martes, 27 de noviembre de 2012

Capítulo 47


Capítulo hot.

Capítulo muy largo, entonces comenten mucho!!! 



La mirada de Peter se tropezó de nuevo con la suya en el retrovisor, haciendo que Yeyo fuera consciente de pronto de que su tío estaba mucho más al límite de lo que él pensaba. Si Lali no era capaz de alejar esa oscuridad, mucho se temía que perdería para siempre a Peter, al hombre que había arriesgado su carrera y su vida por salvarle.

Capítulo 47
Un relámpago surcó el cielo en medio de la oscura noche, dibujando con brillantes ráfagas eléctricas un suave resplandor sobre la mansión Stanton. El trueno, sordo y prolongado, llegó acompañado por una fina lluvia que empapó el suelo e inundó de una pesada y sensual excitación el fresco aire exterior.
La tormenta vibró con furia primitiva, golpeando la noche y los sentidos de Lali. Se había acomodado en un mullido sillón frente a la ventana y miraba ensimismada el caos desatado por la Naturaleza.
Se sentía aislada y sola. El miedo y la preocupación atenazaban su mente, recordándole un peligro del que no parecía poder escapar.
Tenía treinta años y se había pasado la mayor parte de ellos huyendo de un lado para otro, luchando por sobrevivir, intentando alcanzar la esquiva libertad. Santo Dios, estaba agotada... Cansada de mirar por encima del hombro, de sufrir por los que amaba, por los que intentaban protegerla y que se arriesgaban a perder la vida por ella.     .
Aquella noche, al igual que tantas otras, estaba vestida con ropa prestada —en esta ocasión un camisón— y la esperaba una cama que no era la suya. Observaba la noche con atención. Conocía a los monstruos que la poblaban y tenía la certeza de que de un momento a otro acabarían por encontrarla y la atraparían,
Pero esa noche era diferente. Esa noche esperaba que fuera Peter quien llegara.
Subió los pies al asiento y apoyó la mejilla en las rodillas mientras seguía mirando la lluvia, incapaz de poner freno a la tormenta que también se estaba desarrollando en su interior.
Quería huir.
Oh, Dios, debería haberlo hecho en el momento en que sospechó que la estaban siguiendo. ¿Por qué había sido tan terca cuando apareció Peter? ¿Por qué había pensado que una casa, un negocio o los amigos valían el riesgo que correrían Peter y sus hombres?
Recordaba demasiado bien las palabras de Carlos: Nena, lo único que tienes que hacer es volver a casa. No lo hizo y Carlos la hizo sentir culpable por ello. Incluso la hizo responsable de la muerte de su madre.
Tú y tu madre sois la llave de mi futuro, del futuro de tu hermano Raven, había afirmado durante meses antes de que ella hubiera ido a Aruba. “Vuelve a casa, nena. Deja que papá se encargue de ti. Tu hermano te hará feliz y yo tendré los nietos que tanto deseo.”
Siempre corriendo, escondiéndose, perdiendo a los amigos y sin saber nunca lo que significaba ser libre.
Pero aquello era mejor que permitir que Raven fuera el padre de sus hijos.
Se estremeció sólo de pensarlo. Cuando era una niña, adoraba a Raven. Soñaba con el día en que aparecería donde ella estuviera con su madre; que abriría la puerta y las rescataría. Que se reiría y jugaría con ella, que le contaría historias. Había imaginado que la llevaría a los partidos como si la suya fuera una infancia feliz. Que gracias a él podría vivir la vida sin restricciones.
Había llegado realmente a pensar que podría hablar con él o con su padre si su madre dejaba de huir. Lo único que tenía que hacer era ser una buena chica.
Se había equivocado tanto...
Sintió una fuerte opresión en el pecho al recordar el bello rostro de su madre. Majo había tratado por todos los medios de alejarla del peligro, había hecho lo imposible para protegerla, pero ni siquiera lo consiguió con el sacrificio de su muerte.
Y aun hoy, la larga sombra de Carlos planeaba sobre ella.
Rodeándose las rodillas con los brazos, se meció sobre sí misma y respiró hondo para tranquilizarse. La necesidad de huir era como un cuchillo que le desgarrara el alma.
Fuera retumbó un trueno y el relámpago se consumió con un fulgor que iluminó la noche con la fuerza desatada de la Naturaleza.
Ella era tan débil en contraste... No sólo con respecto a la tormenta, sino al peligro que la rodeaba. El peligro al que había expuesto a Peter y a sus hombres.
