Capítulo largo como comemoración por mis 300 publicaciones, y también porque hace un tiempito que no subo nove. :( Sigo a full con los estudios y examenes, pero pronto la normalidad vuelve a mi vida. jajaja Disfruten y comenten !! Les recomiendo todas las novelas que estan en la barra lateral del blog.. son muy buenas, me encantan y soy adicta a cada una de ellas. Si hay alguna que ustedes no leen, no pierdan más tiempo.. jajaja Besos
Estaba tan nerviosa que pensaba que iba a volver a
vomitar en cualquier momento. Era algo que no le pasaba desde la noche anterior
a la operación que acabaría con la vida de Carlos. La noche antes de que él
muriera.
—Vamos, cariño. —La cogió de la mano y la llevó hasta
la puerta—. Pongámonos en marcha.
Capítulo
45
Dejar que Lali se marchara le desgarró las entrañas.
Apretando la mandíbula, Peter observó cómo sus hombres la rodeaban y la
conducían a la entrada trasera del hotel para dirigirse a la mansión del
senador en la limusina que éste había enviado para buscarla.
No podía olvidar la mirada de la joven. Su miedo era
tan intenso, tan profundo, que nunca había deseado nada tanto como poder darle
lo que ella quería y encontrar la manera de llevarla con él.
Lamentablemente, eso habría puesto en peligro el plan.
Necesitaban que estuviera a salvo, pero también que los hombres que la
perseguían vieran que huía.
—Mery ha llamado en cuanto traspasaron las puertas del
hotel — dijo Yeyo con la mirada clavada en el SUV negro desde su posición de
vigilancia en la furgoneta del equipo—. Ha dicho que Lali estaba llorando.
—Basta. —La orden de Peter fue seca, aunque no tan
áspera como podría haber sido. Imaginarla llorando le afectaba de maneras en
las que no quería pensar.
—Lali es mi amiga —habló Vico desde el asiento de
atrás—. Me parece muy bien hacer lo que sea por ponerla a salvo, pero no me
gusta ser testigo de cómo renuncia al futuro porque le han arrancado el
corazón. Eso no entraba en los planes cuando nos informaste de lo que estaba
ocurriendo.
Peter apretó los dientes y se volvió hacia Agus, que
ocupaba el asiento del conductor.
—¿Y tú? ¿No quieres añadir nada?
La expresión de Agus no se inmutó, limitándose a
seguir vigilando el vehículo que esperaba a Frackle y a Marco.
—No —respondió finalmente en tono neutro—, a buen
entendedor, pocas palabras bastan.
Pensar que siempre había considerado que Agus era el
más inteligente del grupo...
Peter se apoyó en el reposabrazos de la puerta y se
frotó la mandíbula pensativamente.
—¿Habéis comprobado ya la identidad del conductor del
SUV? —preguntó al cabo de unos segundos. Más valía cambiar de tema.
—Sí —confirmó Yeyo—. Es otro de esos malditos secuaces
de Carlos que se convirtió en mercenario después de que éste muriera. Wayne
Trevits, ex agente del MI-6. Robaba documentación secreta e intentó vender
armas militares. Le condenaron a cadena perpetua, pero lo soltaron al año de
ingresar en prisión. Estaba con el padre de Lali cuando nos deshicimos de él.
Parece que los chicos de Carlos han decidido buscar un poco de venganza.
Peter admitió que eso era justo lo que parecía.
Todo apuntaba a que los antiguos secuaces de Carlos se
habían reunido para hacer que Lali pagara por la muerte de su padre. De hecho,
todo lo que descubrían señalaba en esa dirección.
—Ha entrado una doncella en la suite —anunció Vico,
que miraba las imágenes de la habitación en el portátil—. Sí, ahí está. Una
viejecita con el pelo blanco y grandes ojos negros —gruñó—. No se acerca a
desatarles.
Peter esperó.
—Bueno, por fin —añadió Vico a los pocos segundos—.
Acaba de sacar un walkie del bolsillo. Está llamando a seguridad.
Era lo que Peter esperaba. Había investigado
minuciosamente al personal del hotel en cuanto decidieron el plan a seguir,
para saber quién podría verse implicado en aquella pequeña fiesta que habían
organizado.
No quería que nadie saliera herido y, de hecho, estaba
seguro de que la doncella de pelo blanco preferiría comunicar lo sucedido antes
que desatar a los dos intrusos.
—Ahora entrarán los dos agentes de seguridad. No van a
durarles ni dos segundos.
Al final fueron un par de minutos.
—Sí, ya se han deshecho de los dos. —Vico suspiró—.
