Terminamos la nove hoy? Solo depende de ustedes.. :) +comentarios = +capítulos
—¡Te advirtieron que tenías que mantener esa estúpida
boca cerrada!
Lali no había visto a nadie, no había detectado ningún cambio en las
sombras, pero conocía perfectamente esa voz. Había escuchado su maldad
susurrada muchas veces y supo que, sin lugar a dudas, acababa de ser atrapada
por sus enemigos.
Separó los labios para lanzar un grito que nunca llegó
a emitir. Una pesada tela cayó sobre su cara, un fuerte olor inundó sus fosas
nasales y, sólo unos segundos después, la oscuridad la envolvió.
Capítulo
52
Lali recuperó la conciencia lentamente, con el sonido
de la tos y la entrecortada respiración de Juli a su lado. Parecía que su prima
también empezaba a recuperarse de los efectos del cloroformo.
Se sentó en el duro colchón, dispuesto sobre una burda
plataforma a poca distancia del suelo, y apoyó los pies mientras tragaba saliva
para contener las náuseas.
No era su primera experiencia con somníferos y, al
mirar a su alrededor, se temió que no fuera la última.
—¿Mar? —La voz de Juli era débil y temblorosa—. Dios
mío, ¿qué ha ocurrido?
—Nos han secuestrado. —Lali siguió estudiando el lugar
donde se encontraban. No era demasiado grande y las difusas luces en las
paredes de metal estaban alimentadas por una batería eléctrica.
—¿Dónde estamos? —El terror inundaba la expresión de
su prima, así como su voz.
Lali espiró hondo.
—En un contenedor de transporte marítimo. De los que
se usan para trasladar mercancías por ultramar.
El ahogado sollozo que emitió Juli retumbó
estruendosamente en el reducido espacio.
Augusto. ¿Era él quien estaba detrás de todo? Santo
Dios, tenía que estarlo. No... Algo no cuadraba. No tenía la edad suficiente
para haber sido uno de los socios de Carlos.
—Mar, ¿qué ocurre? —susurró Juli.
Lali intentó aclararse las ideas. Necesitaba pensar;
encontrar una manera de salir de allí.
Recordaba haber oído la voz de Gregor Ascarti cuando
le cubrieron la cabeza con una capucha. Estaba involucrado, pero no era el
único.
Justo cuando ese pensamiento atravesaba su mente,
escuchó el sonido metálico y la pesada puerta del contenedor se abrió
lentamente.
—Vamos. —Ascarti, Mark Tenneyson e Ira Arthur estaban
en la entrada, armados hasta los dientes.
Tehya se puso en pie muy despacio sin apartar la vista
de Ascarti.
—Pensaba que habías muerto —murmuró la joven.
Ascarti emitió un gruñido. Tenía el ceño fruncido y
los ojos brillantes.
—Así sería si tú te hubieras salido con la tuya. Por
fortuna para mí, sobreviví. —Sus labios se torcieron en una sonrisa repulsiva
que provocó que a Lali le bajara un escalofrío por la espalda—. Vamos, moveos.
—Señaló la oscuridad exterior con la pistola.
—¿Cómo lograste entrar en los jardines? —preguntó la
joven mientras avanzaba despacio por la estructura metálica.
—Tuve algo de ayuda desde el interior —respondió él
con un tinte de ironía en la voz—. Ahora pórtate como una niña buena y pongamos
fin a este asunto. Así podré cobrar mi dinero de una vez y encargarme de
recuperar el alijo que me arrebataron tus amigos.
—¿De qué alijo hablas? —inquirió haciéndose la tonta.
Era algo que había perfeccionado durante años.
El se rió en voz alta, negándose a picar el anzuelo.
—Vamos, no te entretengas. Hay alguien muy interesado
en hablar contigo.
Lali se mantuvo cerca de Juli e ignoró la confusión de
la otra chica mientras seguían a Ascarti.
Estaba en lo cierto. Las habían mantenido encerradas
en un enorme contenedor metálico, dentro de un almacén en los muelles. Los
motores de los barcos y los gritos de los estibadores eran perfectamente
audibles desde el lugar donde se encontraban.
A empujones y entre risas, las condujeron a la oficina
que había justo frente al contenedor.
Lali entró en la bien iluminada estancia con el
corazón desbocado, la boca seca por el miedo y las rodillas débiles. Su
instinto la había prevenido de que algo no encajaba en todo aquel asunto, pero
nada podría haberla preparado para enfrentarse a lo que la esperaba allí. Algo
murió en lo más profundo de su ser al saber por fin quién había estado tras su
pista todos aquellos años.