El clic en la puerta del dormitorio, a su espalda, hizo que volviera la cabeza. En medio de la oscuridad, una figura alta y vestida de negro se adentró en la estancia provocando que a la joven se le acelerara el corazón por una razón distinta al miedo. Emociones contra las que había dejado de luchar hacía ya años —excitación, lujuria, necesidad de sentir las caricias del hombre al que amaba— hicieron que se estremeciese visiblemente.
Cuando él cerró la puerta, el resplandor verde de sus pupilas enmarcado por el pasamontañas negro se hizo más intenso..
—Deberías tener cerradas las cortinas —masculló, rodeando el sillón y pasando junto a ella para cubrir el ventanal tirando de la tela con bruscos movimientos—. Alguien podría verte, La.
Se volvió hacia ella rezumando peligro por cada poro de su piel y se quitó lentamente el pasamontañas de la cara. Su expresión y su cuerpo reflejaban pura, apremiante y salvaje lujuria cuando cogió el bajo de la camiseta negra que llevaba puesta y se la pasó por la cabeza.
Una intensa oleada de excitación atravesó entonces el vientre de la joven al tiempo que sentía cómo su sexo se humedecía. La electricidad de la tormenta parecía crepitar en su propia piel, tensándole los pezones.
La cara de Peter, su mirada, expresaba su imperativa necesidad de dominarla.
—¿Llevas bragas? —Gutural y feroz, la voz era un profundo eco del hambre que brillaba en los ojos masculinos.
La nueva avalancha de sensaciones que recorrió a la joven al oír aquello hizo palpitar su sexo con tanta fuerza, con tanta intensidad.. Su corazón se aceleró al máximo y latió sin control cuando le vio llevar las manos al botón de los pantalones negros, bajar la cremallera y quitarse la prenda con movimientos lentos, medidos y depredadores que la llevaron a contener la respiración.
—No —respondió ella entrecortadamente.
Los labios de Peter esbozaron una inquietante sonrisa cuando se deshizo de la ropa interior y dejó en libertad la gruesa y larga erección.
Aquel pesado, duro, sexy y provocativo miembro le lanzaba a Lali un reto sexual que hizo que su cuerpo respondiera.
Lentamente, la joven estiró las piernas y se inclinó hacia delante, sin dejar de mirarlo a los ojos mientras separaba los labios para humedecérselos con la punta de la lengua.
Un intenso y cálido olor a hombre arrasó sus sentidos. Un indicio a sal, a la esencia de Peter. Era algo adictivo, intoxicante... e hizo estallar un hambre voraz en su interior.
Alargó la mano y cerró los dedos en torno a la base, aunque fue incapaz de abarcarlo. Abrió la boca sin titubear.
El profundo erotismo que conllevaba aquel acto fue tan intenso que obligó a Lali a cerrar los ojos y emitir un profundo gemido que vibró en su garganta, haciendo que él palpitara contra su lengua.
Peter introdujo los dedos entre los cabellos de la joven y tiró con fuerza de los mechones en una dura demanda, instándola a que albergara más mientras comenzaba a mover las caderas.
La joven sentía cómo cálidos fluidos brotaban de su sexo y se esparcían entre los resbaladizos pliegues, preparándola para Peter. Le deseaba con una desesperación que hacía que la sangre hirviera en sus venas con una fuerza imparable.
Llamas incontroladas corrieron a toda velocidad por su piel hasta que tuvo que subirse el camisón para poder encontrar el palpitante clítoris con la mano libre.
Al instante, emitió un grito sofocado al sentir que un doloroso placer estallaba en su interior. Sin embargo, no era tan bueno como cuando él la tocaba. Peter parecía conocer su cuerpo mejor que ella y le daba más placer del que nunca podría darse a sí misma.
Cada vez más excitada, ahogó un gemido cuando los jugos comenzaron a empaparle la mano.
—¡Dios, Lali! —El gruñido la hizo estremecerse de pies a cabeza—. Déjame verte, cariño.
Peter intentó retirarse, pero Lali no podía permitirlo, no podía soltarle todavía.
Sin piedad, él liberó su miembro con determinación.
—No. Todavía no. —Lali retiró los dedos de entre sus muslos y trató de retenerle con ambas manos.
—Déjame verte. —Bajo la orden de Peter subyacía una fuerte lujuria. Con fiera decisión, le cogió la muñeca y la obligó a llevar los dedos de nuevo entre sus muslos.
