sábado, 17 de noviembre de 2012

Capítulo 45


Capítulo largo como comemoración por mis 300 publicaciones, y también porque hace un tiempito que no subo nove. :( Sigo a full con los estudios y examenes, pero pronto la normalidad vuelve a mi vida. jajaja Disfruten y comenten !! Les recomiendo todas las novelas que estan en la barra lateral del blog.. son muy buenas, me encantan y soy adicta a cada una de ellas. Si hay alguna que ustedes no leen, no pierdan más tiempo.. jajaja Besos 




Estaba tan nerviosa que pensaba que iba a volver a vomitar en cualquier momento. Era algo que no le pasaba desde la noche anterior a la operación que acabaría con la vida de Carlos. La noche antes de que él muriera.
—Vamos, cariño. —La cogió de la mano y la llevó hasta la puerta—. Pongámonos en marcha.

Capítulo 45
Dejar que Lali se marchara le desgarró las entrañas. Apretando la mandíbula, Peter observó cómo sus hombres la rodeaban y la conducían a la entrada trasera del hotel para dirigirse a la mansión del senador en la limusina que éste había enviado para buscarla.
No podía olvidar la mirada de la joven. Su miedo era tan intenso, tan profundo, que nunca había deseado nada tanto como poder darle lo que ella quería y encontrar la manera de llevarla con él.
Lamentablemente, eso habría puesto en peligro el plan. Necesitaban que estuviera a salvo, pero también que los hombres que la perseguían vieran que huía.
—Mery ha llamado en cuanto traspasaron las puertas del hotel — dijo Yeyo con la mirada clavada en el SUV negro desde su posición de vigilancia en la furgoneta del equipo—. Ha dicho que Lali estaba llorando.
—Basta. —La orden de Peter fue seca, aunque no tan áspera como podría haber sido. Imaginarla llorando le afectaba de maneras en las que no quería pensar.
—Lali es mi amiga —habló Vico desde el asiento de atrás—. Me parece muy bien hacer lo que sea por ponerla a salvo, pero no me gusta ser testigo de cómo renuncia al futuro porque le han arrancado el corazón. Eso no entraba en los planes cuando nos informaste de lo que estaba ocurriendo.
Peter apretó los dientes y se volvió hacia Agus, que ocupaba el asiento del conductor.
—¿Y tú? ¿No quieres añadir nada?
La expresión de Agus no se inmutó, limitándose a seguir vigilando el vehículo que esperaba a Frackle y a Marco.
—No —respondió finalmente en tono neutro—, a buen entendedor, pocas palabras bastan.
Pensar que siempre había considerado que Agus era el más inteligente del grupo...
Peter se apoyó en el reposabrazos de la puerta y se frotó la mandíbula pensativamente.
—¿Habéis comprobado ya la identidad del conductor del SUV? —preguntó al cabo de unos segundos. Más valía cambiar de tema.
—Sí —confirmó Yeyo—. Es otro de esos malditos secuaces de Carlos que se convirtió en mercenario después de que éste muriera. Wayne Trevits, ex agente del MI-6. Robaba documentación secreta e intentó vender armas militares. Le condenaron a cadena perpetua, pero lo soltaron al año de ingresar en prisión. Estaba con el padre de Lali cuando nos deshicimos de él. Parece que los chicos de Carlos han decidido buscar un poco de venganza.
Peter admitió que eso era justo lo que parecía.
Todo apuntaba a que los antiguos secuaces de Carlos se habían reunido para hacer que Lali pagara por la muerte de su padre. De hecho, todo lo que descubrían señalaba en esa dirección.
—Ha entrado una doncella en la suite —anunció Vico, que miraba las imágenes de la habitación en el portátil—. Sí, ahí está. Una viejecita con el pelo blanco y grandes ojos negros —gruñó—. No se acerca a desatarles.
Peter esperó.
—Bueno, por fin —añadió Vico a los pocos segundos—. Acaba de sacar un walkie del bolsillo. Está llamando a seguridad.
Era lo que Peter esperaba. Había investigado minuciosamente al personal del hotel en cuanto decidieron el plan a seguir, para saber quién podría verse implicado en aquella pequeña fiesta que habían organizado.
No quería que nadie saliera herido y, de hecho, estaba seguro de que la doncella de pelo blanco preferiría comunicar lo sucedido antes que desatar a los dos intrusos.
—Ahora entrarán los dos agentes de seguridad. No van a durarles ni dos segundos.
Al final fueron un par de minutos.
—Sí, ya se han deshecho de los dos. —Vico suspiró—. Por lo menos no se los han cargado.
—Saben que hay cámaras en el pasillo —señaló Peter—. Corren el riesgo de ser identificados.
—Ya están bajando las escaleras.
Tras oír aquello, no perdieron un segundo.
Peter abandonó la parte trasera de la furgoneta y se dirigió al vehículo que iba a utilizar. Se subió a un Ford, un sedán discreto, y observó a través de las gafas de sol cómo los dos hombres utilizaban la misma salida que Lali y se dirigían a toda velocidad al SUV negro que les esperaba.
