lunes, 5 de noviembre de 2012

Capítulo 40


Perdón por no subir pero mi compu no queria conectarse! :|  Comenten chicas! Disfruten... ♥




Lali hubiera jurado que su alma había pasado a formar parte de la de él. Había sido suya desde el día que le conoció. Peter se lo había demostrado aquella primera noche, cuando hicieron el amor en la base, pero ahora, esta vez, Lali había sentido su posesión en lo más profundo de su alma.
Ahora, había pasado a formar parte de Peter.
—¡Oh, Dios...! —jadeó, plenamente consciente de sus palabras—. Oh, Dios, Peter, te amo.

Capítulo 40
Sin romper el silencio, Peter ayudó a Lali a ponerse su arrugada camisa y se la abrochó meticulosamente. Luego dio un paso atrás y se subió los pantalones.
Una parte de él había quedado devastada.
No se lo podía explicar, ya que estaba completamente seguro de que aquello no tenía sentido. Tenía los nervios a punto de estallar y sentía una extraña furia ardiendo en su interior, ¿o se trataba de otra cosa?
Cualquiera que fuera el motivo, su alma había quedado hecha jirones, azotada por violentas oleadas provocadas por aquel inexplicable conflicto que giraba en su interior.
—¿Peter? —Lali susurró su nombre justo cuando él se subía la cremallera de los pantalones y se apartaba de ella para dirigirse a grandes zancadas al mueble bar.
Santo Dios, ahora no podía hablar con Lali. Lo mejor sería que se fuera a dar una vuelta. Necesitaba irse de allí antes de que terminara haciendo algo que les destrozara a los dos.
Levantó una mano y se frotó la nuca mientras suspiraba, cansado. Escapar era inútil. No podía huir de aquella mujer sin importa la distancia que pusiera entre ellos. Ya había aprendido esa lección de la peor forma posible.
—Lo lamento. —La temblorosa voz de Lali provocó una limpia y cálida emoción en el pecho de Peter.
Maldición. ¿Qué es lo que estaba sintiendo? No podía ponerle nombre pero le hacía sentir jodidamente indefenso.
—No te disculpes —susurró él finalmente, volviéndose hacia ella mientras rezaba para que no estuviera llorando.
Demonios, no, no lloraba. Tenía la barbilla alzada en aquel gesto terco tan suyo, la mirada desafiante; pero era palpable el profundo pesar que oscurecía las intensas profundidades de sus ojos.
—Te diría que se me escapó, pero eso entrañaría que estaba tratando de no decirlo, ¿verdad? —La vio curvar los labios en una mueca de burla hacia sí misma.
—Siempre resultas asombrosamente aguda —gruñó—. No es la primera vez que lo dices.
Y él había absorbido aquellas palabras cada vez que abandonaban su boca para clavarse como afiladas garras en su alma. Y cada vez, había intentado ahogarlas con sus labios pero, aun así, el sonido había resonado en sus oídos el tiempo suficiente como para que su mente las procesara y se recreara en ellas.
Ella se encogió de hombros con desánimo y se colocó un pesado mechón de pelo detrás de la delicada oreja.
Los rizos le rodeaban la cara y flotaban sobre sus hombros. Estaba despeinada. El desaliño, provocado por sus propias manos, por la manera en que ella había movido la cabeza al alcanzar el orgasmo, la dotaba de una apariencia sensual y decididamente exuberante. Pero su expresión, la fragilidad en su penetrante mirada, la hacía parecer inocente y fácil de lastimar.
Conocía a Lali. Sabía lo tierna y compasiva que era, conocía bien a la mujer por la que se hacía pasar, pero conocía todavía mejor a la que era en realidad.
—No quiero hacerte daño, Lali, pero si te permito creer que me amas, si te dejas llevar por esa ilusión, terminaré lastimándote.
Ella esbozó de nuevo aquella extraña sonrisa que era en parte provocativa y en parte sarcástica. Era uno de esos gestos que siempre le desequilibraban. Estaría condenado si pudiera decirle lo que pensaba cuando veía esa mirada en su cara.
