Muy poquito chicas.. ya se termina!! + comentarios = + capítulos :)
Pero él —que entonces respondía al nombre de Stefano —
había respetado sus votos. Ni siquiera durante los años posteriores a su
rescate, antes de que su esposa supiera que había sobrevivido a su última
misión, había traicionado las promesas hechas el día de su boda.
Ahora era feliz con Camila. Y su hijo iba ya al
colegio; su mayor afición era volver locos a sus padres. Yeyo vivía por y para
ellos.
—¿Estás bien? —preguntó Yeyo en voz baja, observándole
fijamente.
Capítulo 50
El vestido no podía ser más bonito, y la esposa de Agus,
Candela, era una de esas almas serenas capaz de transmitir paz a todos los que
la rodeaban.
Su largo cabello estaba recogido en una trenza que
caía sobre su espalda y poseía unos hermosos rasgos enfatizados por una sonrisa
perenne que se reflejaba en sus ojos. Cada vez que hablaba de su marido y de su
hija, su rostro adquiría una expresión de absoluta adoración.
Lali sabía que Agus había perdido a su primera esposa
y a su hijo antes de unirse a la Unidad. Sin embargo, el dolor que siempre
había percibido en él desapareció de sus rasgos el día que conoció a Candela.
—Sabía que este vestido era el más adecuado para esta
noche — comentó Cande cuando Lali salió del baño de la habitación de invitados
y se giró ante ella para mostrarle cómo le quedaba.
La exquisita prenda estaba formada por finas capas de
seda blanca y violeta que susurraban a cada paso que daba. Partían desde los
hombros, se ceñían a su cintura y desde allí caían como diáfanas nubes hasta
cubrirle los pies y los zapatos de tacón alto a juego.
Diminutas lentejuelas violetas, cosidas en el suave
tejido, dibujaban un intrincado detalle desde los hombros y remarcaban la suave
curva de los pechos. Había más adornando el esternón, la cintura y las caderas.
Aquellas brillantes y atrevidas gotas de color
resaltaban el brillo de los ojos y la piel de Lali, logrando darle un aire de
fragilidad a pesar de la considerable altura de los tacones.
—Estás preciosa —afirmó Cande, que como buena
diseñadora se afanaba en colocar la tela aquí y allá en busca de cualquier
defecto inexistente, mientras Lali se giraba lentamente.
Lo que fuera lo que estuviera buscando, no lo
encontró.
—El vestido es perfecto para ti. —Se incorporó con una
expresión de suprema satisfacción en la cara y suspiró al tiempo que apretaba
la mano contra el pecho—. Pareces una princesa de cuento de hadas.
—Bueno, de eso no entiendo mucho —comentó Lali mirando
su reflejo en el espejo de cuerpo entero—. Pero el vestido me encanta, Cande.
La joven diseñadora sonrió y le guiñó un ojo.
—Siempre digo que cada vestido sólo sirve para realzar
a una única mujer. Se requiere mucho más que una prenda bonita y un buen
maquillaje para conseguir lucir este vestido como lo haces tú, Lali. Es
necesaria la mujer capaz de conquistar el corazón del comandante que Agus y
Yeyo temen que vuelva a casa en una bolsa de plástico si, como es su intención,
regresa a las Fuerzas Especiales como agente de campa
Lali ladeó la cabeza. No sabía que Peter estuviera
considerando esa posibilidad. Pero si Yeyo lo había comentado con Agus, era una
amenaza inminente.
Si lo hacía, si volvía a las Fuerzas Especiales como
agente de campo en vez de comandante, correría un enorme peligro.
Lali conocía a Peter. Sabía que el desapego que sentía
por la vida antes de que la Unidad de Fuerzas Especiales se disolviera no había
hecho más que crecer, pero lo cierto es que no se esperaba esa decisión.
—¿Qué le hace pensar a Agus que he conquistado su
corazón? — inquirió en voz baja.