Los asaltantes parecían un tanto maltrechos pero satisfechos.
Pensaban que habían logrado su objetivo; creían que estaba muerto y que ahora a Lali sólo la protegían sus hombres.
Era evidente que no sospechaban el peligro que supondría enfrentarse a los antiguos miembros de la Unidad. Peter y su equipo habían estado jugando con ellos, dándoles cuerda para que se ahorcaran, y había llegado el momento de tirar de ella. Aquellos bastardos habían aterrorizado a Lali y lo sabían. Sabían lo que provocarían en ella.
De haber logrado lo que pretendían, Lali habría sido más controlable y fácil de intimidar.
Ese había sido su plan. Por desgracia para ellos, tampoco habría funcionado. Peter conocía muy bien a Lali; es más, sabía cómo reaccionaba bajo presión. Si él hubiera muerto se habría quedado destrozada, sí, pero eso no hubiera impedido que hubiera actuado. La conmoción la habría sumido en una desesperación que la impulsaría a vengarse de ellos.
En el momento en que el SUV salió del aparcamiento, Peter encendió el receptor en el sedán y sonrió al ver el pequeño punto en movimiento que indicaba que el localizador de Frackle estaba activado. El que habían colocado en el segundo asaltante aún no estaba encendido. Era un respaldo, un apoyo por si acaso fallaba el primero.
Había una razón para que Peter tuviera planes A, B, C y D, e incluso, E, F, y G. Algunas veces había que tener en consideración demasiadas cosas y a él no le gustaba dejar ningún cabo suelto.
Cubrir todas las contingencias posibles no sólo servía para protegerse a sí mismo y a sus hombres, sino también para salvaguardar a la mujer que jamás había podido arrancar de su mente.
Se había hecho responsable de Lali muchos años antes, concretamente la noche en que murió su padre. Desde el momento en que clavó la mirada en aquellos atormentados ojos, sólo había querido rodearla con sus brazos y protegerla del mundo.
Por desgracia, ya entonces había sido demasiado tarde para protegerla del pasado. Ya tenía cicatrices. Carlos le había enseñado a reaccionar primero y a sufrir después.
Y sabía que Lali había sufrido mucho.
Sacudió la cabeza y se centró en el coche de los asaltantes.
Vico y él intercambiaron las posiciones en la carretera siguiendo al SUV, y se aseguraron de que nadie les perseguía.
Se alternaron varias veces más antes de que la señal del localizador les condujera a un aparcamiento frente a un almacén y una fábrica abandonada. Peter sabía que sus hombres rastrearían la zona y que comprobarían que estaba libre de aquellas malditas videocámaras de vigilancia.
Tras aparcar, salió del vehículo, se reunió con Vico, Agus y Yeyo y les indicó con un gesto de cabeza que debían dirigirse al almacén. Se deslizaron entre las furgonetas, camiones y cargas preparadas para transportar, cubriéndose los unos a los otros mientras se acercaban al lugar desde el cual partía la señal.
Unos minutos después, se reagruparon con las armas en la mano para observar la reunión que estaba teniendo lugar.
Había tres hombres esperando ante una de las entradas mientras los agentes de la Unidad se movían entre las sombras que les protegían.
Los individuos hablaban sin parar y, aunque estaban demasiado lejos para poder escucharlos, era evidente que sus conductas satisfechas de un rato antes habían desaparecido. Ahora parecían nerviosos y asustados.
Peter había leído los expedientes de esos hombres y no creía que nada pudiera ponerles nerviosos ni, mucho menos, hacerles parecer tres adolescentes a punto de recibir una bronca.
Mientras esperaban en silencio, las sombras que les envolvían se fueron haciendo más pesadas, ocultando hasta el último momento al hombre que apareció minutos más tarde.
Gregor Ascarti.
Vestía un traje de seda de firma y, a pesar de que ahora llevaba el cabello rubio peinado hacia atrás, era perfectamente reconocible. Sin embargo, Peter recordaba que en aquella operación final contra Carlos, Ascarti también había caído.
Gregor Ascarti era la mano derecha de Carlos, justo por detrás de su hijo Raven. Se trataba de un experto en logística al que siempre resultó condenadamente difícil derrotar.
Y ahora estaba allí. Vivo.
Aquel cabrón había logrado no sólo sobrevivir sino, al parecer, prosperar en los últimos años.
Avanzó lentamente; era evidente una aparatosa cojera en sus movimientos. Le seguían Mark Tenneyson e Ira Arthur, los mercenarios que habían vigilado a los Espósito.