—No te preocupes por hacerme daño, Peter. —Se pasó el pelo por encima del hombro y se alejó en dirección al dormitorio—. Hace mucho tiempo que es demasiado tarde.
Casi había llegado a la puerta cuando Peter la cogió por la parte superior del brazo para detenerla en seco. Furiosa, Lali se volvió hacia él con tanta rapidez que fue incapaz de ocultar la ira en sus ojos antes de que la viera.
Peter se detuvo, sorprendido, y observó cómo la barbilla de Lali temblaba y sus ojos de gata se entrecerraban para mirarle con determinación.
—Conozco tus argumentos —le espetó con voz quebrada—. Te he escuchado decirles a tus hombres tantas veces que el amor es una ilusión y que tenían que guardarse la espalda antes de que esa ilusión acabase con ellos, que no soportaría oírlo una vez más. A menos que tengas algo original que añadir, perdona, pero prefiero que no abras la boca.
Sí, era uno de los sermones que había soltado a menudo a sus hombres. Eran sus hombres, su equipo. Eran su familia. Consideraba que era su responsabilidad advertirles. No es que no le gustasen sus esposas, todas eran buenas mujeres, pero cuando un hombre se permitía vivir una ilusión...
—Te estás engañando a ti misma. —Peter tuvo que esforzarse para decir las palabras—. No permitas que la lujuria y el placer te traicionen, Lali. Cuando se desvanece eso, lo único que queda es amistad o odio. Y me preocupa que entre nosotros sólo quede odio al final. No quiero que nos pase eso. No quiero que me odies.
Pensar que pudiera odiarle, que jamás volvería a ver el deseo en sus ojos ni a sentir la necesidad en sus besos, hizo que apretara los dientes con furia.
—¿Quién te hizo tanto daño, Peter? —Lali cruzó los brazos e hizo un mohín con los labios—. ¿Quién te destrozó el corazón antes de que tuvieras posibilidad de entregarlo por completo?
A Peter le llevó un segundo interpretar la pregunta, así como la tristeza que inundaba ahora su expresión. ¿Qué se suponía que debía responderle?
—Me estás haciendo pagar por lo que te hizo otra mujer —afirmó Lali apretando los labios y mirándole a los ojos sin titubear.
—Te equivocas —gruñó él.
Deseó que fuera así, que alguna mujer le hubiera roto el corazón, que se tratara de una desilusión de juventud. Cuánto más fácil sería entonces ceder al hambre oscura que sentía crecer en su alma.
Dani siempre le había acusado de haber perdido la esperanza en el amor porque no pudo salvar a la esposa de Nicolas y a su hijo. Que se él se había culpado por el cambio que su amigo había experimentado después de la muerte de Eugenia.
Y quizás hubiese sido un factor decisivo, pero no era la verdadera razón.
—¿Con qué tiene que ver entonces? —Los ojos de Lali brillaban como llamas.
El casi cedió a la lujuria que renacía en su interior.
Maldita fuera. Cuanto más la tenía más la deseaba.
—Tiene que ver con la realidad —explotó—. Tiene que ver con ser testigo de cómo se traicionan los amigos, cómo los soldados venden a sus países. Con cómo los amantes dan la espalda al mismo amor por el que suspiraban sólo porque les resulta demasiado difícil o porque su orgullo les importa más. Tiene que ver con todas esas razones.
Ella sacudió la cabeza con incredulidad.
—Has sido testigo del amor de tus hombres, Peter. Has visto cómo sus esposas les dan todo y más. Has visto lealtad. Has visto el amor y lo niegas.
El alargó la mano y le acarició la mejilla. Su piel sedosa, cálida y sonrojada parecía llamarle como un canto de sirena.
—Algunas veces —explicó—, la ilusión es todavía más fuerte que la realidad. Pero sólo por un tiempo.
Lali cerró los ojos un instante, tratando de buscar en su mente las palabras adecuadas para enfrentar las palabras de Peter.
—Conozco a tu padre —dijo finalmente con una voz muy suave.
El frunció el ceño.
—¿Qué tiene que ver mi padre con todo esto?
—Todavía lamenta la muerte de tu madre. Va hasta su tumba todos los días y llora por la mujer que perdió. Para él el amor sí es eterno.