¿Quería que le dejara observar?
Peter se dejó caer de rodillas y Lali admitió para sí misma que haría cualquier cosa que él le pidiera. Cualquier cosa que quisiera.
Él le agarró la rodilla con una mano inclemente y la obligó a levantarla y apoyarla en el brazo del sillón mientras continuaba apretándole los dedos contra el sexo.
Sintiéndose inundada por una desfalleciente sensualidad, Lali cedió a sus demandas y dejó caer la cabeza contra el respaldo del sillón mientras volvía a acariciarse.
Las pupilas de Peter se oscurecieron, todavía más brillantes, su expresión se tornó más salvaje, sus rasgos más sombríos mientras aparecía en sus crueles labios una sonrisa llena de deseo.
Peter apenas respiraba, con los ojos clavados en los dedos que ella hacía girar lentamente
— Esta vez quiero que me enseñes.
El nudo de nervios latió con fuerza y se hinchó de una manera casi imposible. A Lali le costaba respirar. De repente, la habitación se volvió más caliente, más húmeda, se llenó de lujuria cuando él deslizó los dedos entre sus muslos y se abrió paso.
Fue como si un rayo la atravesara.
Peter inclinó la cabeza sin dejar de mirarla y le acarició con la lengua la carne dolorida. La joven se retorció, gritó y hubiera jurado que llegó a perder el conocimiento durante unos segundos.
—Te necesito —susurró desesperada.
Estaba perdida en el centro de aquella vorágine de sensaciones que él creaba siempre en su interior. Pero esta vez el placer parecía más intenso, más ardiente. La envolvía de forma tan violenta que se preguntaba si conseguiría sobrevivir a aquella noche.
—No te detengas. —Peter le atrapó la muñeca antes de que dejara de acariciarse y la instó a continuar— Quiero verte.
Empapó sus propios dedos en la resbaladiza humedad de la joven y comenzó a penetrarla con ellos lentamente. La dilató poco a poco, sumergiéndose en ella al tiempo que Lali empezaba a mover sus propios dedos con más rapidez y firmeza.
—Dios mío, La —jadeó él, introduciéndose en su interior con absoluta precisión—. Córrete, cariño. Déjame verte...
—¡Peter! —Gritó su nombre, y se tensó en medio de salvajes estremecimientos al llegar al orgasmo de forma súbita.
Apenas un segundo después Lali fue débilmente consciente de que él retiraba los dedos y volvía a invadir su más privada y ardiente intimidad, esta vez con su pene, empalándola con fuertes y largas penetraciones.
Completamente rendida a lo que Peter le hacía sentir, la joven levantó las pestañas y movió las manos con exangüe debilidad para aferrarse a sus bíceps.
La sensación del miembro abriéndose paso a través de los frágiles tejidos de su sexo provocó en ella unas indescriptibles sensaciones que se extendieron en oleadas por todo su ser, casi demasiado intensas para poder soportarlas. El éxtasis estalló de nuevo. Todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo palpitaron al unísono con cada latido del orgasmo y sus músculos internos lo succionaron como si quisiera retenerle en lo más profundo de sí misma.
El empujó hasta el fondo una última vez y eyaculó en su interior, intensificando los últimos estremecimientos que estallaban en el vientre de la joven.
Inclinó la cabeza y devoró la boca de Lali sólo un segundo antes de separar los labios en un ronco gemido masculino que resonó en su pecho.
Cerró los ojos y la mordió con fuerza para saborearla, para llenarse con su esencia.
El placer de Peter se aunó con el de la joven e incrementó sus sensaciones, colmándola, azotando sus sentidos de tal manera que Lali casi pudo sentir cómo atravesaba su alma y la marcaba para siempre.
Peter estaba aturdido, conmocionado. Una parte de él que jamás había sabido que existiera había vuelto a la vida.
La naturaleza de su ser había cambiado para siempre.
Lo supo en el momento en que la vio sentada frente a la ventana como si estuviera desafiando a sus enemigos a venir a por ella.
Los últimos y eróticos ecos de la liberación le dejaron exhausto, tendido sobre ella, luchando por recobrar la respiración y absolutamente satisfecho.
Aquélla era una vertiente del placer que jamás había conocido antes. Una intimidad que no imaginaba que pudiera existir.