Ascarti se detuvo justo delante de John Frackle y, antes de que nadie pudiera adivinar lo que iba a hacer, levantó la mano y golpeó con fuerza la cara del otro hombre. Frackle cayó desmadejado contra la pared pero, sorprendentemente dada su reputación, no trató de devolver el puñetazo.
Aun así, la intención de hacerlo fue patente en su cara e incluso llegó a cerrar los puños.
   Peter aguzó el oído para escuchar la conversación, pero sólo fue capaz de percibir roncos murmullos. La distancia a la que se encontraban y el hecho de que hablaran en voz baja hicieron imposible que pudiera entender las palabras.
Sin embargo una cosa era evidente: Ascarti no parecía contento. Probablemente el origen de su desagrado fuera que los hombres no hubieran aparecido con Lali.
Ojalá pudiera acercarse más y escuchar lo que planeaban.
Peter no era consciente de lo tenso que estaba, de la fuerza con la que aferraba la chapa que les protegía, hasta que sintió la mano de Yeyo en el hombro, avisándole.
Esbozó una mueca y asintió con la cabeza, indicando a su sobrino que entendía lo que le decía.
Mientras continuaban observando, Ascarti se acercó más a Frackle, quedando casi nariz contra nariz hasta clavar el dedo en el pecho del otro hombre.
Era una conversación que Peter hubiera dado cualquier cosa por oír, aunque estaba convencido de que la esencia del asunto era que los mercenarios habían vuelto sin Lali. Y Ascarti quería a Lali
Todo apuntaba a una cruenta vendetta. Pero mientras seguía observando la escena que se desarrollaba ante él con los ojos entrecerrados, revisaba mentalmente los acontecimientos y no podía evitar pensar que había algo más que una simple venganza.
No era posible que aquellos hombres guardaran tanta fidelidad al recuerdo de Carlos. Puede que si Lali se hubiera cruzado en su camino la hubieran atacado, pero ¿para qué ir detrás de ella al cabo de tantos años?
No tenía sentido.
De repente, Ascarti levantó de nuevo bruscamente la mano y aplastó la culata de su arma contra la cara de Frackle, que acabó tirado en el suelo.
—Imbécil. —Su voz estaba ronca por la furia y rezumaba tal violencia que incluso los hombres de la Unidad pudieron escucharla.
Luego Ascarti volvió a bajar el tono de tal manera que el resto de las palabras resultaron ininteligibles.
Aturdido, Frackle se levantó lentamente apoyándose en la pared, y los insultos de Ascarti continuaron.
—¿Cómo se puede ser tan estúpido? La próxima vez... —La amenaza fue clara. Clavó el arma contra la garganta de Frackle y se acercó a él para terminar la frase.
Tras abofetearle, Ascarti retrocedió, se alisó la chaqueta de seda y se volvió para mirar a los mercenarios que seguían el desarrollo de la escena con atención.
En ese momento, la tenue luz de los fluorescentes impactó de lleno en la figura del criminal, permitiendo que Peter pudiera ver al detalle su cara.
Arqueó las cejas sorprendido.
El lado izquierdo de la cara de Gregor Ascarti estaba totalmente desfigurado. Enormes cicatrices deformaban su rostro, pasando por encima del ojo y confiriendo a su perfil una apariencia grotesca.
Peter se introdujo más profundamente entre las sombras cuando el delincuente italiano se dirigió cojeando a su coche. Frackle y Fillipini le siguieron y Tenneyson y Arthur cerraron la comitiva tras echar el candado al almacén.
Al parecer, la explosión no había matado a Ascarti pero sí le había herido de gravedad. Y seguía mostrándose tan cruel y peligroso como cuando Carlos estaba vivo.
Peter le hizo una señal a Vico con la mano, indicándole sin palabras que se asegurara de que Ascarti y sus mercenarios se alejaban del lugar. Yeyo le acompañó.
Al cabo de unos minutos, Peter y Agus comprobaron que estaban solos y abandonaron las sombras que les protegían.
Peter se dedicó a forzar el pesado cerrojo que los mercenarios de Ascarti habían cerrado mientras Agus se encargaba de desactivar el sistema de alarma.
Ascarti no tenía razones para sospechar que nadie había seguido a Frackle y a su compañero hasta allí, y menos ahora que pensaban que Peter estaba muerto.
Una vez que consiguió forzar la cerradura, Peter se deslizó en el interior de la nave y buscó el interruptor de la luz.
—Vaya, mira lo que tenemos aquí —masculló examinando el contenido del almacén antes de volverse hacia Agus, que se había quedado protegiendo la entrada.
—¿Qué estará planeando ese tipo? —dijo Agus con voz gélida.
Los dos observaron asombrados la ingente cantidad de armas escondidas allí, así como municiones e incluso media docena de lanzacohetes.
—La ATF[1] encontraría esto muy interesante —murmuró Peter acercándose a las cajas y empezando a abrirlas.
En la que no había rifles automáticos de origen israelí, había municiones suficientes para volar todo aquello.