Peter apretó los dientes con los ojos brillantes de furia mientras intentaba encontrar un argumento que oponer a lo que ella decía.
—No es la realidad lo que destroza los sueños, es la falta de fe —susurró Lali antes de que él volviese a hablar—. Y tu padre y Nicolas no se enfrentan a los miedos que tú piensas, sino a la pérdida de sus sueños y de la única mujer que poseía sus corazones.
Sin más, se zafó de su mano y atravesó la puerta del dormitorio.
No pensaba discutir ni pelearse. Lucharía por él, por conseguirlo, pero jamás se enfrentaría a Peter por algo que siempre había sabido que él se negaba a reconocer.
La pérdida de su madre había sido una dura prueba y, además Peter se había visto obligado a presenciar durante años la dolorosa soledad y la incapacidad de Juan Lanzani por desprenderse de la desoladora tristeza que le produjo aquella tragedia. Y en cuanto a Eugenia, había muerto por desobedecer una orden de Peter en el transcurso de una misión que involucraba a Carlos y a una niña que éste había secuestrado.
No, no había sido un corazón roto lo que había provocado que Peter no creyera en el amor. No había sido una mujer la que le había desengañado. Lo que le había llevado a creer que ningún amor podría durar eternamente había sido lo vacía que quedó la vida de su padre tras la muerte de su madre, y ver que su amigo no sabía seguir adelante sin su esposa.
Lali atravesó el dormitorio a oscuras y se despojó de la camisa que él le había puesto antes de deslizarse entre las frías sábanas. Desde donde estaba tumbada podía ver la figura del poderoso cuerpo de Peter recortada contra luz del salón, observándola sin decir nada.
Peter era mucho más peligroso cuando permanecía en silencio. Cuando planeaba o tramaba algo y, peor aún, cuando pensaba.
Tenía una mente brillante sustentada en firmes convicciones y no había manera de hacer que cambiara de idea con respecto a nada.
—Estás equivocada. —Su voz llegó hasta ella desde el umbral, tan fría, tan carente de emoción, que Lali no pudo evitar estremecerse.
—Tienes razón, lo estoy. —Tragó saliva y contuvo las lágrimas que habría dejado escapar si hubieran servido de algo. Si con ello ganara el corazón del hombre que amaba, hubiera llorado un mar entero.
—Me importas. —El sonido repentinamente agudo de su voz, la furia que subyacía debajo, hizo que ella cerrara los ojos para reprimir las lágrimas—. No quiero perderte, Lali. No quiero perder tu amistad, ni... esto. —La profunda emoción en su tono le decía que él se refería a mucho más que a aquella relación que habían comenzado en la base.
—Entonces quédate conmigo, Peter. —La joven se mantuvo inmóvil en la cama, negándose a mirarle directamente—. Pero tampoco puedes hacerlo ¿verdad?
Lali había sentido algo más antes, cuando él la había tomado. Algo en él que no había entendido, algo que no sabía cómo describir
No, no se daría por vencida, pero le daría a Peter la oportunidad de pensar, de encontrar la verdad por sí mismo.
Incluso cuando aquello significara dejar que se alejara de ella para encontrarla.
—Buenas noches —dijo con suavidad al ver que Peter persistía en su silencio.
Él permaneció inmóvil en la puerta, observándola. En los contornos oscuros de su cara, sus ojos brillaban iluminados de refilón por la luz a su espalda.
Se dijo a sí misma que el hecho de temer que algunas cosas no ocurrieran, no significaba que no pudieran ocurrir. Estaba preparada para ello, pero eso no quería decir que no lo deseara, que no anhelara tener la oportunidad de poseer el corazón de Peter cuando todo aquello hubiera acabado; cuando el pasado fuera derrotado, enterrado y olvidado de una vez por todas.
Un Lanzani no sólo ama con su corazón, sino con su alma, le había dicho Juan años antes, cuando le conoció en Alpine, el pequeño pueblo de Texas donde la familia Lanzani residía desde hacía décadas.

