lunes, 8 de octubre de 2012

Capítulo 21


Perdón por no subir ayer.. no tenia mi compu :) Hoy puedo subir más.. solo depende de ustedes! + comentarios = + capítulos :D besoss ♥ PROXIMO CAPÍTULO IMPERDIBLE Y HOT :)



Conocía a Peter; no hacía nada que no hubiera proyectado minuciosamente en uno de sus planes. Si la hubiera enviado a la base de la Unidad de Fuerzas Especiales, habría seguido a cualquiera que hubiera ido tras ella y se habría encargado de aniquilarlo después de sacarle información.
Dios, había tantas muertes a sus espaldas...
¿Cuántas veces habían asesinado a alguien por creer que podría luchar por ella?
Sin embargo, a diferencia de todos los demás, Peter había ido preparado y Lali lo sabía. Conocía cómo trabajaba, cómo lo planificaba todo y cómo luchaba.

Capítulo 21
 Arrancó y salió del aparcamiento en dirección a su casa. Observó atentamente los retrovisores mientras conducía, esperando divisar a quien la estuviera siguiendo. Al menos, quizá podría ofrecer a Vico la oportunidad de ver a su perseguidor, aunque dudaba mucho que quienquiera que fuera resultara tan descuidado.
Sabía que Vico estaba cubriéndola, pero tampoco le veía por ningún lado. ¿La habría perdido? Había habido un tiempo en el que sus instintos, su habilidad para darse cuenta de todo, eran mucho más agudos que ahora.
Cuando Lali entró en el garaje se sentía frustrada, irritada y a punto de perder los nervios a causa de un temperamento que raras veces dejaba que la dominara. Todo era por culpa del miedo. La volvía loca, la impulsaba a correr, huir, esconderse, apartar del peligro a todos sus amigos y conocidos.
Su madre solía decirle que cuando no pudiera dominar el miedo, su temperamento de pelirroja la metería en más de un problema.
De niña había sufrido crisis de angustia si se veía sobrepasada por la ansiedad; sin embargo, creía haberlo superado al llegar a la adolescencia. No le quedó más remedio; o controlaba su temperamento o ponía en peligro la vida de su madre o de la persona que la estuviera protegiendo en ese momento. A pesar de ello, ahora lo sentía crecer en su interior como una tormenta imparable. Era como si el miedo la hubiera infectado, como si la royera por dentro y le quemara las entrañas.
Tras aparcar el deportivo en el garaje y abrir la puerta de la casa, Lali se llevó una sorpresa.
Ya contaba con Peter y las dos parejas, pero también estaba allí el sobrino de Peter, otro antiguo agente de la Unidad. Y al mismo tiempo que ella entraba por la puerta que comunicaba el garaje y la cocina, Vico y Agus lo hacían por la entrada trasera.
—¿Has podido ver a los que me acechaban? —le preguntó a Vico.
El curvó los duros labios.
—No. Cuando te dirigiste al bar sí notamos que te seguían, pero ahora no hemos visto nada sospechoso.
Lali se volvió entonces hacia Peter.
—No me habías dicho que habías avisado a toda la Unidad. —Luego le lanzó una mirada airada a Yeyo—. ¿No está Camila a punto de dar a luz?
La esposa de Yeyo estaba embarazada de su segundo hijo y Lali fue testigo de que, durante el primer embarazo, él se había convertido en un temperamental hijo de perra ante la más mínima sospecha de que una misión pudiera impedirle estar con su esposa durante el parto o en las primeras semanas de vida de su hijo.
—Tengo permiso para regresar a casa cuando sea necesario. —Yeyo sonrió ampliamente y sus ojos oscuro brillaron divertidos cuando la miraron—. Mi jefe es muy comprensivo.
En el embarazo anterior, finalizaron una misión justo cuando Camila estaba a punto de salir de cuentas, y Peter recibió un buen puñetazo instantes después de ordenarle a Yeyo que redactara un informe sobre la misión antes de ir junto a su esposa.
—¿Habéis averiguado algo? —le preguntó a Peter.
Estaba sentado ante la mesa de la cocina, enfrente de Gas y Pablo y al lado de Vico y Agus. Yeyo tomó asiento a su lado mientras Rochi y Mery se dirigían a los portátiles instalados en la mesita del café.
Maldita fuera, su casa se había convertido en un maldito centro de operaciones.