Un último estremecimiento sacudió su cuerpo justo cuando la realidad irrumpía de nuevo tras las abrumadoras emociones en que se había visto envuelto.
Lali yacía bajo él y le rodeaba los hombros con los brazos. Respiraba con la misma intensidad casi jadeante. Estaba medio recostada contra la parte baja del respaldo del sillón y lo amarraba a ella con sedosos lazos de calidez femenina muchísimo más eficaces que cualquier cadena del mundo.
No quería moverse en ese momento, pero se obligó a hacerlo. Su alarma interna gritaba con fuerza en el interior de su cabeza, aullando que aquella mujer hacía tiempo que había comenzado a significar más para él que cualquier otra en el pasado.
—No me dejes aún —susurró Lali.
La desesperada súplica en sus palabras le desgarró por completo.
—No pienso ir a ningún sitio sin ti, cariño. —Se retiró con delicadeza de su interior y se puso en pie. Se inclinó sobre ella y la alzó en brazos como si fuera una niña.
Acunándola contra su pecho, Peter se acercó a la cama y la depositó cuidadosamente en el centro del mullido colchón antes de quitarse el resto de la ropa, de desnudarla por completo y de tumbarse junto a ella.
Tehya se deslizó en sus brazos sin vacilación y apoyó la cabeza en su pecho. La masa sus rizos se derramó sobre el brazo y el estómago de Peter como una sedosa condena que le envolviera, reteniéndole a su lado.
Santo Dios, ¿qué haría sin ella?
Por un espantoso segundo, se quedó sin respiración sólo de pensarlo. Nunca nadie, hasta ahora, había significado tanto para él como para que pensara que no podría sobrevivir si le faltaba. Y eso le aterraba.
—¿Les seguisteis? —inquirió Lali con miedo a oír la respuesta.
—Les seguimos —respondió al tiempo que enredaba los dedos en los rizos que le cubrían el estómago.
No quería hablar de eso. Sabía que el pasado había vuelto para atormentarla, que Gregor Ascarti había sido uno de los demonios que la persiguieron desde que era una niña. Uno que se negaba a morir.
—¿Qué es lo que me ocultas, Peter? —El miedo había desaparecido. Ahora había un tono acerado en su voz, una determinación que conocía muy bien y que no quería escuchar en ese momento.
—Shhh. Sólo deja que te abrace, La —susurró—. Es lo único que quiero.
Decirle que Ascarti estaba todavía vivo era casi tan terrible como comunicarle que el propio Carlos se había levantado de la tumba.
—El senador Stanton ha hablado por teléfono con el comandante de la nueva Unidad de Fuerzas Especiales —dijo ella al cabo de unos minutos. Su voz no se alteró al mencionar al equipo secreto internacional de financiación privada del que ambos habían formado parte—. Quiere traer aquí a un equipo para que te apoyen.
Peter negó con la cabeza.
—Ya tenemos un equipo de apoyo, Lali. No necesito ni quiero que involucren en esto a nadie más.
Lo último que necesitaba era que sus planes tuvieran que ser aprobados por gente en la que no confiaba y que no haría más que desbaratar la protección que había establecido alrededor de Lali.
—Entonces sería mejor que hablaras con el senador —sugirió ella con voz evasiva.
Aquél era el tono que la joven adoptaba cuando sabía que Peter no le estaba contando toda la verdad. Cuando sabía que él había puesto en marcha un plan del que no le había hablado a nadie.
—Quizá —respondió mirando al techo con el ceño fruncido—. Pero si le digo al senador que se detenga, tanto él como tú sabréis más de lo que ya sabéis. Y el senador, ocupando el puesto que ocupa, informará al Comité. Entonces todas esas malditas cabezas pensantes se pondrán a buscar la mejor manera de mantenerte a salvo, olvidándose de que yo soy el más indicado para ello.
Lali guardó silencio durante un buen rato antes de que él sintiera el susurro de su aliento sobre el pecho.
—Cuéntame lo que viste, Peter.
Ocultárselo no era justo. Lali merecía saberlo. Se trataba más bien de que él no quería ver las sombras que aparecerían en sus ojos cuando lo hiciera.
—¿Peter?
La tensión creció hasta que casi se pudo palpar.
Recordó a la jovencita que había conocido ocho años antes. Esos ojos demasiado grandes para aquella pálida cara. El pelo, más oscuro que su color natural. En su mirada había reconocido el miedo, el valor y la desesperanza que formaban parte de su vida.
—Vi a Ascarti, Lali. Vi a Gregor Ascarti.

