que no
había estado allí con anterioridad. ¿Quizá una leve esperanza? ¿Adrenalina?
¿Anticipación? Fuera lo que fuera, era algo que no podría ignorar aunque
quisiera.
—No —contestó finalmente, luchando contra la furia que
la invadía. Lanzó una mirada a Vico—. Al menos no hasta que encuentre la manera
de deshacerme de los Rottweilers que has lanzado detrás de mí.
Yeyo y Vico soltaron una carcajada.
—Vico es más bien un perro mestizo —rió Agus.
—Sí, eso has dicho siempre —convino el antiguo agente
del Mossad con una amplia sonrisa—. Sin embargo, casi me gusta más la
descripción de Lali.
La joven sintió una fuerte opresión en el corazón. Casi
era como regresar a los días en la base, cuando se veía envuelta en aquella
profunda camaradería masculina y tenía la alocada sensación de que se
encontraba a salvo y era apreciada.
—Lo cierto es que son todos como perros —comentó Mery,
lanzándole a su marido una hermosa sonrisa—. ¿No crees, cariño?
Pablo gruñó por lo bajo; un sonido ronco y que
denotaba diversión. Lali miró a Peter, que le sostuvo la mirada. La tensión
entre ellos era casi palpable.
¿También él envidiaría lo que tenían los demás? ¿Sentiría
también Peter aquel doloroso anhelo ante la imposibilidad de alcanzar ese tipo
de unión en cuerpo y alma? Un anhelo que ella sabía que no podría saciar ningún
con otro hombre que no fuera él.
Algunas veces Lali sentía como si le hubieran echado
una maldición. Daba igual cuánto lo hubiera intentado a lo largo de los meses
transcurridos desde que abandonó la Unidad, no había podido sacarse a Peter de
la cabeza ni del corazón. Era una debilidad contra la que no podía luchar y,
sin duda, la había arruinado para cualquier otro hombre.
—Todos sabéis lo que debéis hacer —les indicó Peter
sin apartar la mirada de ella—. Estableced los contactos necesarios y empecemos
a trabajar.
Dijo aquello en un tono que todos conocían bien y que
quería decir que se pusieran manos a la obra. Con esa inflexión en la voz que
hacía que todos movieran el culo e intentaran ponerse a cubierto. Un ronroneo
que a ella la ponía caliente. Siempre lo había hecho. Conseguía que su sexo
latiera de deseo, que se empapara.
Todos se fueron de la cocina con excepción de Mery y
Rochi. Ambas se pusieron en pie y se acercaron a Lali mientras los hombres
recogían los papeles diseminados por el salón.
—Lali, he hablado por teléfono con Ian y Dani —le dijo
Mery—. Llevan unos meses en Washington. Dani me comentó que ha intentado
ponerse en contacto contigo en numerosas ocasiones desde que dejó la base.
Estoy segura de que pronto recibirás noticia de ella.
Lali respiró hondo y cerró los ojos. No quería que
nadie más se viera involucrado en aquel asunto.
—Desearía que no les hubieras llamado.
—Querida, Dani me habría matado si no lo hubiera hecho
—aseguró Mery llena de diversión—. Pero no te preocupes, tenemos varios planes
excelentes en los que ellos también están involucrados. Será divertido ver cómo
contienes ese temperamento tuyo. Ya nos lo agradecerás más tarde.
La besó en la mejilla con una ligera risa y Rochi le
dio un rápido abrazo.
—Cuídate, nos veremos pronto.
Lali se mantuvo inmóvil y las miró con aire de
precaución. Había sido testigo de cómo manipulaban a los hombres de la Unidad
para conseguir lo que querían, pero era la primera vez que las veía
concentradas en ella. No era una sensación agradable. En ese momento casi
lamentaba la ayuda que les había ofrecido en el pasado para llevar a cabo sus
argucias.
En sólo unos minutos, aquel pequeño gentío se
disolvió. Todos salieron silenciosamente de la casa y la dejaron a solas con Peter
y el hambre que ardía entre sus muslos.
Lali tenía algunos vecinos amigables, pero aquél no
era un barrio muy transitado. Las viviendas se encontraban distantes entre sí y
tenían jardín, lo que proporcionaba una cierta privacidad. Su casa en concreto
estaba ante una frondosa hilera de árboles y los vecinos que vivían a la
izquierda se encontraban en ese momento de vacaciones.
Mientras Peter echaba la llave, la joven corrió las
pesadas cortinas sobre las puertaventanas, asegurándose de que no quedara
ninguna rendija en la tela por la que se pudiera ver el interior de la casa.
—Entonces, ¿ya has trazado los planes C, D, E y F?
—preguntó cuando se volvió hacia él.
—Y el G, el H y el I —repuso Peter con arrogancia—.
Sabes que nunca son demasiados.
—Sí, lo sé. —Lali se encogió de hombros y cruzó los
brazos. Arqueó una ceja y le observó con la cabeza ladeada.
—No me mires así —le advirtió Peter—. Podrías haber
estado aquí y colaborado en ellos en vez de largarte corriendo como hiciste.