Cande la miró con una tierna sonrisa en los labios.
—He visto a Peter pocas veces, Lali, pero siempre
percibí en él soledad y una inmensa tensión. Ahora tiene una actitud diferente
y Agus opina que es porque está enamorado.
No, no lo estaba, pero Lali no tenía fuerzas para
desilusionar a la romántica joven.
Se miró de nuevo en el espejo. Aquel vestido era como
un hermoso y dulce sueño de seda. Era justo como el romántico corazón que lo
había creado.
Pero ella sabía que cuando todo estuviera resuelto, Peter
se alejaría de ella como había hecho antes con innumerables mujeres.
—¿Sabes? En realidad, Agus no me ha contado nada de lo
que pasa.
Lali alzó la cabeza sorprendida y miró fijamente a Cande,
que se encogió de hombros.
—Amo a mi marido y lo conozco muy bien. Cuando me
pidió ayuda, me contó una maravillosa historia que debía repetir a cualquiera
que preguntara sobre los vestidos que hacía para ti. Quién eras tú, quién era Peter...
Todo ideal, claro. —Agitó la mano expresivamente—. Sin embargo, esta mañana me
ha contado otra historia diferente. Me explicó que alguien quería matarte.
Cuando se retiró de lo que fuera que estuviera haciendo durante todos estos
años, Agus me prometió que no participaría en ninguna misión más. Pero de
repente, llegó un buen día y me dijo que tú te encontrabas en un gran lío y que
tenía que ayudarte. Y quiero que sepas que, sea cual sea el problema que
tengas, soy una buena amiga y sé escuchar.
Lali apartó la mirada. Tenía un nudo en la garganta provocado
por las lágrimas que se negaba a derramar.
—Esperaba haber disimulado mejor —logró susurrar.
—Dudo mucho que nadie, salvo otra mujer enamorada que
sepa lo que supondría perder al hombre que ama, se haya dado cuenta — señaló Cande—.
Sé que hemos hablado en pocas ocasiones, pero jamás te he mirado directamente a
los ojos sin sentir ganas de llorar. Lo peor que puedes hacer es guardártelo
todo dentro. Lo que quiero decir es que si alguna vez necesitas una amiga...
—Alzó levemente los hombros con un gesto cautivador en una mujer que temía
sobrepasar los límites establecidos y que le llegó al corazón.
—Gracias, Cande —respondió con suavidad—. No olvidaré
tu ofrecimiento.
No, no lo olvidaría, pero sabía que había poco que
pudiera hacer al respecto salvo recordarlo. No podía permitir que volvieran a
atraparla, así que tendría que desvanecerse otra vez y aprender a ignorar la
necesidad de echar raíces, de poseer algo, de tener amigos, familia... y
sobrevivir a la pérdida de su corazón.
—Bien. Ahora, sal ahí fuera con ese maravilloso
vestido y cuéntale a todo el mundo lo exclusivo y caro que es. —Cande le brindó
una amplia sonrisa mientras se acercaba a la cama, cogía sus cosas y se dirigía
a la puerta—. Me gustaría que me consideraras tu amiga, Lali.
Ella asintió con la cabeza, luchando otra vez contra
las lágrimas. Odiaba llorar. Lo odiaba porque se le hinchaban los ojos y la
nariz y la hacía sentirse mal.
Lo que por otro lado, supuso, era bueno para convencer
a sus perseguidores de la supuesta «muerte» de Peter.
Una vez se quedó sola, se acercó al espejo para
colocarse varios rizos sobre el hombro. Llevaba el pelo recogido en lo alto de
la cabeza y, desde allí, caía en una profusión de mechones alrededor de su
rostro.
Pasó los dedos por las diminutas lentejuelas que
cubrían el corpiño del vestido y pensó que era digno de una diosa griega.
Lanzó una ojeada al reloj y suspiró buscando valor.
Aplicaría el truco que su madre le había enseñado cuando era pequeña.
