domingo, 2 de diciembre de 2012

Capítulo 49


Menos de 10 caps para el fin de la nove!! :)  comenten comenten.. pronto me voy a dormir porque mañana me tengo que despertar muy temprano.. pero si hay muchos comentarios antes de que me vaya.. puede que suba uno más! Ustedes deciden.. disfruten!! 




—Te juro que dejaré de preocuparme si me prometes hablarme en gaélico la próxima vez que hagamos el amor —le provocó al tiempo que esbozaba una sonrisa.
Peter sabía que ella mentía, que seguiría preocupándose, pero maldición, aprovecharía cualquier oportunidad de volver a llevarla a la cama.
—Trato hecho. —Le dio un beso rápido para quedarse con su sabor en los labios antes de irse; antes de regresar a las sombras que le esperaban.
Un beso que hubiera jurado que ella alimentó con todo el amor que él también creía sentir.

Capítulo 49
Mientras salía de la estancia y se dirigía al sótano donde le esperaban Yeyo, Vico y Agus, se preguntó de nuevo qué ocurriría si aquella ilusión de amor fuera protegida, mimada y alentada como ella hacía.
Con sus hombres había otros dos: su sobrino Bautista y un ex ranger con el que Peter había trabajado en algunas misiones, Turk.
—Comandante —saludó Turk a Peter cuando entró en el sótano y cerró la puerta.
Las bombillas de baja intensidad y las botellas de vino apiladas a lo largo de las paredes contribuían a crear una atmósfera opresiva, a pesar de que al fondo estaba abierta la puerta que conducía a un viejo túnel que ocultaba una salida secreta.
—¿Cuál es la situación? —preguntó a Turk y Bauti.
—Casey e Iron están vigilando a Julieta —respondió Turk—. El chip que colocaste en el piercing que lleva en el ombligo funciona perfectamente. Si alguien hace algún movimiento contra ella, lo sabremos al instante.
—El almacén ha sido desmantelado y las armas confiscadas —le informó Yeyo—. Ascarti no estaba allí, pero conseguimos localizar a uno de sus guardaespaldas anoche en un bar. Utilizó la tarjeta de crédito para pagar las bebidas. Ahora mismo está recuperándose de la resaca en un hotel, así que aún no nos ha llevado hasta Ascarti.
—Quiero que sea localizado de inmediato —masculló Peter. Tenía que contener a duras penas la furia que ardía en sus entrañas cada vez que pensaba en que aquel cabrón seguía con vida.
—Estamos en ello —asintió Yeyo.
—Uno de los mercenarios que trabajan para él, Mark Tenneyson, ha pasado varias veces en coche por esta calle —informó Bauti—. Hemos intentado seguirle, pero siempre hemos acabado perdiéndole. Hasta ahora no hemos visto nada sospechoso ni tenemos motivos para pensar que pueda haber más implicados.
—Aun así, estoy de acuerdo con Peter en que algo no acaba de cuadrar —gruñó Agus—. Todo lo relativo a Ascarti apesta; resulta demasiado conveniente.
—Agus, Rochi, Pablo y Mery estarán con Lali en la fiesta — intervino Peter—. Ella lleva encima un localizador y será imposible que la perdamos de vista. Estoy seguro de que los que van tras ella intentarán actuar esta noche. No encontrarán una situación mejor y lo saben, en especial si les ha llegado la información que Gas y Pablo han puesto a su alcance.
Peter había previsto todas las contingencias posibles. Desde el momento en que había comenzado la operación, había recurrido a cada uno de sus contactos y ejercido la presión suficiente para ir por delante de los hombres que suponían una amenaza para Lali.
Esa fiesta era la única posibilidad que les quedaba para raptarla en un futuro inmediato. Habían hecho correr el rumor de que a la mañana siguiente llegaría un equipo que la conduciría a una posición desconocida, donde el aspecto de Lali podría ser alterado por completo para que no volvieran a encontrarla.
Quienquiera que la siguiera, ya fuera Ascarti o un enemigo desconocido, no se arriesgaría a no poder encontrarla ni identificarla de nuevo.
—Nuestro contacto en Afganistán también nos ha facilitado una información interesante. —Yeyo se apoyó en la pared y frunció el ceño pensativamente mientras cruzaba los brazos—. Parece que la identidad de Lali y su localización fueron filtradas en una fiesta por un criminal de bajo nivel que trabajó para Carlos, Thaddeus Alchoni.
—Thaddeus es un aristócrata francés que espiaba para Carlos — continuó Vico—. Nuestro contacto me llamó para informarme de que, poco después de la muerte de Carlos, corrió un rumor que decía que cualquier información concerniente a la hija de de éste debería ser comunicada a alguien conocido como Marquis. Alchoni le envió la información mediante un protocolo que Carlos estableció años antes de su muerte para cualquiera que quisiera ponerse en contacto con él. Hemos puesto a un agente a trabajar en ello pero, hasta ahora, no tenemos más información.
—¿Por qué no hemos sabido nada de eso hasta ahora? —inquirió Peter con cólera contenida.
—Porque no se transmitió a través de la organización —respondió Yeyo, interviniendo de nuevo en la conversación—. Esa orden la recibieron sólo los cabecillas más importantes después de la muerte de Carlos.
—Lo ocultaron muy bien. Igual que la madre de Mery y muchos de sus buenos amigos lograron ocultar lo que estaban haciendo — gruñó Vico.