—Bueno, o me largaba o te mataba —comento a la ligera
— ¿No te ha dicho nadie nunca que estás demasiado seguro de ti mismo? ¿Qué
empujarías a un santo a cometer asesinato?
—Eso último sólo me lo has dicho tú —bufó él. Cruzó
también los brazos y le sostuvo la mirada con aire dominante—. ¿Por qué has
huido, Lali?
—No me digas que, después de ocho años viviendo
prácticamente juntos, no lo has adivinado —contestó sarcástica—. ¿Te haces una
idea de lo difícil que es todo esto para mí? ¡Carlos está muerto! —gritó de
repente, sorprendida por su propia vehemencia—. No debería martirizarme de esta
manera.
Peter escuchó el dolor en su voz y tuvo que contener
la imperiosa necesidad de hacer lo que fuera para que desapareciese. Le mataba
ver o oír su sufrimiento.
Ella siempre había tenido la facultad de afectarle de
esa manera. Le obligaba a sentir emociones que no sabía cómo manejar. Le hacía
sentir culpable, como si los estuviera traicionando a los dos por tener que
reprimir el anhelo que le oprimía el corazón.
—Lali, la gente que te ayudó antes no estaba
cualificada para luchar contra Carlos. —Apoyó las manos en la encimera y se
obligó a no tocarla—. Eras una niña y no fue culpa tuya. No podrías haber hecho
nada.
Ella giró la cabeza para mirar hacia otro lado al
tiempo que se humedecía los labios con la punta de la lengua. Una pena sombría
inundaba su expresión cuando encogió los hombros levemente, como si las
explicaciones y los porqués no importaran.
La vio pasarse los dedos por los alborotados y largos
rizos que se ondulaban sobre sus hombros y espalda, haciendo que a él le
hormiguearan las manos.
—Jamás acabará —susurró la joven—. Me juró que nunca
me desharía de él e incluso ahora, después de muerto, logra hacerme la vida
imposible.
—No importa adonde huyas, Lali, ni lo duro que luches
contra ello. Acabarás por darte cuenta de que lo único que puede hacerte Carlos
es lo que tú le permitas. No dejaré que ni el pasado ni sus amigos te alcancen,
pero es necesario que tú también lo creas para que podamos resolverlo juntos.
Observó a Lali con detenimiento mientras ella se
masajeaba la nuca. Parecía enfadada, asustada... Y él no tenía ni idea de cómo
consolarla. Sin embargo, necesitaba hacer algo, lo que fuera, con tal de borrar
aquel miedo que inundaba sus ojos y que a él le oprimía un corazón que ni
siquiera sabía que poseyera antes de conocerla.
La joven apretó los labios y sus ojos parecieron
resplandecer en medio de su bello rostro.
—La primera vez que mi madre huyó conmigo, nos
ocultamos en el convento de su mejor amiga del colegio, la hermana Mary. Ella
permaneció allí sólo un tiempo, luego se fue y se aseguró de que los hombres de
mi padre la persiguieran para alejarlos de mí. Una noche, unos tres años
después, mandó un mensaje a la hermana Mary, que me levantó de inmediato de la
cama para huir. Atravesamos corriendo el bosque en medio de disparos. Los
hombres que me buscaban violaron a algunas monjas y la madre superiora fue
torturada antes de morir. Fue algo horrible.
Peter ya lo sabía. Tenía un dossier con los horribles
asesinatos de las hermanas del convento de las Sagradas Bendiciones.
—La hermana Mary y yo pasamos varios años huyendo
—continuó—. A mi madre la vi sólo en raras ocasiones. Entonces, una noche nos
reunimos con un ex marine, Matthew Thomas. —Se abrazó y se frotó los brazos
como si de repente estuviera helada—. Matthew me trajo con él a América y pensé
que entonces estaría a salvo. Creí que él podría derrotar a cualquier monstruo
que se acercara; era tan fuerte... Resultaba evidente que la hermana Mary y él
habían mantenido una relación. Creo que incluso se amaban. — Tragó saliva con
la mirada perdida en los dolorosos recuerdos—. Varios meses después,
encontraron el cuerpo de la hermana Mary y supimos que ella le dijo a Sorrel
dónde estábamos. Era tan frágil y pequeña, Peter...
Hizo una pausa y le dirigió una rápida mirada.
—Fue entonces cuando Matthew me envió con su amigo
Boyd a las montañas de Washington. Dijo que así se resolverían mis problemas de
una vez por todas. Que buscaría a mi madre y que estaríamos a salvo. —El dolor
que reflejaba el rostro de Lali hizo que Peter apretara los puños con fuerza—.
Dos meses después, Boyd me levantó de la cama en mitad de la noche y comenzamos
a huir de nuevo. —Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla— Después me
enteré de que habían encontrado a Matthew y que le desollaron vivo.
Peter no pudo seguir quieto más tiempo.