Juli les vio casi al mismo tiempo que ella y se quedó
paralizada, negando lo que le decían sus ojos. Un par de segundos después
recuperó la movilidad y echó a correr hacia su padre, pero uno de los
mercenarios se lo impidió empujándola hacia un andrajoso sofá de cuero.
Stephen y Craig Espósito, acompañados por Augusto Grant,
las observaban con distintas expresiones. Stephen estaba apoyado en el borde de
un gastado escritorio con los brazos cruzados sobre el pecho; todavía vestía el
esmoquin y su rostro mostraba su verdadera naturaleza, dura y brutal. El padre
de Juli había hecho una mueca de desdén cuando su hija corrió hacia él y ahora
mantenía una actitud despreciativa.
Sólo Augusto parecía no estar afectado por la
situación y las miraba con serena frialdad.
Lali se sentó lentamente en el otro extremo del sofá,
luchando contra la sensación de irrealidad e intentando asimilar lo que veía.
—Ah, recuerdo muy bien esa mirada. —La sonrisa de
Stephen fue fría y cruel—. Es la misma que tenía tu madre antes de que la torturáramos.
—El placer impreso en la voz de su tío abuelo le provocó náuseas—. Te creíamos
perdida para siempre hasta que nos llegó la información de que te habías
instalado en la misma localidad que Juli. Supongo que no es necesario que te
diga lo mucho que nos alegramos al saber que no habías muerto ¿verdad? —Lanzó
una carcajada llena de sarcasmo—. Nos facilitaste mucho la tarea, ¿sabes? Lo
único que tuvimos que hacer fue ampliar el dispositivo de vigilancia que
habíamos dispuesto para mi nieta e incluirte a ti en la ecuación. Por cierto,
el camarero de ese bar que frecuentabais os manda saludos a ambas.
Hizo una pausa para mirar el rostro aterrado de su
nieta y el desafiante de Lali, y luego siguió hablando.
—Pensaba que a estas alturas ya le habrías revelado a
tu prima quién eres en realidad: la hija de nuestra querida Majo, Lali Espósito.
—Eso no es verdad —gritó Juli con voz ronca.
—Sí que lo es —le confirmó Lali con un murmullo.
—¿Qué es lo que pasa? —sollozó Juli antes de que Lali
pudiera seguir hablando—. ¿Papá? ¿Abuelo? ¿Os habéis vuelto locos?
Stephen clavó en ella una furiosa mirada.
—Si vuelve a abrir la boca, amordázala —le ordenó al
mercenario que custodiaba la puerta—. No quiero oír más estupideces.
Lali no quiso mirar a su prima, no quería enfrentarse
a lo que sabía que vería en sus ojos. Puede que Craig no hubiera sido un padre
generoso, pero Juli había crecido confiando en él y no podía entender su
traición.
—¿Pensáis amordazarme a mí también? —les espetó Lali a
los tres individuos.
Stephen curvó los labios en un gesto de divertida
tolerancia.
—Si te amordazara a ti, Lali, no podría oír la
respuesta a la pregunta que te voy a hacer. —Sonrió con condescendencia a su
nieta—. Y vas a responder o será Juli quien pague por tu silencio.
Fue entonces cuando Lali percibió un ligero cambio en
la actitud de Augusto. Un extraño brillo atravesó su mirada y tensó los brazos
doblados antes de dejarlos caer a los costados.
—Matasteis a mi madre. —Estaba entumecida. Todo
aquello era demasiado espantoso. ¡Qué aterrada debía de haberse sentido su
pobre madre cuando supo las verdaderas intenciones de su tío y su primo!
Stephen se rió entre dientes.
—Pensó que habíamos ido a ayudarla. Que su padre nos
envió después de que ella se pusiera en contacto con él. —Sonrió con
satisfacción—. Creo recordar que incluso lloró. —Miró a su hijo—. Disfrutamos
mucho de sus últimas horas de vida, ¿verdad?
Craig esbozó una sonrisa petulante mientras Lali
dejaba escapar un gemido horrorizado.
—Bueno, querida, ésta es la situación. —Stephen
endureció la expresión, convirtiéndose en el monstruo que realmente era, y
centró su atención en ella—. Si quieres asegurarte de que tu querida prima
pueda seguir disfrutando de una vida razonablemente feliz, responderás a mi
pregunta sin darnos ningún tipo de problema. Pero si te niegas a contestar o te
atreves a mentirme, ella morirá contigo.
—¡Prefiero morir! —gritó Juli con ferocidad,
poniéndose en pie.