Por lo menos no se los han cargado.
—Saben que hay cámaras en el pasillo —señaló Peter—.
Corren el riesgo de ser identificados.
—Ya están bajando las escaleras.
Tras oír aquello, no perdieron un segundo.
Peter abandonó la parte trasera de la furgoneta y se
dirigió al vehículo que iba a utilizar. Se subió a un Ford, un sedán discreto,
y observó a través de las gafas de sol cómo los dos hombres utilizaban la misma
salida que Lali y se dirigían a toda velocidad al SUV negro que les esperaba.
Los asaltantes parecían un tanto maltrechos pero
satisfechos.
Pensaban que habían logrado su objetivo; creían que
estaba muerto y que ahora a Lali sólo la protegían sus hombres.
Era evidente que no sospechaban el peligro que
supondría enfrentarse a los antiguos miembros de la Unidad. Peter y su equipo
habían estado jugando con ellos, dándoles cuerda para que se ahorcaran, y había
llegado el momento de tirar de ella. Aquellos bastardos habían aterrorizado a Lali
y lo sabían. Sabían lo que provocarían en ella.
De haber logrado lo que pretendían, Lali habría sido
más controlable y fácil de intimidar.
Ese había sido su plan. Por desgracia para ellos,
tampoco habría funcionado. Peter conocía muy bien a Lali; es más, sabía cómo
reaccionaba bajo presión. Si él hubiera muerto se habría quedado destrozada,
sí, pero eso no hubiera impedido que hubiera actuado. La conmoción la habría
sumido en una desesperación que la impulsaría a vengarse de ellos.
En el momento en que el SUV salió del aparcamiento, Peter
encendió el receptor en el sedán y sonrió al ver el pequeño punto en movimiento
que indicaba que el localizador de Frackle estaba activado. El que habían
colocado en el segundo asaltante aún no estaba encendido. Era un respaldo, un
apoyo por si acaso fallaba el primero.
Había una razón para que Peter tuviera planes A, B, C
y D, e incluso, E, F, y G. Algunas veces había que tener en consideración
demasiadas cosas y a él no le gustaba dejar ningún cabo suelto.
Cubrir todas las contingencias posibles no sólo servía
para protegerse a sí mismo y a sus hombres, sino también para salvaguardar a la
mujer que jamás había podido arrancar de su mente.
Se había hecho responsable de Lali muchos años antes,
concretamente la noche en que murió su padre. Desde el momento en que clavó la
mirada en aquellos atormentados ojos, sólo había querido rodearla con sus
brazos y protegerla del mundo.
Por desgracia, ya entonces había sido demasiado tarde
para protegerla del pasado. Ya tenía cicatrices. Carlos le había enseñado a
reaccionar primero y a sufrir después.
Y sabía que Lali había sufrido mucho.
Sacudió la cabeza y se centró en el coche de los
asaltantes.
Vico y él intercambiaron las posiciones en la
carretera siguiendo al SUV, y se aseguraron de que nadie les perseguía.
Se alternaron varias veces más antes de que la señal
del localizador les condujera a un aparcamiento frente a un almacén y una
fábrica abandonada. Peter sabía que sus hombres rastrearían la zona y que
comprobarían que estaba libre de aquellas malditas videocámaras de vigilancia.
Tras aparcar, salió del vehículo, se reunió con Vico,
Agus y Yeyo y les indicó con un gesto de cabeza que debían dirigirse al
almacén. Se deslizaron entre las furgonetas, camiones y cargas preparadas para
transportar, cubriéndose los unos a los otros mientras se acercaban al lugar
desde el cual partía la señal.
Unos minutos después, se reagruparon con las armas en
la mano para observar la reunión que estaba teniendo lugar.
Había tres hombres esperando ante una de las entradas
mientras los agentes de la Unidad se movían entre las sombras que les
protegían.
Los individuos hablaban sin parar y, aunque estaban
demasiado lejos para poder escucharlos, era evidente que sus conductas
satisfechas de un rato antes habían desaparecido. Ahora parecían nerviosos y
asustados.
Peter había leído los expedientes de esos hombres y no
creía que nada pudiera ponerles nerviosos ni, mucho menos, hacerles parecer
tres adolescentes a punto de recibir una bronca.
Mientras esperaban en silencio, las sombras que les
envolvían se fueron haciendo más pesadas, ocultando hasta el último momento al
hombre que apareció minutos más tarde.
Gregor Ascarti.