“Recuérdalo, Lali. No son sus corazones los que les guían, sino sus almas. Y un amor así nunca es fácil de ganar. Ese amor sólo será conquistado por el espíritu de la mujer predestinada para él y por su habilidad para comprender la batalla a la que se enfrenta.”

En aquel momento la joven no supo por qué le había dicho aquello, pero ahora sí lo sabía. Juan tenía que haber percibido lo que ella comenzaba a entender, y había sabido con exactitud lo terco y empecinado que podía llegar a ser su hijo.
Igual que ella supo siempre lo dominante, poderoso e increíblemente tierno que podía ser Peter.
Era un hombre que había hecho sus elecciones y había tomado conciencia del mundo muchos años antes. Había creado las defensas que necesitaba y sobrevivido de la única manera que sabía. Por eso no creía. Por eso no amaba. Pero lo cierto era que Peter amaba mucho más de lo que jamás admitiría.
Lali no sabía cómo librar la batalla que le esperaba para reclamar lo que tanto ansiaba; cómo enfrentarla.
Lo que sí sabía en lo más profundo del alma es que no sería capaz de vivir sin él.
     La puerta del dormitorio se cerró y dejó a Lali a oscuras con la mirada perdida en las sombras.

Continuará...

22 comentarios:

  1. Hayy me muero me encnato el cap, no te preocupes por los caps con esto ya estas perdonada aunque unos 3 caps juntos no vienen mal jajaja. ME ENCANTAA ESTA RELACION, quiero que lali le haga sentir un poco a peter lo que ella siente para que vea lo equivocado que esta ademas tiene razon lali toda la razon jajja espero mas caps porfass!

    ResponderEliminar
  2. .sldcianjsñoimfñslkdcjfx maaaaaaaaaaaaaaaaaas
    @RochiMyWorld_

    ResponderEliminar
  3. que peter se despierteeee, me gusta la posicion de lali!

    ResponderEliminar
  4. Yo quiero saber q o quien lastimó tNto a peter!Porq se resiste tanto!

    ResponderEliminar
  5. Quiero saber si peter entro en la habitación o se fue cuando la puerta se cerró ? Masssssssss

    ResponderEliminar
  6. Y ahora que hacemos?? Se fue todo a la mierda o peter recapacita?? Me encanta más!

    ResponderEliminar
  7. Peter es un bobo total! Amo tu nove, me encanta

    ResponderEliminar
  8. Tanto le cuesta a Peter aceptar que la ama y aceptar que ella lo ama. Boludo, ah. Maaaaas

    ResponderEliminar
  9. Mas!! me encanto Genial el cap

    ResponderEliminar
  10. PETER ojaal dsp de todo lo k LALi le ha dicho reaccione y entienda las cosas las cosas.

    LALi HIZO bien en enfrentarse a PETER y hacerle ver sus errores.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

    ResponderEliminar
  11. Esta muy interesante.

    LALITER ♥

    +++++++++ NOVE

    ResponderEliminar
  12. Peter es un conflicto en si mismo,k no se decide ,muy valiente para los operativos ,pero para el amor un cobarde.Lo disfraza con el deseo ,y la lujuria d estar con ella ,pero no se entrega x completo.

    ResponderEliminar
  13. me encanta!!! y peter si que es testarudo no es una ilusion lo que siente es AMOR!!!
    espero más novee

    ResponderEliminar
  14. Espero que pueda subir mas nove.

    BUENISIMO EL CAP

    NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

    ResponderEliminar
  15. Que capítulo tan profundo, me encanta que Lali se de cuenta de lo que Peter necesita y que esta dispuesta a esperar para poder ser feli con el!!!!
    @Titel842

    ResponderEliminar
  16. Me gusta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Pero quiero mas capítulos!!!! =)

    ResponderEliminar
  17. hace mucho que no posteaba lo siento
    me encanto el cap como todos los demás.

    ResponderEliminar
  18. buenisiiimoooo, y si podes trata de subir un poco mas seguido :)

    ResponderEliminar