El mercenario la agarró, tal y como les indicaron que
hiciera, y forcejeó con ella hasta que Augusto atravesó la estancia a grandes
zancadas para inmovilizarle los brazos en la espalda.
Los gritos de odio y de furia que surgieron de los
labios de Juli impactaron en el corazón de Lali como si fueran balas, pero se
obligó a observar cómo, con extraña suavidad, Augusto le ataba las manos y le
colocaba una ancha tira de cinta gris sobre los labios.
Sin dejar de llorar, Juli levantó el pie y logró dar
una patada a su novio en la pierna, sin embargo, él no mostró reacción alguna
que pudiera otorgar a la joven un poco de satisfacción.
—Ahora que nos hemos encargado de ella. —Stephen
suspiró y ladeó la cabeza hacia Lali—, dime, ¿tienes alguna pregunta? ¿Has
comprendido las reglas para que tu prima siga con vida? —Aguzó la mirada—. ¿O
vas a ser tan estúpida como tu madre? —Se dirigía a ella como si tuviera la
inteligencia de una niña de dos años, haciendo gala de ese aire de superioridad
que le caracterizaba.
¿Realmente permitiría Augusto Grant que la familia de
Juli la matara? No, Lali no lo creía. Aquel hombre había intervenido para
impedir que el gorila de Ascarti le hiciera daño, y la había maniatado y
amordazado con suavidad a pesar de los vanos intentos de la joven de luchar
contra él.
—¿Estuviste detrás del secuestro de mi madre?
Stephen puso los ojos en blanco y negó con la cabeza
como si aquella pregunta le divirtiera.
—¿De verdad vamos a remontarnos tan atrás en el
tiempo, querida? —Lanzó una carcajada—. Sí, secuestré a tu madre para Carlos y
el muy estúpido la dejó escapar. Me juró que ella no sabía nada, pero estoy
seguro de que mentía y que pretendía quedarse con todo el botín.
—¿Eras socio de Carlos?
El anciano esbozó una sonrisa de orgullo.
—Sí. Pero ahora seré yo quien dirija la organización,
tal y como debería haber hecho hace desde el principio. Armas, drogas, trata de
blancas... No hay límite. —Lanzó a su nieta una mirada molesta—. Dime, ¿Juli
vivirá o morirá?
Lali estaba segura de que matarían a Juli de todas
maneras. Augusto podía creer que Stephen Espósito mantendría su palabra, pero
ella sabía que no lo haría. Lo leía en su cara. Juli tendría suerte si llegaba
viva al día siguiente.
—¿Qué es lo que quieres? —Necesitaba saber por qué
había muerto su madre.
—Majo te dio un número de cuenta —dijo él—. Una
especie de clave. Eso es lo que quiero.
¿Cómo no se lo había imaginado? ¿Por qué no lo había
descubierto su madre?
Quizá pesara el hecho de que Majo jamás sospechó que
su propia familia estaba detrás de su secuestro y de las muertes de todos los
que intentaron ayudarla. Es más, Lali tampoco lo habría creído si no lo hubiera
visto con sus propios ojos.
La sorpresa había sido brutal. Dolía como un hachazo y
destruía partes de su ser que temía que nunca se curarían.
Se estremeció sin poder evitarlo y contuvo los
sollozos que le hacían arder el pecho.
—Dinero —logró decir con voz ronca—. ¿Se trata de eso?
—¿No te parece razón suficiente? —respondió Craig con
sarcasmo—. Según mis cálculos, tu madre sólo gastó unos cuatrocientos mil dólares,
así que ahora debemos estar hablando de una cantidad cercana a los dos billones
de dólares si tenemos en cuenta el oro, el dinero en efectivo, los bonos y las
participaciones en las industrias Espósito. Un legado que Bernard puso a nombre
de su hija cuando nació y al que no podremos acceder hasta que aparezca la
heredera de Majo. Un legado que reunió durante todo el tiempo que estuvo a
cargo de los negocios familiares.
—Un legado que corresponde también en parte a nuestro
trabajo vendiendo, comerciando y traficando para ofrecer a los clientes de Carlos
las mujeres que preferían. Bernard jamás lo supo; nunca imaginó nuestros
manejos... —concluyó Stephen en un tono cada vez más furioso y con los ojos
encendidos de cólera—. Salvo él, todos los Espósito han trabajado codo con codo
con Carlos y su familia, pero hemos sido lo suficientemente inteligentes para
que nadie nos atrapara.
Todo por dinero.
Stephen había acabado con todos los que intentaron
ayudar a su madre y a ella... por dinero.
