Perdón por no subir pero mi compu no queria conectarse! :| Comenten chicas! Disfruten... ♥
Lali hubiera jurado que su alma había pasado a formar
parte de la de él. Había sido suya desde el día que le conoció. Peter se lo
había demostrado aquella primera noche, cuando hicieron el amor en la base,
pero ahora, esta vez, Lali había sentido su posesión en lo más profundo de su
alma.
Ahora, había pasado a formar parte de Peter.
—¡Oh, Dios...! —jadeó, plenamente consciente de sus
palabras—. Oh, Dios, Peter, te amo.
Capítulo
40
Sin romper el silencio, Peter ayudó a Lali a ponerse
su arrugada camisa y se la abrochó meticulosamente. Luego dio un paso atrás y
se subió los pantalones.
Una parte de él había quedado devastada.
No se lo podía explicar, ya que estaba completamente
seguro de que aquello no tenía sentido. Tenía los nervios a punto de estallar y
sentía una extraña furia ardiendo en su interior, ¿o se trataba de otra cosa?
Cualquiera que fuera el motivo, su alma había quedado
hecha jirones, azotada por violentas oleadas provocadas por aquel inexplicable
conflicto que giraba en su interior.
—¿Peter? —Lali susurró su nombre justo cuando él se
subía la cremallera de los pantalones y se apartaba de ella para dirigirse a
grandes zancadas al mueble bar.
Santo Dios, ahora no podía hablar con Lali. Lo mejor
sería que se fuera a dar una vuelta. Necesitaba irse de allí antes de que
terminara haciendo algo que les destrozara a los dos.
Levantó una mano y se frotó la nuca mientras
suspiraba, cansado. Escapar era inútil. No podía huir de aquella mujer sin
importa la distancia que pusiera entre ellos. Ya había aprendido esa lección de
la peor forma posible.
—Lo lamento. —La temblorosa voz de Lali provocó una
limpia y cálida emoción en el pecho de Peter.
Maldición. ¿Qué es lo que estaba sintiendo? No podía
ponerle nombre pero le hacía sentir jodidamente indefenso.
—No te disculpes —susurró él finalmente, volviéndose
hacia ella mientras rezaba para que no estuviera llorando.
Demonios, no, no lloraba. Tenía la barbilla alzada en
aquel gesto terco tan suyo, la mirada desafiante; pero era palpable el profundo
pesar que oscurecía las intensas profundidades de sus ojos.
—Te diría que se me escapó, pero eso entrañaría que
estaba tratando de no decirlo, ¿verdad? —La vio curvar los labios en una mueca
de burla hacia sí misma.
—Siempre resultas asombrosamente aguda —gruñó—. No es
la primera vez que lo dices.
Y él había absorbido aquellas palabras cada vez que
abandonaban su boca para clavarse como afiladas garras en su alma. Y cada vez,
había intentado ahogarlas con sus labios pero, aun así, el sonido había
resonado en sus oídos el tiempo suficiente como para que su mente las procesara
y se recreara en ellas.
Ella se encogió de hombros con desánimo y se colocó un
pesado mechón de pelo detrás de la delicada oreja.
Los rizos le rodeaban la cara y flotaban sobre sus
hombros. Estaba despeinada. El desaliño, provocado por sus propias manos, por
la manera en que ella había movido la cabeza al alcanzar el orgasmo, la dotaba
de una apariencia sensual y decididamente exuberante. Pero su expresión, la
fragilidad en su penetrante mirada, la hacía parecer inocente y fácil de
lastimar.
Conocía a Lali. Sabía lo tierna y compasiva que era,
conocía bien a la mujer por la que se hacía pasar, pero conocía todavía mejor a
la que era en realidad.
—No quiero hacerte daño, Lali, pero si te permito
creer que me amas, si te dejas llevar por esa ilusión, terminaré lastimándote.
Ella esbozó de nuevo aquella extraña sonrisa que era
en parte provocativa y en parte sarcástica. Era uno de esos gestos que siempre
le desequilibraban. Estaría condenado si pudiera decirle lo que pensaba cuando
veía esa mirada en su cara.