Cogió un rifle y recolocó el resto cuidadosamente para que nadie descubriera su falta, antes de hacer lo mismo con algunos paquetes de municiones. Luego le dio todo a Agus.
No había oído rumores sobre robos de armas y ésas eran de las que no estaban a la venta en las calles. Se trataba de armamento militar.
Aquel tipo de rifles le sería muy útil a Lali si tuviera que enfrentarse a sus enemigos sola.
Aquel pensamiento le hizo detenerse. Como si hubiera alguna maldita posibilidad de que él la dejara sola. Ni ahora, ni cuando el peligro hubiese quedado atrás.
Jamás le había importado alejarse de una amante. En realidad, la única cuestión había sido siempre cuánto tiempo estaría con ella antes de aburrirse. Sin embargo, no era capaz de creer que llegara a aburrirse nunca de Lali. No podía imaginar que llegara una noche, un día de su vida en que no la deseara.
No había cambiado de idea, seguía pensando que el amor era una ilusión, pero estaba llegando a considerar que aquella ilusión podría durar al menos un cierto tiempo.
—Tenemos un problema, jefe —comentó Agus mirando fijamente el contenido de una de las cajas—. Si Ascarti guarda estas armas aquí, en América, entonces podría estar planeando algo mucho peor que vengarse de la hija de Carlos.
Peter le lanzó una mirada helada.
—Maldita sea. No estaba diciendo que Lali no sea importante —gruñó Agus—. Peter, vas a tener que ponerle una alianza en el dedo o contener el ansia posesiva que sientes por ella. No la podrás proteger si te mantienes alejado.
—No he pedido tu opinión —masculló Peter, dándose la vuelta y desahogando su furia al cerrar bruscamente una caja.
—Bueno, no me importa dártela aunque no me la pidas —dijo Agus a sus espaldas.
Peter casi sonrió. A sus hombres siempre les había gustado hacerle comentarios sarcásticos. En especial después de que Lali llegara a la base y les enseñara cómo salir de allí sin que nadie se enterara.
—Llama a nuestro enlace en la ATF —ordenó a Agus—. Infórmale de la existencia de este almacén y de a quién pertenece, pero no le pongas al tanto de lo que sabemos de los mercenarios. Quiero descubrir qué es eso tan importante que Ascarti quiere de Lali como para empezar a buscarla después de tantos años, y dejar al descubierto su juego no me facilitará esas respuestas.
Hubo un largo momento de silencio a su espalda antes de que Agus hablara en un tono engañosamente suave.
—¿Vas a usar a nuestra chica como cebo, jefe?
Peter hizo una mueca de diversión ante la pregunta. Al parecer no era el único protector de Lali; sólo el único decidido a quedarse con ella.
—¿No acabas de decirme que soy demasiado posesivo? —Se volvió hacia el agente—. ¿Cómo podría usarla de cebo entonces?
Agus entrecerró los ojos.
—Una cosa no quita la otra. Usarla de cebo no estaría nada bien, jefe.
—En ese caso, es una suerte que no tenga pensado hacerlo — concluyó Peter. Se le había acabado la paciencia sobre aquel tema y ya no lo encontraba nada divertido—. Salgamos de aquí de una vez y hagamos esa llamada.
Cogió una manta del suelo, se la lanzó para cubrir el arma que había sustraído de la caja y volvió a colocar la pesada tapa.
Unos segundos más tarde, con el rifle bien oculto, salieron del almacén, lo cerraron y activaron el sistema de seguridad. Luego se alejaron de allí a toda velocidad.
Yeyo y Vico les esperaban en el aparcamiento. Peter lanzó una mirada a su sobrino y vio en su rostro algo que no había esperado volver a ver allí después de la disolución de la Unidad.
—Se ha cargado a Frackle —le explicó Yeyo con voz neutra, indicando con la cabeza un enorme contenedor de basura a pocos metros—. Ascarti le metió una bala entre las cejas y después les ordenó a los otros que lo tiraran ahí. —La intensa repugnancia que inundaba su voz hizo que Peter recordara una vez más la razón por la que su equipo siempre había sido el mejor.
La lealtad.
La lealtad que existía entre ellos era lo que siempre les ofreció la certeza de que se cubrirían mutuamente, lo que garantizó no sólo el éxito de todas las misiones que les asignaron, sino también su propia supervivencia.
—Larguémonos de aquí —gruñó Peter, volviendo a mirar al almacén—. Quiero todos los detalles. Quiero saber qué coño pasa aquí, Yeyo. La suerte de Ascarti está a punto de acabar.
—Esperemos que la de Lali no acabe también —dijo Agus a su espalda—. O protegerla resultará casi imposible.
Peter se puso tenso al escucharle, pero lo cierto es que Agus tenía razón. Si no ponían fin a aquello de una vez, podría acabar perdiendo a Lali de una manera que jamás se había planteado antes.
Podría morir.