Vestía un traje de seda de firma y, a pesar de que
ahora llevaba el cabello rubio peinado hacia atrás, era perfectamente
reconocible. Sin embargo, Peter recordaba que en aquella operación final contra
Carlos, Ascarti también había caído.
Gregor Ascarti era la mano derecha de Carlos, justo
por detrás de su hijo Raven. Se trataba de un experto en logística al que
siempre resultó condenadamente difícil derrotar.
Y ahora estaba allí. Vivo.
Aquel cabrón había logrado no sólo sobrevivir sino, al
parecer, prosperar en los últimos años.
Avanzó lentamente; era evidente una aparatosa cojera
en sus movimientos. Le seguían Mark Tenneyson e Ira Arthur, los mercenarios que
habían vigilado a los Espósito.
Ascarti se detuvo justo delante de John Frackle y,
antes de que nadie pudiera adivinar lo que iba a hacer, levantó la mano y
golpeó con fuerza la cara del otro hombre. Frackle cayó desmadejado contra la
pared pero, sorprendentemente dada su reputación, no trató de devolver el
puñetazo.
Aun así, la intención de hacerlo fue patente en su
cara e incluso llegó a cerrar los puños.
Peter aguzó el oído para
escuchar la conversación, pero sólo fue capaz de percibir roncos murmullos. La
distancia a la que se encontraban y el hecho de que hablaran en voz baja
hicieron imposible que pudiera entender las palabras.
Sin embargo una cosa era evidente: Ascarti no parecía
contento. Probablemente el origen de su desagrado fuera que los hombres no
hubieran aparecido con Lali.
Ojalá pudiera acercarse más y escuchar lo que
planeaban.
Peter no era consciente de lo tenso que estaba, de la
fuerza con la que aferraba la chapa que les protegía, hasta que sintió la mano
de Yeyo en el hombro, avisándole.
Esbozó una mueca y asintió con la cabeza, indicando a
su sobrino que entendía lo que le decía.
Mientras continuaban observando, Ascarti se acercó más
a Frackle, quedando casi nariz contra nariz hasta clavar el dedo en el pecho
del otro hombre.
Era una conversación que Peter hubiera dado cualquier
cosa por oír, aunque estaba convencido de que la esencia del asunto era que los
mercenarios habían vuelto sin Lali. Y Ascarti quería a Lali
Todo apuntaba a una cruenta vendetta. Pero mientras
seguía observando la escena que se desarrollaba ante él con los ojos
entrecerrados, revisaba mentalmente los acontecimientos y no podía evitar
pensar que había algo más que una simple venganza.
No era posible que aquellos hombres guardaran tanta
fidelidad al recuerdo de Carlos. Puede que si Lali se hubiera cruzado en su
camino la hubieran atacado, pero ¿para qué ir detrás de ella al cabo de tantos
años?
No tenía sentido.
De repente, Ascarti levantó de nuevo bruscamente la
mano y aplastó la culata de su arma contra la cara de Frackle, que acabó tirado
en el suelo.
—Imbécil. —Su voz estaba ronca por la furia y rezumaba
tal violencia que incluso los hombres de la Unidad pudieron escucharla.
Luego Ascarti volvió a bajar el tono de tal manera que
el resto de las palabras resultaron ininteligibles.
Aturdido, Frackle se levantó lentamente apoyándose en
la pared, y los insultos de Ascarti continuaron.
—¿Cómo se puede ser tan estúpido? La próxima vez...
—La amenaza fue clara. Clavó el arma contra la garganta de Frackle y se acercó
a él para terminar la frase.
Tras abofetearle, Ascarti retrocedió, se alisó la
chaqueta de seda y se volvió para mirar a los mercenarios que seguían el
desarrollo de la escena con atención.
En ese momento, la tenue luz de los fluorescentes
impactó de lleno en la figura del criminal, permitiendo que Peter pudiera ver
al detalle su cara.
Arqueó las cejas sorprendido.
El lado izquierdo de la cara de Gregor Ascarti estaba
totalmente desfigurado. Enormes cicatrices deformaban su rostro, pasando por
encima del ojo y confiriendo a su perfil una apariencia grotesca.
Peter se introdujo más profundamente entre las sombras
cuando el delincuente italiano se dirigió cojeando a su coche. Frackle y
Fillipini le siguieron y Tenneyson y Arthur cerraron la comitiva tras echar el
candado al almacén.
Al parecer, la explosión no había matado a Ascarti
pero sí le había herido de gravedad. Y seguía mostrándose tan cruel y peligroso
como cuando Carlos estaba vivo.
Peter le hizo una señal a Vico con la mano,
indicándole sin palabras que se asegurara de que Ascarti y sus mercenarios se
alejaban del lugar. Yeyo le acompañó.