—No te preocupes por hacerme daño, Peter. —Se pasó el
pelo por encima del hombro y se alejó en dirección al dormitorio—. Hace mucho
tiempo que es demasiado tarde.
Casi había llegado a la puerta cuando Peter la cogió
por la parte superior del brazo para detenerla en seco. Furiosa, Lali se volvió
hacia él con tanta rapidez que fue incapaz de ocultar la ira en sus ojos antes
de que la viera.
Peter se detuvo, sorprendido, y observó cómo la
barbilla de Lali temblaba y sus ojos de gata se entrecerraban para mirarle con
determinación.
—Conozco tus argumentos —le espetó con voz quebrada—.
Te he escuchado decirles a tus hombres tantas veces que el amor es una ilusión
y que tenían que guardarse la espalda antes de que esa ilusión acabase con
ellos, que no soportaría oírlo una vez más. A menos que tengas algo original
que añadir, perdona, pero prefiero que no abras la boca.
Sí, era uno de los sermones que había soltado a menudo
a sus hombres. Eran sus hombres, su equipo. Eran su familia. Consideraba que
era su responsabilidad advertirles. No es que no le gustasen sus esposas, todas
eran buenas mujeres, pero cuando un hombre se permitía vivir una ilusión...
—Te estás engañando a ti misma. —Peter tuvo que
esforzarse para decir las palabras—. No permitas que la lujuria y el placer te
traicionen, Lali. Cuando se desvanece eso, lo único que queda es amistad o
odio. Y me preocupa que entre nosotros sólo quede odio al final. No quiero que
nos pase eso. No quiero que me odies.
Pensar que pudiera odiarle, que jamás volvería a ver
el deseo en sus ojos ni a sentir la necesidad en sus besos, hizo que apretara
los dientes con furia.
—¿Quién te hizo tanto daño, Peter? —Lali cruzó los
brazos e hizo un mohín con los labios—. ¿Quién te destrozó el corazón antes de
que tuvieras posibilidad de entregarlo por completo?
A Peter le llevó un segundo interpretar la pregunta,
así como la tristeza que inundaba ahora su expresión. ¿Qué se suponía que debía
responderle?
—Me estás haciendo pagar por lo que te hizo otra mujer
—afirmó Lali apretando los labios y mirándole a los ojos sin titubear.
—Te equivocas —gruñó él.
Deseó que fuera así, que alguna mujer le hubiera roto
el corazón, que se tratara de una desilusión de juventud. Cuánto más fácil
sería entonces ceder al hambre oscura que sentía crecer en su alma.
Dani siempre le había acusado de haber perdido la
esperanza en el amor porque no pudo salvar a la esposa de Nicolas y a su hijo.
Que se él se había culpado por el cambio que su amigo había experimentado
después de la muerte de Eugenia.
Y quizás hubiese sido un factor decisivo, pero no era
la verdadera razón.
—¿Con qué tiene que ver entonces? —Los ojos de Lali
brillaban como llamas.
El casi cedió a la lujuria que renacía en su interior.
Maldita fuera. Cuanto más la tenía más la deseaba.
—Tiene que ver con la realidad —explotó—. Tiene que
ver con ser testigo de cómo se traicionan los amigos, cómo los soldados venden
a sus países. Con cómo los amantes dan la espalda al mismo amor por el que
suspiraban sólo porque les resulta demasiado difícil o porque su orgullo les
importa más. Tiene que ver con todas esas razones.
Ella sacudió la cabeza con incredulidad.
—Has sido testigo del amor de tus hombres, Peter. Has
visto cómo sus esposas les dan todo y más. Has visto lealtad. Has visto el amor
y lo niegas.
El alargó la mano y le acarició la mejilla. Su piel
sedosa, cálida y sonrojada parecía llamarle como un canto de sirena.
—Algunas veces —explicó—, la ilusión es todavía más
fuerte que la realidad. Pero sólo por un tiempo.
Lali cerró los ojos un instante, tratando de buscar en
su mente las palabras adecuadas para enfrentar las palabras de Peter.
—Conozco a tu padre —dijo finalmente con una voz muy
suave.