Cerró los ojos y, esta vez, en vez de pensar en un pájaro
que volaba libre, imaginó a Peter. Su sonrisa, el sonido de aquellas profundas
risas ahogadas, la manera en que la tocaba, en que la abrazaba.
Se armó de valor, tal y como Majo le había dicho que
hiciera mientras imaginaba el coraje de ese pájaro que alzaba el vuelo por
primera vez. Lo alto que volaría y lo valiente que debía de ser. Y que no
sobreviviría si no era capaz de abandonar el nido.
Si ella no volaba alto, tampoco podría sobrevivir.
Y si no tenía a Peter, si él moría, no habría manera
de que ella pudiera enfrentarse a la vida.
Iba a asumir cualquier cosa que le deparara aquella
noche. No tenía otra alternativa, ya que debía asegurarse de que Peter siguiera
viviendo. El se había convertido en un objetivo por su culpa. Alguien había
intentado matarle y ahora tenía que fingir su muerte.
Por ella.
Porque ella no había tenido el coraje suficiente para
huir cuando debería haberlo hecho. Porque no había tenido el valor de desaparecer
y asegurarse de que Peter jamás la encontrara.
Sin embargo, esa noche tenía que encontrar valor para
todo lo contrario. Para enfrentarse a sus perseguidores, para asistir a esa
fiesta y desafiar a quienquiera que estuviera intentando destrozarle la vida.
Jamás había hecho nada parecido. Siempre había
escapado porque había visto lo que le ocurría a quien la protegía; hombres
fuertes y seguros de sí mismos que habían muerto intentando cuidar de ella y de
su madre.
Se llevó la mano a la boca para reprimir el repentino
sollozo que estuvo a punto de escapársele. Sentía que algo en su interior
pugnaba por estallar, por salir.
Un brutal estremecimiento la atravesó, venciendo casi
su habilidad para contener la oleada de furia y cegador dolor que la invadía.
¿Por qué demonios se sentía así?
Tenía la respiración temblorosa, tan entrecortada que
casi jadeaba.
Cerró los ojos con desesperación y, finalmente,
consiguió recuperar el control, aunque fue incapaz de comprender lo que le
había ocurrido.
Sin embargo, la aterró.
La sensación de pánico, de peligro, se hizo más
fuerte. Reunir el coraje suficiente para abandonar la habitación le hizo
recurrir a sus últimas fuerzas. Su instinto la impulsaba a salir corriendo. A
esconderse. A asegurarse de que nadie más muriera por su culpa.
Se sintió una cobarde. Como aquella niña que rogó a su
madre que la enviara con su padre para que nadie más volviera a sufrir.
Cerró los ojos de nuevo.
Era algo de lo que no había vuelto a acordarse, pero
ahora, el recuerdo estaba tan vivido en su mente, parecía tan fresco, que
podría haberle ocurrido el día anterior.
Recordaba haber llorado durante horas después de saber
que habían matado a la hermana Mary. Su madre no quería que se enterara, pero Lali
había salido a hurtadillas de la cama en medio de la noche para escuchar desde
lo alto de las escaleras lo que hablaba con Matthew Thomas, su último guardián.
Su madre lloraba, se echaba la culpa de lo ocurrido, y
Matthew se esforzaba por consolarla. De repente, él levantó la mirada y la vio
observándolos.
Durante un único segundo, Lali llegó a leer un claro
resentimiento en su mirada que la dejó paralizada. Era evidente que la culpaba
a ella del peligro al que se enfrentaba su madre y de las muertes que las
perseguían.
En ese momento no pudo soportarlo más y gritó entre
sollozos exigiendo a su madre que llamara a Carlos para que fuera a buscarla,
segura de que si la dejaban ir con él todos volverían a estar a salvo.
Y, de alguna manera, ahora sentía como si estuviera de
nuevo en el punto de partida.