—Estamos en ello —respondió Peter con serenidad, aunque era imposible ignorar la tensión que irradiaba su cuerpo. Estaba furioso con ella por haber salido corriendo.
—Bueno, por lo que veo ya os habéis instalado como si estuvierais en vuestra casa. ¿Tengo que buscaros también una cama? —Se alejó de la puerta y se adentró en la cocina—. Espero que os conforméis con sacos de dormir.
Peter se puso en pie. Sus hombros parecían todavía más anchos y sus ojos más verdes.
—¿Preparándote para huir de nuevo? —preguntó él en voz baja y peligrosa, lanzándole un evidente reto.
Lali arqueó las cejas y se detuvo en mitad de la estancia, consciente de que todos los ojos estaban clavados en Peter y en ella.
Sorprendentemente, en el momento en que entró en casa y vio a Peter, se sintió más viva. Surgió en su interior una llamarada que no había estado allí con anterioridad. ¿Quizá una leve esperanza? ¿Adrenalina? ¿Anticipación? Fuera lo que fuera, era algo que no podría ignorar aunque quisiera.
—No —contestó finalmente, luchando contra la furia que la invadía. Lanzó una mirada a Vico—. Al menos no hasta que encuentre la manera de deshacerme de los Rottweilers que has lanzado detrás de mí.
Yeyo y Vico soltaron una carcajada.
—Vico es más bien un perro mestizo —rió Agus.
—Sí, eso has dicho siempre —convino el antiguo agente del Mossad con una amplia sonrisa—. Sin embargo, casi me gusta más la descripción de Lali.
La joven sintió una fuerte opresión en el corazón. Casi era como regresar a los días en la base, cuando se veía envuelta en aquella profunda camaradería masculina y tenía la alocada sensación de que se encontraba a salvo y era apreciada.
—Lo cierto es que son todos como perros —comentó Mery, lanzándole a su marido una hermosa sonrisa—. ¿No crees, cariño?
Pablo gruñó por lo bajo; un sonido ronco y que denotaba diversión. Lali miró a Peter, que le sostuvo la mirada. La tensión entre ellos era casi palpable.
¿También él envidiaría lo que tenían los demás? ¿Sentiría también Peter aquel doloroso anhelo ante la imposibilidad de alcanzar ese tipo de unión en cuerpo y alma? Un anhelo que ella sabía que no podría saciar ningún con otro hombre que no fuera él.
Algunas veces Lali sentía como si le hubieran echado una maldición. Daba igual cuánto lo hubiera intentado a lo largo de los meses transcurridos desde que abandonó la Unidad, no había podido sacarse a Peter de la cabeza ni del corazón. Era una debilidad contra la que no podía luchar y, sin duda, la había arruinado para cualquier otro hombre.
—Todos sabéis lo que debéis hacer —les indicó Peter sin apartar la mirada de ella—. Estableced los contactos necesarios y empecemos a trabajar.
Dijo aquello en un tono que todos conocían bien y que quería decir que se pusieran manos a la obra. Con esa inflexión en la voz que hacía que todos movieran el culo e intentaran ponerse a cubierto. Un ronroneo que a ella la ponía caliente. Siempre lo había hecho. Conseguía que su sexo latiera de deseo, que se empapara.
Todos se fueron de la cocina con excepción de Mery y Rochi. Ambas se pusieron en pie y se acercaron a Lali mientras los hombres recogían los papeles diseminados por el salón.
—Lali, he hablado por teléfono con Ian y Dani —le dijo Mery—. Llevan unos meses en Washington. Dani me comentó que ha intentado ponerse en contacto contigo en numerosas ocasiones desde que dejó la base. Estoy segura de que pronto recibirás noticia de ella.
Lali respiró hondo y cerró los ojos. No quería que nadie más se viera involucrado en aquel asunto.
—Desearía que no les hubieras llamado.
—Querida, Dani me habría matado si no lo hubiera hecho —aseguró Mery llena de diversión—. Pero no te preocupes, tenemos varios planes excelentes en los que ellos también están involucrados. Será divertido ver cómo contienes ese temperamento tuyo. Ya nos lo agradecerás más tarde.
La besó en la mejilla con una ligera risa y Rochi le dio un rápido abrazo.
—Cuídate, nos veremos pronto.
Lali se mantuvo inmóvil y las miró con aire de precaución. Había sido testigo de cómo manipulaban a los hombres de la Unidad para conseguir lo que querían, pero era la primera vez que las veía concentradas en ella. No era una sensación agradable. En ese momento casi lamentaba la ayuda que les había ofrecido en el pasado para llevar a cabo sus argucias.