El frunció el ceño.
—¿Qué tiene que ver mi padre con todo esto?
—Todavía lamenta la muerte de tu madre. Va hasta su
tumba todos los días y llora por la mujer que perdió. Para él el amor sí es
eterno.
Peter apretó los dientes con los ojos brillantes de
furia mientras intentaba encontrar un argumento que oponer a lo que ella decía.
—No es la realidad lo que destroza los sueños, es la
falta de fe —susurró Lali antes de que él volviese a hablar—. Y tu padre y Nicolas
no se enfrentan a los miedos que tú piensas, sino a la pérdida de sus sueños y
de la única mujer que poseía sus corazones.
Sin más, se zafó de su mano y atravesó la puerta del
dormitorio.
No pensaba discutir ni pelearse. Lucharía por él, por
conseguirlo, pero jamás se enfrentaría a Peter por algo que siempre había
sabido que él se negaba a reconocer.
La pérdida de su madre había sido una dura prueba y,
además Peter se había visto obligado a presenciar durante años la dolorosa
soledad y la incapacidad de Juan Lanzani por desprenderse de la desoladora
tristeza que le produjo aquella tragedia. Y en cuanto a Eugenia, había muerto
por desobedecer una orden de Peter en el transcurso de una misión que
involucraba a Carlos y a una niña que éste había secuestrado.
No, no había sido un corazón roto lo que había
provocado que Peter no creyera en el amor. No había sido una mujer la que le
había desengañado. Lo que le había llevado a creer que ningún amor podría durar
eternamente había sido lo vacía que quedó la vida de su padre tras la muerte de
su madre, y ver que su amigo no sabía seguir adelante sin su esposa.
Lali atravesó el dormitorio a oscuras y se despojó de
la camisa que él le había puesto antes de deslizarse entre las frías sábanas.
Desde donde estaba tumbada podía ver la figura del poderoso cuerpo de Peter
recortada contra luz del salón, observándola sin decir nada.
Peter era mucho más peligroso cuando permanecía en silencio.
Cuando planeaba o tramaba algo y, peor aún, cuando pensaba.
Tenía una mente brillante sustentada en firmes
convicciones y no había manera de hacer que cambiara de idea con respecto a
nada.
—Estás equivocada. —Su voz llegó hasta ella desde el
umbral, tan fría, tan carente de emoción, que Lali no pudo evitar estremecerse.
—Tienes razón, lo estoy. —Tragó saliva y contuvo las
lágrimas que habría dejado escapar si hubieran servido de algo. Si con ello
ganara el corazón del hombre que amaba, hubiera llorado un mar entero.
—Me importas. —El sonido repentinamente agudo de su
voz, la furia que subyacía debajo, hizo que ella cerrara los ojos para reprimir
las lágrimas—. No quiero perderte, Lali. No quiero perder tu amistad, ni...
esto. —La profunda emoción en su tono le decía que él se refería a mucho más
que a aquella relación que habían comenzado en la base.
—Entonces quédate conmigo, Peter. —La joven se mantuvo
inmóvil en la cama, negándose a mirarle directamente—. Pero tampoco puedes
hacerlo ¿verdad?
Lali había sentido algo más antes, cuando él la había
tomado. Algo en él que no había entendido, algo que no sabía cómo describir
No, no se daría por vencida, pero le daría a Peter la
oportunidad de pensar, de encontrar la verdad por sí mismo.
Incluso cuando aquello significara dejar que se
alejara de ella para encontrarla.
—Buenas noches —dijo con suavidad al ver que Peter
persistía en su silencio.
Él permaneció inmóvil en la puerta, observándola. En
los contornos oscuros de su cara, sus ojos brillaban iluminados de refilón por
la luz a su espalda.
Se dijo a sí misma que el hecho de temer que algunas
cosas no ocurrieran, no significaba que no pudieran ocurrir. Estaba preparada
para ello, pero eso no quería decir que no lo deseara, que no anhelara tener la
oportunidad de poseer el corazón de Peter cuando todo aquello hubiera acabado;
cuando el pasado fuera derrotado, enterrado y olvidado de una vez por todas.