—Carlos pensó que podría convencer a Majo de que le
facilitara la clave para adueñarse del dinero —continuó Craig—. Le prometió a
tu madre que la pondría en libertad. —Sonrió—. Supongo que no confió en él.
No, Majo no habría confiado en el hombre que la había
secuestrado, encarcelado y violado repetidamente durante años. Y Lali lo habría
hecho menos todavía.
—Y ahora, ¿qué? ¿Mueres sola —Stephen volvió la mirada
a Juli— o acompañada?
Lali se giró sin mirar a su prima, clavando los ojos
en Augusto Grant. Estaba apoyado contra la pared, tenía los brazos cruzados
sobre el pecho y le sostenía la mirada con dureza.
Una vez más, Lali se preguntó si aquel hombre
permitiría que Stephen y Craig las mataran. Había algo en él que le decía que
no; pero admitió que no lo conocía lo suficientemente bien como para
asegurarlo. No le había prestado atención porque era imposible que hubiera
trabajado con Carlos y, además, tampoco figuraba en ninguna de las
informaciones relativas a su padre.
¿Quién sería?
Lanzó una mirada preocupada a Juli y vio que ya no
había miedo en sus ojos, sólo furia y dolor. Las lágrimas se deslizaban por su
cara y Lali reconoció una angustiada súplica en los ojos de su prima. Le pedía
que no dijera a sus parientes lo que estos le exigían.
Lali siempre había conocido la existencia del legado
que su abuelo dejó a su madre y sabía cómo acceder a él desde que era niña.
Disponía de una clave que abriría una cámara acorazada en un banco en Suiza que
proporcionaría al poseedor una fortuna inimaginable.
Pero nadie merecía morir por ello. Y de cualquier
forma, su suerte estaba echada. Les dijera o no la clave, aquellos hombres
tenían pensado matarla. Era demasiado peligroso para ellos mantenerla con vida.
Observó detenidamente a su primo y su tío abuelo,
lamentando profundamente haber deseado formar parte de la familia Espósito.
—No conozco la clave —dijo con voz firme—. Jamás pude
recordarla.
La cara de Stephen brilló de cólera.
—No te atrevas a mentirme, zorra —gruñó, apretando los
puños como si estuviera conteniendo el deseo de estrangularla—. Majo jamás
habría dejado que renunciaras a esa fortuna.
—¿Porque tú no lo harías? —le espetó—. Para ella no
había nada más importante que mi seguridad y la de su familia. En caso
contrario, se habría quedado con lo que le correspondía y hubiera contratado a
los guardaespaldas necesarios para asegurarse de que nadie volvía a tocarla.
Majo le había hecho jurar que jamás trataría de
acceder al dinero hasta que tuviera la certeza de que no sólo ella, sino toda
la familia, estaba a salvo.
La muerte de Bernard Espósito sumió a su madre en un
estado de terror y pensó que el resto de sus parientes podían también correr
peligro. Nunca imaginó quién estaba realmente detrás de todo lo que ocurría.
Stephen suspiró y se acercó con los puños apretados,
pero Augusto se apresuró a interponerse en su camino.
—Juli es mía —advirtió al anciano—. Si le pones un
dedo encima podría afectar a mis intereses.
Stephen puso cara de asombro y Lali se tensó,
preparándose para el enfrentamiento y, si Dios quería, la oportunidad de
escapar.
Continuará...
masss
ResponderEliminarmaaaaaaaaas
ResponderEliminaroh por diooos
ResponderEliminarotro por favoor
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Si terminemos la nove hoy dale!! asi subis otra
ResponderEliminarHace maraton!! dale me quedo con dudas
ResponderEliminarmas noveeee! que aparesca peterrr!
ResponderEliminarmuy bueno el cap de hoy eh!! al fina sale todo a la luz
ResponderEliminaray por dios!! no me podes dejar quiero saber como sigue esto!! que piensa peter al respecto!!!!!!!
ResponderEliminarCuantos capítulos faltan?
ResponderEliminarMaaas
ResponderEliminarSube mas porfaaaaaaaa me encantaa
ResponderEliminarSubiiiiiiiiiiiiii el final Ahoraaaaaaaaaaa :DD
ResponderEliminarMaaaaaaaaaaas!!(:
ResponderEliminarsiiiii subeeee mas
ResponderEliminarmaaaas
ResponderEliminarOtrooooo
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarMe encantoooo, grande lalii!!!! Obvio que quiero maraton!!
ResponderEliminarQUE MEJOR FORMA de esperar que sean las doce que leyendo todos estos capss! por dios , espero más novee yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMás novela por favor me muero de la intriga!!!!!!
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