[1] ATF: Agencia Americana contra el tráfico de armas.



Continuará...

20 comentarios:

  1. LALI pobre otra vez separada de PETER.

    PETER x mas k le duela separarse de LALI tiene k hacerlo si kierek ella no corra peligro.

    Los planes de PETER estan salidno bien ojala sigan asi.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSS

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  2. Al parecer el socio de Calors tiene mucho interes en LALI ¿Cuál sera el motivo?

    UN CAP BUENISIMOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    +++++++++++++ NOVE

    QUE TE VALLA MUY BIEN EN TUS EXAMENES

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  3. maaas!!!! quiero que acaben de una vez con la amenaza de lali :(

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  4. haaay maaas maas maaaaaas

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  5. Lali si que va a sufrir alejada de Peter pero el lo hace por su bien.
    Felicitacionespor los 300 posteos y mil gracias por compartir las noves
    @Masi_ruth

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  6. ella sufre mucho sin el alado y el no quiere entender que es AMOR lo q siente por ella

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    1. cuando tenés razón tenés razón xD
      ojala se digan lo que sienten de una vez, por lo menos Peter
      quiero que esten juntos yaaaa porrrfavorrrr.

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  7. El es como su angel guardian pero aun no puede decir en alto lo q siente!
    Felices 300!

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  8. O noooo no nos podes dejarnasi. Necesito moreeeee jaja me encanto el caapp besittoss y espero el otro rapido

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  9. Felices 300 posttt jajajajajaja me habia olvidsdo ya. Esto se merece MARATON yeah

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    1. siiii podria ser un finde por el tema de los exámenes y eso ;)

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  10. Felices 300 publicaciones.Toda la unidad ,forman uno solo ,en beneficio d Lali.Todp x ella .Sigo pensando k Carlos puede estar vivo ,y su hombre Gregor esté dando la "cara",jajaja,la "cara Visible",imposible d mirar x la descripción.

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  11. Naaaaaaaaaaaaaaaaaaaa para mi,como dice Chari, Carlos está vivo. No sé jajajajaja.
    Felices 300 post!
    Genia subí más, besitos.

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  12. me encanto es genial pero ojala que peter vuelva junto a lali

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  13. otra vez aqui esperando a un nuevo cap me muero de ansiedad

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  14. Hola, perdon por desaparecer pero estoy a full con el colegio, y todo lo demas :(
    Se me partio el corazon cuando lei que Lali lloraba cuando se fue ! Yo no entiendo porq Peter no admite a si mismo que la ama (aunq si en parte se porq no lo hace :P jajaja)
    Espero el proximo
    Besos
    Giada

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  15. Me encanta!!! Es genial esta novela!!1 Más!

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  16. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  17. fuaaaa re largo el cap!!! MUY BUENOOOOOOO muchas gracias por publicar! @LuciaVega14

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