Un Lanzani no sólo ama con su corazón, sino con su
alma, le había dicho Juan años antes, cuando le conoció en Alpine, el pequeño
pueblo de Texas donde la familia Lanzani residía desde hacía décadas.
“Recuérdalo, Lali. No son sus corazones los que les
guían, sino sus almas. Y un amor así nunca es fácil de ganar. Ese amor sólo
será conquistado por el espíritu de la mujer predestinada para él y por su
habilidad para comprender la batalla a la que se enfrenta.”
En aquel momento la joven no supo por qué le había
dicho aquello, pero ahora sí lo sabía. Juan tenía que haber percibido lo que
ella comenzaba a entender, y había sabido con exactitud lo terco y empecinado
que podía llegar a ser su hijo.
Igual que ella supo siempre lo dominante, poderoso e
increíblemente tierno que podía ser Peter.
Era un hombre que había hecho sus elecciones y había
tomado conciencia del mundo muchos años antes. Había creado las defensas que
necesitaba y sobrevivido de la única manera que sabía. Por eso no creía. Por
eso no amaba. Pero lo cierto era que Peter amaba mucho más de lo que jamás
admitiría.
Lali no sabía cómo librar la batalla que le esperaba
para reclamar lo que tanto ansiaba; cómo enfrentarla.
Lo que sí sabía en lo más profundo del alma es que no
sería capaz de vivir sin él.
La puerta del dormitorio se cerró y dejó a Lali a oscuras con la mirada
perdida en las sombras.
Continuará...
otro chico para lali
ResponderEliminarHayy me muero me encnato el cap, no te preocupes por los caps con esto ya estas perdonada aunque unos 3 caps juntos no vienen mal jajaja. ME ENCANTAA ESTA RELACION, quiero que lali le haga sentir un poco a peter lo que ella siente para que vea lo equivocado que esta ademas tiene razon lali toda la razon jajja espero mas caps porfass!
ResponderEliminar.sldcianjsñoimfñslkdcjfx maaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminar@RochiMyWorld_
que peter se despierteeee, me gusta la posicion de lali!
ResponderEliminarYo quiero saber q o quien lastimó tNto a peter!Porq se resiste tanto!
ResponderEliminarQuiero saber si peter entro en la habitación o se fue cuando la puerta se cerró ? Masssssssss
ResponderEliminarY ahora que hacemos?? Se fue todo a la mierda o peter recapacita?? Me encanta más!
ResponderEliminarPeter es un bobo total! Amo tu nove, me encanta
ResponderEliminarTanto le cuesta a Peter aceptar que la ama y aceptar que ella lo ama. Boludo, ah. Maaaaas
ResponderEliminarMas!! me encanto Genial el cap
ResponderEliminarPETER ojaal dsp de todo lo k LALi le ha dicho reaccione y entienda las cosas las cosas.
ResponderEliminarLALi HIZO bien en enfrentarse a PETER y hacerle ver sus errores.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Esta muy interesante.
ResponderEliminarLALITER ♥
+++++++++ NOVE
esta buenisimaaaaa
ResponderEliminarPeter es un conflicto en si mismo,k no se decide ,muy valiente para los operativos ,pero para el amor un cobarde.Lo disfraza con el deseo ,y la lujuria d estar con ella ,pero no se entrega x completo.
ResponderEliminarMe encantos de capmas mas
ResponderEliminarme encanta!!! y peter si que es testarudo no es una ilusion lo que siente es AMOR!!!
ResponderEliminarespero más novee
Espero que pueda subir mas nove.
ResponderEliminarBUENISIMO EL CAP
NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
Que capítulo tan profundo, me encanta que Lali se de cuenta de lo que Peter necesita y que esta dispuesta a esperar para poder ser feli con el!!!!
ResponderEliminar@Titel842
Me gusta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPero quiero mas capítulos!!!! =)
hace mucho que no posteaba lo siento
ResponderEliminarme encanto el cap como todos los demás.
buenisiiimoooo, y si podes trata de subir un poco mas seguido :)
ResponderEliminar:'| pobrecitaaa @LuciaVega14
ResponderEliminar