Sabía que todo estallaría aquella noche.
Comenzó a rezar. Rezó como nunca en su vida para que
no muriera nadie.
Finalmente logró empujar el terror al rincón más
oscuro de su mente y recoger los deshilachados hilos de su coraje. Justo
entonces, un rápido golpe en la puerta la hizo sobresaltarse con tanta fuerza
que se le desbocó el corazón.
Se acercó a la puerta despacio y se detuvo temblorosa
junto a ella.
—¿Sí? —La cautela era una pesada losa sobre sus
hombros. Saber que tantas personas arriesgaban su vida por ella le hacía ser
consciente de cada movimiento.
—Soy Gas, Lali.
Abrió la puerta lentamente y observó el apuesto rostro
de uno de los hombres con los que había trabajado en la Unidad. Un hombre al
que consideraba un amigo.
Vestido con un esmoquin negro y una camisa blanca,
resultaba peligroso y encantador a la vez. El pelo color arena le caía sobre la
frente mientras la observaba con sombría preocupación.
—Vengo a escoltarte hasta la fiesta —le comunicó con
una breve sonrisa.
Ella miró detrás de él.
—¿Dónde está Rochi? —Por lo general su esposa siempre
estaba a su lado.
—Nos espera en el vestíbulo con Kell y Emily —le
informó—. Entraremos juntos al salón de baile.
—Supongo que ya estoy lista. —Sabía que sus ojos
reflejaban tensión y que no lograba ocultar tan bien como quería la
preocupación que la embargaba.
Sin embargo, aceptó el brazo que Gas le tendía y
sonrió trémulamente.
Continuará...
uuuuuh mas mas porfiiiii
ResponderEliminarquiero más noveeeeee
ResponderEliminarjooo pobre lali... como sufre!!! @CasiAngeles_TA_
ResponderEliminarpobre lali como sufre!!!!!!!!!!!!!! sube mas
ResponderEliminarAy no lo puedo leer ahora, pero haz como si lo hubiera leido y esta es una firma y asi subis otro :P jajaja
ResponderEliminarMe voy a dormir, nos leemos mañana :)
Massssssssssssssssssssssssssssssssss :DD
ResponderEliminarLali y Peter con los peores presentimientos.
ResponderEliminarCande ofreciéndole su amistad incondicional a Lali.
ResponderEliminarHAsta Cande se da cuenta d lo k Peter siente x LAli.
ResponderEliminarOtro cap ,no estaría nada mal.
ResponderEliminarMAAAS
ResponderEliminarMe encanta más!
ResponderEliminarOtro otroooi por fiiis... Para mi Lali esta embarazada tiene muchos síntomas
ResponderEliminarPeter po que no le dice que la Ama
ResponderEliminar@Masi_ruth
Peter muere de amor y ella tambien!Q se decidan de una vez!
ResponderEliminarmassssssssssss porfaa
ResponderEliminarque no les pase nada por favor, pobre lali y peter!
ResponderEliminarMe encantoo el capp! Quiero mas ya porfaaaaassss
ResponderEliminarCambie el url de mi blog es iwillneverwanttobelikeyou.blog...... besos
mas nove me encanto mas
ResponderEliminarGeniaa que sepas que te ganaste una nueva lectora jajaja me encataron todos los capitulos que leí de esta nove hasta ahora espero seguir leyendo capitulos y en cuanto tenga tiempo me pongo al dia con tas las demas noves que tengas publicadas! un beso enormee^^
ResponderEliminar@SorayaMoralesTA
Me encanta la nove. Estoy super intrigada con saber quien pergue a Lali, y si Peter muere
ResponderEliminarMas :)))
ResponderEliminarSe te extraña cheee!!! cuando subis? el martes cumplo 15, me podrias regalar a mi y a todas las lectoras MARATON no? jajajaj subi pronto..
ResponderEliminarLo de la maraton es enserio
me encanto pofa cuando puedas sube otro
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