En sólo unos minutos, aquel pequeño gentío se disolvió. Todos salieron silenciosamente de la casa y la dejaron a solas con Peter y el hambre que ardía entre sus muslos.
Lali tenía algunos vecinos amigables, pero aquél no era un barrio muy transitado. Las viviendas se encontraban distantes entre sí y tenían jardín, lo que proporcionaba una cierta privacidad. Su casa en concreto estaba ante una frondosa hilera de árboles y los vecinos que vivían a la izquierda se encontraban en ese momento de vacaciones.
Mientras Peter echaba la llave, la joven corrió las pesadas cortinas sobre las puertaventanas, asegurándose de que no quedara ninguna rendija en la tela por la que se pudiera ver el interior de la casa.
—Entonces, ¿ya has trazado los planes C, D, E y F? —preguntó cuando se volvió hacia él.
—Y el G, el H y el I —repuso Peter con arrogancia—. Sabes que nunca son demasiados.
—Sí, lo sé. —Lali se encogió de hombros y cruzó los brazos. Arqueó una ceja y le observó con la cabeza ladeada.
—No me mires así —le advirtió Peter—. Podrías haber estado aquí y colaborado en ellos en vez de largarte corriendo como hiciste.
—Bueno, o me largaba o te mataba —comento a la ligera — ¿No te ha dicho nadie nunca que estás demasiado seguro de ti mismo? ¿Qué empujarías a un santo a cometer asesinato?
—Eso último sólo me lo has dicho tú —bufó él. Cruzó también los brazos y le sostuvo la mirada con aire dominante—. ¿Por qué has huido, Lali?
—No me digas que, después de ocho años viviendo prácticamente juntos, no lo has adivinado —contestó sarcástica—. ¿Te haces una idea de lo difícil que es todo esto para mí? ¡Carlos está muerto! —gritó de repente, sorprendida por su propia vehemencia—. No debería martirizarme de esta manera.
Peter escuchó el dolor en su voz y tuvo que contener la imperiosa necesidad de hacer lo que fuera para que desapareciese. Le mataba ver o oír su sufrimiento.
Ella siempre había tenido la facultad de afectarle de esa manera. Le obligaba a sentir emociones que no sabía cómo manejar. Le hacía sentir culpable, como si los estuviera traicionando a los dos por tener que reprimir el anhelo que le oprimía el corazón.
—Lali, la gente que te ayudó antes no estaba cualificada para luchar contra Carlos. —Apoyó las manos en la encimera y se obligó a no tocarla—. Eras una niña y no fue culpa tuya. No podrías haber hecho nada.
Ella giró la cabeza para mirar hacia otro lado al tiempo que se humedecía los labios con la punta de la lengua. Una pena sombría inundaba su expresión cuando encogió los hombros levemente, como si las explicaciones y los porqués no importaran.
La vio pasarse los dedos por los alborotados y largos rizos que se ondulaban sobre sus hombros y espalda, haciendo que a él le hormiguearan las manos.
—Jamás acabará —susurró la joven—. Me juró que nunca me desharía de él e incluso ahora, después de muerto, logra hacerme la vida imposible.
—No importa adonde huyas, Lali, ni lo duro que luches contra ello. Acabarás por darte cuenta de que lo único que puede hacerte Carlos es lo que tú le permitas. No dejaré que ni el pasado ni sus amigos te alcancen, pero es necesario que tú también lo creas para que podamos resolverlo juntos.
Observó a Lali con detenimiento mientras ella se masajeaba la nuca. Parecía enfadada, asustada... Y él no tenía ni idea de cómo consolarla. Sin embargo, necesitaba hacer algo, lo que fuera, con tal de borrar aquel miedo que inundaba sus ojos y que a él le oprimía un corazón que ni siquiera sabía que poseyera antes de conocerla.
La joven apretó los labios y sus ojos parecieron resplandecer en medio de su bello rostro.
—La primera vez que mi madre huyó conmigo, nos ocultamos en el convento de su mejor amiga del colegio, la hermana Mary. Ella permaneció allí sólo un tiempo, luego se fue y se aseguró de que los hombres de mi padre la persiguieran para alejarlos de mí. Una noche, unos tres años después, mandó un mensaje a la hermana Mary, que me levantó de inmediato de la cama para huir. Atravesamos corriendo el bosque en medio de disparos. Los hombres que me buscaban violaron a algunas monjas y la madre superiora fue torturada antes de morir. Fue algo horrible.