Al cabo de unos minutos, Peter y Agus comprobaron que
estaban solos y abandonaron las sombras que les protegían.
Peter se dedicó a forzar el pesado cerrojo que los
mercenarios de Ascarti habían cerrado mientras Agus se encargaba de desactivar
el sistema de alarma.
Ascarti no tenía razones para sospechar que nadie
había seguido a Frackle y a su compañero hasta allí, y menos ahora que pensaban
que Peter estaba muerto.
Una vez que consiguió forzar la cerradura, Peter se
deslizó en el interior de la nave y buscó el interruptor de la luz.
—Vaya, mira lo que tenemos aquí —masculló examinando
el contenido del almacén antes de volverse hacia Agus, que se había quedado
protegiendo la entrada.
—¿Qué estará planeando ese tipo? —dijo Agus con voz
gélida.
Los dos observaron asombrados la ingente cantidad de
armas escondidas allí, así como municiones e incluso media docena de
lanzacohetes.
—La ATF[1] encontraría esto muy interesante —murmuró Peter
acercándose a las cajas y empezando a abrirlas.
En la que no había rifles automáticos de origen
israelí, había municiones suficientes para volar todo aquello.
Cogió un rifle y recolocó el resto cuidadosamente para
que nadie descubriera su falta, antes de hacer lo mismo con algunos paquetes de
municiones. Luego le dio todo a Agus.
No había oído rumores sobre robos de armas y ésas eran
de las que no estaban a la venta en las calles. Se trataba de armamento
militar.
Aquel tipo de rifles le sería muy útil a Lali si
tuviera que enfrentarse a sus enemigos sola.
Aquel pensamiento le hizo detenerse. Como si hubiera
alguna maldita posibilidad de que él la dejara sola. Ni ahora, ni cuando el
peligro hubiese quedado atrás.
Jamás le había importado alejarse de una amante. En
realidad, la única cuestión había sido siempre cuánto tiempo estaría con ella
antes de aburrirse. Sin embargo, no era capaz de creer que llegara a aburrirse
nunca de Lali. No podía imaginar que llegara una noche, un día de su vida en
que no la deseara.
No había cambiado de idea, seguía pensando que el amor
era una ilusión, pero estaba llegando a considerar que aquella ilusión podría
durar al menos un cierto tiempo.
—Tenemos un problema, jefe —comentó Agus mirando
fijamente el contenido de una de las cajas—. Si Ascarti guarda estas armas
aquí, en América, entonces podría estar planeando algo mucho peor que vengarse
de la hija de Carlos.
Peter le lanzó una mirada helada.
—Maldita sea. No estaba diciendo que Lali no sea
importante —gruñó Agus—. Peter, vas a tener que ponerle una alianza en el dedo
o contener el ansia posesiva que sientes por ella. No la podrás proteger si te
mantienes alejado.
—No he pedido tu opinión —masculló Peter, dándose la
vuelta y desahogando su furia al cerrar bruscamente una caja.
—Bueno, no me importa dártela aunque no me la pidas
—dijo Agus a sus espaldas.
Peter casi sonrió. A sus hombres siempre les había
gustado hacerle comentarios sarcásticos. En especial después de que Lali
llegara a la base y les enseñara cómo salir de allí sin que nadie se enterara.
—Llama a nuestro enlace en la ATF —ordenó a Agus—.
Infórmale de la existencia de este almacén y de a quién pertenece, pero no le
pongas al tanto de lo que sabemos de los mercenarios. Quiero descubrir qué es
eso tan importante que Ascarti quiere de Lali como para empezar a buscarla
después de tantos años, y dejar al descubierto su juego no me facilitará esas
respuestas.
Hubo un largo momento de silencio a su espalda antes
de que Agus hablara en un tono engañosamente suave.
—¿Vas a usar a nuestra chica como cebo, jefe?
Peter hizo una mueca de diversión ante la pregunta. Al
parecer no era el único protector de Lali; sólo el único decidido a quedarse
con ella.
—¿No acabas de decirme que soy demasiado posesivo? —Se
volvió hacia el agente—. ¿Cómo podría usarla de cebo entonces?
Agus entrecerró los ojos.
—Una cosa no quita la otra. Usarla de cebo no estaría
nada bien, jefe.
—En ese caso, es una suerte que no tenga pensado
hacerlo — concluyó Peter. Se le había acabado la paciencia sobre aquel tema y
ya no lo encontraba nada divertido—. Salgamos de aquí de una vez y hagamos esa
llamada.