Continuará..

22 comentarios:

  1. a.sdlkfj laodifn maaaaaas =)
    @RochiMyWorld_

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  2. me encanto
    mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
    muy hot jaja

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  3. me encata
    que pasara despues
    mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  4. Wow!!! Más!! ES genial esta novela me encanta!

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  5. uuufff cuaaticoo!!! subee mas porfaa!!

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  6. Pobre Lali ojalá no se lo tome mal , pero con Peter a su lado no le va a pasar nada.
    Más nove! .

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  7. Opa opa opa opa opa y mkl opas pordios que capitulin tiene todo, amor ternura miedo, esperan salvagismo, terror y no se todo lo que existe jajajjameencaaantooo. Si tardas asi peros siempre tuscapitulos van hacer asi valela pena la espera. Jajajajaj me encanto, cada vez me engancha mas la nove . Espero ansiosa el proximoc capiiiituliin o capitulon jaja gracias

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  8. Pasate podr mi blog si queres iwillneverwanttobelikeyou.blogspot.com no es laliter ni nada solo subo cosas que scribo peroestaba pensando en hacr un concurso de frases en diciembre para juntar las 10 mejores frases, igualmente en su momemto voy a explicar bien. Besos

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  9. LALI cuando esta sola es el momneto en k mas piensa en todo lo k ha pasado y sufrido y las perosans k murieron protegiendola y lo crues k fue Carlos.

    Aunque para LALI es muy doloroso enterarse lo de Ascarti era mejor k PETER se lo contara no podira ocultarselo x mask kiera protegerla.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  10. LALI ahora k sabe lo de Ascarti cual sera su reaccion.

    Esta muy interesante.

    MAS NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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  11. Peter no quiere a nadie más ,k se meta,y más si es gente k no sabe nada d ella.

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  12. Peter va progresando con sus sentimientos.

    no se dicen ni un "Hola, como estas" van defrente a la accion jaja

    @angelaliter

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  13. Excelente cap pero por qué siempre tienen que hablar de lo que pasa despúes del acto que disfruten más
    @Masi_ruth

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  14. que CAPITULONNNN!!!
    vamos q Peter va cambiando de opinion
    cada vez se le hace mas imposible dejar a lali
    los finales nos matan!!
    besos

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  15. Espero el próximo!!!

    Que lindo y profundo es el amor que sienten el uno por el otro!!!

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  16. Bueno tampoco cuando hay una situacion de alto riesgo se quedan buenos estos dos! jajaja
    Te juro que le pegaria a Peter por ser tan obstinado a no querer admitir que AMA a Lali solo porq el piensa que el amor no es algo durarero!
    Espero el proximo
    Besos :)

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  17. AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW son muy tiernos cuando quieren, ojala Peter se de cuenta de que esta sintiendo cosas por Lali antes de que pase algo malo! :/ @LuciaVega14

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