Peter ya lo sabía. Tenía un dossier con los horribles asesinatos de las hermanas del convento de las Sagradas Bendiciones.
—La hermana Mary y yo pasamos varios años huyendo —continuó—. A mi madre la vi sólo en raras ocasiones. Entonces, una noche nos reunimos con un ex marine, Matthew Thomas. —Se abrazó y se frotó los brazos como si de repente estuviera helada—. Matthew me trajo con él a América y pensé que entonces estaría a salvo. Creí que él podría derrotar a cualquier monstruo que se acercara; era tan fuerte... Resultaba evidente que la hermana Mary y él habían mantenido una relación. Creo que incluso se amaban. — Tragó saliva con la mirada perdida en los dolorosos recuerdos—. Varios meses después, encontraron el cuerpo de la hermana Mary y supimos que ella le dijo a Sorrel dónde estábamos. Era tan frágil y pequeña, Peter...
Hizo una pausa y le dirigió una rápida mirada.
—Fue entonces cuando Matthew me envió con su amigo Boyd a las montañas de Washington. Dijo que así se resolverían mis problemas de una vez por todas. Que buscaría a mi madre y que estaríamos a salvo. —El dolor que reflejaba el rostro de Lali hizo que Peter apretara los puños con fuerza—. Dos meses después, Boyd me levantó de la cama en mitad de la noche y comenzamos a huir de nuevo. —Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla— Después me enteré de que habían encontrado a Matthew y que le desollaron vivo.
Peter no pudo seguir quieto más tiempo.
—¡Basta! Tengo los putos informes —masculló al tiempo que la envolvía entre sus brazos y la apretaba contra su cuerpo, impulsado por la abrumadora necesidad de arrancar aquellos dolorosos recuerdos de su cabeza—. Ya conozco todos esos datos.
—Entonces ya sabes de qué son capaces los hombres de Carlos —sollozó ella. Cólera, miedo y desesperación se reflejaban en su voz —¿Por qué, Peter? ¿Por qué no me dejan en paz? ¿Por qué no me dejan vivir?
Él se echó hacia atrás para mirarla fijamente, levantó una mano y enjugó con suavidad las lágrimas que humedecían sus mejillas.
—Todo se arreglará —afirmó tajante—. Carlos no te persigue, pero es obvio que alguien relacionado con él cree que tú posees algo valioso. Sólo tenemos que averiguar lo que es.
Era lo único que tenía sentido. Ella negó con la cabeza.
—No me llevé nada mientras estuve en la hacienda de Carlos. Sólo la ropa que llevaba puesta.
—Lo averiguaremos —le aseguró Peter. Lo más probable es que se tratara de algo tan sencillo como un documento que ella pudiera haber visto, alguna información insignificante que Carlos le hubiera facilitado antes de morir.
Pero, por ahora, lo único que podía hacer era abrazarla. Consolarla y ansiar que le devolvieran los años que le habían robado.
—Ya se me pasará. —La joven sacudió bruscamente la cabeza y se zafó de su abrazo.
Dejar que se alejara de él no fue fácil, pero le costó menos que soportar el dolor que vio en sus ojos.
—Claro que sí —le prometió—. Nos encargaremos de eso, pequeña.
Peter vio cómo empezaba a crecer la determinación en su mirada; el convencimiento de que de alguna manera podría protegerse, igual que había logrado dar con la fórmula para derrotar a Carlos cuando era más joven.
—¿De veras? —le preguntó ella mirándolo con los ojos entrecerrados—. ¿Estás seguro de que es posible? ¿No crees que el pasado destrozará el resto de mi vida? —Esbozó una tensa y breve sonrisa —. Supongo que es una suerte que no me comprara ese perrito que quería. Este tipo de vida sería un infierno para un perro, ¿no crees?
Se le escapó otra lágrima.
—Sería sólo un perrito. —Respiró hondo—. ¡Ni siquiera puedo tener un maldito perro!
Antes de que Peter pudiera abrazarla de nuevo, Lali se llevo la mano a la boca para contener un sollozo y huyó de allí. Era evidente que le resultaba imposible contener sus emociones mientras corría hacia su habitación por segunda vez en ese día.
—¡Joder! —gruñó Peter. Ni siquiera sabía que ella quería perro.