—¡Basta! Tengo los putos informes —masculló al tiempo
que la envolvía entre sus brazos y la apretaba contra su cuerpo, impulsado por
la abrumadora necesidad de arrancar aquellos dolorosos recuerdos de su cabeza—.
Ya conozco todos esos datos.
—Entonces ya sabes de qué son capaces los hombres de Carlos
—sollozó ella. Cólera, miedo y desesperación se reflejaban en su voz —¿Por qué,
Peter? ¿Por qué no me dejan en paz? ¿Por qué no me dejan vivir?
Él se echó hacia atrás para mirarla fijamente, levantó
una mano y enjugó con suavidad las lágrimas que humedecían sus mejillas.
—Todo se arreglará —afirmó tajante—. Carlos no te persigue,
pero es obvio que alguien relacionado con él cree que tú posees algo valioso.
Sólo tenemos que averiguar lo que es.
Era lo único que tenía sentido. Ella negó con la
cabeza.
—No me llevé nada mientras estuve en la hacienda de Carlos.
Sólo la ropa que llevaba puesta.
—Lo averiguaremos —le aseguró Peter. Lo más probable
es que se tratara de algo tan sencillo como un documento que ella pudiera haber
visto, alguna información insignificante que Carlos le hubiera facilitado antes
de morir.
Pero, por ahora, lo único que podía hacer era
abrazarla. Consolarla y ansiar que le devolvieran los años que le habían
robado.
—Ya se me pasará. —La joven sacudió bruscamente la
cabeza y se zafó de su abrazo.
Dejar que se alejara de él no fue fácil, pero le costó
menos que soportar el dolor que vio en sus ojos.
—Claro que sí —le prometió—. Nos encargaremos de eso,
pequeña.
Peter vio cómo empezaba a crecer la determinación en
su mirada; el convencimiento de que de alguna manera podría protegerse, igual
que había logrado dar con la fórmula para derrotar a Carlos cuando era más
joven.
—¿De veras? —le preguntó ella mirándolo con los ojos
entrecerrados—. ¿Estás seguro de que es posible? ¿No crees que el pasado
destrozará el resto de mi vida? —Esbozó una tensa y breve sonrisa —. Supongo
que es una suerte que no me comprara ese perrito que quería. Este tipo de vida
sería un infierno para un perro, ¿no crees?
Se le escapó otra lágrima.
—Sería sólo un perrito. —Respiró hondo—. ¡Ni siquiera
puedo tener un maldito perro!
Antes de que Peter pudiera abrazarla de nuevo, Lali se
llevo la mano a la boca para contener un sollozo y huyó de allí. Era evidente
que le resultaba imposible contener sus emociones mientras corría hacia su
habitación por segunda vez en ese día.
—¡Joder! —gruñó Peter. Ni siquiera sabía que ella
quería perro.
Continuará...
hayy dios me parte el alma lali
ResponderEliminarmasssss
Me encanto!! Esta genial que Lali se descargue, necesita contarle a alguien lo que le pasa, no bancarse todo ella sola. Menos si tiene a alguien para hacerlo tan cerca... Me encanto el Cap! Subi m{as yaa
ResponderEliminarmasssss :)
ResponderEliminarPostea mas!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssss
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeee!!!
ResponderEliminarque pasa en el prox?? no nos dejes asiii
aay me da penaa lalii!!!! que hagarren de una vez a esos que la siguen ¬¬
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaas noveeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarque triste la historia de lali :(
ResponderEliminaruh pobre laliiiiiiiiii
ResponderEliminarEspero el próximo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarQue buena novela... me da tristeza la historia de lali =)
maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, amooo la noveee
ResponderEliminar@RochiMyWorld_
mas nove, pobre laliii y peter que se deje de joder y que le diga que la ama!
ResponderEliminarMas nove!!!
ResponderEliminarya espero mas noveQ!! dale!
ResponderEliminarMARATON MARATON MARATON WOOOOOOOOOOO
ResponderEliminarYA ESPERO EL CAPI HOT!!!!
ResponderEliminarCon todo lo laliter que pude ver subi mas dale!!!!
ResponderEliminarLALITER! LALITER! LALITER! LALITER! LALITER!
ResponderEliminarvAMOS SUBI Mas dale!! espero saber ya que va a pasar con estos dos!!
ResponderEliminarQue será ese cap tan imperdible y hot? me muero ya por saber!!
ResponderEliminarEspero que hoy si postees mas lo debes dale!! me muero por leer mas laliter!!
ResponderEliminarhaaaay necesito leer el proximo capitulo !!
ResponderEliminarXCon todo x lo k Lali pasó ,no debe dejarse vencer ahora,pero es comprensible k tenga miedo x la unidad ,con ellos si k estuvo mucho tiempo.
ResponderEliminaresta muy grossa la nove, quiero mas!!!
ResponderEliminarqueva a pasar!
cada cap confirmo mas que Peter es un infeliz en esta nove jajajajaja ojo en el buen sentido como lo dice mi mamá que me causa gracia :P jajajaja
ResponderEliminarpobrecita Lali todo lo que tuvo que pasar :'| @LuciaVega14