Cogió una manta del suelo, se la lanzó para cubrir el
arma que había sustraído de la caja y volvió a colocar la pesada tapa.
Unos segundos más tarde, con el rifle bien oculto,
salieron del almacén, lo cerraron y activaron el sistema de seguridad. Luego se
alejaron de allí a toda velocidad.
Yeyo y Vico les esperaban en el aparcamiento. Peter
lanzó una mirada a su sobrino y vio en su rostro algo que no había esperado
volver a ver allí después de la disolución de la Unidad.
—Se ha cargado a Frackle —le explicó Yeyo con voz
neutra, indicando con la cabeza un enorme contenedor de basura a pocos metros—.
Ascarti le metió una bala entre las cejas y después les ordenó a los otros que
lo tiraran ahí. —La intensa repugnancia que inundaba su voz hizo que Peter
recordara una vez más la razón por la que su equipo siempre había sido el
mejor.
La lealtad.
La lealtad que existía entre ellos era lo que siempre
les ofreció la certeza de que se cubrirían mutuamente, lo que garantizó no sólo
el éxito de todas las misiones que les asignaron, sino también su propia
supervivencia.
—Larguémonos de aquí —gruñó Peter, volviendo a mirar
al almacén—. Quiero todos los detalles. Quiero saber qué coño pasa aquí, Yeyo.
La suerte de Ascarti está a punto de acabar.
—Esperemos que la de Lali no acabe también —dijo Agus
a su espalda—. O protegerla resultará casi imposible.
Peter se puso tenso al escucharle, pero lo cierto es
que Agus tenía razón. Si no ponían fin a aquello de una vez, podría acabar
perdiendo a Lali de una manera que jamás se había planteado antes.
Podría morir.
LALI pobre otra vez separada de PETER.
ResponderEliminarPETER x mas k le duela separarse de LALI tiene k hacerlo si kierek ella no corra peligro.
Los planes de PETER estan salidno bien ojala sigan asi.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSS
Al parecer el socio de Calors tiene mucho interes en LALI ¿Cuál sera el motivo?
ResponderEliminarUN CAP BUENISIMOOOOOOOOOOOOOOOOOO
+++++++++++++ NOVE
QUE TE VALLA MUY BIEN EN TUS EXAMENES
maaas!!!! quiero que acaben de una vez con la amenaza de lali :(
ResponderEliminarhaaay maaas maas maaaaaas
ResponderEliminarLali si que va a sufrir alejada de Peter pero el lo hace por su bien.
ResponderEliminarFelicitacionespor los 300 posteos y mil gracias por compartir las noves
@Masi_ruth
ella sufre mucho sin el alado y el no quiere entender que es AMOR lo q siente por ella
ResponderEliminarcuando tenés razón tenés razón xD
Eliminarojala se digan lo que sienten de una vez, por lo menos Peter
quiero que esten juntos yaaaa porrrfavorrrr.
El es como su angel guardian pero aun no puede decir en alto lo q siente!
ResponderEliminarFelices 300!
O noooo no nos podes dejarnasi. Necesito moreeeee jaja me encanto el caapp besittoss y espero el otro rapido
ResponderEliminarFelices 300 posttt jajajajajaja me habia olvidsdo ya. Esto se merece MARATON yeah
ResponderEliminarsiiii podria ser un finde por el tema de los exámenes y eso ;)
EliminarFelices 300 publicaciones.Toda la unidad ,forman uno solo ,en beneficio d Lali.Todp x ella .Sigo pensando k Carlos puede estar vivo ,y su hombre Gregor esté dando la "cara",jajaja,la "cara Visible",imposible d mirar x la descripción.
ResponderEliminarmaaasss babaaaa
ResponderEliminarNaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa para mi,como dice Chari, Carlos está vivo. No sé jajajajaja.
ResponderEliminarFelices 300 post!
Genia subí más, besitos.
me encanto es genial pero ojala que peter vuelva junto a lali
ResponderEliminarotra vez aqui esperando a un nuevo cap me muero de ansiedad
ResponderEliminarHola, perdon por desaparecer pero estoy a full con el colegio, y todo lo demas :(
ResponderEliminarSe me partio el corazon cuando lei que Lali lloraba cuando se fue ! Yo no entiendo porq Peter no admite a si mismo que la ama (aunq si en parte se porq no lo hace :P jajaja)
Espero el proximo
Besos
Giada
Me encanta!!! Es genial esta novela!!1 Más!
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarfuaaaa re largo el cap!!! MUY BUENOOOOOOO muchas gracias por publicar! @LuciaVega14
ResponderEliminar