 Continuará...

26 comentarios:

  1. Me encanto!! Esta genial que Lali se descargue, necesita contarle a alguien lo que le pasa, no bancarse todo ella sola. Menos si tiene a alguien para hacerlo tan cerca... Me encanto el Cap! Subi m{as yaa

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  2. masssssssssssssssssssss

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  3. mas noveeeeeeeeeee!!!

    que pasa en el prox?? no nos dejes asiii

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  4. aay me da penaa lalii!!!! que hagarren de una vez a esos que la siguen ¬¬

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  5. maaaaaaaaaaaaaaaaaaas noveeeeeeeeeeeeeee

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  6. uh pobre laliiiiiiiiii

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  7. Espero el próximo!!!!!!!!!!!!!!!!!!


    Que buena novela... me da tristeza la historia de lali =)

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  8. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, amooo la noveee
    @RochiMyWorld_

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  9. mas nove, pobre laliii y peter que se deje de joder y que le diga que la ama!

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  10. ya espero mas noveQ!! dale!

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  11. MARATON MARATON MARATON WOOOOOOOOOOO

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  12. YA ESPERO EL CAPI HOT!!!!

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  13. Con todo lo laliter que pude ver subi mas dale!!!!

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  14. LALITER! LALITER! LALITER! LALITER! LALITER!

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  15. vAMOS SUBI Mas dale!! espero saber ya que va a pasar con estos dos!!

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  16. Que será ese cap tan imperdible y hot? me muero ya por saber!!

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  17. Espero que hoy si postees mas lo debes dale!! me muero por leer mas laliter!!

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  18. haaaay necesito leer el proximo capitulo !!

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  19. XCon todo x lo k Lali pasó ,no debe dejarse vencer ahora,pero es comprensible k tenga miedo x la unidad ,con ellos si k estuvo mucho tiempo.

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  20. esta muy grossa la nove, quiero mas!!!
    queva a pasar!

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  21. cada cap confirmo mas que Peter es un infeliz en esta nove jajajajaja ojo en el buen sentido como lo dice mi mamá que me causa gracia :P jajajaja
    pobrecita Lali todo lo que tuvo que pasar :'| @LuciaVega14

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