A todos les habían sorprendido los secretos que salieron a la luz cuando Mery regresó a su vida anterior después de que casi fuera asesinada.
Las vidas privadas de algunos de los personajes más ricos del mundo habían quedado al descubierto. Se dedicaban a manipular a sus hijos y a comprar y vender a sus mujeres como si no fueran más que mascotas o yeguas de cría.
Los hombres elegían a sus amantes, a sus futuras esposas o a los juguetes sexuales de sus hijos, y luego llegaban a un acuerdo con sus padres, o si se terciaba con sus madres, para que fueran educadas de una determinada manera o se orientaran sus intereses según conviniera.
Las chicas que se rebelaban eran enviadas a una clínica en Suiza donde se usaban crueles torturas para asegurarse de que jamás volvieran a sublevarse.
Convertían a sus hijas en marionetas y a sus hijos en monstruos.
Y si no obtenían los resultados esperados, hombres como Carlos arreglaban «accidentes» tan convincentes que, en la mayoría de los casos, ni los propios padres llegaban a sospechar por qué habían muerto sus hijos.
Peter sacudió la cabeza para centrarse en el presente y miró a Bauti.
—Quiero que Turk y tú vayáis a relevar a Iron y Casey, y que estéis muy atentos. Estoy casi seguro de que esto está a punto de estallar.
—Tienes un mal presentimiento al respecto, ¿verdad? —inquirió Yeyo.
Su sobrino había trabajado con él muy a menudo, le conocía mejor que nadie y sabía leer entre líneas.
—Algo no encaja —admitió Peter—. Actuarán hoy, pero me niego a creer que Ascarti mueva los hilos. —Negó con la cabeza—. No puedo explicar por qué, Yeyo. —Y eso era raro, muy raro. Cuando tenía esa tipo de presentimientos la misión que tuvieran entre manos podría acabar mal. Muy mal.
Yeyo entrecerró los ojos.
—Nos aseguraremos de que no pase nada.
Peter sabía que lo harían, pero lo cierto era que la sensación de que algo iba a salir mal nunca había sido tan fuerte.
Por vez primera a lo largo de toda su carrera militar, ya fuera como SEAL o como comandante de las Fuerzas Especiales, no se reconocía a sí mismo. Le costaba pensar con frialdad cuando la vida de la mujer que más le importaba en el mundo estaba en juego.
—Turk, largaos ya a reemplazar a Iron y Casey, y estad preparados para cualquier cosa. Quiero que Lali esté siempre vigilada por alguien. Y si, a pesar de todo, lograran secuestrarla, la quiero localizada cada segundo.
Bauti asintió con firmeza, aunque la mirada que dirigió a Peter y luego a Yeyo distaba mucho de ser serena. Pero en vez de decir nada, se dio la vuelta y salió de la bodega acompañado por Turk a través del túnel secreto que conducía a una profunda y protegida cañada, a casi medio kilómetro de distancia.
—Vico, tú y Agus vigilad los jardines que rodean el salón de baile. No apartéis la vista de las puertas por si a Lali se le ocurriera salir en algún momento.
—Tenemos micrófonos y videocámaras inalámbricas ocultos en los portalones y los muros que rodean toda la propiedad —le recordó Vico—. Estamos preparados, Peter.
El asintió brevemente con la cabeza y, cuando salieron, clavó la mirada en Yeyo, su lugarteniente en aquella misión, entendiendo por primera vez lo que debía haber supuesto para él la posibilidad de perder a su esposa años atrás.
A Yeyo le habían tentado para que se acostara con mujeres que, en su mente, eran su esposa. Tanto Fuentes como Carlos pensaban que si conseguían que quebrara sus votos matrimoniales, algo que consideraba sagrado, se harían también con la lealtad que sentía por su patria.
Pero él —que entonces respondía al nombre de Stefano — había respetado sus votos. Ni siquiera durante los años posteriores a su rescate, antes de que su esposa supiera que había sobrevivido a su última misión, había traicionado las promesas hechas el día de su boda.
Ahora era feliz con Camila. Y su hijo iba ya al colegio; su mayor afición era volver locos a sus padres. Yeyo vivía por y para ellos.
—¿Estás bien? —preguntó Yeyo en voz baja, observándole fijamente.

Continuará... 

23 comentarios:

  1. ya quiero saber que asara con lali y quien mas la busca

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  2. Subiiiiiiiiiiiiiiiii Masssssssssssssssssssss :DD

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  3. Me encanta!! Me da miedo el presentimiento oque tiene peter!! Más!

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  4. tengo mucha intriga!!! quiero saber como sigue todo esto!!
    espero más nove

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  5. Al fin subistes mas jejeje me encanta!!!!
    @CasiAngeles_TA_

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  6. Kme encantaaaaa quieri ya leerla todaa please

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  7. me estas MA-TAN-DO q buena q esta esta nove!!!
    massss

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  8. esa foto es montaje? la de fondo

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  9. Peter con un mal presentimiento.Como es él ,se avecinan problemas.

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